Eumenes Fuguet Borregales (*)
El 17 de septiembre
de 1814 resultó una fecha fatal para nuestra historia, al caer
ajusticiado en Puerto Cabello, el distinguido médico y escritor
caraqueño Vicente Salias, hijo de don Francisco Salias y doña María
Margarita Sanojo, familia destacada por su decisiva participación en la
lucha emancipadora. Nacido el 23 de marzo de 1796, correspondió a
Francisco el 19 de abril de 1810, conminar enérgicamente al capitán
general Vicente Emparan, en la Catedral de Caracas, a devolverse al
Ayuntamiento, hecho que permitió cambiar la historia revolucionaria de
los blancos caraqueños. De sus hermanos, Juan, oficial de caballería,
murió fusilado en la Nueva Granada en 1816; Pedro, también oficial,
murió en el combate de Aragua de Barcelona en 1814. Como médico, Vicente
Salias participó activamente en la campaña de vacunación antivariólica
en 1804. El 19 de abril de 1810, siendo partícipe activo en la actividad
revolucionaria, junto al doctor Rafael Villarreal y el sacerdote José
Cortés de Madariaga, escribió las estrofas marciales del que
posteriormente sería nuestro glorioso Himno Nacional, el "Gloria al
Bravo Pueblo".
Para informar sobre los acontecimientos políticos y solicitar apoyo,
la nueva Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII,
envió a Salias junto a Mariano Montilla en misión diplomática a Curazao y
Jamaica. Resultó de los primeros civiles incorporados a la Sociedad
Patriótica, fundada a finales de 1810. Como escritor, destacó con su
verbo y pluma en la redacción del periódico "El Patriota Venezolano",
órgano de la Sociedad Patriótica. Escribió notables obras, siendo
"Melicomanías" una de las más importantes, elogiada por Cristóbal Rojas.
En 1811 fue designado Secretario de Hacienda; apoyó a Miranda en la
campaña militar del centro de Venezuela y estaría presente en los
sucesos de la capitulación de San Mateo de 1812. Hecho prisionero, fue
conducido a las mazmorras de La Guaira, Puerto Cabello y Valencia, donde
logró su liberación en marzo 1813 junto a su hermano Francisco, gracias
a las órdenes del Comisario General de la Real Audiencia de Cádiz, para
de inmediato unirse al ejército del Libertador, siendo designado para
dirigir la Gaceta de Caracas hasta mayo de 1814, cuando la presencia del
sanguinario José Tomás Boves le obliga a embarcar hacia Curazao, con
tan mala suerte que su embarcación fue capturada, resultando apresado y
enviado nuevamente al Castillo San Felipe de Puerto Cabello, donde fue
ahorcado el 17 de septiembre de 1814, por instrucciones del general Juan
Manuel Cajigal. Sus últimas y recordadas palabras fueron: "... Rodeado
de mis camaradas de Valencia y celebrando el 19 de abril, cometí el
delito que hoy me sienta en este banquillo. Hoy frente a frente con la
muerte, oídme Dios Omnipotente, si allá en el cielo admites a los
españoles, entonces... renuncio al cielo"; contaba treinta y dos años.
En los momentos de la revolución independentista de 1810, el "Gloria al
Bravo Pueblo" no fue la única canción revolucionaria del despertar
heroico de los venezolanos, también se escuchaba la canción "Caraqueños,
otra época comienza", de Andrés Bello y música de Cayetano Carreño. La
música del "Gloria al Bravo Pueblo", atribuida a Juan José Landaeta, se
cree que pudo pertenecer al insigne compositor Lino Gallardo. En 1810,
el "Gloria al Bravo Pueblo" resultó ser la canción patriótica más
popular, por su sentir inspirado en las nobles ideas emancipadoras y
religiosas, enaltecedoras del espíritu revolucionario, a raíz de la
expulsión de las autoridades españolas. El mes de julio en Cádiz,
informaron que en Caracas se entonaba una canción inspiradora que servía
de modelo para que todos los pueblos de la América española siguieran
su ejemplo.
El 25 de mayo de 1881, el presidente Antonio Guzmán Blanco declaró
el "Gloria al Bravo Pueblo" como Himno Nacional de Venezuela, obviando
los autores de su letra y música; aspecto que salió a relucir en 1883,
con motivo del centenario del nacimiento Bolívar, ocasión que permitió a
Salias y Landaeta ser reconocidos como los autores de la letra y
música, decisión apoyada en el trabajo de recopilación realizado por el
doctor Eduardo Calcaño.
El decreto de Guzmán Blanco se complementa el 17 de febrero de 1954,
cuando el general Marcos Pérez Jiménez aprueba la Ley de Bandera,
Escudo e Himno Nacional como símbolos de la Patria.
(*) General de brigada (Ej)
eumenes@cantv.net
Diario El Carabobeño
Historia y Tradición
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