Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
El culto al Nazareno, constituye la tradición emblemática caraqueña en la Semana Santa. Desde la colonia fue la principal procesión, en todas las iglesias había una imagen del Nazareno, pero la del Nazareno de San Pablo, junto a la de San Jacinto fueron las más venerada.
En el año 1674, cuando Caracas sólo tenía seis iglesias, el Arzobispo Fray Antonio González y Acuña, dispuso que el Miércoles Santos fuese dedicado al culto del Nazareno, cuya imagen desde entonces, en tal día debería ser llevada solemnemente en procesión por las calles de la capital.
Esta dedicación al Nazareno aún se conserva religiosamente en la Basílica de Santa Teresa, lugar donde, desde el año 1876, se encuentra la imagen. Una gran mayoría de fieles, de todas las edades, concurren vestidos con el atuendo morado del Nazareno, muchos de ellos como pago de promesas y en acción de gracia. En el siglo XVII cuando aún no se había construido la Iglesia de la Candelaria, la procesión que salía del templo de San Pablo, era pagada por las personas nacidas en las Islas Canarias.
Tradicionalmente han existido tres leyendas sobre el Nazareno, las cuales han sido motivo de comentario casi obligado en esta época, las dos primeras ocurridas durante la colonia y la última a finales del siglo XIX.
1º.- ¿Dónde me has visto que me has hecho tan perfecto?
La tradición caraqueña sostenía una leyenda muy difundida, la cual decía lo siguiente:
El artista que hizo la imagen del Nazareno al terminar su brillante obra, muy emocionado por lo bien que la había hecho, le preguntó:
-¿Qué te falta mi Dios? el Nazareno le respondió:
-¿Dónde me has visto que me has hecho tan perfecto? al instante el artista, un tallador anónimo del siglo XVII, cayó muerto.
El culto al Nazareno, constituye la tradición emblemática caraqueña en la Semana Santa. Desde la colonia fue la principal procesión, en todas las iglesias había una imagen del Nazareno, pero la del Nazareno de San Pablo, junto a la de San Jacinto fueron las más venerada.
En el año 1674, cuando Caracas sólo tenía seis iglesias, el Arzobispo Fray Antonio González y Acuña, dispuso que el Miércoles Santos fuese dedicado al culto del Nazareno, cuya imagen desde entonces, en tal día debería ser llevada solemnemente en procesión por las calles de la capital.
Esta dedicación al Nazareno aún se conserva religiosamente en la Basílica de Santa Teresa, lugar donde, desde el año 1876, se encuentra la imagen. Una gran mayoría de fieles, de todas las edades, concurren vestidos con el atuendo morado del Nazareno, muchos de ellos como pago de promesas y en acción de gracia. En el siglo XVII cuando aún no se había construido la Iglesia de la Candelaria, la procesión que salía del templo de San Pablo, era pagada por las personas nacidas en las Islas Canarias.
Tradicionalmente han existido tres leyendas sobre el Nazareno, las cuales han sido motivo de comentario casi obligado en esta época, las dos primeras ocurridas durante la colonia y la última a finales del siglo XIX.
1º.- ¿Dónde me has visto que me has hecho tan perfecto?
La tradición caraqueña sostenía una leyenda muy difundida, la cual decía lo siguiente:
El artista que hizo la imagen del Nazareno al terminar su brillante obra, muy emocionado por lo bien que la había hecho, le preguntó:
-¿Qué te falta mi Dios? el Nazareno le respondió:
-¿Dónde me has visto que me has hecho tan perfecto? al instante el artista, un tallador anónimo del siglo XVII, cayó muerto.
Realidades sobre la leyenda de la
talla de la imagen del Nazareno.
Monseñor Juan Francisco Hernández, sacerdote insigne y relevante durante la década de los cincuenta, declaró, como consecuencia de la restauración realizada al Nazareno, por el sevillano Manolo Díaz, que la obra realizada en pino de Flandes, fue traída de Sevilla, y que perteneció a la escuela sevillana del siglo XVII.
Monseñor Juan Francisco Hernández, sacerdote insigne y relevante durante la década de los cincuenta, declaró, como consecuencia de la restauración realizada al Nazareno, por el sevillano Manolo Díaz, que la obra realizada en pino de Flandes, fue traída de Sevilla, y que perteneció a la escuela sevillana del siglo XVII.
En artículo de Tarim Gois: El
Nazareno de San Pablo mito e historia**,
relata la cita de Carlos F. Duarte, en su folleto Los maestros
escultores de la época colonial en Venezuela, atribuye la pieza por comparación
de estilo al escultor español Felipe de Ribas (activo entre 1609 y 1648),
discípulo de Alonso Cano. Dice la articulista, a igual que Monseñor Juan
Francisco Hernández, que lo que sí está
comprobado es que la madera utilizada para esta escultura es pino de Flandes,
descartando la posibilidad de que la pieza fuera realizada en Venezuela, pues
la imaginería criolla de esa época fue hecha en su mayoría de cedro amargo. Como
verán podemos seguir creyendo esto, si así lo deseamos, pero la leyenda es
falsa, tal como lo demostró el Monseñor.
2º.- El Limonero del Señor.
En Caracas en 1696 una epidemia de Fiebre Amarilla o “Vomito Negro” azotó a la población, que ya estaba diezmada por la viruela. Esta nueva afección causó muchas víctimas, resultando ineficaces para contrarrestarla los escasos recursos terapéuticos de la época. La ciudad invocó la protección de Santa Rosalía de Palermo, pero al año siguiente, motivado a que aún persistía la epidemia, el nuevo Gobernador de la Provincia de Venezuela, Maestre de Campo Don Francisco Berroterán junto al Obispo y los representantes del los dos Cabildos convocaron una procesión con el Nazareno de San Pablo, para pedirle que cesara la epidemia de Fiebre Amarilla.
Cuando la procesión pasaba por la esquina de Miracielos, al desviarse la imagen hacia un costado para evitar un lodazal, uno de los brazos de la Cruz tropezó con el ramaje de un limonero que asomaba sus dorados frutos por encima de una tapia del corral de una vivienda. Allí ocurrió lo que escribió el gran poeta Andrés Eloy Blanco:
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor,
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor.
Y veinte manos arrancaron
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.
3º.- ¿Qué has hecho con mi templo?
La tradición popular sostiene que, en la inauguración del Teatro que se edificó donde estaba la Iglesia de San Pablo, hoy Teatro Municipal, el día 4 de enero de 1881, con la interpretación de la opera “El Trovador”; sucedió lo siguiente: Antonio Guzmán Blanco, sentado cómodamente en su palco presidencial, de repente se paró y se retiró en forma repentina, con la cara muy pálida, al cabo de cierto tiempo volvió al teatro.
El pueblo le atribuyo este accidente, a que fue el Nazareno de San Pablo que se le apareció y le dijo:
-¿Qué has hecho con mi templo?
La historia desmiente este relato de manera muy simple; la fachada oeste (Santa Ana) de la Iglesia de Santa Teresa fue inaugurada el día 27 de octubre de 1876, y reinagurada el 27 de abril de 1880, fecha cuando se trasladó la imagen del Nazareno; para la fecha mencionada del año de 1881, ya allí se encontraba la imagen del “Nazareno de San Pablo”, por lo cual el Nazareno sabía que Guzmán le había construido otro templo, y más grande aún, sólo que le puso el nombre de su esposa Ana Teresa.
Lo que le pasó en realidad a “guzmancito” fue que el día antes había estado en un “jolgorio” y tuvo una emergencia digestiva, que si no hubiese salido apurado, ya ustedes se podrán imaginar que hubiese sucedido.
Estos cólicos parece que son frecuentes en ciertos gobernantes en la historia presidencial venezolana.
Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
Correo: yerena.geronimo@gmail.com
*Primera publicación:viernes 23 de mayo de 2008
2º.- El Limonero del Señor.
En Caracas en 1696 una epidemia de Fiebre Amarilla o “Vomito Negro” azotó a la población, que ya estaba diezmada por la viruela. Esta nueva afección causó muchas víctimas, resultando ineficaces para contrarrestarla los escasos recursos terapéuticos de la época. La ciudad invocó la protección de Santa Rosalía de Palermo, pero al año siguiente, motivado a que aún persistía la epidemia, el nuevo Gobernador de la Provincia de Venezuela, Maestre de Campo Don Francisco Berroterán junto al Obispo y los representantes del los dos Cabildos convocaron una procesión con el Nazareno de San Pablo, para pedirle que cesara la epidemia de Fiebre Amarilla.
Cuando la procesión pasaba por la esquina de Miracielos, al desviarse la imagen hacia un costado para evitar un lodazal, uno de los brazos de la Cruz tropezó con el ramaje de un limonero que asomaba sus dorados frutos por encima de una tapia del corral de una vivienda. Allí ocurrió lo que escribió el gran poeta Andrés Eloy Blanco:
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor,
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
¡Milagro! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor.
Y veinte manos arrancaron
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración.
3º.- ¿Qué has hecho con mi templo?
La tradición popular sostiene que, en la inauguración del Teatro que se edificó donde estaba la Iglesia de San Pablo, hoy Teatro Municipal, el día 4 de enero de 1881, con la interpretación de la opera “El Trovador”; sucedió lo siguiente: Antonio Guzmán Blanco, sentado cómodamente en su palco presidencial, de repente se paró y se retiró en forma repentina, con la cara muy pálida, al cabo de cierto tiempo volvió al teatro.
El pueblo le atribuyo este accidente, a que fue el Nazareno de San Pablo que se le apareció y le dijo:
-¿Qué has hecho con mi templo?
La historia desmiente este relato de manera muy simple; la fachada oeste (Santa Ana) de la Iglesia de Santa Teresa fue inaugurada el día 27 de octubre de 1876, y reinagurada el 27 de abril de 1880, fecha cuando se trasladó la imagen del Nazareno; para la fecha mencionada del año de 1881, ya allí se encontraba la imagen del “Nazareno de San Pablo”, por lo cual el Nazareno sabía que Guzmán le había construido otro templo, y más grande aún, sólo que le puso el nombre de su esposa Ana Teresa.
Lo que le pasó en realidad a “guzmancito” fue que el día antes había estado en un “jolgorio” y tuvo una emergencia digestiva, que si no hubiese salido apurado, ya ustedes se podrán imaginar que hubiese sucedido.
Estos cólicos parece que son frecuentes en ciertos gobernantes en la historia presidencial venezolana.
Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
Correo: yerena.geronimo@gmail.com
*Primera publicación:viernes 23 de mayo de 2008
Bibliografía revisada.
**actualización sobre la talla del
Nazareno: Tarim Gois. El Nazareno de San Pablo: mito e historia. El desafío de
la historia.Editorial MACPECRI. Año 5, revista 32.p 74.
1º Relatos de Don Lucas Manzano.
2º Caracas Física y Espiritual. Aquiles Nazoa.
3º Nomenclatura Caraqueña. Rafael Valery.
4º Recuerdos de charla en La Televisora Nacional Canal 5 de Monseñor Juan Francisco Hernández.
5º La Ciudad de los techos rojos. Enrique Bernardo Nuñez.
6º Historia de Caracas. Tomás Polanco Alcántara.
7º Apuntes y artículos periodísticos de Juan Ernesto Montenegro. Cronista de la Ciudad.
1º Relatos de Don Lucas Manzano.
2º Caracas Física y Espiritual. Aquiles Nazoa.
3º Nomenclatura Caraqueña. Rafael Valery.
4º Recuerdos de charla en La Televisora Nacional Canal 5 de Monseñor Juan Francisco Hernández.
5º La Ciudad de los techos rojos. Enrique Bernardo Nuñez.
6º Historia de Caracas. Tomás Polanco Alcántara.
7º Apuntes y artículos periodísticos de Juan Ernesto Montenegro. Cronista de la Ciudad.
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