Carlos Alarico Gómez**
Parte II: de PÁEZ Y LA FORMACIÓN DEL ESTADO VENEZOLANO
1863 - General José Antonio Páez Fotografía tomada por Anonimi (0,255 x 0,20)
1863 - General José Antonio Páez Fotografía tomada por Anonimi (0,255 x 0,20)
Las Queseras del Medio
Durante el año 1819 el Congreso de
Angostura (15 de febrero) sanciona la creación de la República de Venezuela y
Simón Bolívar es electo presidente, cargo en el que se juramentó dos días
después. Ese mismo año se reúne con Páez en el Apure y luego decide remontar
Los Andes para darle la libertad a la Nueva Granada y obtiene la victoria de
Boyacá (7 de agosto), con la cual sella e inicia el camino definitivo para
lograr la de Venezuela. Mientras el Libertador concreta su proyecto, José Antonio
Páez permanece vigilante en el Apure y Santiago Mariño en el oriente. Al volver
a Guayana, el Libertador convoca de nuevo al Congreso y se produce, por iniciativa
suya, la creación de la República de Colombia el 17 de diciembre.
Entretanto, Páez sigue su lucha
durante todo el año 1819, habiendo logrado triunfar en todos sus compromisos,
pero el más espectacular de todos fue el de Las Queseras del Medio, batalla
librada el 2 de abril en presencia de Bolívar, ocurrida después del combate del
Paso Marrereño (5 de febrero) y de la Gamarra (27 de marzo). El lugar de la
batalla fue en los márgenes del río Arauca. A la izquierda estaba ubicado el
ejército del mariscal Morillo. Muy temprano en la mañana llegó el comandante
Narciso López proveniente de Achaguas, al mando de un escuadrón de 6.000
hombres, de los cuales 1.000 eran jinetes. Bolívar había llegado a fines de
marzo de 1819, apenas un mes después de haber sido nombrado presidente de
Venezuela. Tan pronto puso pie en el Apure se reunió con Páez en el Caujaral de
Cunaviche y desde ese mismo momento iniciaron el acoso de Morillo.
Tan pronto Páez se enteró de la
cantidad de hombres que había llegado con Narciso López a Las Queseras le
aconsejó a Bolívar desistir de un ataque frontal, que seguramente perderían,
pero le pidió permiso para realizar una operación comando contra Morillo a la
cabeza de 150 jinetes escogidos entre sus más fieros llaneros. Obtenido el
permiso cruzó el Arauca al frente de tres columnas y se dirigió decidido contra
el campamento realista. Ante el inesperado e insensato ataque de Páez, Morillo movió
su ejército con la caballería al frente mientras “El Catire” simulaba emprender
la retirada en la dirección donde Bolívar había apostado un pelotón de
infantería y ante esa situación el jefe español le ordenó a Narciso López que rodeara
al batallón de Páez al mando de un escuadrón y fue en ese momento cuando “El
Catire” le ordenó s sus hombres:
-¡Vuelvan caras!
Y de inmediato se produjo el feroz ataque
contra las fuerzas de López, cuyos hombres no pudieron detener el impulso de
sus caballos y fueron derecho a clavarse en las lanzas de los llaneros
paecistas, sembrando el caos en el ejército realista. Ante el ataque de las
fuerzas patriotas el resto de la caballería realista se retiró con
precipitación y se echó sobre su propia infantería, la cual no fue arrollada
gracias a la decisión de Morillo de trasladarla a un bosque cercano. El triunfo
militar de José Antonio Páez en la batalla de las Queseras del Medio,
contribuyó a acrecentar su fama. Al condecorar al grupo de llaneros que
participó en la acción, Bolívar expresó:
-Soldados: Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede
celebrar la historia militar de las naciones. Ciento cincuenta hombres, mejor
diré ciento cincuenta héroes, guiados por el impertérrito general Páez, de
propósito deliberado han atacado de frente a todo el ejército español de
Morillo... Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer.
Preparaos al combate y confiad en la vitoria que lleváis en la punta de vuestras
lanzas y de vuestras bayonetas".
Colombia
A partir de ese momento los hechos
se suceden con una agilidad vertiginosa. Bolívar se reúne con su estado mayor
en el sitio de Los Setenta e inicia el Paso de Los Andes, que culmina con la
Batalla de Boyacá, en la que le da la libertad a la Nueva Granada, mientras Páez
permanece en el Apure y vence a los españoles en La Cruz y Apurito. Bolívar
regresa a Angostura y el 17 de diciembre crea la República de Colombia, dando
fin a la III República de Venezuela y luego regresa a Bogotá a darle forma al país
que acababa de crear, inspirado en las ideas mirandinas.
En 1820 Páez ocupa Barinas, prácticamente sin
resistencia. Las condiciones parecían anunciar el pronto fin de la guerra. Bolívar
emprende una fuerte acción diplomática y firma el Tratado de Regularización de
la Guerra en Santa Ana de Trujillo el 26 de noviembre de 1820, pero este
acuerdo muy pronto se romperá. El 28 de abril de 1821 se reinician las
hostilidades. Páez sale de Achaguas hacia San Carlos el 10 de mayo, donde ya se
encontraba Bolívar. Estaba cerca el día de la victoria. Carabobo estaba a solo un
mes.
Después de Carabobo
Al producirse el triunfo, Bolívar le
reconoce sus méritos a Páez y en el mismo campo de batalla lo asciende a
general en jefe. Coro había sido incorporado a la causa patriota el 3 de mayo
de 1821 por iniciativa de la paraguanera
Josefa Camejo, pero la causa de la libertad no se consolida hasta que Maracaibo
es liberada por el almirante José Prudencio Padilla el 24 de julio de 1823 y
Puerto Cabello el 8 de noviembre de ese mismo año, gracias a la efectiva intervención
de Páez. Era el último bastión de los Borbones en territorio venezolano. Venció
en esa acción a Sebastián de La Calzada, al que le permitió una rendición
honrosa y le permitió zarpar con su bandera española izada.
Los años que siguen serán de gran
dramatismo para los nuevos gobernantes. La Constitución de Cúcuta no había sido
recibida con agrado por el pueblo venezolano Los nuevos gobernantes no tenían experiencia
como hombres de Estado y muy pocos comprendían acertadamente como enfrentar la
problemática social y económica que tenían ante sí, después de aquel terrible
holocausto de la Guerra de Independencia. Los venezolanos se encontraban ahora
con un problema que no podían comprender del todo: ¿Por qué tenían que seguir
mandando hombres y recursos económicos a Bogotá? Se habían independizado de
Madrid, pero ocurría que ahora tenían que pagar el mantenimiento de la
burocracia bogotana.
Bolívar prácticamente no gobernaba,
pues estaba en el sur ocupado con su proyecto de consolidación de la
independencia, lo cual solo era posible –según decía- si se sacaba a los
españoles de la América del Sur. Pichincha, Junín, Ayacucho, el Perú, la
creación de Bolivia. Su vida militar y sus proyectos políticos lo absorben por
completo, pues estimaba que era la única vía para completar su sueño de
liberación de Colombia. Paso a paso, con la ayuda de Sucre, Flores y otros
oficiales de su más absoluta confianza va sorteando las dificultades hasta
lograr, con la liberación de El Callao, todos sus objetivos en torno a la
libertad de la América del Sur. Lo supo con seguridad el día en que el poeta
José Domingo Choquehuanca le dijo en el Alto Perú, el 2 de agosto de 1825: “Con
los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina”.
No hay duda. El gran caraqueño había logrado su sueño, aunque no estaba al
tanto de saber exactamente lo que ocurría en su tierra natal.
El malestar había aumentado en
Venezuela por diferentes razones, algunas de índole económica y otras de
carácter político, pero la situación empeoró cuando se supo el fusilamiento del
coronel Leonardo Infante, hecho ocurrido el 26 de marzo de 1825, acusado sin
pruebas de haber asesinado al teniente venezolano Francisco Perdomo, “por
asunto de faldas” según se decía. El presidente de la Alta Corte de Justicia,
Dr. Miguel Peña, se negó a firmar la sentencia por considerarla un “asesinato
judicial” auspiciado por el vicepresidente Francisco de Paula Santander. Peña,
también venezolano, es presionado de tal forma a estampar su firma, que para no
hacerlo se ve obligado a renunciar a su cargo. La muerte de Infante fue
presenciada como un espectáculo público a plena luz del día en la Plaza Mayor
de Bogotá. Al caer el cuerpo, Santander avanzó entre la tropa montado a caballo
y a los pies del difunto, con notable desprecio, expresó: “Está muerto”.
Peña tuvo que abandonar la capital y
regresar a su lar valenciano. Infante era un héroe militar que había sido
pasado a retiro por encontrarse lisiado de guerra. Tenía apenas 26 años, estaba
casado y esperaba un hijo para el momento de su fusilamiento. La noticia
circuló a los pocos días en Venezuela y se conoció con detalles cuando Peña
regresó. La viuda, María Dolores Caicedo, una joven y humilde mujer, esperó en
vano que el vicepresidente le cancelara la pensión de viudez y el montepío y,
debido a su desesperada y trágica situación, decidió enviar una carta al
general venezolano Carlos Soublette, secretario de Guerra y Marina de la
República de Colombia, a quien dice: “...que por el documento adjunto consta
que le adeudan a mi difunto esposo setecientos treinta y dos pesos con cuatro y
medio reales de descuentos accidentales...suplico a V.E. mande se me paguen en
la tesorería, pues no tengo otra cosa con que subsistir ni para subvenir a los
gastos de mi parto...ni aún tengo el montepío que otros pueden disfrutar...”.
La Cosiata
No había terminado de pasar este
escándalo, cuando comienza otro mayor, de mucho más repercusión: Páez es
acusado de desacato por el Senado y recibe orden de trasladarse a Bogotá para
ser sometido a juicio. Peña lo previene:
-Si va usted, general, le espera la misma suerte que al coronel Infante.
El problema que originó la decisión del Senado
había comenzado en abril de 1824 cuando Páez recibió la orden del vicepresidente
Santander de enviar hombres con destino a la Campaña del Perú. En consecuencia,
envió un contingente de 2.694 venezolanos al mando del general José Gregorio
Monagas. Un mes después, el 8 de mayo de 1824, recibió una segunda orden de
alistar un ejército de 50 mil hombres entre 16 y 40 años con el objetivo de
defender la patria contra un posible ataque de España, unida ahora en la “Santa
Alianza” con el reino de Francia y los imperios de Prusia, Rusia y Austria. La
orden se basaba en el Reglamento de Milicias, el cual Páez estaba obligado a
obedecer en su condición de jefe civil y militar del Departamento de Venezuela.
De acuerdo a las instrucciones
recibidas, Páez llamó a servicio militar a fines de 1824 y a principios de
1825, pero la población no respondió. Por este motivo, ordenó que reclutaran a
los hombres que se encontraran en las calles, lo que produjo un gran malestar
en la población caraqueña, cansada como estaba de ver a sus hijos morir en los
campos de batalla. El intendente Juan Escalona había sido consultado por Páez
antes de tomar la medida, pero cuando vio la airada reacción popular se
retractó y dijo no haber dado ningún apoyo al jefe militar, motivo por el cual
la Municipalidad de Caracas y el propio intendente hicieron la denuncia
respectiva ante el Congreso, que estaba en Bogotá.
El 27 de marzo el Senado admitió la
acusación, suspendiendo de su cargo a Páez, a la vez que se le ordenaba
presentarse de inmediato en la capital de Colombia. El 26 de abril recibió
nuevas instrucciones:
-Debe proceder a entregar el mando al intendente Juan Escalona.
Páez obedece, levanta un acta y le
entrega el mando el día 29 de abril. La reacción no se hizo esperar. La
popularidad de Páez era muy grande en el país. Una multitud de dos mil personas
se aglomeró frente a su casa en Valencia y lo condujo en hombros ante la
Municipalidad, la cual se unió al deseo del pueblo de exigirle que retomara el
mando y desobedeciera la orden de trasladarse a Bogotá. Era una rebelión
popular que en seguida se comenzó a llamar La Cosiata. Algunos dicen que era
por una obra de teatro que, con ese nombre, se estaba presentando en Valencia.
Otros piensan que se trataba de un juego de palabras que traducía: “La cosa
ata”. Es decir, “La injusticia nos une”. El resto de las municipalidades,
incluyendo la de Caracas, siguieron el ejemplo de la de Valencia y hubo una
posición casi unánime en pedir a Páez que retomara el mando. Solo Bermúdez en
Maturín no le da el apoyo y Urdaneta en Maracaibo le sugiere que se mantenga
dentro de los cánones de la debida obediencia. Bolívar le envía entonces una
carta a Páez, fechada 8 de agosto, en la que le expresa:
-A mis ojos, la ruina de Colombia está consumada desde el día en que
usted fue llamado por el Congreso.
Páez le responde diciéndole que
aceptaría el mando, como le pedían la inmensa mayoría de las municipalidades,
pero solamente por un tiempo, agregando:
-Hasta que usted vuelva a asegurar la estabilidad de la República.
Bolívar en Caracas
El Gobierno del Perú le otorga
entonces el Busto del Libertador a Páez (1 de septiembre de 1826) y tres días
después sale Bolívar hacia Venezuela, vía Bogotá. El resto del año sigue la diatriba. Cristóbal Mendoza, presidente
de la Primera República, respalda a Páez y asume la intendencia. La Corte, la
Municipalidad y un público masivo se reúne el 7 de noviembre de 1826 en
asamblea popular, mientras que Bolívar reasume en Bogotá la Presidencia de
Colombia el 23 de ese mismo mes, con poderes extraordinarios. Pedro Briceño
Méndez, casado con Benigna, una sobrina del Libertador, toma entonces el mando
en Puerto Cabello y desconoce la autoridad de Páez. El general Santiago Mariño
desplaza al también general José Francisco Bermúdez en Maturín. Angostura y
Mérida declaran fidelidad a Bogotá, en tanto Margarita y Cumaná se alinean a
favor de Páez. Venezuela está al borde de la guerra civil. Consciente del
peligro, Bolívar emprende viaje a Venezuela y el 1 de enero de 1827 desciende
del barco en Puerto Cabello. Hacía seis años que se había ausentado de su
patria y dieciséis desde los sucesos de Puerto Cabello, cuando perdió esa plaza
por la traición de Francisco Fernández Vinoni. El 4 de enero los dos héroes se
abrazan en Naguanagua. Bolívar lo ratifica como jefe Civil y Militar de
Venezuela y una semana más tarde le entrega su espada de regalo. Páez le pide
que le designe un tribunal para que juzgue su conducta y el Libertador le
responde:
-Lejos de ser culpable, usted es el salvador de la patria.
Bolívar estará en Caracas hasta
julio de 1827. Mientras permanece en la ciudad que lo vio nacer se dedica a
tranquilizar a la población, al tiempo que contribuye a sanear la hacienda
pública, a poner en funcionamiento las instituciones y a definir los Estatutos
de la Universidad de Caracas. El día 5 de julio -aniversario de la firma del
Acta de la Independencia- Bolívar se levanta muy temprano y en compañía de
varios amigos se dirige a La Guaira a tomar el buque que lo conducirá a
Maracaibo, para luego seguir a Bogotá
donde lo esperan grandes amarguras. Después de los sucesos de la Convención de
Ocaña y del intento de magnicidio en Bogotá, Bolívar dijo:
-La independencia es el único
beneficio que hemos conseguido, a costa de todo lo demás.
Esta expresión, si bien reveladora
del estado de postración física y mental en que se hallaba, también dejaba en
claro la situación de anarquía y malestar económico-social en que estaba
Colombia. No había sido posible motivar a los ciudadanos para que se integraran
en un nuevo país y se dieran a la tarea de reconstruir la patria, que había
quedado reducida a escombros y con una irreparable pérdida de recursos humanos,
muchos de los cuales habían sido los jóvenes de mejor formación intelectual de
la antigua Capitanía General de Venezuela, así como de Nueva Granada y Quito.
En su obra La Estadística en la Historia de Venezuela, Manuel Alfredo
Rodríguez (1973, p.141) indica que se estima en 350 mil vidas el costo total de
la guerra en Venezuela. Es decir, casi un 40% del total de la población que
existía en 1810. Por otra parte, las grandes extensiones de los territorios
liberados y consolidados, en lugar de integrarse, se enfrentaron en una lucha
constante por el poder. Páez, Santander y Flores buscan ejercer liderazgos
regionales y esto conduce al fracaso del proyecto nacional bolivariano (1830).
Venezuela, Nueva Granada y Quito comienzan el proceso de separación, en tanto
Bolívar renuncia a la Presidencia y se retira de la escena política, rumbo
hacia su destino final de Santa Marta.
El 13 de enero de 1830 Páez separa
de hecho a Venezuela; el 13 de mayo de 1830 la Asamblea de Quito decide la
separación del Ecuador, encargando al venezolano Juan José Flores de la Presidencia;
y en septiembre de 1830 Rafael Urdaneta da un golpe de Estado en Bogotá y asume
la Presidencia de Colombia, cargo en el que estará hasta el 28 de abril de
1831. Bolívar diría entonces:
-He arado en el mar
*PÁEZ Y LA FORMACIÓN DEL ESTADO VENEZOLANO
Este ensayo es obra del profesor Carlos Alarico Gómez, Ph. D en historia
y magister en periodismo. Para facilitar su lectura y comprensión, será
presentada en tres entregas. NOTA: El autor regalará su biografía de Páez a las
20 primeras personas que envíen su opinión sobre este ensayo.
**Correo del profesor Carlos Alarico Gómez: diplarca43@gmail.com
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