El general tuvo conocimiento de que era solicitado
por tal número de vecinos y otros venidos de Maracay por el sombreado camino de
Choroní; se asomó al balcón de la planta superior de la casona que tenía el
nombre de “23 de mayo” y solo dijo alzando su mano derecha para saludar: ¡Cómo están los amigos; aquí estamos, comenzamos
a agarrar diciembre”. Acto seguido se fue a la cama.
Una anécdota del coronel Felipe Galíndez,
encargado de la hacienda Mariara, nos fue referida por su hijo don Alberto
Núñez hace varios años. El general Gómez fue a inspeccionar la vaquera y
Galíndez le dio las novedades. Luego el general se retiró y en la tarde cuando
llegó a su casa, Galíndez comentó a la esposa: ¡Ay María! ahora sí se va a morir el general Gómez. Los fundillos le
llegan a los jarretes”. En efecto, el caudillo tachirense estaba decaído,
muy delgado.
Unos
días después, ya en cama, vino a visitarlo su hijo Gonzalo Gómez y le entregó
un puñado de billetes para que se comprara su regalo. Una premonición del viejo
gobernante porque Gonzalo cumplía años el 10 de enero siguiente.
Cierto día de la primera semana de
diciembre llamó a su lecho de enfermo al general López Contreras, ministro de Guerra
y Marina y al Dr. Pedro Tinoco, ministro del Interior y les dijo: “Yo me voy a dedicar a curarme. Eleazar,
usted me responde por el control militar
del país y el Dr. Tinoco de la parte civil. Rafael María me responde por
Caracas. Florencio y Juan Vicente de mis intereses personales”. Rafael María
Velasco era el gobernador del Distrito Federal; Florencio y Juan Vicente Gómez
Núñez, sus hijos más cercanos. Dio instrucciones de no dejar subir sino a los
tres y a los miembros de su familia. Así lo ordenó al general Julio Anselmo Santander,
el jefe de los edecanes.
El estado de salud del enfermo se agravó
con una pielonefritis con infección ascendente y murió a las 11:45 de la noche
del 17 de diciembre. Exclamó su primo el general Eustoquio Gómez, que estaba a
su lado en la habitación: “¡Tronco de
hombre, hasta a la muerte le costó tumbarlo”. En efecto, tenía más de un
mes luchando contra la enfermedad. Fu sepultado el 19 de diciembre siguiente en
el Panteón diseñado por el arquitecto francés Antonio Malaussena. Su gobierno
fue de 27 años, comenzado en diciembre de 1908.
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