Profesor Domingo Ruiz Guzmán*
La
J con sonido de Y consonante procede del Griego Ierónimos, compuesto de
dos raíces: Ieros = sagrado + Onoma = nombre, o sea, "Nombre Sagrado".
El sonido de la I (Iota) Griega ante vocal, está representado en
Castellano por la Y consonante, como en Yerena. La I (iota) Griega pasó a
representarse en Latín como I consonante, como J y como Hi, siempre con sonido
de Y consonante Castellana: Ieremías, Iésus y Hierónimo (filósofo rodo), y en
Castellano, como J en Jerónimo (Santo, Doctor de la Iglesia), donde la Iota
Griega pasó a tener sonido de H aspirada. Cuando la Iota se escribe con G, como
sucede en el Francés Gerome, y en el Inglés Geronimo, la G tiene sonido de Y
consonante Castellana; de ahí procede la confusión. O sea que resumiendo, la
escritura y pronunciación correcta en
castellano debe ser Jerónimo.
Es
de hacer notar aquí la influencia de los Guanches o Canarios, quienes formaron
el setenta por ciento de las Expediciones Españolas participantes
en el Descubrimiento, Conquista y Colonización del Nuevo Mundo Hispano, quienes
dejaron su huella en el Español Atlántico o Castellano Koiné (común)
hablado en un principio en Canarias, donde el Español ortodoxo Peninsular era
un idioma extraño, que nunca se llegó a hablar bien, y hoy lo hablamos
más de 300 Millones de Hispanohablantes, en el Nuevo Mundo Hispano, donde
existe en la fonética el Seseo, el Yeyeo y el Leleo (término este último
de mi creación), así como la no diferenciación entre R/L, J/G y V/B. De
ahí Febres/Febles, Gerónimo por Jerónimo, Yerena por Llerena, y Venezuela por
Benezuela. Yo defiendo la tesis de que ambas formas deben considerarse
correctas, pues los idiomas son como los seres vivos, que evolucionan: nacen,
crecen, se reproducen y dan paso a sus hijos, siendo las mayorías cultas
las que imponen su corrección.
Los
Guanches o Canarios fueron llevados por los Españoles, en los siglos XIV y XV,
a la Península, primero a Aragón, y luego al Levante y Andalucía,
llegando hasta Extremadura. Fueron asignados principalmente a las labores
del campo (Agricultura y Ganadería). Al final, su Punto de Arribo era
Sevilla. Fueron bautizados con nombres Cristianos y apellidos Españoles,
perdiendo en casi su totalidad sus nombres autóctonos, quedando muy pocos
como Guánchez, Bencomo, Tacoronte, Alfaro y Baute. Su vida era muy
difícil, por ello, cuando surgió la oportunidad de enrolarse como miembros de
las Expediciones al Descubrimiento, Conquista y Colonización del
Nuevo Mundo, lo hicieron, corriendo los riesgos de la Aventura, a cambio
de Nuevos Horizontes. Luego continuarían haciéndolo desde las Islas, en forma
continuada, hasta nuestros días, dando el nombre a Venezuela, su sangre,
su trabajo creador, sus costumbres, su idiosincrasia y su lenguaje castellano
característico. El Canario llegó con
su familia para quedarse, fundar su hogar e integrarse, participando
plenamente de las ilusiones, vicisitudes, defensa, alegrías y desdichas
de Venezuela.
*Filólogo.
Canario, ilustre hijo adoptivo de nuestra Patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario