jueves, 20 de octubre de 2011

Tejedores de Nacionalidad El Centauro de Los Llanos José Antonio Páez *

Texto e investigación: Elba Romero López
posted by Oscar José Márquez**
General Jose Antonio Páez El Centauro, Dibujo de 1973 por Angel Parra Dibujo

José Antonio Páez
(Esta reseña va acompañada por un video que pueden bajar de www.youtube.com, elaborado por el amigo José Francisco Romero)

Sus guerreros lo llamaban “El Taita”, porque para ellos era eso: un padre. Su arrojo y desempeño en los campos de batalla de Colombia y Venezuela le valió el título de Centauro de los Llanos. Sus padres lo bautizaron José Antonio Páez. El León de Payara, como también se llamó al catire Páez, nació en la población de Curpa, en lo que es hoy el estado Portuguesa. Páez ocupa un lugar destacadísimo en la historia de Venezuela, República a la cual gobernó como Presidente constitucional en tres ocasiones.

La figura de Páez encarna el carácter y el recio temple que identifica al genuino llanero venezolano, formado a pulso en las faenas del llano, enfrentando los rigores del medio y, en su caso, la severidad de Manuelote, el mayordomo del Hato La Calzada, de Manuel Pulido, donde trabajaba y terminó de curtirse como hombre llanero, conocedor de todos los rumbos de ese llano de leyendas.

Fue uno de los ideólogos de la consolidación del estado de Venezuela y su actuación en los campos de batalla durante la guerra de independencia despertaba admiración, incluso entre las filas realistas.

Vuelvan Caras
Las Queseras del Medio fue el mayor triunfo de la carrera militar del general Páez. En esta batalla El Centauro de los Llanos se enfrentó con solo 150 lanceros, mal vestidos, pies descalzos y sin muchos conocimientos de la guerra, armados solamente con lanzas, al mariscal Pablo Morillo, cuyo ejército tenía seis mil militares de escuela, bien comidos y bien vestidos, a quienes venció. Páez sólo perdió a dos de sus llaneros “pata en el suelo” en aquel campo de batalla ardiente, de sol reverberante que quemaba los pies.

Tras esa batalla, Simón Bolívar otorgó la medalla “Cruz de los Libertadores” a los 148 lanceros que regresaron triunfantes con su jefe Páez al frente. Esta hazaña militar de Páez y sus llaneros causó ira al rey Fernando VII, quien reclamó duramente a Pablo Morillo que hubiese perdido ante unos hombres que estaban en desventaja numérica, a lo cual el mariscal derrotado contestó por correo al monarca: “Dadme un José Antonio Páez, majestad, y mil lanceros del Apure, y pondré a Europa a vuestros pies”.

Reconocía así el militar español, sin pena alguna, la valentía, inteligencia, arrojo y astucia del gran guerrero nacido en Portuguesa y jefe militar indiscutible de los llanos venezolanos. Las Queseras del Medio, en Apure, fue la batalla de aquel famoso grito de “Vuelvan Caras”. En la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821, perdió Páez a su más fiel y destacado soldado, Pedro Camejo, el Negro Primero, el más grande negro de la historia militar venezolana.

José Antonio Páez era epiléptico y cada vez que iba a entrar en batalla le daba el ataque, hecho que aumentaba la angustia de sus llaneros. De ese trance salía como impulsado por una fuerza extraordinaria y se mostraba invencible ante los realistas. A pesar de esta dolencia, el llamado Libertador del Apure salió vencedor en todas las batallas que libró solo con sus llaneros. En toda su carrera militar solamente perdió una, en la que se enfrentó junto con Simón Bolívar a los realistas.

Cuando ingresó a las filas patriotas, Páez era casi analfabeta, pues en Guama apenas aprendió con la maestra de este pueblo portugueseño a garabatear palotes, como narra él mismo en su autobiografía. Pero, con constancia y tenacidad se instruyó él sólo y con el roce social, especialmente en Valencia, junto a su amante Barbarita Nieves, adquirió una gran cultura y un gran refinamiento, lo cual le sirvió para codearse más tarde con los más famosos personajes en las cortes europeas.

Compositor, coplero y bailador
El “León de Payara” fue compositor y hasta cantó ópera cuando anduvo por Europa y en altas esferas sociales en el nuevo mundo. Durante la guerra emancipadora cantó y bailó. Sus biógrafos le recuerdan organizando fandangos, es decir, el joropo de nuestros días, junto con su guardia de honor. Siendo presidente de Venezuela fue uno de los fundadores, en 1831, de la Sociedad Filarmónica, en los muchos conciertos que se hacían en su residencia, en compañía de su amante Barbarita Nieves.

Durante su destierro en Buenos Aires compuso cinco títulos en homenaje a unos niños vecinos suyos. Estas composiciones se conservan en el Museo Histórico bonaerense, se lee en textos que narran pasajes de la vida del gran centauro llanero.

Los compositores venezolanos, especialmente los nativos de Apure y el resto de los estados llaneros se inspiraron en la gesta de Páez, anécdotas y vivencias del general José Antonio Páez, conocidos a través de sus padres o leídas en los libros que cuentan su historia, incluida su autobiografía, para narrar musicalmente las vivencias guerreras y cotidianas del Centauro de Los Llanos.

Entre algunas de las composiciones en las cuales los cantantes de música criolla cuentan la trayectoria de Páez están:
CATORCE CARGAS POR LA LIBERTAD (NELSON MORALES) arpa Omar Moreno.

LAS QUESERAS DEL MEDIO (AUTOR E INTERPRETE ENEAS PERDOMO

AL GENERAL PAEZ (Autor: José Romero Bello/cantan José Romero B. y Carrao de Palmarito. Arpa Joseíto Romero)

LA MARCHA DE PÁEZ Autor e Intérprete ENEAS PERDOMO/ Arpa Eugenio Bandres

La música que acompaña a esta reseña la pueden oir y ver en el video (youtube) elaborado por José Francisco Romero,a partir de la melodía de José Romero Bello, donde canta con Juan de Los Santos Contreras: AL GENERAL PAEZ (de mi discoteca). El acompañamiento musical es de JOSEITO ROMERO y su conjunto. Bello marco musical para una pieza de colección. DISFRUTENLO AL GENERAL PAEZ

*Tomado, con autorización, de los blog:
Jose Antonio Páez and hard exile

http://www.centrorisorse.org/jose-antonio-paez-and-hard-exile.html
El General Jose Antonio Páez, Litografia de 1858 realizada por Francois D´Avignon 0,52 x 0,405

Tomado de:

History has noted, described, drawn through studies such as Jose Antonio Paez untamed plains which expired with his spear went beyond all the difficulties and obstacles, so we understand when you start your passage through life from 13 domestic June 1790, CURP along the river near the town of Acarigua, because of a personal problem reaches the Hato La Calzada in Apure state, owned by Don Manuel Pulido, who shelters him as a pawn on the orders of the foreman called Manuelote . That was an exile far from home, and then at the end of his life he will play other harder.

In this herd learns that life’s rudeness ranger tasks and to describe the craft of sale and purchase of livestock, which will serve later.

To be the beginning of the struggle for independence, the owner of the herd as a cavalry squadron and Paez, barely 20 years old he enlisted in him and begins to provide services to the fatherland, that mother is going to be intangible from the time the reason for their existence, to achieve independence.

Since then the indomitable cloudscape catire Paez, begins to furrow the sky with the force of the burrowing shower and with the grace of the rainbow, leaving a trail pair go fruitful accomplished facts, which are oriented towards the major destinations of Venezuela.

With the capture of the castle of Puerto Cabello in 1823, the last Spanish stronghold in Venezuela, a new administration begins to occupy the foreground in the conduct of the highest destiny of the country, not the head of his spear as he did in The Yagual The Middle Queseras, Mucuritas or Carabobo, but deploying the administrative action that will make way for the statesman, the man who is growing and gaining the office of the magistrate to drive and build with their efforts and those around him, the new republic.

The first stones on the road
In forming the Great Colombia from 1821, acting for the Civil and Military Chief of the Department of Venezuela, receives orders from the Vice President of it, Gen. Francisco de Paula Santander, in the year 1825, before a possible attack by government Spanish to regain their overseas provinces, to organize a body of militia in Venezuela, which is why it is necessary to order the enlistment of citizens available to integrate them.

Before this order, General Paez calls on all Venezuelans in a position to integrate military and as such they do not respond to the call, proceeded to make a public recruitment. This is seen by some as an act of force, is reported to the executive by the mayor to Venezuela, General Juan Escalona, who seeks to defend the rights of citizens, just as the city of Caracas, presented to the Congress of Colombia an indictment of General Paez, taking as a pretext to declare the country in assembly, as noted by the same Paez, during the revolutionary movement in Petare occurred in 1824 and which had been contained and dissolved by the same centaur.

This fact appears to be the first clash of General Paez with management and legal order of the republic, but this is assumed to manifest solidarity of the citizens of Caracas, they’re going to find his house and take him to the chapter of the capital municipality and reinstate him in command according to the letter that it sends to the Liberator Simon Bolivar, on May 1, 1826.

Restored to service as civil and military chief of Venezuela, issued a new proclamation to the inhabitants of the Department of Venezuela, on 19 May of that year, by which guaranteed peace and public health.

From that moment he began to speak of reforms to the Constitution and to request the convening of the Great Convention of Colombia, which should assist the representatives of Venezuela. They began to talk of federalism as a way of solving the problems of the country after August 1826, the Federation proclaims Puerto Cabello and Maracaibo are pronounced, Aragua, Cumana, and in Ecuador, Quito and Guayaquil.

The seed of the disruptive element against Grancolombiano ideas began to germinate. The Cosiata, known as the movement to break up the unity forged by Simon Bolivar, was beginning to set.

Was it because of an action of Paez, who received orders from Vice President Santander, or was not the allegations of the centaur reasoned defense of his proposal for conscription or enlistment of citizens to form the militia. The question in our view, led to a rush of General Santander, who listened to the wrong person, General Juan Escalona, who wanted to succeed Paez in the direction of the department of Venezuela, and there begins the disintegration of the seed against unit.This was a bad time of General Paez to the story as it was charged as an abettor. But if we review his action or enforcement, which deprived him understand the order and poor decisions, hurt their pride and their followers not to accept the low given the general and responded with patriotic pride to return to his seat at the general , and before the amendment of the chairman of the Great Colombia, the culture medium began to pierce the groove of the unit.

Despite this dissonance, General Paez had an attitude attached to his principles and constitutional rule and that is seen when the Liberator comes to his homeland in 1827 and recognizes the General Paez, the highest authority in the department of Venezuela, and it also recognizes the authority of liberating genius as the driver of the Great Colombia. But the damage had been done, so we could say then that this fling is the first setback in the political life of the centaur.

Forced exile
Then in 1848, while acting as president of Venezuela, General Jose Tadeo Monagas, the same who had taken up arms against the republic in 1831, 1833 and 1835 with the so-called revolution of reform, which deposed the presidential throne to the wise Jose Maria Vargas, there is the sad fact of murder in the Congress Hon Santos Michelena, Jan. 24, a circumstance that is caused by trying to ignore the parliamentary law by President Monagas, to which most members parliament, with conflicting criteria for the president decided to move its meetings to the city of Puerto Cabello, which is not accepted by the executive and ordered the deployment of troops to the congress.

This action will produce the final break between the two leaders and allows us to see a scolding Paez Monagas tumultuous this attitude, demanding that he act with decorum and poise of the magistrate driver of the country. Here we note that the general Monagas, despite having been proposed and supported by Paez in his candidacy for the presidency, still acting as resentful of his late presidential choice to the throne and assume that not forgive Paez, the delay.

Lucubrations us then, knowing Paez performance virtues and actions of those who were the protagonists of the liberation struggle and their ideas, support their legitimate aspirations to Jose Maria Vargas, the wise transformer civilian college and proponent development of the nation by The Economic Society of Friends of the Country and the free and compulsory education and military virtue and guarantor of legality, General Carlos Soublette.

And he kept the centaur in their claims to guide the path of democracy, but was not heard by Monagas, who turned his passion for political opponents of the centaur and a confrontation ensued in which our biography was offended, who from that time suffered the most cruel outrages and taunts by the president, who is acting without attachment to respect for the institutional and investment and honor, Paez sent to the dungeons of the castle of San Antonio for his eminence in Cumana.

This was a tough test for the centaur, who was mocked his confidence and began to feel firsthand the collapse of republican institutions.

Out hard again in 1850 to exile and has to face loneliness in disgrace, but the pride of being one of the builders of the country, keep you upright and through the exchange of letters kept alive the flame of the country’s institutional catering, continues to write to their friends, civil and military, the need to recover the path of order and progress that had been established from 1830 to 1847, when it occurred governments acting under the aegis of the constitution of 1830. In contrast, in those times could be seen as the personal ambition of a family project, complemented by some incendiary demagogues like Antonio Leocadio Guzman and Ezequiel Zamora, who among others, tore the constitutional scaffolding built with such effort.

In these circumstances we venture to extract a quote from the manifesto written by Paez August 1, 1848, before his imprisonment, which states among many things, the following:

“The legal order that has been in Venezuela, has happened an order of violence and oppression, a change with so fatal a history that can predict the imminent risk of threat to society, career independence and freedom, not excused sacrifices (…) The judge to whom my unhappy country in charge of their destinies in the past year has become its bitterest enemy. General Jose Tadeo Monagas has resumed the exercise of arbitrary power and hold, has aroused the fiercest passions of a part of society against another, and called her about the men identified by their crimes or complicity in the various conspiracies that have convulsed Venezuela. ” (1)

This testimony show us that despite the good will of many of the children of the fatherland, who always lined sheepskin puts his ambition against the right to achieve their personal ends, causing a serious blow to progress and the established order.

This blow is going to feel the general Paez, it will haunt the rest of his life, and will suffer in the flesh in exile, destitute, of friends, your family, in solitude without the helping hand unknown and act in good faith, but the untamed plains, such as horse race course, tempered by the hard labor of the field, heralded a new dawn and ate with the hope to continue doing their experience and desire of the great nation, and after a long exile returns to his long to try to rebuild the broken and before the insurgency of the so-called federal, incidentally assumes the leadership of the country in 1860 until 1863, when signing the treaty of Coche and is Venezuela under the leadership of John

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1.-Jose Antonio Paez, Documentary code. P. 55.
Crisostomo Falcon, who by adopting the constitution of 1864 will create the department in honor Vargas guayre~no wise, recognizing the talent and Pro Builder policies of development.
With the signing of the car means the General Paez, who despite his effort, love, detachment, by restoring the normal path of constitutional, must give the spaces, times change, new actors insurgents different projects, adequate new paradigms and ways of acting which was used to, and start a new journey by land that sheltered him from the Caribbean to New York, with a short transit to Buenos Aires.
Another exile for not returning
These new times overwhelm their concern, the family unit is not going to rebuild, the homing instinct stimulated by the reminiscences and longing for loved ones fed the feeling of fatherhood and fuels the desire to be with his family, and as can not be physically with them, through exchange of letters is more continuous, more demanding and takes advantage of all travelers to send the message, as well as distressed by the demands of daily life and the lack of economic resources, use all arguments so that their salaries will be restored to pay for their stay in foreign lands in New York, as seen below in a letter to Federico Hellmund:

“Everything is very expensive, the war gives hope for completion and there is no way to win or maintenance, that’s why I’m thinking of St. Thomas where if I can not do much, but I’ll be closer to my family who, if not I can see some part of it may come to me and accompany me in case of disease “(2).
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2 .- Jose Antonio Paez, Documentary code. P. 65.
But faint and continues in his plea, claiming their demands at all levels as we appreciate it in another letter to his friend Federico Hellmund, responsible for processing their claims against the Venezuelan government:

“I enclose a letter to General Falcon (…) that I say it as you see, to understand with you about ways to pay me my salary, I think the best way is that you arrange with the government, demanding him a warrant for the house here Boulton me the appropriate amount and deliver me than you and that Boulton is paid for the rights to be displayed by their introductions in La Guaira and get it I want you to speak Falcon person “(3).

In 1864 will have a financial hardship relief in his efforts since that achieves Guzman payment of their salaries, but this is not enough and was thinking of starting a business based on the sale of coffee and brown sugar to make their livelihoods, such as expressed in one of his letters to Hellmund in 1865:

“I’m doing a test here with sweet brown sugar, which I think can be a productive speculation, and for that reason I want to know if you could get beyond four or five thousand newsprint while the same quality as those mentioned was” … ( 4)

That desire entrepreneur puts his ability to trade other items such as coffee and even medications, and ask for more referrals Creole products for sale.

All this indicates that when a person acts based on its principles and values, attached to their customs righteousness does not cease to procure a decent life and will continue to operate the centaur in a strange land, earning the appreciation, esteem and solidifying the pedestal built up throughout his life, at the expense of effort and perseverance.
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3 .- Jose Antonio Paez. Documentary repertoire. P. 66.

4 .- Jose Antonio Paez. Ob. Cit. P. 69.

That is the example to follow, the man who in spite of the vicissitudes experienced was unwavering in its aspirations and principles, and although he had to taste the bitter cup of exile, far from their loved ones and friends, never ranted its country, but kept her pride and appreciation of the planting done for the benefit of others.

Well acted and lived the centaur of the plains, known as the Taita Paez, or as the man who took advantage of the times lived and solace to cultivate and write his autobiography which is a work of reference for the study of the War of Independence, and as also to meet the initial years in the construction of the Venezuelan Republic, but also took time to time to study the theory and notation and delight at various stages of the world running with piano master keys to get rhythm and harmony.

Ladies and gentlemen, friends, friends, thank you very much.

Remarks on June 13, 2009, in ASOPREDI in Catia La Mar, Municipio Vargas, on the occasion of 219 anniversary of the birth of General Jose Antonio Paez.


martes, 18 de octubre de 2011

“Cuando una operación cambio la historia”

Dr. Daniel José Sanchez Silva*
En el año de 1899 comienza una crisis institucional que dará al traste con el estado constituido y la cual será el comienzo de la hegemonía andina en Venezuela. A principios de este año estalla una crisis política debido a que las asambleas legislativas de los diferentes estados se han reunido para proclamar su autonomía; en especial el gran estado de los andes formado por Trujillo, Mérida y Táchira. El 23 de mayo de 1899 el General Cipriano Castro junto con 60 hombres, cruza el rio Táchira iniciando lo que se llamó la revolución liberal restauradora, luego de cinco meses entra a Caracas el 22 de Octubre de 1899 proclamándose presidente de la república.

Entre sus logros podemos hablar de la eliminación del caudillismo estabilizando políticamente al país. Inicia el fortalecimiento y la modernización del ejército nacional mediante la compra de armamento moderno. Su política de confrontación le trajo muchos enemigos y grandes fricciones internacionales entre ellos el bloqueo a las costas venezolanas de 1902. Gobernó con una elite proveniente de Valencia olvidándose de los andinos que lo habían apoyado. Ya para el año 1908 se encontraba al frente de un gobierno corrupto, con negocios turbios y un gran descontento popular. Su salud se vio minada debido a sus excesos sexuales, el alcohol y una vida desordenada.

El general Cipriano Castro desarrollará una fistula Vesico-Colónica (trayecto anormal entre el colon y la vejiga). Llegará a presentar una neumaturia (expulsión de gases por el pene) estando en el Club Venezuela. Inmediatamente se reúnen con él sus médicos más allegados y le plantean una intervención quirúrgica para curarlo. El 09 de febrero de 1907 se improvisa un quirófano en la quinta la Guzmania en Macuto (Resulta curioso que no se operara en el hospital Vargas que venía funcionando desde 1891). Los Cirujanos: Pablo Acosta Ortiz, llamado “el mago del bisturí” o “el príncipe de la cirugía”; José Rafael Revenga su médico persona y Lino A. Clemente que sirvió de anestesista (para la época la anestesia no era una especialidad y por lo tanto no habían anestesiólogos). En un momento de la intervención hay una caída brusca de la presión arterial acompañada por arritmias, probablemente por el uso del Cloroformo, y el anestesista dice: “se nos va” en ese instante los “Chácharos” o esbirros de Castro cargan las pajizas (escopetas de la época) y exclaman: “si el general se va, ustedes se van con él”. Motivo por el cual el Dr. Acosta Ortiz decide no continuar con la intervención y despertar al paciente. Luego de esto le recomiendan al general que se vea con el Dr. James Adolfo Israel, eminente urólogo berlinés en su clínica en Alemania.

Parte para Europa el 24 de noviembre de 1908 dejando encargado al General Juan Vicente Gómez, su Compadre, quien el 19 de diciembre de 1908 da un golpe de estado incruento terminando el periodo de Castro en el poder, pero siguiendo aun con la hegemonía andina. Castro jamás volvería a Venezuela y sufrió 16 años de exilio hasta su muerte en Puerto Rico en 1924. Gómez gobernaría durante 27 años hasta su muerte ocurrida en 1935.



* Médico miembro de la SOCIEDAD VENEZOLANA DE HISTORIA DE LA MEDICINA . Caracas Venezuela

Anestesiología– Medicina Crítica

e-mail: danielsanchez24@Yahoo.com


Franz Risquez I, descubrió el nacimiento del Orinoco

Eumenes Fuguet Borregales (*)
Llegar hasta el nacimiento del rio Orinoco, fue una de las proezas geográficas más importantes del continente; actividad planificada, coordinada y ejecutada por el mayor del Ejército  Franz Risquez Iribarren, nacido en Caracas el 12 de junio de 1917, casado con Doña Olga Clemente Lange, procrearon a: Olga, Franz, Santiago y Vicente. El ministerio de la Defensa, considerando que en varias ocasiones hubo intentos de llegar hasta el nacimiento del rio “Padre”, y que varios países solicitaban permiso para el mismo fin, quizás para determinar la existencia de minerales en el Sur del país, designó  el 27 de marzo de 1951 al mayor Rísquez comandante de la expedición con la denominación de franco-venezolana, por la participación de cuatro franceses, de los cuales solo uno llegó al destino final. Las reuniones de coordinación se realizaron en el Museo de Ciencias Naturales cuyo Director era el científico José María Cruxent (1911-2005), con asistencia de representantes de los ministerios de: Minas, Sanidad, Defensa, Obras Públicas y Educación. El grupo multidisciplinario lo integraron científicos y especialistas en las áreas de: Arqueología, entomología, geología, geografía, hidrografía, astronomía, botánica, topografía, fotografía, toponimia, meteorología, radiotelegrafía, geopolítica, navegación, comunicaciones y logística. El transporte aéreo desde Caracas hacia Maracay- Puerto Ayacucho- San Fernando de Atabapo y La Esmeralda, así como el lanzamiento de equipos y provisiones en paracaídas, estuvo a cargo en forma eficiente por la Fuerza Aérea Venezolana. A partir de La Esmeralda el desplazamiento de las doscientas personas que inicialmente  integraron la histórica expedición los primeros días de agosto de 1951 se realizó por curiaras, navegando contra la corriente; durante el trayecto se encontraron con aborígenes makiritares, guaharibos, waikas y parajuri entre otros; en ocasiones prestaron valioso apoyo abriendo picas, cuando las curiaras no podían avanzar por los raudales; eran recompensados con machetes y cuchillos;  el mayor Rísquez les colocaba en el pecho una especie de cadena con la efigie del Libertador. Durante la travesía mantenían comunicación con los integrantes del Radio Club venezolano y de varios países entre ellos: Panamá, Colombia, Francia, EE.UU. Brasil y Colombia. Durante el desarrollo de la expedición hubo que evacuar hacia San Fernando de Atabapo y Caracas varios de los arriesgados participantes, a causa de fracturas y   enfermedades tropicales. Las lluvias eran incesantes, los jejenes no dejaban de molestar. En algunos raudales se perdieron curiaras con material  para el apoyo de la operación; logística recibida en paracaídas lanzados por los experimentados pilotos militares, guiarlos por el mayor Rísquez mediante una Bandera Nacional de gran tamaño, izada todos los días a las  6 de la mañana, antes de continuar la extenuante misión exploradora; las 574 islas, raudales, salto y caídas de aguas, recibían una denominación, como referencia para actualizar las cartas topográficas disponibles. Solo 27 personas pudieron llegar al nacimiento del Orinoco el 27 de noviembre de 1951 a las 0851 horas, ubicado a una Latitud de 2· 18´ y una Longitud de 63· 15´ a 1.100 metros sobre el  nivel del mar. Se ganaron 4.000 Kms cuadrados de nuestras delimitaciones territoriales. El 4 de diciembre iniciaron el regreso a Caracas para la recopilación e informe final; las curiaras especies de flora y fauna como algunos equipos utilizados son expuestos en el Museo de Ciencias naturales,  fiel testimonio del éxito logrado con  riesgo y sacrificio. El Mayor Rísquez fue condecorado con la Legión de Honor francesa, la Orden del Libertador y la designación de “Hijo Predilecto del Territorio Amazonas”; designado “Miembro de la Comisión Indigenista”; fue invitado a varios países como conferencista y nos dejó  su obra “Donde nace el Orinoco” editado en 1962; valdría la pena reeditarlo para que nuestros paisanos conozcan los pormenores de esta histórica expedición. Fallece este distinguido general en Caracas el 8 de octubre de 1969.
Historia y tradición

(*) Gral. De Bgda.    
eumenes7@gmail.com  


lunes, 17 de octubre de 2011

Profética Carta de Jamaica

Eumenes Fuguet Borregales (*)
Procedente de Cartagena Bolívar llegó  a Kingston el 14 de mayo de  1815;  pasará siete meses  desterrado, casi sólo y sin recursos económicos. A Doña Gertrudis Toro le escribe: “Yo no tengo nada, lo poco que traje lo he repartido entre mis compañeros de suerte”. Uno de los pocos que le tienden la mano es  el comerciante escocés Maxwell Hyslop radicado en Jamaica. De los diez mil documentos conocidos del Libertador, siete son los estelares, uno de ellos es la profética Carta de Jamaica, contestación de una misiva recibida el 29 de agosto del comerciante Henry Cullen, quien le  había presentado un cuestionario. El histórico documento fue escrito el 6 de septiembre del mismo año, en el cual expone su criterio sobre la situación americana pasada y actual, y su concepto sobre el porvenir de los pueblos. El escrito presenta un  definido valor sociológico, de alto contenido político, militar y visionario; el Libertador expone a la vez  sus perspectivas llamadas proféticas, que se  cumplirían a corto, mediano y largo plazo. Escribió: “le presentaré tan solo las ingenuas expresiones de mis pensamientos”. Visualiza la unión de países, materializado con la creación de la República de Colombia el 17 de diciembre de 1819, conocida como la Gran Colombia o Colombia La Grande. En la carta manifiesta: “Yo deseo más que otro alguno, ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”. Se anticipa once años a la realización del Congreso Anfictiónico de Panamá, reunido desde el  22 de junio al 15 de julio de 1826, cuando escribe: “Ojalá algún día tengamos la fortuna de instalar en Panamá un augusto Congreso de los representantes de  las repúblicas”.De unirse la Nueva Granada con Venezuela, la capital podría ser Maracaibo o una nueva ciudad con el nombre del Padre Bartolomé de Las Casas, el filántropo sacerdote”. Explicaba que la lucha emancipadora no había logrado sus fines por la falta de recursos económicos y de ayuda exterior,  especialmente de Inglaterra que se niega a enviar armas. El conflicto por lograr la independencia se transformó en una guerra civil, con marcado tinte racista; Boves había logrado convencer a los pardos, de que los verdaderos enemigos eran los blancos criollos, a quienes había que destruir para distribuirse las tierras y riquezas. Los pueblos no sentían el aprecio a la libertad y se conformaban con vivir bajo el régimen colonial. Plasmó en su documento que: los hermanos del norte,  se han mantenido inmóviles espectadores en esta contienda. Los jefes enviados por los españoles solo destrozaban al pueblo; Sin duda Bolívar ratifica el infortunio de Venezuela de vivir en un estado belicoso. Provincias pequeñas como Panamá y Santa Marta y toda Centroamérica deberían ser más importantes para los españoles, pues éstas representan un gran potencial en el futuro, si esas naciones logran la independencia y un desarrollo de su economía, tienen el potencial geográfico para ser una república muy rica. Visualizaba la posibilidad de la construcción de un canal interoceánico, que conectaría el océano pacifico con el atlántico. Las islas más grandes del Caribe, son estas, en las que los españoles están más afianzados, pero acaso estas islas no quieren la independencia. No creía conveniente para Venezuela la implementación de sistemas como el federal y el monárquico, exhortaba a no caer en sistemas de anarquía totalitaria. El resto de Europa ve con asombro las acciones tomadas por España, ya que estos países poseen colonias en América, pero sin embargo, no agreden tan fuertemente a sus pueblos, no quieren perder esas colonias, pero no ocasionan tanto daño en sus pueblos. Bolívar expresaba que cuando los pueblos americanos se liberen de los españoles, será un nuevo renacer para la vida política y social de dicha república. La unión que ha mantenido la provincia de Chile y Buenos Aires ha sido vital para la batalla de independencia de ambas provincias. Exhorta a los mexicanos a no dejarse llevar por los tiranos y se refiere a Centroamérica como un territorio feliz. Culmina su reflexión con una imprecación que repetirá hasta su muerte como es la unión, porque Dios sostiene la justa causa de los americanos y les concederá la independencia. Culmina la contestación: “Tales son señor las observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter a usted, para que las rectifique o deseche según su mérito”. La histórica Carta de Jamaica fue traducida al inglés por el general canadiense John Robertson (1767-1815), quien por cierto escribió la primera biografía que se conoce de nuestro Libertador.
Historia y Tradición
eumenes7@gmail.com
Gral. de Bgda.                                                                                                        

sábado, 15 de octubre de 2011

Tulio Febres Cordero, merideño excepcional

Eumenes Fuguet Borregales (*)
Grande es el legado de quien enalteció el gentilicio emeritense y  venezolano con sus obras, dedicación al trabajo, formador de juventudes, desarrolló con aciertos la prosa y el verso, la narrativa, investigador acucioso, apegado al lar nativo, evoca el paisaje de la cordillera, y su sencilla y cordial gente. Pionero de la gastronomía en Venezuela con su libro “Cocina Criolla” escrito en 1899. Tulio no salió de Venezuela, reúne  las cualidades de un excelente Cronista Oficial, cargo designado en 1935. Nacido en la capital del estado Mérida el 31 de mayo de 1860, hijo de Foción Febres Cordero, descendiente de próceres, con ascendencia coriana a través de Antonio Febres, Alférez Real de Coro, cuya progenie se trasladaría hacia Maracaibo, Mérida y Ecuador, y Doña de Georgina Troconis y Andrade. Sus primeras enseñanzas las recibe en el ambiente familiar y en la Escuela de Varones de Mérida. En 1871 ingresa a la Universidad de Los Andes para seguir los cursos de Latinidad y Filosofía, graduándose de bachiller siete años después. Aprendió y realizó  varios oficios que ayudaron al sustento familiar tales como: zapatería, relojería, tipografía, encuadernación, y pintura. Egresa abogado de la Universidad de Mérida en 1882, profesión que no ejerció; Don Tulio no demostró inclinación hacia la política. Tipógrafo desde los quince años bajo la tutela de Juan de Dios Picón Grillet, obtiene gran habilidad en la preparación de la tinta, corrección de los escritos y la utilización de los pesados rodillos. Sentía pasión por la historia patria  y regional, el periodismo, la lectura, y  la escritura; cual ratón de biblioteca desempolvaba libros para obtener la verdad verdadera, mostrada en importantes artículos publicados en la prensa local y en los periódicos que fundaba, entre ellos: “El Lápiz”, donde publicó “Las Cinco Águilas Blancas” en 1895, “El Centavo”,  “El Billete” y “El Mosaico”. Designado en 1892 catedrático de Historia Universal en la ilustre Universidad de los Andes, laboriosa actividad durante treinta y dos años, que aún jubilado continuó ejerciendo  hasta sus últimos días terrenales. Nombrado vicerrector interino en 1912 y rector honorario en 1936, designado por la presidencia de la República; en todo momento incentivaba a sus alumnos al estudio. Contrae matrimonio con Teresa Carnevali Briceño en 1883, procrearon seis hijos, herederos del calor familiar y virtudes ciudadanas. Don Tulio desarrolló en 1885 una nueva técnica en la tipografía conocida como la imagotipia o arte de representar imágenes con tipos de imprenta, igualmente desarrolla en 1896 la foliografía 1896, la cual reproduce mediante impresión de las hojas de las plantas. Destaca como novelista y cuentista con su estilo sencillo y original; son lecturas obligadas: “”La Conquista de Valencia”, “Vida Provinciana”, y “Don Quijote en América”. Admirador de Bolívar y Páez, sobre éste último opinaba: “Páez entendía la política como el arte de administrar con honradez y sabiduría los intereses públicos, velar por el orden y las buenas costumbres, y proteger todos los derechos que nacen de la libertad”. Referidos a la historia publicó: “El Derecho de Mérida a la Costa Sur del Lago de Maracaibo”, “La imprenta en Venezuela”. Al igual que Arístides Rojas, Tulio Febres Cordero se dedicó a la investigación de las costumbres, tradiciones, creencias y relatos de los pueblos, buscando infatigablemente los testimonios del pasado. La exitosa labor ha sido reconocida en Venezuela y fuera del país con diferentes menciones. La Academia Nacional de la Historia lo designó Miembro Correspondiente, igual distinción recibió de Colombia, Guatemala y Francia; por parte del Papa León XIII una condecoración, España e Italia igualmente le recompensaron la brillante labor. Mantenía su lema: “Por Dios, por la Patria y por la Dama” (es decir la mujer que representa a la familia, al amor  y la virtud). Fallece en Mérida el 3 de junio de 1938. Velado en la Catedral donde monseñor José Humberto Quintero (futuro Cardenal), expresó en elocuentes palabras la vida y obra de este paisano ejemplar. En 1960 se editaron seis volúmenes de sus obras completas; la familia donó sus libros y documentos a la Biblioteca de Mérida para que las generaciones presentes y futuras, lean y admiren el valioso legado de Don Tulio Febres Cordero.

Historia y Tradición

(*) Gral. De Bgda.                                                                                       eumenes7@gmail.com








jueves, 13 de octubre de 2011

La catedral valenciana... algo de historia y "graffitte"( General José Antonio Páez)

Guillermo Mujica Sevilla || De Azules y de Brumas*

Notas y Relatos del Cronista

Catedral de Valencia
Nos dice el Dr. González Guinán que su fundación se inicia en el año de 1580, durante el gobierno del obispo Fray Don Juan de Manzanillo. La fábrica progresa durante el episcopado de don Diego Antonio Diez Madroñero en la segunda mitad del siglo XVIII. Este Obispo enfermó de gravedad durante la visita pastoral que realizaba a Valencia, y murió en esta ciudad el 3 de febrero de 1769. Se lo sepultó en la llamada Capilla del Comulgatorio; donde yacen sus cenizas.

En el mes de marzo de 1781 llegó a Valencia el famoso obispo Don Mariano Martí, cuando la población de la ciudad y sus campos inmediatos era superior a los siete mil habitantes. La fábrica del templo continuó en ascenso, en medio a las estrecheces y a las alternativas de la época. El impulso de mayor consideración se registra durante la permanencia entre nosotros del general Pablo Morillo, el "Pacificador": herido de gravedad en la batalla de La Puerta. Los ingenieros que formaban en su Estado Mayor acometieron la construcción de la fachada principal, y comenzaron a construir la torre sur. La torre del norte, con una elevación de 27 metros, estaba construida para los comienzos del siglo XIX.

La capilla del Socorro comenzó a construirse para el año de 1829. Se contó con el aporte de la señora Bárbara Nieves, querida del general Páez, quien inició la suscripción con mil doscientos bolívares. Para el año de 1874, siendo Vicario de Valencia el Dr. Pedro León Lovera, se sacó a la calle de Marte, hoy avenida Urdaneta, la escalera que conduce a la torre Norte, construyéndose una cripta debajo de ésta.

En ella fueron colocados los restos mortales que se encontraban en el antiguo cementerio contiguo al Templo Mayor; ya que el terreno debía quedar en condiciones de servir de asiento a la Casa Cural. Entre estos restos se contaban los de los generales Ambrosio Plaza y Manuel Cedeño; muertos gloriosamente en la Batalla de Carabobo. Sus cenizas fueron en consecuencia vaciadas en fosa común, al pie de la torre Norte.

Relata la historia que el Libertador visitó hasta en dos ocasiones el Templo Mayor. En la primera ocasión Bolívar asistió a las exequias de Girardot. Ordenó entonces retirar el corazón, que él mismo llevó hasta la Catedral de Caracas, y sepultarlo bajo las arcadas del Templo. Hasta la fecha se ignora el sitio preciso donde yacen estas cenizas.

En la segunda oportunidad el Libertador lleva del brazo una novia gentilísima: la valenciana Mercedes Párraga; hija del español don Fernando Párraga y de la valenciana doña María de Jesús Hidalgo, Mercedes se unía en matrimonio con el capitán José María Ortega y Mariño, oficial granadino a la orden del Ejército Libertador.

En la mañana del 6 de mayo de 1830, después de jurar como primer Presidente de Venezuela se llegó hasta el Templo Mayor, el general José Antonio Páez; acompañado de sus ministros, edecanes; los miembros del Congreso reunidos, en la histórica Casa de la Estrella; entre ellos el Dr. José María Vargas, fundador de los estudios médicos en Venezuela. Viene también doña Dominga Páez, hermana del General, residenciado en Naguanagua. Con gran solemnidad se canta un himno de acción de gracias al Todopoderoso, por los bienes y favores dispensados a la naciente República; desmembrada de la Gran Colombia.

Este pequeño artículo de hoy sobre nuestra Catedral, nos demuestra el inmenso esfuerzo que se hizo a partir de 1580, para ir logrando a través del tiempo, tener nuestra ciudad valenciana, esta hermosa y valiosa obra arquitectónica, orgullo de toda la valencianidad; y no, para que el "modernismo" y falta de conciencia ciudadana, comiencen a plasmar en su histórica construcción, los "clásicos Graffitte" alusivos a... y dañinos para la sociedad y en especial para nuestra juventud.

¿Será posible, que en nuestra ciudad se siga irrespetando de manera "abusiva" por éste y otros medios, todo lo que tiene que ver con nuestra hermosa y gran historia tan duramente luchada y ganada?

* Tomado de las siguientes direcciones:

miércoles, 12 de octubre de 2011

El Libertador y sus ideas administrativas


Eumenes Fuguet Borregales*
“El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que   produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
                                                                                            Discurso en Angostura- 15-II-1819
Grandes y efectivas actividades desarrolló en su corta pero fructífera vida emancipadora  nuestro “Padre Libertador”; su amplia capacidad de trabajo, le permitió materializar su juramento lanzado a los cuatro vientos en la antigua Roma el 15 de agosto de 1805. Lo estudiamos y conocemos como táctico, estratega, líder militar, visionario, comunicador social, legislador, magistrado, abogado, conservacionista, diplomático, humanista y por antonomasia Libertador, pero poco sabemos de sus cualidades de administrador. Perdida la República nacida el 5 de julio de 1811, se traslada a Curazao  el 27 de agosto  de 1812, y luego a Cartagena de Indias, donde emite el 15 de diciembre su famoso Manifiesto magistrados, diría:
 “La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos, y perjudiciales, y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República, porque le obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda sin otra garantía, que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Concluida la exitosa Campaña Admirable iniciada el 14 de mayo de 1813  en Cúcuta, al llegar a Caracas recibe el título de Libertador el 14 de octubre de 1813, le corresponde dictar medidas que controlen los escasos gastos públicos, preservando  la renta del tabaco, principal fuente de ingreso del Estado. En la continuación de las hostilidades en la afanosa búsqueda de la ansiada como inexistente libertad, al regresar de nuevo a Venezuela procedente de Haití, emitió en Carúpano  un decreto de “Libertad de los esclavos” el  de junio de 1816, al considerar que  estas personas no eran tratadas como seres humanos sino como un bien económico.
Liberada la importante región de Guayana en agosto de 1817, decreta el 3 de septiembre la confiscación de bienes y permite la exportación de ganado previo el pago de 8 pesos por cabeza; emite severas medidas para evitar el contrabando de ganado en detrimento las rentas públicas, estimula a los denunciantes dándole parte de lo recuperado. En su  conocido mensaje dirigido en el Congreso de Angostura reunido el 15 de febrero de 1819 nuestro Libertador dijo:
“Es el deber de todo ciudadano  vigilar sobre la legítima inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”. A través del Orinoco se moviliza hacia la Nueva Granada, luego de realizar la proeza de atravesar el páramo de Pisba el 5 de julio de 1819, triunfa en Gameza, Pantano de Vargas y Boyacá el 7 de agosto. De nuevo dicta medidas para la obtención de recursos financieros, ordena asignación de recursos para fundar un colegio de los niños huérfanos, hijos de los mártires de la patria, tal fin dijo: “La educación e instrucción pública son el principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la libertad de los pueblos”.   
El 16 de enero de 1820 en  le entrega en San Juan de Payara al general de brigada Antonio José de Sucre 80.000 pesos, para que se traslada a  la isla de San Thomas  para compra 4.232 fusiles con sus respectivas bayonetas,  papel periódico, pólvora, sables y telas, material necesario para la logística del ejército. Encontrándose en Guanare rumbo a San Carlos en la ejecución de la concentración previa a la batalla de Carabobo, le escribe el 24 de mayo a Fernando Peñalver: “Para el gobierno, nada será más útil ni más satisfactorio, que corregir los abusos de la administración”.
Al llegar a Caracas el 29 de junio triunfante de Carabobo, sin perder tiempo, designa una comisión de personas probas que velarán por evitar fraudes y malversación de fondos y controlar las medidas económicas tendentes a mejorar la situación económica a causa dela lucha emancipadora, entre ellas la prohibición de circulación de  la moneda de cobre española, confiscación de bienes a los colaboradores de los realistas, igualmente se dictaron leyes sobre las monedas, papel sellado, pesas y  medidas.
Realizada la liberación de Quito el 24 de mayo de 1822  mediante la batalla de Pichincha, “Cima de la libertad”, obra magistral del general Sucre; el Libertador llega a Lima  el 16 de junio, procediendo a dictar decretos  en beneficio de mejorar la situación financiera. Desde Pativilca-Perú le escribe el 15 de enero de 1823 al general porteño Bartolomé Salom: “La impunidad de los delitos, hace que estos se cometan con más frecuencia; al fin llega el caso, en que el castigo no basta para reprimirlos”.
 Después del triunfo en Ayacucho, “Cumbre de la gloria americana” el 9 de diciembre de 1824,   el Libertador dicta nuevas medidas en procura  de reducir los gastos y mejorar la economía de los pueblos  liberados; para el cuido de las vicuñas, decreta que el trasquilado se realice únicamente los meses de abril, mayo, junio y julio, de modo de protegerlas durante el período  frío, asignó un peso de bonificación por cada animal nacido, decreta el 5 de julio de 1825 la prohibición de la cacería  de las vicuñas. El 2 de agosto en Pucará-Perú, en relación al arriendo y venta de las minas, indica: “Sobre el gobierno de la República gravita una inmensa deuda, que debe procurar el gobierno por todos los medios en extinguirla”.
Desde Chuquisaca-Bolivia, le escribe al general Francisco de Paula Santander el 27 de diciembre b de 1825: “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio conocido, no es ciudadano”.  El 9 de marzo de 1827 en Caracas, dicta las medidas para el buen funcionamiento de la aduanas en Venezuela, exoneraba de pago de impuesto los siguientes rubros: instrumentos de cirugía, agricultura, semillas, libros, imprentas, mapas e impresos.  Prohíbe  exportar: caballos, yeguas, mulas, asnos, ganado vacuno y metales en pasta; exoneraba de pago de exportación: café, arroz, maíz y efectos manufacturados en Venezuela. Encontrándose en Bogotá le informa al Contador General  el 24 de junio de 1828: “La bancarrota, es el colmo de las calamidades que pueden sobrevenir en una nación”.  
En su elocuente mensaje dirigido en el Congreso Admirable en Bogotá el 20 de enero de 1830 dijo: “La deuda pública es el cáncer de Colombia”.
Bolívar y la Corrupción.  La lucha contra el flagelo  de la corrupción fue una de las más grandes preocupaciones del “Padre de la Patria”,  consideraba que el único medio de erradicar este delito era mediante la elaboración  y aplicación de severas leyes. El 11 de septiembre de 1813, sitiando al castillo San Felipe de Puerto Cabello, firma un Decreto de aplicación a los defraudadores de la renta del tabaco. Artículo  1ro. Todo aquel que fuere convenido  de haber defraudado los caudales de la Renta Nacional del tabaco, será pasado por las armas  y embargados sus bienes. El 12 de enero de 1824 en Lima decreta: Artículo 1ro. Todo funcionario público a quien se le conviniere en juicio sumario por haber malversado o tomado para sí los fondos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital. Artículo 2do. Los jueces a quienes según la ley, compete este juicio, que en su caso no procediesen conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena. Artículo 3ro. Todo individuo puede acusar a los funcionarios públicos del delito que indica el Artículo 1ro.
Notamos que el Libertador se esmeraba en gobernar a todos, para todos y por el bien de todos; Bolívar exterioriza en la Última Proclama dictada en Santa Marta el 10 de diciembre de 1830: “colombianos, mis últimos votos son por la felicidad de la patria”
Recordemos que: “el lápiz con que se escribe la historia no tiene borrador”.

 * General de Brigada 

Bolívar y la religión católica

Eumenes Fuguet Borregales (*)
El Libertador en muchos de sus escritos, discursos y conversaciones, exterioriza su acendrada formación cristiana y manifestación de fe; nos ha legado aparte de la independencia, sus estimulantes mensajes de esperanzas, de moral y del permanente culto al Dios Todopoderoso. Su nombre lleva incluido el  de “la Santísima Trinidad”,  devoción de la familia  a la augusta Trinidad, a la cual “El Padre de la patria” procuró conservar, exaltar y venerar. Santísima Trinidad es el nombre del panteón familiar que se encuentra en la Catedral de Caracas, y de la iglesia convertida en el Panteón Nacional, construida con importantes aportes de la familia Bolívar. Entre tantas aseveraciones relacionadas con el tema, seleccionamos algunas: en el discurso  enviado al Congreso de Bolivia preparado en  Lima el 25 de mayo de 1826 expone: “La religión gobierna al hombre en la casa, en el gabinete, dentro de sí mismo; sólo ella tiene derecho de examinar su conciencia íntima”, igualmente: “Los padres de familia no pueden descuidar el deber religioso hacia sus hijos”; de ese mensaje son sus sabias palabras: “El destino del ejército es guarnecer la frontera. ¡Dios nos preserve de que vuelva sus armas contra los ciudadanos!”. El 19 de septiembre de 1812 desterrado en Curazao, le escribe al español Francisco Iturbe, quien le consiguió el pasaporte para salir de Venezuela: “Los beneficios que se hacen hoy, se reciben mañana, porque Dios premia la virtud en este mundo mismo”. Ante la Asamblea Popular realizada en la iglesia de Francisco en Caracas el 2 de enero de 1814 expresa: “La Providencia y no mi heroísmo, ha operado los prodigios que admiráis”. En momentos difíciles en Carúpano el 7 de septiembre de 1814, culmina su  famoso Manifiesto: “Dios concede la victoria a la constancia”. En la conocida Carta de Jamaica escrita el 6 de septiembre de 1815: “Siempre las almas generosas se interesan en la suerte de un pueblo que se esmera por recobrar los derechos con que el creador del universo los han dotado”. Movilizándose hacia Ocaña el 23 de enero de 1815: “Persuadamos a los pueblos que el cielo nos ha dado la libertad para la conservación de la virtud y la obtención de la patria de los justos”. El 17 de febrero de 1818 en un discurso a los llaneros dijo: “Bendecid pues a la Providencia que os ha procurado un gobierno, el más conforme a la dicha del género humano”. Le escribe al general chileno Bernardo O Higgins desde Huaraz-Perú el 14 de junio de 1824: “Dios guía los pasos de los hombres”. En Chancay-Perú, el 10 de noviembre de 1824, le escribe a monseñor Rafael Lasso de La Vega, Obispo de Mérida: “Casi todo el Perú es nuestro; porque el cielo es prodigioso con los que combaten por la justicia, y severo con los opresores”. Desde Potosí le escribe a su hermana María Antonia el 27 de octubre de 1825: “protegeré la religión hasta que muera”. El 6 de diciembre de 1830 llega a la hacienda-ingenio San Pedro Alejandrino en Santa Marta, al día siguiente en la biblioteca de la casona le dice al ilustre español Don Joaquín de Mier y Benítez el dueño de la residencia: “Jesucristo, Don Quijote y yo, hemos sido los grandes majaderos de la humanidad”. El 10 de diciembre de 1830, al dictar su Última Proclama y Testamento indica: “En el nombre de Dios Todopoderoso. Amen…Yo…firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra santa madre iglesia católica, apostólica y romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte como católico y fiel cristiano”. En un momento de lucidez antes de fallecer le diría a sus leales amigos que lo acompañaban: “Me siento morir, mi plazo se cumple. Dios me llama; tengo que prepararme a darle cuenta, y una cuenta terrible ha sido la agitación de mi vida; y quiero exhalar mi último suspiro en los brazos de mis antiguos compañeros, rodeado de sacerdotes cristianos de mi país y con el crucifijo en las manos”. Bolívar tiene un templo en el corazón de los hombres de buena voluntad.
Historia y Tradición
(*) Gral. de Bgda.                                                                              eumenes7@gmail.com

lunes, 10 de octubre de 2011

EL MANGO EN VENEZUELA

Por Carlos Alarico Gómez*
" La historia es una ciencia y, por tanto,debe ser tratada como tal"C.A.G
 Gabriel García Márquez publicó en 1989 el libro El General en su Laberinto y, como era de esperarse, la obra del merecidamente celebrado Premio Nobel de Literatura (1982) se agotó apenas llegó a los anaqueles. Como siempre, el hombre de Aracataca había trabajado con mucho ahínco para lograr éxito y, si bien se trataba de una novela histórica, tuvo el cuidado de consultar la poca documentación existente sobre los últimos meses de la vida del Libertador para sustentar sus aseveraciones. No obstante, desechó la seguridad que le proporcionaba la experiencia de haber conocido a fondo el personaje Simón Bolívar a través de sus lecturas, prefiriendo, en cambio, buscar historiadores venezolanos que lo ayudaran a cotejar datos que no estaban en la documentación consultada. Le preocupaba, en particular, la aseveración que había formulado en las páginas de ese libro en el sentido de que Simón Bolívar comió mango al lado de su amada Josefina Machado, mientras vivió con ella en Angostura entre los años 1817-1819.

Uno de los asesores seleccionados por el Gabo para verificar esa data fue el historiador venezolano Vinicio Romero, casado con una dama guayanesa, región donde vivió varios años. El consejo que le dio fue de no usar esa información porque tenía la convicción de que el mango no llegó a Venezuela sino mucho después de la Batalla de Carabobo. Romero basó su aseveración en lo previamente argumentado por Lisandro Alvarado (1921), Henry Pittier (1926) y Arturo Uslar Pietri (1967), a lo que hay que añadir que éste investigador había dedicado todo su esfuerzo intelectual al estudio de la figura del Libertador y, por esa razón, el escritor colombiano no vaciló en eliminar ese dato de su obra.

No obstante, tan pronto salió a la luz pública el libro en referencia y se pudo conocer el hecho narrado, el investigador Pablo Ojer se puso las manos en la cabeza y expresó con honda preocupación que Romero no tenía razón, ya que él tenía pruebas irrefutables de la manera cómo se introdujo el mango en Venezuela durante la época provincial. La afirmación la hizo ante un grupo de familiares y amigos que lo acompañábamos en su casa de Santa Inés, en Caracas, quienes oímos con gran interés las precisas y bien documentadas explicaciones que nos proporcionaba el profesor Ojer y, por lo tanto, no nos sorprendió en lo absoluto la lectura de un artículo suyo que publicó algún tiempo después en el Diario de Caracas (04-05-1991) titulado “Sancinenea, introductor del mango en Guayana”, en el cual presentaba las pruebas de que le asistía la razón.

Fermín de Sancinenea

            En efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29 de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...". Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al Nuevo Mundo.

En el documento se explica el modo cómo Sancinenea le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses. Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.

Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800 durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.

Otro dato importante en torno a este hecho es que Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana, que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura. La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que logró obtener durante su larga e intensa vida.

Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia, le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia, después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las que se destaca la introducción del mango en Venezuela.   

Visión retrospectiva: ¿Cómo entró el mango en Venezuela?

Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.

Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más tarde.  La explicación de la manera cómo  logró encontrar e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España, mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.

Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del inmenso Orinoco. 

Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un artículo que publicó en El Universal  del 26 de mayo de 1985.

El mango en la historia de la medicina

La historia del mango es de antiquísima data. Se cultivaba ya en tiempos prehistóricos, según se puede inferir de antiguos documentos existentes en la India, donde  se mencionan las propiedades de esa sabrosísima fruta. La información se encuentra en muchísimas publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen detalladas narraciones sobre las bondades del mango en asuntos relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.

I.                                                                                                                                      

En Venezuela, al mango también se le ha hecho acreedor de reconocimiento, debido a sus características intrínsecas y por haber contribuido al sustento de los agricultores que se dedicaron a su cultivo. En el estado Cojedes, por ejemplo, el gobierno regional llegó a conceder la “Condecoración del Mango”, dada la admiración que le tienen sus moradores a esta fruta, debido a sus múltiples acciones beneficiosas para la salud, cuyas bondades han sido comprobadas y reconocidas mundialmente por el gremio médico, por los nutricionistas y por el ciudadano común. Sus aplicaciones son numerosas, pero las más reconocidas son las de proporcionar antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma preventiva contra el cáncer del colon, además de suministrar vitaminas C y B5, lo que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de problemas en la epidermis.

No obstante, su ingestión excesiva produce efectos laxantes, sobre todo en los meses de abril y mayo que es cuando ocurre la sobre abundancia de la fruta y, obviamente, eso produce un consumo desbordado en la población. Y la razón es que el mango tiene un alto contenido de fibra, por cuyo motivo se debe tener la precaución de no  ingerir más de 300 gramos al día. En esa cantidad es una excelente ayuda para el estreñimiento, debido a que facilita la digestión, según se ha podido comprobar, pero es fácil caer en excesos dado el rico sabor de la fruta.

Sus beneficios para la salud son de tal magnitud que está totalmente comprobada su positiva influencia en la reducción de las tasas de colesterol y como coadyuvante en el control de la glicemia, lo que resulta altamente gratificante para el ser humano. También es recomendada su ingestión para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un alto contenido de potasio y, como si eso no bastara, posee además un efecto saciante que favorece a las personas que sufren de diabetes o de exceso de peso. A todo esto se debe agregar que hay muchas personas que le atribuyen efectos afrodisíacos y si bien esto no ha sido del todo comprobado, vale la pena averiguar. Como se puede observar, hay múltiples razones para estar agradecidos del mango y al entenderlo así se puede comprender por qué los hindúes lo veneran con tanta devoción, atribuyéndole parte de su felicidad. También ayuda a entender a los cojedeños, a los guayaneses y a otros connacionales que celebran la fiesta del mango con alegría contagiosa, costumbre que se ha ido extendiendo en Venezuela.

 Las cualidades del mango

El mango es una fruta de pulpa carnosa, baja en calorías, de sabor dulce y grata al paladar, que está lista para ser consumida cuando su concha se torna amarilla o rosada, según la variedad. En Venezuela se prefiere la especie llamada “Bocado”, que resulta deliciosa por su sabor y contextura, pero también se puede conseguir el mango “Manila” en el oriente del país, tal como asevera el célebre historiador Germán Carrera Damas quien es un fiel y constante consumidor de la deliciosa fruta. Carrera estima que esta variedad de mango entró en América a través de Acapulco, México, después de cruzar el Océano Pacífico desde Luzón.

Tal posibilidad es altamente factible y de hecho hay  autores que han señalado que viajeros españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila a fines del siglo XV, lo que explicaría su llegada a México en una época en que España comenzaba a tomar posesión del continente recientemente descubierto por Colón. Si bien el mango “Manila” es apreciado en la región nor-oriental del país, una variedad que también compite en la aceptación de los consumidores es el mango “Melocotón”, de gran tamaño, que posee sabor y olor muy similar al melocotón en almíbar, característica que le ha hecho ganar ese calificativo. 

Entre las variedades más populares de la “Mangifera indica lennis”, como se llama científicamente a la popular fruta, están: los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto, favorecidos ampliamente por el comercio, entre los que se destaca la variedad conocida como la manga; y el bocao, que es el preferido por la mayoría, dado el delicioso sabor de su pulpa y al hecho de que se puede comer sin la incomodidad del mango de hilacha, que si bien muy sabroso, tiene la desventaja de incrustarse entre los dientes, lo que obliga al consumidor a ayudarse con los dedos para sacarse de la boca el indeseado visitante, lo que no es apreciado por las damas, que encuentran decididamente vulgar ese indeseable hábito. 

El árbol del mango

Puede alcanzar hasta unos treinta metros de altura, aunque los agricultores prefieren a los que tienen un promedio de diez metros, lo que consiguen mediante la técnica de aplicación de injertos. De ese modo incrementan la producción en el menor tiempo posible, aumentando la productividad, además de facilitar la recolección del producto durante la cosecha. De esa práctica agrícola surgió el dicho de que "los mangos están bajitos", refiriéndose sin duda a que cuando las matas están bien cargadas el trabajo de los campesinos se facilita, haciendo menos ardua su labor. También permite que los niños puedan acercarse a las matas de mango y atrapar las frutas con más facilidad, muchas veces sin el consentimiento de sus dueños. Es común ver en los alrededores de los mangales, en tiempo de cosecha, niños corriendo con el producto de su rapiña entre las manos, mientras los productores les gritan improperios. Pero todo ello, bueno es decirlo, forma parte de la tradición del pueblo venezolano y nunca se ha sabido de un niño que haya sido encarcelado o herido como consecuencia de haberse adueñado de un par de buenas mangas del solar vecino.

 El mango en la política

 En el siglo XIX se hizo muy popular el dicho “Los mangos están bajitos” y se usó mucho en la política, pues servía para expresar que las cosas estaban listas para ser llevadas a cabo o que ya el asunto en ciernes había sido descubierto. Tal creencia popular pudo ser comprobada en 1913 por el general Francisco Linares Alcántara, pero el aprendizaje le costó la enemistad de Juan Vicente Gómez y el exilio. El problema se originó debido a la ruptura política entre los generales Román Delgado-Chalbaud y Gómez, que habían sido muy buenos amigos, compadres y socios en varias empresas, pero que en ese año se enfrentaron por rivalidades y malentendidos, lo que llevó al primero a implementar un proyecto para derrocar a su compadre Gómez.

Linares Alcántara, que había sido separado de sus responsabilidades de gobierno, se involucró en la conspiración, a pesar de ser muy allegado a Gómez, hasta el punto de que tenía amores con Regina, la hermana del dictador, a la que había prometido matrimonio. Cuando Gómez se enteró del intento que se fraguaba en su contra procedió a designar al coronel Agustín Tirado Medina para que detuviera a Delgado-Chalbaud. Tirado aceptó el encargo, pero sabía muy bien que la misión encomendada era peligrosa y, por tal razón, averiguó los hábitos del militar en desgracia y pudo saber que acostumbraba salir muy temprano en su coche tipo Victoria, que era guiado por dos hermosos purasangres color castaño y, con esa información, tomó la decisión de esperarlo frente a su casa desde las primeras horas de la madrugada.

Su estrategia dio resultado. Poco antes de las seis de la mañana del 17 de mayo de 1913, Tirado escuchó que el coche del general Delgado-Chalbaud se aproximaba y con todos sus sentidos en alerta  se aprestó a cumplir sus instrucciones y se colocó frente al portón, pues sabía muy bien que el conductor tenía que aminorar la velocidad en ese lugar para poder salir de la casa y tomar la calle. No hizo falta ninguna violencia. De hecho, Delgado-Chalbaud lo conocía muy bien y, tan pronto lo vio, ordenó frenar el coche para conocer el motivo de la presencia de Tirado, lo que éste aprovechó para saludarlo militarmente y al acercársele le colocó un revólver en el pecho para luego conducirlo preso a La Rotunda.

Linares Alcántara se enteró del suceso a través de Regina, hermana del Presidente, quien le dijo: Es mejor que salgas del país por un tiempo, Panchito, mientras las cosas se arreglan. Linares le hizo caso a su novia, pero dudó mientras preparaba su salida: ¿Será verdad que su futuro cuñado lo quiere detener? Y ante la incertidumbre, decidió llamar por teléfono al Presidente y al responderle se produce el siguiente diálogo:

 -Ala, Alcántara, ¿qué noticias me tiene?

A lo que Linares Alcántara contesta:

-Nada, mi general, quería saber si todo estaba bien. ¿Cómo

 van las cosas?

Y Gómez le expresa:

-Pues, nada, amigo Alcántara. Es que como los mangos están bajitos, estoy meniando la mata pa’ que se caigan.

            Tan pronto escuchó esas palabras no lo dudó más y como conocía muy bien a Gómez sabía que su vida estaba en peligro. Por tanto, esa misma noche cabalgó a toda marcha hacia Puerto Cabello, donde tenía una chalupa esperando para conducirlo a Curazao.

Es posible que el dictador deseara dejarlo escapar por petición de Regina, pero Linares prefirió no quedarse a  esperar la decisión. La desgracia fue grande para los protagonistas de aquel suceso. Delgado Chalbaud pagó 14 años de cárcel y al salir en libertad comandó la invasión del Falke y allí murió en un enfrentamiento contra el general Emilio Fernández. Regina murió soltera, recordando a su dulce Panchito y el matrimonio que no pudo ser. Y Linares tuvo que esperar la muerte de Gómez para regresar del exilio. Es decir, tuvo que aguardar a que los mangos estuvieran bajitos, lo que equivalía a decir: a que Gómez muriera.

A su regreso a Venezuela, tuvo la oportunidad de observar "la meneada de mata” que efectuó López Contreras, para que “los mangos cayeran". Es decir, meneó la mata de mango, pues ya estaban maduros y había que propiciar su caída, lo que significa en el lenguaje político venezolano que el Presidente tenía que propiciar los cambios que la nación requería o el tumbado habría sido él.

Años más tarde, el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa criticó la alianza de Jóvito Villalba -jefe del partido URD, de ideología liberal-, con Herrera Campins -candidato socialcristiano a la Presidencia de la República- y expresó que eso era como una ensalada de mango con morrocoy, incorporando un nuevo dicho al ya amplio vocabulario relacionado con la fruta, modernizando la expresión tradicional de que “eso es más raro que un plato de mango con arroz” o también que “eso es un arroz con mango”. Quería expresar el recordado maestro Prieto que era una alianza imposible y en ello tuvo mucha razón, pues ésta no se prolongó más allá de unos meses, mientras duró la “luna de miel” de 1979.    

El mango y el amor

No obstante, el léxico del mango va más allá de las peligrosas sutilezas políticas. De hecho, la exquisita dulzura de la fruta, su aroma, su textura y las redondeces de su forma encuentran un campo fértil para que los enamorados de todas las épocas lo relacionen con el amor y con la belleza femenina. Es frecuente escuchar a un joven perspicaz manifestarle a una linda dama que pasa por su lado: “Eres más dulce que mango de hilacha”, aunque otros prefieren palabras más crudas, tales como "mi vida, estás como un mango". Como se ve, la deliciosa fruta también se usa para expresar la admiración que un hombre siente por la mujer que le agrada.   

La economía

            En Ciudad Guayana –la región por la que entró el mango- se ha comenzado el proceso de industrialización de la concha y de la semilla de esa fruta, la cual tiene una variadísima aplicación en el campo nutricional y de salud. Particular crecimiento se ha notado últimamente en el procesamiento de los jugos de mango, a veces combinados con naranja, zanahoria u otros frutos. Y, como siempre, ha continuado creciendo la comercialización de conservas y jaleas de mango, de gran aceptación en el mercado venezolano.

Sin embargo, lo que ha permitido la gran expansión del mango en el territorio nacional fue el desarrollo de la técnica de injertos, la cual surgió debido a que una buena parte de la producción se perdía por la carencia de criterios de producción y mercadeo, ya que su abundancia en la época de cosecha y su lejanía con los grandes centros de consumo hacían que se perdiera una buena parte de la cosecha. El mango injertado hace posible que el árbol pueda cultivarse en un ambiente no apropiado, pero dotado de un sistema de riego controlado, lo que permite programar varias cosechas y ofrecer el producto durante casi todo el año. 

El injerto es el método de propagación preferido por los productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos pueden ser de de aproximación o de corona. En los viveros se acostumbra usar maceteros con plantitas de mango a las que se pegan yemas o púas de la variedad seleccionada. Los expertos sugieren que las yemas para injertar sean tomadas de las puntas de las ramas jóvenes, lo que revela una cierta discriminación con las de mayor edad, pero insisten en que el gajo para injertar y el patrón sean iguales o similares en tamaño y madurez y, en ese sentido, recomiendan la escogencia de las mejores ramitas, así como la selección de madera bien madura. Cuando se injerta deben amarrarse ambas partes con rafia (palmeras de fibra resistente y flexible), cinta plástica o ristra de platanera humedecida. Después de cuatro semanas se examina la yema y, lógicamente, el agricultor debe tener sumo cuidado mientras el injerto pega y la planta comienza a desarrollarse, porque ese es su objetivo. Si trabaja con cuidado y dedicación, logrará que la planta crezca sana y robusta, lo que premiará su paciencia y le aportará además una merecida ganancia como consecuencia de su esfuerzo.

Cualquiera que sea la técnica utilizada para la propagación, siempre debe considerarse el tipo de suelo y las necesidades hídricas para poder programar la cantidad de hectáreas a sembrar, la producción por fechas y el mercado. En este último aspecto se deben evaluar los canales de distribución y de comercialización, con el fin de garantizar el éxito del inversionista. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada), pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).

Venezuela figura de segunda entre los productores de la América del Sur, superada únicamente por Brasil. El líder de la producción mundial es Asia, como es de suponer, seguida de África, Norteamérica, Suramérica, Oceanía y Europa (Fuente: FAO). Si se toma en cuenta el actual poderío económico de  Europa, se puede visualizar un mercado bien interesante para los productores venezolanos. Hoy día su uso  se ha extendido a la buena mesa, abarcando los restorantes de categoría cinco estrellas, donde los más reconocidos chefs hacen sus mejores esfuerzos para complacer paladares exigentes.

El mango en la buena cocina y en el bar

Scannone, el reconocido gourmet venezolano, ha incluido en su libro Mi cocina (2006) la salsa de chutney de mango, pavo relleno con mango, lairenes y duraznos, el dulce de mango en almíbar y la jalea de mangos verdes con azúcar o papelón. Helena Todd (1999), por su parte, recomienda la jalea de mango en su libro Las recetas caraqueñas. La fruta ya ha llegado incluso al bar y forma parte de la variada selección de cócteles que se ofrece a catadores exigentes en las barras más sofisticadas del país. Como podrá apreciar el lector, el mango ha trascendido las barreras culturales en todo el orbe y no hay un rincón del planeta, en los cinco continentes, donde no se haya saboreado esta riquísima fruta.

Bibliografía:

García Márquez, Gabriel. El General en su Laberinto. Bogotá: Edit. Oveja Negra. 1989.    

GUÍA AGRÍCOLA. Ediciones MAC. Caracas.1968.

Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Caracas: Monte Ávila Editores (Tomo IV). 1991, 2da. ed.

Méndez Salcedo, Ildefonso. La Capitanía General de Venezuela. Caracas. Edic. ULA-UCAB. (2002.

Ojer, Pablo/ Sanoja, Mario/ Ramírez, Tulio. Barrancas del Orinoco.   Caracas. Ediciones ME. 1990.

Ojer, Pablo. Sancinenea, introductor del mango en Venezuela. El Diario de Caracas. 1991.

Scannone, Armando. Mi cocina. Caracas: Editorial Arte. 2006.

Serpa Arcas, Diego. El mango en la ruta de Humboldt. Caracas: El Universal. 1985.

Todd, Helena. Las recetas caraqueñas. Caracas: Editorial L. L. El Nacional.1999.







































 



EL MANGO EN VENEZUELA
Por Carlos Alarico Gómez


Gabriel García Márquez publicó en 1989 el libro El General en su Laberinto y, como era de esperarse, la obra del merecidamente celebrado Premio Nobel de Literatura (1982) se agotó apenas llegó a los anaqueles. Como siempre, el hombre de Aracataca había trabajado con mucho ahínco para lograr éxito y, si bien se trataba de una novela histórica, tuvo el cuidado de consultar la poca documentación existente sobre los últimos meses de la vida del Libertador para sustentar sus aseveraciones. No obstante, desechó la seguridad que le proporcionaba la experiencia de haber conocido a fondo el personaje Simón Bolívar a través de sus lecturas, prefiriendo, en cambio, buscar historiadores venezolanos que lo ayudaran a cotejar datos que no estaban en la documentación consultada. Le preocupaba, en particular, la aseveración que había formulado en las páginas de ese libro en el sentido de que Simón Bolívar comió mango al lado de su amada Josefina Machado, mientras vivió con ella en Angostura entre los años 1817-1819.
Uno de los asesores seleccionados por el Gabo para verificar esa data fue el historiador venezolano Vinicio Romero, casado con una dama guayanesa, región donde vivió varios años. El consejo que le dio fue de no usar esa información porque tenía la convicción de que el mango no llegó a Venezuela sino mucho después de la Batalla de Carabobo. Romero basó su aseveración en lo previamente argumentado por Lisandro Alvarado (1921), Henry Pittier (1926) y Arturo Uslar Pietri (1967), a lo que hay que añadir que éste investigador había dedicado todo su esfuerzo intelectual al estudio de la figura del Libertador y, por esa razón, el escritor colombiano no vaciló en eliminar ese dato de su obra.
No obstante, tan pronto salió a la luz pública el libro en referencia y se pudo conocer el hecho narrado, el investigador Pablo Ojer se puso las manos en la cabeza y expresó con honda preocupación que Romero no tenía razón, ya que él tenía pruebas irrefutables de la manera cómo se introdujo el mango en Venezuela durante la época provincial. La afirmación la hizo ante un grupo de familiares y amigos que lo acompañábamos en su casa de Santa Inés, en Caracas, quienes oímos con gran interés las precisas y bien documentadas explicaciones que nos proporcionaba el profesor Ojer y, por lo tanto, no nos sorprendió en lo absoluto la lectura de un artículo suyo que publicó algún tiempo después en el Diario de Caracas (04-05-1991) titulado “Sancinenea, introductor del mango en Guayana”, en el cual presentaba las pruebas de que le asistía la razón.
Fermín de Sancinenea
            En efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29 de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...". Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al Nuevo Mundo.
En el documento se explica el modo cómo Sancinenea le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses. Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.
Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800 durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.
Otro dato importante en torno a este hecho es que Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana, que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura. La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que logró obtener durante su larga e intensa vida.
Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia, le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia, después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las que se destaca la introducción del mango en Venezuela.   
Visión retrospectiva: ¿Cómo entró el mango en Venezuela?
Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.
Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más tarde.  La explicación de la manera cómo  logró encontrar e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España, mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.
Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del inmenso Orinoco. 
Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un artículo que publicó en El Universal  del 26 de mayo de 1985.
El mango en la historia de la medicina
La historia del mango es de antiquísima data. Se cultivaba ya en tiempos prehistóricos, según se puede inferir de antiguos documentos existentes en la India, donde  se mencionan las propiedades de esa sabrosísima fruta. La información se encuentra en muchísimas publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen detalladas narraciones sobre las bondades del mango en asuntos relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.
I.                                                                                                                                      
En Venezuela, al mango también se le ha hecho acreedor de reconocimiento, debido a sus características intrínsecas y por haber contribuido al sustento de los agricultores que se dedicaron a su cultivo. En el estado Cojedes, por ejemplo, el gobierno regional llegó a conceder la “Condecoración del Mango”, dada la admiración que le tienen sus moradores a esta fruta, debido a sus múltiples acciones beneficiosas para la salud, cuyas bondades han sido comprobadas y reconocidas mundialmente por el gremio médico, por los nutricionistas y por el ciudadano común. Sus aplicaciones son numerosas, pero las más reconocidas son las de proporcionar antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma preventiva contra el cáncer del colon, además de suministrar vitaminas C y B5, lo que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de problemas en la epidermis.
No obstante, su ingestión excesiva produce efectos laxantes, sobre todo en los meses de abril y mayo que es cuando ocurre la sobre abundancia de la fruta y, obviamente, eso produce un consumo desbordado en la población. Y la razón es que el mango tiene un alto contenido de fibra, por cuyo motivo se debe tener la precaución de no  ingerir más de 300 gramos al día. En esa cantidad es una excelente ayuda para el estreñimiento, debido a que facilita la digestión, según se ha podido comprobar, pero es fácil caer en excesos dado el rico sabor de la fruta.
Sus beneficios para la salud son de tal magnitud que está totalmente comprobada su positiva influencia en la reducción de las tasas de colesterol y como coadyuvante en el control de la glicemia, lo que resulta altamente gratificante para el ser humano. También es recomendada su ingestión para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un alto contenido de potasio y, como si eso no bastara, posee además un efecto saciante que favorece a las personas que sufren de diabetes o de exceso de peso. A todo esto se debe agregar que hay muchas personas que le atribuyen efectos afrodisíacos y si bien esto no ha sido del todo comprobado, vale la pena averiguar. Como se puede observar, hay múltiples razones para estar agradecidos del mango y al entenderlo así se puede comprender por qué los hindúes lo veneran con tanta devoción, atribuyéndole parte de su felicidad. También ayuda a entender a los cojedeños, a los guayaneses y a otros connacionales que celebran la fiesta del mango con alegría contagiosa, costumbre que se ha ido extendiendo en Venezuela.
 Las cualidades del mango
El mango es una fruta de pulpa carnosa, baja en calorías, de sabor dulce y grata al paladar, que está lista para ser consumida cuando su concha se torna amarilla o rosada, según la variedad. En Venezuela se prefiere la especie llamada “Bocado”, que resulta deliciosa por su sabor y contextura, pero también se puede conseguir el mango “Manila” en el oriente del país, tal como asevera el célebre historiador Germán Carrera Damas quien es un fiel y constante consumidor de la deliciosa fruta. Carrera estima que esta variedad de mango entró en América a través de Acapulco, México, después de cruzar el Océano Pacífico desde Luzón.
Tal posibilidad es altamente factible y de hecho hay  autores que han señalado que viajeros españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila a fines del siglo XV, lo que explicaría su llegada a México en una época en que España comenzaba a tomar posesión del continente recientemente descubierto por Colón. Si bien el mango “Manila” es apreciado en la región nor-oriental del país, una variedad que también compite en la aceptación de los consumidores es el mango “Melocotón”, de gran tamaño, que posee sabor y olor muy similar al melocotón en almíbar, característica que le ha hecho ganar ese calificativo. 
Entre las variedades más populares de la “Mangifera indica lennis”, como se llama científicamente a la popular fruta, están: los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto, favorecidos ampliamente por el comercio, entre los que se destaca la variedad conocida como la manga; y el bocao, que es el preferido por la mayoría, dado el delicioso sabor de su pulpa y al hecho de que se puede comer sin la incomodidad del mango de hilacha, que si bien muy sabroso, tiene la desventaja de incrustarse entre los dientes, lo que obliga al consumidor a ayudarse con los dedos para sacarse de la boca el indeseado visitante, lo que no es apreciado por las damas, que encuentran decididamente vulgar ese indeseable hábito. 
El árbol del mango
Puede alcanzar hasta unos treinta metros de altura, aunque los agricultores prefieren a los que tienen un promedio de diez metros, lo que consiguen mediante la técnica de aplicación de injertos. De ese modo incrementan la producción en el menor tiempo posible, aumentando la productividad, además de facilitar la recolección del producto durante la cosecha. De esa práctica agrícola surgió el dicho de que "los mangos están bajitos", refiriéndose sin duda a que cuando las matas están bien cargadas el trabajo de los campesinos se facilita, haciendo menos ardua su labor. También permite que los niños puedan acercarse a las matas de mango y atrapar las frutas con más facilidad, muchas veces sin el consentimiento de sus dueños. Es común ver en los alrededores de los mangales, en tiempo de cosecha, niños corriendo con el producto de su rapiña entre las manos, mientras los productores les gritan improperios. Pero todo ello, bueno es decirlo, forma parte de la tradición del pueblo venezolano y nunca se ha sabido de un niño que haya sido encarcelado o herido como consecuencia de haberse adueñado de un par de buenas mangas del solar vecino.
 El mango en la política
 En el siglo XIX se hizo muy popular el dicho “Los mangos están bajitos” y se usó mucho en la política, pues servía para expresar que las cosas estaban listas para ser llevadas a cabo o que ya el asunto en ciernes había sido descubierto. Tal creencia popular pudo ser comprobada en 1913 por el general Francisco Linares Alcántara, pero el aprendizaje le costó la enemistad de Juan Vicente Gómez y el exilio. El problema se originó debido a la ruptura política entre los generales Román Delgado-Chalbaud y Gómez, que habían sido muy buenos amigos, compadres y socios en varias empresas, pero que en ese año se enfrentaron por rivalidades y malentendidos, lo que llevó al primero a implementar un proyecto para derrocar a su compadre Gómez.
Linares Alcántara, que había sido separado de sus responsabilidades de gobierno, se involucró en la conspiración, a pesar de ser muy allegado a Gómez, hasta el punto de que tenía amores con Regina, la hermana del dictador, a la que había prometido matrimonio. Cuando Gómez se enteró del intento que se fraguaba en su contra procedió a designar al coronel Agustín Tirado Medina para que detuviera a Delgado-Chalbaud. Tirado aceptó el encargo, pero sabía muy bien que la misión encomendada era peligrosa y, por tal razón, averiguó los hábitos del militar en desgracia y pudo saber que acostumbraba salir muy temprano en su coche tipo Victoria, que era guiado por dos hermosos purasangres color castaño y, con esa información, tomó la decisión de esperarlo frente a su casa desde las primeras horas de la madrugada.
Su estrategia dio resultado. Poco antes de las seis de la mañana del 17 de mayo de 1913, Tirado escuchó que el coche del general Delgado-Chalbaud se aproximaba y con todos sus sentidos en alerta  se aprestó a cumplir sus instrucciones y se colocó frente al portón, pues sabía muy bien que el conductor tenía que aminorar la velocidad en ese lugar para poder salir de la casa y tomar la calle. No hizo falta ninguna violencia. De hecho, Delgado-Chalbaud lo conocía muy bien y, tan pronto lo vio, ordenó frenar el coche para conocer el motivo de la presencia de Tirado, lo que éste aprovechó para saludarlo militarmente y al acercársele le colocó un revólver en el pecho para luego conducirlo preso a La Rotunda.
Linares Alcántara se enteró del suceso a través de Regina, hermana del Presidente, quien le dijo: Es mejor que salgas del país por un tiempo, Panchito, mientras las cosas se arreglan. Linares le hizo caso a su novia, pero dudó mientras preparaba su salida: ¿Será verdad que su futuro cuñado lo quiere detener? Y ante la incertidumbre, decidió llamar por teléfono al Presidente y al responderle se produce el siguiente diálogo:
 -Ala, Alcántara, ¿qué noticias me tiene?
A lo que Linares Alcántara contesta:
-Nada, mi general, quería saber si todo estaba bien. ¿Cómo
 van las cosas?
Y Gómez le expresa:
-Pues, nada, amigo Alcántara. Es que como los mangos están bajitos, estoy meniando la mata pa’ que se caigan.
            Tan pronto escuchó esas palabras no lo dudó más y como conocía muy bien a Gómez sabía que su vida estaba en peligro. Por tanto, esa misma noche cabalgó a toda marcha hacia Puerto Cabello, donde tenía una chalupa esperando para conducirlo a Curazao.
Es posible que el dictador deseara dejarlo escapar por petición de Regina, pero Linares prefirió no quedarse a  esperar la decisión. La desgracia fue grande para los protagonistas de aquel suceso. Delgado Chalbaud pagó 14 años de cárcel y al salir en libertad comandó la invasión del Falke y allí murió en un enfrentamiento contra el general Emilio Fernández. Regina murió soltera, recordando a su dulce Panchito y el matrimonio que no pudo ser. Y Linares tuvo que esperar la muerte de Gómez para regresar del exilio. Es decir, tuvo que aguardar a que los mangos estuvieran bajitos, lo que equivalía a decir: a que Gómez muriera.
A su regreso a Venezuela, tuvo la oportunidad de observar "la meneada de mata” que efectuó López Contreras, para que “los mangos cayeran". Es decir, meneó la mata de mango, pues ya estaban maduros y había que propiciar su caída, lo que significa en el lenguaje político venezolano que el Presidente tenía que propiciar los cambios que la nación requería o el tumbado habría sido él.
Años más tarde, el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa criticó la alianza de Jóvito Villalba -jefe del partido URD, de ideología liberal-, con Herrera Campins -candidato socialcristiano a la Presidencia de la República- y expresó que eso era como una ensalada de mango con morrocoy, incorporando un nuevo dicho al ya amplio vocabulario relacionado con la fruta, modernizando la expresión tradicional de que “eso es más raro que un plato de mango con arroz” o también que “eso es un arroz con mango”. Quería expresar el recordado maestro Prieto que era una alianza imposible y en ello tuvo mucha razón, pues ésta no se prolongó más allá de unos meses, mientras duró la “luna de miel” de 1979.    
El mango y el amor
No obstante, el léxico del mango va más allá de las peligrosas sutilezas políticas. De hecho, la exquisita dulzura de la fruta, su aroma, su textura y las redondeces de su forma encuentran un campo fértil para que los enamorados de todas las épocas lo relacionen con el amor y con la belleza femenina. Es frecuente escuchar a un joven perspicaz manifestarle a una linda dama que pasa por su lado: “Eres más dulce que mango de hilacha”, aunque otros prefieren palabras más crudas, tales como "mi vida, estás como un mango". Como se ve, la deliciosa fruta también se usa para expresar la admiración que un hombre siente por la mujer que le agrada.   
La economía
            En Ciudad Guayana –la región por la que entró el mango- se ha comenzado el proceso de industrialización de la concha y de la semilla de esa fruta, la cual tiene una variadísima aplicación en el campo nutricional y de salud. Particular crecimiento se ha notado últimamente en el procesamiento de los jugos de mango, a veces combinados con naranja, zanahoria u otros frutos. Y, como siempre, ha continuado creciendo la comercialización de conservas y jaleas de mango, de gran aceptación en el mercado venezolano.
Sin embargo, lo que ha permitido la gran expansión del mango en el territorio nacional fue el desarrollo de la técnica de injertos, la cual surgió debido a que una buena parte de la producción se perdía por la carencia de criterios de producción y mercadeo, ya que su abundancia en la época de cosecha y su lejanía con los grandes centros de consumo hacían que se perdiera una buena parte de la cosecha. El mango injertado hace posible que el árbol pueda cultivarse en un ambiente no apropiado, pero dotado de un sistema de riego controlado, lo que permite programar varias cosechas y ofrecer el producto durante casi todo el año. 
El injerto es el método de propagación preferido por los productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos pueden ser de de aproximación o de corona. En los viveros se acostumbra usar maceteros con plantitas de mango a las que se pegan yemas o púas de la variedad seleccionada. Los expertos sugieren que las yemas para injertar sean tomadas de las puntas de las ramas jóvenes, lo que revela una cierta discriminación con las de mayor edad, pero insisten en que el gajo para injertar y el patrón sean iguales o similares en tamaño y madurez y, en ese sentido, recomiendan la escogencia de las mejores ramitas, así como la selección de madera bien madura. Cuando se injerta deben amarrarse ambas partes con rafia (palmeras de fibra resistente y flexible), cinta plástica o ristra de platanera humedecida. Después de cuatro semanas se examina la yema y, lógicamente, el agricultor debe tener sumo cuidado mientras el injerto pega y la planta comienza a desarrollarse, porque ese es su objetivo. Si trabaja con cuidado y dedicación, logrará que la planta crezca sana y robusta, lo que premiará su paciencia y le aportará además una merecida ganancia como consecuencia de su esfuerzo.
Cualquiera que sea la técnica utilizada para la propagación, siempre debe considerarse el tipo de suelo y las necesidades hídricas para poder programar la cantidad de hectáreas a sembrar, la producción por fechas y el mercado. En este último aspecto se deben evaluar los canales de distribución y de comercialización, con el fin de garantizar el éxito del inversionista. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada), pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).
Venezuela figura de segunda entre los productores de la América del Sur, superada únicamente por Brasil. El líder de la producción mundial es Asia, como es de suponer, seguida de África, Norteamérica, Suramérica, Oceanía y Europa (Fuente: FAO). Si se toma en cuenta el actual poderío económico de  Europa, se puede visualizar un mercado bien interesante para los productores venezolanos. Hoy día su uso  se ha extendido a la buena mesa, abarcando los restorantes de categoría cinco estrellas, donde los más reconocidos chefs hacen sus mejores esfuerzos para complacer paladares exigentes.
El mango en la buena cocina y en el bar
Scannone, el reconocido gourmet venezolano, ha incluido en su libro Mi cocina (2006) la salsa de chutney de mango, pavo relleno con mango, lairenes y duraznos, el dulce de mango en almíbar y la jalea de mangos verdes con azúcar o papelón. Helena Todd (1999), por su parte, recomienda la jalea de mango en su libro Las recetas caraqueñas. La fruta ya ha llegado incluso al bar y forma parte de la variada selección de cócteles que se ofrece a catadores exigentes en las barras más sofisticadas del país. Como podrá apreciar el lector, el mango ha trascendido las barreras culturales en todo el orbe y no hay un rincón del planeta, en los cinco continentes, donde no se haya saboreado esta riquísima fruta.
Bibliografía:
García Márquez, Gabriel. El General en su Laberinto. Bogotá: Edit. Oveja Negra. 1989.    
GUÍA AGRÍCOLA. Ediciones MAC. Caracas.1968.
Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Caracas: Monte Ávila Editores (Tomo IV). 1991, 2da. ed.
Méndez Salcedo, Ildefonso. La Capitanía General de Venezuela. Caracas. Edic. ULA-UCAB. (2002.
Ojer, Pablo/ Sanoja, Mario/ Ramírez, Tulio. Barrancas del Orinoco.   Caracas. Ediciones ME. 1990.
Ojer, Pablo. Sancinenea, introductor del mango en Venezuela. El Diario de Caracas. 1991.
Scannone, Armando. Mi cocina. Caracas: Editorial Arte. 2006.
Serpa Arcas, Diego. El mango en la ruta de Humboldt. Caracas: El Universal. 1985.
Todd, Helena. Las recetas caraqueñas. Caracas: Editorial L. L. El Nacional.1999.














EL MANGO EN VENEZUELA
Por Carlos Alarico Gómez


Gabriel García Márquez publicó en 1989 el libro El General en su Laberinto y, como era de esperarse, la obra del merecidamente celebrado Premio Nobel de Literatura (1982) se agotó apenas llegó a los anaqueles. Como siempre, el hombre de Aracataca había trabajado con mucho ahínco para lograr éxito y, si bien se trataba de una novela histórica, tuvo el cuidado de consultar la poca documentación existente sobre los últimos meses de la vida del Libertador para sustentar sus aseveraciones. No obstante, desechó la seguridad que le proporcionaba la experiencia de haber conocido a fondo el personaje Simón Bolívar a través de sus lecturas, prefiriendo, en cambio, buscar historiadores venezolanos que lo ayudaran a cotejar datos que no estaban en la documentación consultada. Le preocupaba, en particular, la aseveración que había formulado en las páginas de ese libro en el sentido de que Simón Bolívar comió mango al lado de su amada Josefina Machado, mientras vivió con ella en Angostura entre los años 1817-1819.
Uno de los asesores seleccionados por el Gabo para verificar esa data fue el historiador venezolano Vinicio Romero, casado con una dama guayanesa, región donde vivió varios años. El consejo que le dio fue de no usar esa información porque tenía la convicción de que el mango no llegó a Venezuela sino mucho después de la Batalla de Carabobo. Romero basó su aseveración en lo previamente argumentado por Lisandro Alvarado (1921), Henry Pittier (1926) y Arturo Uslar Pietri (1967), a lo que hay que añadir que éste investigador había dedicado todo su esfuerzo intelectual al estudio de la figura del Libertador y, por esa razón, el escritor colombiano no vaciló en eliminar ese dato de su obra.
No obstante, tan pronto salió a la luz pública el libro en referencia y se pudo conocer el hecho narrado, el investigador Pablo Ojer se puso las manos en la cabeza y expresó con honda preocupación que Romero no tenía razón, ya que él tenía pruebas irrefutables de la manera cómo se introdujo el mango en Venezuela durante la época provincial. La afirmación la hizo ante un grupo de familiares y amigos que lo acompañábamos en su casa de Santa Inés, en Caracas, quienes oímos con gran interés las precisas y bien documentadas explicaciones que nos proporcionaba el profesor Ojer y, por lo tanto, no nos sorprendió en lo absoluto la lectura de un artículo suyo que publicó algún tiempo después en el Diario de Caracas (04-05-1991) titulado “Sancinenea, introductor del mango en Guayana”, en el cual presentaba las pruebas de que le asistía la razón.
Fermín de Sancinenea
            En efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29 de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...". Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al Nuevo Mundo.
En el documento se explica el modo cómo Sancinenea le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses. Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.
Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800 durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.
Otro dato importante en torno a este hecho es que Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana, que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura. La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que logró obtener durante su larga e intensa vida.
Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia, le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia, después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las que se destaca la introducción del mango en Venezuela.   
Visión retrospectiva: ¿Cómo entró el mango en Venezuela?
Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.
Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más tarde.  La explicación de la manera cómo  logró encontrar e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España, mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.
Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del inmenso Orinoco. 
Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un artículo que publicó en El Universal  del 26 de mayo de 1985.
El mango en la historia de la medicina
La historia del mango es de antiquísima data. Se cultivaba ya en tiempos prehistóricos, según se puede inferir de antiguos documentos existentes en la India, donde  se mencionan las propiedades de esa sabrosísima fruta. La información se encuentra en muchísimas publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen detalladas narraciones sobre las bondades del mango en asuntos relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.
I.                                                                                                                                      
En Venezuela, al mango también se le ha hecho acreedor de reconocimiento, debido a sus características intrínsecas y por haber contribuido al sustento de los agricultores que se dedicaron a su cultivo. En el estado Cojedes, por ejemplo, el gobierno regional llegó a conceder la “Condecoración del Mango”, dada la admiración que le tienen sus moradores a esta fruta, debido a sus múltiples acciones beneficiosas para la salud, cuyas bondades han sido comprobadas y reconocidas mundialmente por el gremio médico, por los nutricionistas y por el ciudadano común. Sus aplicaciones son numerosas, pero las más reconocidas son las de proporcionar antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma preventiva contra el cáncer del colon, además de suministrar vitaminas C y B5, lo que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de problemas en la epidermis.
No obstante, su ingestión excesiva produce efectos laxantes, sobre todo en los meses de abril y mayo que es cuando ocurre la sobre abundancia de la fruta y, obviamente, eso produce un consumo desbordado en la población. Y la razón es que el mango tiene un alto contenido de fibra, por cuyo motivo se debe tener la precaución de no  ingerir más de 300 gramos al día. En esa cantidad es una excelente ayuda para el estreñimiento, debido a que facilita la digestión, según se ha podido comprobar, pero es fácil caer en excesos dado el rico sabor de la fruta.
Sus beneficios para la salud son de tal magnitud que está totalmente comprobada su positiva influencia en la reducción de las tasas de colesterol y como coadyuvante en el control de la glicemia, lo que resulta altamente gratificante para el ser humano. También es recomendada su ingestión para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un alto contenido de potasio y, como si eso no bastara, posee además un efecto saciante que favorece a las personas que sufren de diabetes o de exceso de peso. A todo esto se debe agregar que hay muchas personas que le atribuyen efectos afrodisíacos y si bien esto no ha sido del todo comprobado, vale la pena averiguar. Como se puede observar, hay múltiples razones para estar agradecidos del mango y al entenderlo así se puede comprender por qué los hindúes lo veneran con tanta devoción, atribuyéndole parte de su felicidad. También ayuda a entender a los cojedeños, a los guayaneses y a otros connacionales que celebran la fiesta del mango con alegría contagiosa, costumbre que se ha ido extendiendo en Venezuela.
 Las cualidades del mango
El mango es una fruta de pulpa carnosa, baja en calorías, de sabor dulce y grata al paladar, que está lista para ser consumida cuando su concha se torna amarilla o rosada, según la variedad. En Venezuela se prefiere la especie llamada “Bocado”, que resulta deliciosa por su sabor y contextura, pero también se puede conseguir el mango “Manila” en el oriente del país, tal como asevera el célebre historiador Germán Carrera Damas quien es un fiel y constante consumidor de la deliciosa fruta. Carrera estima que esta variedad de mango entró en América a través de Acapulco, México, después de cruzar el Océano Pacífico desde Luzón.
Tal posibilidad es altamente factible y de hecho hay  autores que han señalado que viajeros españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila a fines del siglo XV, lo que explicaría su llegada a México en una época en que España comenzaba a tomar posesión del continente recientemente descubierto por Colón. Si bien el mango “Manila” es apreciado en la región nor-oriental del país, una variedad que también compite en la aceptación de los consumidores es el mango “Melocotón”, de gran tamaño, que posee sabor y olor muy similar al melocotón en almíbar, característica que le ha hecho ganar ese calificativo. 
Entre las variedades más populares de la “Mangifera indica lennis”, como se llama científicamente a la popular fruta, están: los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto, favorecidos ampliamente por el comercio, entre los que se destaca la variedad conocida como la manga; y el bocao, que es el preferido por la mayoría, dado el delicioso sabor de su pulpa y al hecho de que se puede comer sin la incomodidad del mango de hilacha, que si bien muy sabroso, tiene la desventaja de incrustarse entre los dientes, lo que obliga al consumidor a ayudarse con los dedos para sacarse de la boca el indeseado visitante, lo que no es apreciado por las damas, que encuentran decididamente vulgar ese indeseable hábito. 
El árbol del mango
Puede alcanzar hasta unos treinta metros de altura, aunque los agricultores prefieren a los que tienen un promedio de diez metros, lo que consiguen mediante la técnica de aplicación de injertos. De ese modo incrementan la producción en el menor tiempo posible, aumentando la productividad, además de facilitar la recolección del producto durante la cosecha. De esa práctica agrícola surgió el dicho de que "los mangos están bajitos", refiriéndose sin duda a que cuando las matas están bien cargadas el trabajo de los campesinos se facilita, haciendo menos ardua su labor. También permite que los niños puedan acercarse a las matas de mango y atrapar las frutas con más facilidad, muchas veces sin el consentimiento de sus dueños. Es común ver en los alrededores de los mangales, en tiempo de cosecha, niños corriendo con el producto de su rapiña entre las manos, mientras los productores les gritan improperios. Pero todo ello, bueno es decirlo, forma parte de la tradición del pueblo venezolano y nunca se ha sabido de un niño que haya sido encarcelado o herido como consecuencia de haberse adueñado de un par de buenas mangas del solar vecino.
 El mango en la política
 En el siglo XIX se hizo muy popular el dicho “Los mangos están bajitos” y se usó mucho en la política, pues servía para expresar que las cosas estaban listas para ser llevadas a cabo o que ya el asunto en ciernes había sido descubierto. Tal creencia popular pudo ser comprobada en 1913 por el general Francisco Linares Alcántara, pero el aprendizaje le costó la enemistad de Juan Vicente Gómez y el exilio. El problema se originó debido a la ruptura política entre los generales Román Delgado-Chalbaud y Gómez, que habían sido muy buenos amigos, compadres y socios en varias empresas, pero que en ese año se enfrentaron por rivalidades y malentendidos, lo que llevó al primero a implementar un proyecto para derrocar a su compadre Gómez.
Linares Alcántara, que había sido separado de sus responsabilidades de gobierno, se involucró en la conspiración, a pesar de ser muy allegado a Gómez, hasta el punto de que tenía amores con Regina, la hermana del dictador, a la que había prometido matrimonio. Cuando Gómez se enteró del intento que se fraguaba en su contra procedió a designar al coronel Agustín Tirado Medina para que detuviera a Delgado-Chalbaud. Tirado aceptó el encargo, pero sabía muy bien que la misión encomendada era peligrosa y, por tal razón, averiguó los hábitos del militar en desgracia y pudo saber que acostumbraba salir muy temprano en su coche tipo Victoria, que era guiado por dos hermosos purasangres color castaño y, con esa información, tomó la decisión de esperarlo frente a su casa desde las primeras horas de la madrugada.
Su estrategia dio resultado. Poco antes de las seis de la mañana del 17 de mayo de 1913, Tirado escuchó que el coche del general Delgado-Chalbaud se aproximaba y con todos sus sentidos en alerta  se aprestó a cumplir sus instrucciones y se colocó frente al portón, pues sabía muy bien que el conductor tenía que aminorar la velocidad en ese lugar para poder salir de la casa y tomar la calle. No hizo falta ninguna violencia. De hecho, Delgado-Chalbaud lo conocía muy bien y, tan pronto lo vio, ordenó frenar el coche para conocer el motivo de la presencia de Tirado, lo que éste aprovechó para saludarlo militarmente y al acercársele le colocó un revólver en el pecho para luego conducirlo preso a La Rotunda.
Linares Alcántara se enteró del suceso a través de Regina, hermana del Presidente, quien le dijo: Es mejor que salgas del país por un tiempo, Panchito, mientras las cosas se arreglan. Linares le hizo caso a su novia, pero dudó mientras preparaba su salida: ¿Será verdad que su futuro cuñado lo quiere detener? Y ante la incertidumbre, decidió llamar por teléfono al Presidente y al responderle se produce el siguiente diálogo:
 -Ala, Alcántara, ¿qué noticias me tiene?
A lo que Linares Alcántara contesta:
-Nada, mi general, quería saber si todo estaba bien. ¿Cómo
 van las cosas?
Y Gómez le expresa:
-Pues, nada, amigo Alcántara. Es que como los mangos están bajitos, estoy meniando la mata pa’ que se caigan.
            Tan pronto escuchó esas palabras no lo dudó más y como conocía muy bien a Gómez sabía que su vida estaba en peligro. Por tanto, esa misma noche cabalgó a toda marcha hacia Puerto Cabello, donde tenía una chalupa esperando para conducirlo a Curazao.
Es posible que el dictador deseara dejarlo escapar por petición de Regina, pero Linares prefirió no quedarse a  esperar la decisión. La desgracia fue grande para los protagonistas de aquel suceso. Delgado Chalbaud pagó 14 años de cárcel y al salir en libertad comandó la invasión del Falke y allí murió en un enfrentamiento contra el general Emilio Fernández. Regina murió soltera, recordando a su dulce Panchito y el matrimonio que no pudo ser. Y Linares tuvo que esperar la muerte de Gómez para regresar del exilio. Es decir, tuvo que aguardar a que los mangos estuvieran bajitos, lo que equivalía a decir: a que Gómez muriera.
A su regreso a Venezuela, tuvo la oportunidad de observar "la meneada de mata” que efectuó López Contreras, para que “los mangos cayeran". Es decir, meneó la mata de mango, pues ya estaban maduros y había que propiciar su caída, lo que significa en el lenguaje político venezolano que el Presidente tenía que propiciar los cambios que la nación requería o el tumbado habría sido él.
Años más tarde, el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa criticó la alianza de Jóvito Villalba -jefe del partido URD, de ideología liberal-, con Herrera Campins -candidato socialcristiano a la Presidencia de la República- y expresó que eso era como una ensalada de mango con morrocoy, incorporando un nuevo dicho al ya amplio vocabulario relacionado con la fruta, modernizando la expresión tradicional de que “eso es más raro que un plato de mango con arroz” o también que “eso es un arroz con mango”. Quería expresar el recordado maestro Prieto que era una alianza imposible y en ello tuvo mucha razón, pues ésta no se prolongó más allá de unos meses, mientras duró la “luna de miel” de 1979.    
El mango y el amor
No obstante, el léxico del mango va más allá de las peligrosas sutilezas políticas. De hecho, la exquisita dulzura de la fruta, su aroma, su textura y las redondeces de su forma encuentran un campo fértil para que los enamorados de todas las épocas lo relacionen con el amor y con la belleza femenina. Es frecuente escuchar a un joven perspicaz manifestarle a una linda dama que pasa por su lado: “Eres más dulce que mango de hilacha”, aunque otros prefieren palabras más crudas, tales como "mi vida, estás como un mango". Como se ve, la deliciosa fruta también se usa para expresar la admiración que un hombre siente por la mujer que le agrada.   
La economía
            En Ciudad Guayana –la región por la que entró el mango- se ha comenzado el proceso de industrialización de la concha y de la semilla de esa fruta, la cual tiene una variadísima aplicación en el campo nutricional y de salud. Particular crecimiento se ha notado últimamente en el procesamiento de los jugos de mango, a veces combinados con naranja, zanahoria u otros frutos. Y, como siempre, ha continuado creciendo la comercialización de conservas y jaleas de mango, de gran aceptación en el mercado venezolano.
Sin embargo, lo que ha permitido la gran expansión del mango en el territorio nacional fue el desarrollo de la técnica de injertos, la cual surgió debido a que una buena parte de la producción se perdía por la carencia de criterios de producción y mercadeo, ya que su abundancia en la época de cosecha y su lejanía con los grandes centros de consumo hacían que se perdiera una buena parte de la cosecha. El mango injertado hace posible que el árbol pueda cultivarse en un ambiente no apropiado, pero dotado de un sistema de riego controlado, lo que permite programar varias cosechas y ofrecer el producto durante casi todo el año. 
El injerto es el método de propagación preferido por los productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos pueden ser de de aproximación o de corona. En los viveros se acostumbra usar maceteros con plantitas de mango a las que se pegan yemas o púas de la variedad seleccionada. Los expertos sugieren que las yemas para injertar sean tomadas de las puntas de las ramas jóvenes, lo que revela una cierta discriminación con las de mayor edad, pero insisten en que el gajo para injertar y el patrón sean iguales o similares en tamaño y madurez y, en ese sentido, recomiendan la escogencia de las mejores ramitas, así como la selección de madera bien madura. Cuando se injerta deben amarrarse ambas partes con rafia (palmeras de fibra resistente y flexible), cinta plástica o ristra de platanera humedecida. Después de cuatro semanas se examina la yema y, lógicamente, el agricultor debe tener sumo cuidado mientras el injerto pega y la planta comienza a desarrollarse, porque ese es su objetivo. Si trabaja con cuidado y dedicación, logrará que la planta crezca sana y robusta, lo que premiará su paciencia y le aportará además una merecida ganancia como consecuencia de su esfuerzo.
Cualquiera que sea la técnica utilizada para la propagación, siempre debe considerarse el tipo de suelo y las necesidades hídricas para poder programar la cantidad de hectáreas a sembrar, la producción por fechas y el mercado. En este último aspecto se deben evaluar los canales de distribución y de comercialización, con el fin de garantizar el éxito del inversionista. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada), pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).
Venezuela figura de segunda entre los productores de la América del Sur, superada únicamente por Brasil. El líder de la producción mundial es Asia, como es de suponer, seguida de África, Norteamérica, Suramérica, Oceanía y Europa (Fuente: FAO). Si se toma en cuenta el actual poderío económico de  Europa, se puede visualizar un mercado bien interesante para los productores venezolanos. Hoy día su uso  se ha extendido a la buena mesa, abarcando los restorantes de categoría cinco estrellas, donde los más reconocidos chefs hacen sus mejores esfuerzos para complacer paladares exigentes.
El mango en la buena cocina y en el bar
Scannone, el reconocido gourmet venezolano, ha incluido en su libro Mi cocina (2006) la salsa de chutney de mango, pavo relleno con mango, lairenes y duraznos, el dulce de mango en almíbar y la jalea de mangos verdes con azúcar o papelón. Helena Todd (1999), por su parte, recomienda la jalea de mango en su libro Las recetas caraqueñas. La fruta ya ha llegado incluso al bar y forma parte de la variada selección de cócteles que se ofrece a catadores exigentes en las barras más sofisticadas del país. Como podrá apreciar el lector, el mango ha trascendido las barreras culturales en todo el orbe y no hay un rincón del planeta, en los cinco continentes, donde no se haya saboreado esta riquísima fruta.
Bibliografía:
García Márquez, Gabriel. El General en su Laberinto. Bogotá: Edit. Oveja Negra. 1989.    
GUÍA AGRÍCOLA. Ediciones MAC. Caracas.1968.
Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Caracas: Monte Ávila Editores (Tomo IV). 1991, 2da. ed.
Méndez Salcedo, Ildefonso. La Capitanía General de Venezuela. Caracas. Edic. ULA-UCAB. (2002.
Ojer, Pablo/ Sanoja, Mario/ Ramírez, Tulio. Barrancas del Orinoco.   Caracas. Ediciones ME. 1990.
Ojer, Pablo. Sancinenea, introductor del mango en Venezuela. El Diario de Caracas. 1991.
Scannone, Armando. Mi cocina. Caracas: Editorial Arte. 2006.
Serpa Arcas, Diego. El mango en la ruta de Humboldt. Caracas: El Universal. 1985.
Todd, Helena. Las recetas caraqueñas. Caracas: Editorial L. L. El Nacional.1999.

* Artículo publicado en el libro  Nuestra cultura gastronómica: origen,influencias y mestizajes. Fundación Venezuela Positiva. Caracas,Venezuela 2008.






















Bandera venezolana

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Automóviles de los 40

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