“El sistema de gobierno más perfecto,
es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política”.
Discurso
en Angostura- 15-II-1819
Grandes y efectivas actividades desarrolló en su corta
pero fructífera vida emancipadora
nuestro “Padre Libertador”; su amplia capacidad de trabajo, le permitió
materializar su juramento lanzado a los cuatro vientos en la antigua Roma el 15
de agosto de 1805. Lo estudiamos y conocemos como táctico, estratega, líder
militar, visionario, comunicador social, legislador, magistrado, abogado,
conservacionista, diplomático, humanista y por antonomasia Libertador, pero
poco sabemos de sus cualidades de administrador. Perdida la República nacida el 5 de
julio de 1811, se traslada a Curazao el
27 de agosto de 1812, y luego a
Cartagena de Indias, donde emite el 15 de diciembre su famoso Manifiesto
magistrados, diría:
“La disipación de las rentas públicas en
objetos frívolos, y perjudiciales, y particularmente en sueldos de infinidad de
oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y
federales, dio un golpe mortal a la República , porque le obligó a recurrir al
peligroso expediente de establecer el papel moneda sin otra garantía, que la
fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Concluida la exitosa Campaña Admirable iniciada el 14 de mayo
de 1813 en Cúcuta, al llegar a Caracas
recibe el título de Libertador el 14 de octubre de 1813, le corresponde dictar
medidas que controlen los escasos gastos públicos, preservando la renta del tabaco, principal fuente de
ingreso del Estado. En la continuación de las hostilidades en la afanosa
búsqueda de la ansiada como inexistente libertad, al regresar de nuevo a
Venezuela procedente de Haití, emitió en Carúpano un decreto de “Libertad de los
esclavos”
el de junio de 1816, al considerar
que estas personas no eran tratadas como
seres humanos sino como un bien económico.
Liberada la importante región de Guayana en agosto de
1817, decreta el 3 de septiembre la confiscación de bienes y permite la
exportación de ganado previo el pago de 8 pesos por cabeza; emite severas medidas
para evitar el contrabando de ganado en detrimento las rentas públicas,
estimula a los denunciantes dándole parte de lo recuperado. En su conocido mensaje dirigido en el Congreso de
Angostura reunido el 15 de febrero de 1819 nuestro Libertador dijo:
“Es el deber de
todo ciudadano vigilar sobre la legítima
inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”. A través del Orinoco se
moviliza hacia la Nueva
Granada , luego de realizar la proeza de atravesar el páramo
de Pisba el 5 de julio de 1819, triunfa en Gameza, Pantano de Vargas y Boyacá
el 7 de agosto. De nuevo dicta medidas para la obtención de recursos
financieros, ordena asignación de recursos para fundar un colegio de los niños
huérfanos, hijos de los mártires de la patria, tal fin dijo: “La educación e instrucción pública son el
principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la
libertad de los pueblos”.
El 16 de enero de 1820 en le entrega en San Juan de Payara al
general de brigada Antonio José de Sucre 80.000 pesos, para que se traslada
a la isla de San Thomas para compra 4.232 fusiles con sus respectivas
bayonetas, papel periódico, pólvora,
sables y telas, material necesario para la logística del ejército.
Encontrándose en Guanare rumbo a San Carlos en la ejecución de la concentración
previa a la batalla de Carabobo, le escribe el 24 de mayo a Fernando Peñalver: “Para el gobierno, nada será más útil ni
más satisfactorio, que corregir los abusos de la administración”.
Al llegar a Caracas el 29 de junio triunfante de
Carabobo, sin perder tiempo, designa una comisión de personas probas que
velarán por evitar fraudes y malversación de fondos y controlar las medidas
económicas tendentes a mejorar la situación económica a causa dela lucha
emancipadora, entre ellas la prohibición de circulación de la moneda de cobre española, confiscación de
bienes a los colaboradores de los realistas, igualmente se dictaron leyes sobre
las monedas, papel sellado, pesas y
medidas.
Realizada la liberación de Quito el 24 de mayo de
1822 mediante la batalla de Pichincha,
“Cima de la libertad”, obra magistral del general Sucre; el Libertador llega a
Lima el 16 de junio, procediendo a
dictar decretos en beneficio de mejorar
la situación financiera. Desde Pativilca-Perú le escribe el 15 de enero de 1823
al general porteño Bartolomé Salom: “La
impunidad de los delitos, hace que estos se cometan con más frecuencia; al fin
llega el caso, en que el castigo no basta para reprimirlos”.
Después del
triunfo en Ayacucho, “Cumbre de la gloria americana” el 9 de diciembre de
1824, el Libertador dicta nuevas
medidas en procura de reducir los gastos
y mejorar la economía de los pueblos
liberados; para el cuido de las vicuñas, decreta que el trasquilado se
realice únicamente los meses de abril, mayo, junio y julio, de modo de
protegerlas durante el período frío,
asignó un peso de bonificación por cada animal nacido, decreta el 5 de julio de
1825 la prohibición de la cacería de las
vicuñas. El 2 de agosto en Pucará-Perú, en relación al arriendo y venta de las
minas, indica: “Sobre el gobierno de la República gravita una
inmensa deuda, que debe procurar el gobierno por todos los medios en
extinguirla”.
Desde Chuquisaca-Bolivia, le escribe al general
Francisco de Paula Santander el 27 de diciembre b de 1825: “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio
conocido, no es ciudadano”. El 9 de
marzo de 1827 en Caracas, dicta las medidas para el buen funcionamiento de la
aduanas en Venezuela, exoneraba de pago de impuesto los siguientes rubros:
instrumentos de cirugía, agricultura, semillas, libros, imprentas, mapas e
impresos. Prohíbe exportar: caballos, yeguas, mulas, asnos,
ganado vacuno y metales en pasta; exoneraba de pago de exportación: café,
arroz, maíz y efectos manufacturados en Venezuela. Encontrándose en Bogotá le
informa al Contador General el 24 de
junio de 1828: “La bancarrota, es el
colmo de las calamidades que pueden sobrevenir en una nación”.
En su elocuente mensaje dirigido en el Congreso
Admirable en Bogotá el 20 de enero de 1830 dijo: “La deuda pública es el cáncer de Colombia”.
Bolívar y la Corrupción. La lucha contra el flagelo de la corrupción fue una de las más grandes
preocupaciones del “Padre de la
Patria ”, consideraba
que el único medio de erradicar este delito era mediante la elaboración y aplicación de severas leyes. El 11 de
septiembre de 1813, sitiando al castillo San Felipe de Puerto Cabello, firma un
Decreto de aplicación a los defraudadores de la renta del tabaco.
Artículo 1ro. Todo aquel que fuere
convenido de haber defraudado los
caudales de la Renta
Nacional del tabaco, será pasado por las armas y embargados sus bienes. El 12 de enero de 1824 en
Lima decreta: Artículo 1ro. Todo
funcionario público a quien se le conviniere en juicio sumario por haber
malversado o tomado para sí los fondos de diez pesos para arriba, queda sujeto
a la pena capital. Artículo 2do. Los jueces a quienes según la ley, compete
este juicio, que en su caso no procediesen conforme a este decreto, serán
condenados a la misma pena. Artículo 3ro. Todo individuo puede acusar a los
funcionarios públicos del delito que indica el Artículo 1ro.
Notamos que el Libertador se esmeraba en gobernar a
todos, para todos y por el bien de todos; Bolívar exterioriza en la Última Proclama
dictada en Santa Marta el 10 de diciembre de 1830: “colombianos, mis últimos
votos son por la felicidad de la patria”
Recordemos que: “el
lápiz con que se escribe la historia no tiene borrador”.
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