Gonzalo Villamizar A*
En este segundo siglo de batallar por
el Esequibo, curiosidades de la
historia muestran anécdotas y controversias oficiales que
sugieren la imposibilidad de llegar a un
acuerdo. Venezuela, cumpliendo con legalidades que vienen desde nuestra
condición de colonia española, con geografía propia desde 1777, vive una crisis en 1899 por culpa de límites, obra del imperio británico que por
entonces devoraba patrimonios por doquier, en un afán de apoderarse hasta del
río Orinoco.
Entremos en la historia para aliviar de momento el desagrado de este
conflicto interminable, recordando que
el año 99 es significativo en nuestro devenir: 1499, Américo Vespucio nos
bautiza con el nombre de Venezuela; 1599, se completa la formación de las
ciudades coloniales, el famoso corsario
Walter Raleigh llega al país en su misión destructora, como maleante de
los mares y como agente encubierto del imperialismo británico contra el imperio
español, en largo viaje por el interior
tramonta el Orinoco hasta descubrir el brazo Casiquiare, impresionante obra de
la naturaleza; 1699, en plena madurez del imperio colonial don Nicolás Eugenio
de Ponte y Hoyo, Caballero de la Orden de Calatraba, gobernador de la provincia
de Venezuela, de pronto enferma su mente
y el cargo es adjudicado por la Municipalidad, primera vez frente a la
omnipotencia del régimen desde Sevilla, germen de los acontecimientos del 19 de
abril de 1810; 1799, ocho de mayo, ahorcamiento de José María España, mártir de
la independencia, inicio de los sucesos que culminaron en Carabobo en
1821; 1899, Cipriano Castro llega a
Caracas al frente de la invasión andina que cubrirá medio siglo gobernando,
fecha coincidente con el Laudo Arbitral de París; 1999, otra invasión,
destructora de Venezuela, cuya descripción y análisis habrá de corresponder a
futuros historiadores.
Continuamos con el drama Esequibo.
Esta palabra tiene su origen en el apellido de un lugarteniente de familiar de Cristóbal Colón,
presente en esas tierras en misión descubridora para agregarla al patrimonio
español allá por inicios del siglo XVI; el vocablo trascendió con acento
aborigen y de otro idioma europeo para regresar con cambios fonéticos al
castellano con ese nombre. Lo que primero atrajo a aquellos navegantes fue una curiosa
isla que nace en el río Cuyuní ya casi
al final de su trayecto, muy al norte, cuando se desprende de su curso un caño, llamado Brazo Negro, que contornea dejando aislada una porción de tierra para más adelante volver
al cauce del río; es la isla Anacoco, de 28 km2, el único sitio que por esos
lares tiene vida venezolana con la presencia de militares y civiles desde 1966,
el 12 de octubre; el 14 de octubre el
presidente de Guyana exigió la inmediata evacuación de la isla y destrucción de
las instalaciones, el 18 del mismo mes el Canciller Ignacio Irribarren Borges
le contestó “ el gobierno de Venezuela rechaza la propuesta por cuanto la isla
de Anacoco es territorio venezolano en su integridad y la república de
Venezuela siempre ha estado en posesión de ella”. El río Esequibo tiene un
estuario apenas superado por el de Río
de la Plata, da nombre al territorio en disputa, son 159.000 kilómetros, el 74% de la
superficie de la república de Guyana, allí hay 200.000 habitantes, para una
población total de 890.000 de la república de Guyana, en ninguna parte se habla
castellano- apenas en la isla de Anacoco.
Se conoce el declinar del
imperio español, iniciado a raíz de la destrucción del ejército expedicionario
de Morillo por obra y gracia de los ejércitos de Simón Bolívar, por eso le llaman
Libertador de América Latina; nunca más intentó España repetir aquella expedición, el siglo XIX fue fácil para Inglaterra en su propósito imperial, con
vía libre para la ampliación de sus
territorios, trayendo hasta nosotros los intentos en la región de Guayana.
Venezuela, bajo la eterna guerra civil, para 1899 vivía al borde de su
extinción, momento cuando se produce el laudo Arbitral de París, el 3 de
octubre de ese año, dando mañosamente al imperio británico la total soberanía
del Esequibo, violando la Historia y el Derecho, para sesenta años después
saberse la verdad mediante la denuncia escrita de uno de los dos
norteamericanos que nos representaron, revelada después de su muerte.
Venezuela denuncia ante la ONU el
Laudo de París, se acepta, se estudian los pormenores y se abren caminos para la
solución pacífica mediante el Acuerdo de
Ginebra el 17-2-1966. El Secretario General asume la responsabilidad de
promocionar soluciones mediante el nombramiento del Buen Oficiante, de fecha
31-3-1987, en 2014 murió el ciudadano asignado para tales funciones, desde
entonces se espera nuevo funcionario. El
problema ha adquirido recientemente
conflictividad preocupante, lejos de los procedimientos pacíficos auspiciados
por las Naciones Unidas. Los últimos quince años han sido de absoluta negligencia
en el manejo del problema, prácticamente Venezuela eliminó las conversaciones
indicando total desinterés por boca del presidente Chávez en una visita a la
capital de Guyana, durante sus seis años de canciller el presidente Maduro
jamás mencionó el Esequibo mientras el gobierno
de Guyana violaba los compromisos adquiridos hasta llegar al presente
donde un probable conflicto bélico se menciona. La experiencia centenaria revela que no hay
forma de solución, un siglo más habrá que esperar para que la ONU, convertida
en verdadero gobierno mundial, imponga sus criterios sin apelación, ya no hay
oficiante ni recurso valedero, lo que ha llevado a la mención de la fuerza, de un Goliat, Venezuela, contra
el minúsculo David, agresión a un país treinta veces menor que el nuestro aplastándolo con
chatarra soviética. !Urgente!... ¡Urgente!...impedir a nuestras fuerzas armadas llegar a la mayor
cobardía, manchando la bella historia de nuestro ejército libertador, que
abatió la tiranía para crear seis repúblicas.
A los oficiales actuales, que mediten, respeten la gloria de Bolívar y su tropa.
Solución: administrar el
Esequibo conjuntamente los dos países, soberanía compartida al 50% explotando riquezas de suelo y subsuelo, fundar
una colectividad con equilibrio en lo
económico, social y cultural, inédita forma de gobernar una región nacida para
ser binacional, respetando la ecología de la región, dando paz y prosperidad
ciudadana, devoción por los derechos humanos, una creación insólita como
ejemplo al mundo, sueño de Miranda y de Bolívar en hermandad de América.
*Asociación
de Médicos Escritores FMV, Círculo de Escritores de Venezuela, Cardiólogo.
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