Eumenes Fuguet
Borregales
En este año llega a la edición
cuatrocientos cuarenta y cuatro, el “Baile de la Hamaca”, tradición porteña,
Patrimonio Cultural del estado Carabobo; de raíces afro caribeñas, procedente
de Curazao, incluida por primera vez en el calendario escolar 2013-2014, Arraigada
en el barrio San Millán, bajo la coordinación, preparación y ejecución del
Grupo Folklórico San Millán; se realiza durante el lunes y martes de carnaval, simulando dramatismo, durante un velatorio, donde un
negro se da cuenta de la infidelidad de su mujer, precisamente con el difunto.
A tal fin, se organiza el velorio, el recorrido del fallecido y su entierro. La
Hamaca es preparada con retazos de tela y
monte, envueltos en una sábana, a la cual se le adhieren flores, es
transportada en un palo largo. Las
mujeres visten faldas largas con llamativos colores, se colocan un pañuelo o
cintas anchas en la cabeza y se pintan la cara. La danza se divide en tres episodios. Durante la media noche del lunes de carnaval, se lleva a cabo el
Velorio, conocido como el “Paseo o Paseillo”, con el bamboleo de la
Hamaca. Los participantes tocan tambor, caracoles (guarura), charrascas y
cachos, el desplazamiento, es precedido por los “mamarrachos”, consumen
bebidas espirituosas y café, aprovechan para charlar y echar cuentos. En la
esquina de la Cruz,
la Hamaca es
colgada, le colocan velas a su alrededor. El grupo San Millán, manifiesta su respeto a Don Viviano Pitre,
curazoleño, ya fallecido, propulsor de este folklore y se comprometen a
mantener la tradición. Este episodio se
realiza hasta las cinco de la mañana del martes. Los hamaqueros lucen camisas estampadas,
rostros pintados y una especie de turbante. Antes del mediodía, llega corriendo
a la multitud, una persona gritando: ¡Ya
se murió! ¡Ya se murió! Entonces los sanmillaneros, tocan sus tambores, soplan
sus cachos, y gritando, todos responden en coro: ¡Hay que enterrarla! ¡Hay que
enterrarla! Y es allí, el mediodía
del martes, cuando comienza el "cortejo
fúnebre", y es lo que se conoce
como el “Lloro del Muerto”. La Hamaca
sale del barrio, a recorrer algunas calles. Las mujeres bailan alrededor de ella; simulan dramas, tal como el que ocurre, cuando
uno de los hombres a garrotazos, hace caer
La Hamaca donde cargan al difunto,
hecho que provoca una aparente crisis en las mujeres, quienes simulan llorar
arrodilladas sobre su muerto. Esta reacción despierta celos en los hombres,
quienes se enfrentan entre sí, con gran destreza, en una lucha a palos; durante el simulacro de la pelea, donde no se
maltratan, exteriorizan “Macho Yo”. Las mujeres, invitan a los hombres a bailar. A los no hamaqueros, no les está permitido llevar
camisa, pueden participar pintados con colores vivos. La Hamaca hace un alto en la Planchita y un segundo descanso en el
barrio Rancho Chico, donde la comunidad, ofrece comidas y bebidas. A las seis de la
tarde, La Hamaca retorna a San Millán, sitio de salida, cuando suben La Hamaca al techo de la residencia donde
vivió Don Viviano; la cubren con aserrín, hasta el siguiente año.
Churuguarero777@gmail.com @eumenesfuguet
Historia y Tradición
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