En Carabobo se celebra en Canoabo,
en Lara en Sanare igualmente en algunas
poblaciones de Cojedes; en esta oportunidad nos referiremos a la festividad que
se realiza en la Vela de Coro, ciudad histórica, Patrimonio Cultural de la
Humanidad por disposición de la UNESCO,
desde el 9 de diciembre de 1993, se lleva a cabo, esta emotiva actividad,
constituyéndose en sitio de reencuentro de la Falconianidad, de visitantes de
diferentes ciudades del país y países
vecinos.
El vestuario es preparado en
secreto, representando animales con variados modelos; algunos trajes llegan a
pesar hasta veinticinco kilos; el esfuerzo es recompensado con valiosos premios
en metálico, la alegría, aplausos y la motivación de los miles de asistentes.
Es una vieja tradición española con algunos matices afro indígenas, que con el
tiempo, ha adaptado cierto estilo caribeño y brasilero.
Los cientos de participantes se
organizan en “comparsas”, conocidas
como “Las Locainas”, con su jefe
denominado “Capitán” o “el Diablo
Cachimbo de Piedra”, quien se desplaza con su vestimenta y un rejo, se
convierte en el terror de los niños.
En 1930, durante los inicios de
esta fiesta popular, se utilizaban antifaces y vestimenta de mamarrachos,
elaborados con harapos; los participantes, robaban gallinas, chivos y cochinos,
para mitigar el hambre; actualmente,
reciben colaboración de los comerciantes y asistentes.
El festejo, se inicia el 27 de
diciembre, con la salida a las siete de la noche de “La Mojiganga”, vestida con levita, montada en un burro, en
bicicleta, moto o vehículo, al son del tambor veleño, ella anuncia el inicio de
la celebración y señala las casas a ser visitadas por los Locainas o comparsas.
El 28 a las siete de la mañana,
se lanza un “primer cohete”,
anunciando la aparición del “Pordiosero”,
quien se desplaza en bicicleta o moto, conocido como “el Correo”; este personaje toca de casa en casa, invitando a los
pobladores, sumarse a la festividad.
Al lanzarse el “segundo Cohete”, los comerciantes
proceden a cerrar sus negocios, dada la proximidad de “las Locainas”, dispuestos a perturbar la paz del pueblo veleño; al
dispararse el “tercer Cohete”, bajo
lo animación de los conjuntos musicales, aparecen “las locainas”, luciendo sus brillantes trajes y
ocultando sus rostros con máscaras, algunas al estilo veneciano.
En la cabeza, algunos se colocan
una especie de cucurucho, decorado con colores brillantes, sus manos cubiertas
con guantes o medias femeninas.
Durante la celebración, se utilizan
instrumentos tales como: maracas, violín, cuatro y el conocido tambor veleño.
Luego del oficio religioso y el desfile, las comparsas se distribuyen por las
calles y al entrar en las casas, para jugarles broma a los residentes,
distorsionan la voz, para no ser reconocidos,
Concluida la celebración, las autoridades proceden a la
premiación de disfraces y comparsas. En el Carnaval del Mundo en 1997,
realizado en Bélgica, participó una representación de la Vela de Coro,
recibiendo los mejores elogios y comentarios de la prensa y de los asistentes.
Esta celebración, conjuga el
sincretismo religioso con la fiesta pagana.
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@eumenesfuguet
Historia y Tradición
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