Prof Oldman Botello**
Introducción
Se trata en este trabajo de estudiar y presentar una serie de refranes escritos por don Antonio José Torrealba, el cunavichero que fue personaje fundamental en la atención a don Rómulo Gallegos durante los días que permaneció en la semana santa del año 1927, en el hato La Candelaria, en Apure, oportunidad en la cual el escritor caraqueño tomó información para la redacción de sus libros claves, Doña Bárbara y Cantaclaro, las obras de su bibliografía dedicadas al llano venezolano. Los refranes han sido tomados del examen del volumen quinto de los seis que conforman el Diario de un llanero, obra de Torrealba, con edición y estudio del profesor apureño Edgar Colmenares del Valle y que por suscripción entre un grupo de 401 personas de diversos lugares del país, empeñosos en la divulgación del trabajo inédito de Torrealba, se publicó con los auspicios de la Universidad Central de Venezuela y la Gobernación del estado Apure en 1987. Hemos extraído de ese volumen 28 refranes llaneros del total de dichos y expresiones, obviando algunos clásicos o muy trajinados. Esta muestra de refranes exclusivamente llaneros es la que nos pareció más oportuna, curiosa y atractiva dentro del universo de 473 páginas que contiene dicho quinto volumen.
La personalidad de Antonio José Torrealba
Antonio José Torrealba Osto nació en Cunaviche, municipio Pedro Camejo del estado Apure, el 3 de septiembre de 1883, hijo de don Antonio José Torrealba y Josefa Vinicia Osto, india otomaca que murió muy joven dejando dos hijos, Evaristo y Antonio José de seis meses de edad. (Colmenares, 1987: xxiv) Murió a los 66 años, en la misma población bajoapureña, el 14 de julio de 1949, de diabetes, después de haber estado tres días en el monte comiendo miel de aricas. Su vida fue la de un llanero cabal. Desde pequeño participó en las rudas faenas del campo. Adulto fue dueño del fundo Santa Rita de Hurtaleño que según es fama le fue despojado en 1922 por interpuesta persona, por el ex-presidente de Apure, general Vincencio Pérez Soto. En el tiempo que le permitía el trabajo de llano, Antonio José Torrealba adquirió libros de diversa índole, los leyó, asimiló el contenido y se fue formando a trancas y barrancas, atesorando un bagaje cultural que le permitiría escribir en unos libretones sus narraciones a las que llamó Diario de un llanero, textos que sus familiares entregaron para su estudio al maestro Ángel Rosenblat en 1949, seis meses después del fallecimiento de Torrealba, permaneciendo inéditos en el Instituto de Filología “Andrés Bello” hasta 1987, gracias al esfuerzo del profesor Edgar Colmenares del Valle, apureño, profesor de la UCV y hoy académico de la lengua. También fue publicado Azabache, una narración dedicada a su caballo de igual nombre.
El Diario de un llanero
Es un libro en seis volúmenes integrados a partir de los llamados libretones que dejó escritos Torrealba y que obraban en poder de su familia en Apure hasta cuando se los llevó a Caracas el profesor Rosenblat. En una tarea paciente, Edgar Colmenares del Valle los tomó, leyó, reconstruyó lo que había que reconstruir incluyendo un material que no estaba en estos libretones y que obtuvo aparte; acomodó el idioma donde pareció que debía hacerlo y estudió en profundidad lo que allí se decía, de la vida real o de la ficción. Como él mismo lo afirma:
[...] es expresión de una configuración narrativa episódica contaminada, en cierta forma, de épica, de crónica,de leyenda, de historia regional y hasta del sentido de una estructura novelesca abierta”. (Colmenares,ibídem: xlvi)
En efecto, allí hemos conseguido historia regional y crónica, además de la ficción, de la integración de versos clásicos y coplas populares y las de elaboración propia, como también historia regional y crónica, como nos resalta patéticamente en la narración de los sucesos acaecidos en el fundo Los Cañitos, dentro de la gran posesión La Candelaria, la noche del 29 de junio de 1931, cuando el hato era propiedad del general Juan Vicente Gómez y administrador del mismo el titulado coronel Miguel Poveda (su hijo del mismo nombre nos refirió que su padre, tachirense, nunca peleó en la guerra, pero le decían coronel) y en la cual fue muerto a tiros y cuchilladas el teniente también tachirense Anastasio Cárdenas Zurita, por clases y soldados encabezados por el sargento Sabino Natera que desconocieron su autoridad y luego huyeron vía al hato Merecure, asaltándolo, para encontrar la muerte más adelante. Fue Torrealba protagonista de los sucesos que narra, de la manera más curiosa, por teléfono desde San Fernando de Apure a La Candelaria. También en el mismo volumen que comentamos, el número 5, encontramos referencias a las acciones del coronel Alejandro Avendaño, el general Manotano, el general Lino Esqueda; general don Nieves Maica y Genaro Maica y don Bonifacio Velásquez, asesinado por un antiguo peón suyo, soldado en las tropas al mando del doctor Roberto Vargas y de Emilio Arévalo Cedeño, entre otros que fueron a pelear al médano de La Ceniza.
En el libro también hay importantes menciones de la vida de un hato, las faenas llaneras, costumbres y tradiciones, la flora, la fauna. La importancia del caballo para el hombre de la sabana y a quien considera casi un familiar; la caza del caimán, las yerbas medicinales y las que matan, los manatíes, los caribes, culebras de agua, los tembladores y su ecología. Personajes que existirán en Doña Bárbara, quiénes eran en la vida real -comenzando por el mismo Torrealba-; los múltiples refranes que nos dan un consejo, un alerta, presentan un estado de ánimo, una humorada, a veces una gruesa forma de decir las cosas. Expresiones del habla común llanera, rústicas unas, filosóficas y hondas otras.
Los refranes y los dichos
Dice el autor español Gregorio Doval en una importante obra suya:
[...] El ser humano no sólo habla; fundamentalmente lo que hace es expresarse; expresa sus emociones, sus sentimientos, sus deseos, sus necesidades o sus ignorancias, y para ello se sirve del lenguaje que a veces son corsés demasiado poco flexibles para matizar convenientemente la complejidad de nuestros mensajes [...] El habla popular no se recata y vive a su propio aire”. (Doval, 1995: x)
El Diccionario de la Real Academia Española tiene como acepción de la palabra refrán: “Dicho agudo y sentencioso de uso común”. (DRAE, 2002 (9): 1307) En sus Catilinarias, don Juan Montalvo escribió acerca de los refranes: “Los refranes son advertencias preñadas en sabiduría: el vulgo es el príncipe de los filósofos (Montalvo, 2007: 89) Ha sido muy utilizado el refrán como fórmula de conversación en todos los tiempos de la humanidad. Cervantes en su Quijote aporta buena porción de ellos, de todos los tipos, usos y colores. En Venezuela ha habido Jefes del Estado que lo usan para hacer más gráficas sus palabras. Guzmán Blanco dijo de Venezuela que era “como un cuero seco, que lo pisaban por un lado y se levantaba por el otro”. Del general Crespo se recuerda que en una carta para el general Guzmán Blanco le dice que le enviaba a un llanero, el general Juan Carlos Loreto, para jefe de su guardia personal, pero como no conoce nada de Caracas ni a los caraqueños, le recomienda: “condúzcalo por la falsa rienda hasta que coja los golpes caraqueños”. (Botello, 1997: 5) Del general Gómez es fama que le soltó en su despacho de Miraflores al general Román Delgado Chalbaud: “Qué culpa tiene la estaca si el sapo brinca y se ensarta”. Son conocidos también los refranes que utilizó el fallecido presidente Luís Herrera Campins (1926-2007) y utiliza el actual Hugo Chávez Frías, llaneros ambos, uno de Portuguesa y el otro barinés. Y son innumerables las cartas y telegramas del general Vincencio Pérez Soto, presidente del estado Apure entre 1915 y 1918, al general Gómez, su superior inmediato, en las que deja colar los refranes usuales en su conversación. Como cuando para significar la mala conducción en la persecución de guerrilleros antigomecistas, cierto general “está fallando como motor maluco”; y este otro, cuando le informa al general Gómez que esperaba a Arévalo Cedeño para combatirlo y “aquí le tengo el pan para la mantequilla”. O el general Pedro Zaraza, que en vísperas del combate contra el coronel Boves en Urica, dicen que dijo: “¡O se rompe la zaraza o se acaba la bovera!” y se acabó Boves el 7 de diciembre de 1814, porque Zaraza le metió la lanza en el pecho, cuchareado a la manera de los lanceros del llano, afincando el cabo de la lanza en el estribo para asegurar el bote de la muerte.
Del registro que hemos hecho, observamos que Torrealba aplica los refranes de manera contundente para sentenciar, prevenir, aconsejar, advertir. Como aquel equivalente al quien la hace la paga, diciendo “Él la ha hecho flaca y la va a pagar gorda”. Previniendo, como “en donde hay tigre no se ronca” o expresiones de más alto calibre: “Cuando el culo quiere látigo, se sienta en el mandador”. O frases históricas insólitas como la de “Vas a tener la de Páez en Los Araguatos”, que alude a la batalla que en este mismo llano apureño perdió el caudillo llanero con su amigo, compadre y ex-subalterno José Cornelio Muñoz en 1848. Cada refrán tiene su destino preciso a lo largo de los seis volúmenes que comportan la obra.
Conclusión
Podemos concluir en que el Diario de un llanero, de Antonio José Torrealba, es un prontuario de llaneridad, obviando lo superfluo, la ficción y las referencias a obras de la literatura universal o de la mitología antigua. Si extraemos en una labor de filigrana lo mejor de los seis volúmenes, podríamos obtener uno solo, donde estaría representado el Apure, el contexto llanero, la recia personalidad del hombre de la sabana con sus tragedias, amores, pasiones y el paisaje. La flora y la fauna como escenografía apropiada para el enriquecimiento del espíritu.
Fuentes:
TORREALBA, Antonio José. 1987. Diario de un llanero. Caracas: UCV-Gobernación de Apure.
BOTELLO, Oldman. 1979. Personajes de Doña Bárbara en la vida real y apuntes para la
genealogía de Rómulo Gallegos. Maracay: Meltypos. 1997.
Guzmán Blanco y Crespo en el Guárico. Campaña de 1871.Villa de Cura: Editorial Miranda. 2005.
Historia documentada de Maisanta. Caracas: Editorial El Centauro, José A. Catalá Editor
COLMENARES DEL VALLE, Edgar. 1987. “Presencia de Antonio José Torrealba en Doña Bárbara y Cantaclaro”, estudio introductorio al Diario de un llanero.
Diccionario de la Lengua Española. 2002. Barcelona: Real Academia Española-Espasa Calpe. Vol.
DOVAL, Gregorio. 1995. Del hecho al dicho. Madrid: Ediciones del Prado.
HERNÁNDEZ, Pedro Elías. 1977. Cunaviche doscientos años. Cagua: Fundación Rómulo Gallegos y Junta Bicentenaria de Cunaviche.
MONTALVO, Juan (2007) Las Catilinarias. Quito: Libresa.
ANEXO
Refranes llaneros
1) Él la ha hecho flaca y la va a pagar gorda (página 58)
2) Pare o pone; o deja el nido o bota la cluequera (p. 59)
3) Al que madruga se le duerme atrás de la puerta (69)
4) El día que se desenredó la marrana (69)
5) Le caerá la troja encima (77)
6) Aprendí a darles por donde es que se mueren (80)
7) Peló los dientes como burro cuando huele orín (183)
8) Cuando el culo quiere látigo, se sienta en el mandador (185)
9) Si Dios no me estaca el cuero (203)
10) Antes que el diablo lo sepa (212)
11) Dios en la silla y el diablo en el anca (223)
12) No valía medio de cagajones (272)
13) A parranda de gato no va ratón (273)
14) Donde hay tigre no se ronca (274)
15) Jurúnguelos para que sepa dónde cagó el tigre (279)
16) Qué puede traer que no lleve (279)
17) Vas a tener la de Páez y Muñoz en Los Araguatos (289)
18) Buenas palabras son resguardo de muelas cordales (290)
19) Usted no es el que me brama de cerca (290)
20) El palo es nacido y se cae (324)
21) Más vale agarrar a Jesucristo por el guayuco (327)
22) Más maluco que aguardiente con quinina (362)
23) Lo que se ha de ver no se porfía (368)
24) Hemos tenido más suerte que un quebrado (369)
25) Más revolcado que zorro matado de perro (374)
26) No me latas que me encuevo (378)
27) No valemos un pingo (379)
28) Es un burro cargado de bajero (422)
* XI CONGRESO DE HISTORIA REGIONAL Y LOCAL
San Juan de los Morros, 19-21 de Octubre de 2011
** Cronista de Maracay
oldmanbotello@hotmail.com
Concejo del Municipio Girardot
Estado Aragua
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