Por Carlos Alarico Gómez*, **.
El saneamiento ambiental ha sido una preocupación constante del gremio médico venezolano, a veces olvidado por algunos gobernantes que en forma desconsiderada ignoran los grandes logros alcanzados. Indaguemos esta realidad en la historia nacional para ver los aportes incuestionables a la salud pública nacional y mundial que han realizado nuestros médicos.
Lo primero que se observa es una lucha frontal contra las grandes endemias que asolaron el país durante el siglo XX, tales como el paludismo, la tuberculosis, el tifus, la sífilis, la anquilostomiasis, la viruela, la bilharzia, las enfermedades venéreas, la lepra y el mal de chagas.
Es de recordar que hasta la sexta década del siglo pasado la población era mayoritariamente rural y vivía en su mayor parte en aldeas, en pequeños caseríos o en haciendas. Hacia la mitad de los años veinte únicamente existían seis ciudades con más de 20 mil habitantes, según los datos del Censo Nacional. Caracas, la capital, tenía una población de 92.212 habitantes, Maracaibo 46.706, Valencia 29.466, Barquisimeto 23.943, San Cristóbal 21.385 y Carúpano 20.937.
Al compararse los censos de población de 1891 y 1920 se encuentra que en ese lapso de 29 años el país sólo creció el 3.8%. Es decir, en apenas 88 mil almas. La situación cambió notablemente a partir de 1926, notándose un incremento de más del 30% para 1941, lo que demuestra el historiador Federico Brito Figueroa en el siguiente cuadro, que fija la población rural y urbana en el lapso 1926-1941:
Años Habit. Pob.Urb.% Habit. Pob.Rur.%
1926 454.000 15 2.573.000 85
1936 1.168.000 35 2.196.000 65
1941 1.516.000 39 2.334.000 61
Estas cifras indican que los médicos venezolanos emprendieron una lucha a fondo contra esos males, pues tan pronto salían de la Universidad tenían que efectuar un lapso de por lo menos dos años de residencia en zonas rurales. Para indagar si eso es así, hay que investigar los hechos objetivos.
La lucha contra las endemias se inicia en 1902 con la fundación del Hospital San Antonio de Carora y la organización del Laboratorio del Hospital Vargas, en Caracas, que fue puesto bajo la responsabilidad del joven sabio trujillano Rafael Rangel, que en 1903 hace su primer gran aporte al descubrir el “anquilostomo duodenal”, luego llamado “necator americanus”, principal causante de la anemia en el país.
En 1904 se crea la Academia de Medicina y un año después Rangel descubre el “tripanosoma venezuelense”, que producía una enfermedad fatal en los equinos, logrando establecer que el “gusano de monte” es el causante de muchas dermatitis. En esa misma época el médico venezolano Víctor Raúl Soto descubre el huevo de la bilharzia, en tanto su colega Rafael Herrera Vegas funda la Liga Contra la Tuberculosis, que tantas víctimas cobraba en el país, aplicando el principio de que la tuberculosis puede curarse aislando al paciente, proporcionándole dieta adecuada y un ambiente idóneo. El galeno venezolano inauguró en Caracas el primer Dispensario Anti-Tuberculoso en 1906, inspirado en el descubrimiento del bacilo logrado por el científico alemán Roberto Koch en 1882, el cual fue investigado a fondo por los franceses Albert Calmette y Camille Guerin lo que les permitió desarrollar la vacuna BCG en 1908; aunque ésta no se pudo usar hasta 1923 cuando se aplicó en niños enfermos, pero no se pudo utilizar sino hasta después de la II Guerra Mundial; aunque Venezuela la aplicó en 1933 apoyada en el método del Dr. Herrera Vegas, que incluía el envío de enfermos a Los Teques, cuyo clima era propicio para el tratamiento. Esa fue la razón por la que diecinueve años antes se escogió ese lugar para el primer hospital anti-tuberculoso, el cual se colocó bajo la responsabilidad de ese especialista.
En ese mismo año de 1906 Rangel descubrió la “bacteridia carbonosa” y se fundó el Leprocomio de Cabo Blanco. Es necesario señalar que la vacuna contra la lepra fue desarrollada por el Dr. Jacinto Convit en la década de 1980, pero con anterioridad su tratamiento se basaba en aislamiento, por ser altamente contagiosa.
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos contra esas enfermedades endémicas no se pudo evitar que en el año 1908 brotara una fuerte epidemia de fiebre amarilla en Upata, otra de peste bubónica en La Guaira y una más de tuberculosis a nivel nacional. La situación fue tan terrible que provocó una fuerte depresión en el sabio Rangel y el país tuvo que llorar su lamentable decisión de quitarse la vida (20-08-1909).
La lucha contra la sífilis la inician los médicos venezolanos Luis Razetti y Felipe Guevara Rojas en 1911, con la inyección 606 o salvarsán; la cual desarrollaron en una clínica privada que fundaron, lo que coincidió con la inauguración del Instituto Anatómico. Ese año se celebró el I Congreso Venezolano de Medicina y Razetti inició una campaña contra el alcoholismo, publicando un manual práctico para ayudar a los adictos. En 1912 se creó la Oficina de Sanidad Nacional y fue designado director el Dr. Samuel Darío Maldonado, quien propuso la primera Ley de Sanidad Nacional; impuso las vacunaciones anti-variólica y anti-tífica; fundó el Laboratorio de Bacteriología y creó el certificado de salud.
Un año después el doctor Francisco Rísquez fundó la Escuela de Enfermeras, pero como consecuencia de fuertes disturbios estudiantiles fue cerrada la Universidad. Sin embargo, la presión de los estudiantes de medicina fue tan grande que la dictadura gomecista se vio en la obligación de reabrir la Escuela Práctica de Medicina el 3 de abril de 1915 en un local adyacente al Hospital Vargas; y el 19 de diciembre de 1916 inauguró las escuelas de Farmacia y de Dentistería; aunque funcionaron en forma autónoma hasta que en 1922 se reintegraron a la U.C.V., cuando esta reinició sus actividades.
El gremio médico comienza a introducir la anestesia en 1916 y no contentos con ese logro los doctores Juan Iturbe y Eudoro González descubren el huésped intermediario de la bilharzia (el caracol) y de la leishmaniasis.
La perenne preocupación del gremio médico por insistir ante los gobiernos de turno para que funden edificaciones sanitarias idóneas permitió que entre los años 1917-1918 se inauguraran los hospitales de Upata y San Fernando, así como la Sociedad Médico-Quirúrgica del Zulia; pero lamentablemente se desarrolló una epidemia llamada “Gripe Española”, que diezmó al país. Caracas perdió el 10% de su población. Sin embargo, los médicos se enfrentaron a esta epidemia iniciando en el Hospital Chacín Itriago un tratamiento ad-hoc contra las enfermedades infecto-contagiosas.
En esa época el Dr. Enrique Tejera descubre el agente causal del mal del chagas (Tripanosoma Cruzis), el cual se combatirá cuarenta años más tarde con los descubrimientos del sabio venezolano José Francisco Torrealba. La batalla por una Venezuela sana es frontal. En Maracaibo comienza a funcionar el hospital de Niños Pobres, en El Tocuyo el Egidio Montesinos y en Tumeremo el Santa Rosa.
Luis Razetti elabora en 1922 el I Censo Médico Nacional, el cual registra 482 médicos en todo el país. El año siguiente se promulgó la Ley de Sanidad Nacional y el Reglamento Sanitario de Vacunación y en 1925 se introdujo el electrocardiógrafo. Además, se logró la fundación del Instituto de Medicina Tropical y del primer Dispensario Anti-Venéreo. En 1928 se funda un nuevo Dispensario Antituberculoso, la Shell inaugura el hospital Caribbean en el Estado Zulia y en 1930 la Standard pone en funcionamiento los hospitales de Quiriquire y Caripito. En 1933 se efectúa la Semana Sanitaria Antituberculosa y comienza a funcionar el Centro Piloto de Vacunación con BCG. El Dr. Pedro Del Corral practica con éxito un tratamiento antipalúdico en la Clínica Maracay, basado en inyecciones endovenosas de atebrina.
Debe resaltarse el esfuerzo que efectuaron en la primera mitad del siglo veinte los doctores Pablo Acosta Ortiz, Carlos Manuel de La Cabada, Samuel Darío Maldonado y Juan París, quienes forjaron una estructura de servicio médico a nivel nacional que mejoró en mucho la calidad de vida de los venezolanos.
De manera especial debe señalarse la labor emprendida por Eleazar López Contreras, quien asesorado por un grupo de médicos extraordinarios procedió a crear el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, al frente del cual colocó al Dr. Enrique Tejera, quien se rodeó de especialistas de primera como: Arnoldo Gabaldón, que dirige victorioso la campaña contra el paludismo; Pastor Oropeza, en pediatría; José Antonio Baldó, en tisiología; Francisco Rísquez, quien preside la Cruzada Venezolana Sanitario-Social y Gustavo H. Machado al frente del Consejo Venezolano del Niño. Asimismo, inauguró el Puesto de Socorro de Santa Teresa, en Caracas; el Instituto de Oncología Luis Razetti; el Hospital Carlos J. Bello, de la CRV; el Instituto de Puericultura y la Casa-Cuna; la Maternidad Concepción Palacios; y numerosos centros asistenciales; cloacas; acueductos; drenajes; saneamiento y obras de riego. En consecuencia, las tasas de mortalidad y morbilidad bajaron. La población creció más y más.
Sanear, poblar y educar han sido los objetivos eternos del gremio médico, que cambiaron y humanizaron la faz del país, en lo que ayudó la actitud condescendiente y de apertura democrática que se inició en el país después de la muerte de Gómez en 1935, lo que permitió el nacimiento de un sistema de orden social justo, que dió inicio a un régimen de libertad y de participación.
* CARLOS ALARICO GÓMEZ, periodista e historiador. Realizó sus estudios en Italia, Estados Unidos y Venezuela, donde obtuvo sus títulos de licenciado, magister y doctor. Entre sus numerosas obras publicadas se cuentan Miranda Periodista, El papel de los medios de comunicación en el bloqueo de Venezuela en 1902, La Formación del Estado Democrático en Venezuela.
Su labor profesional lo ha hecho acreedor a numerosos reconocimientos, tales como: Premio Municipal de Periodismo, Municipio Sucre (Mención Docencia e Investigación), 1990; Premio Municipal de Periodismo, Municipio Baruta (Mención Radio), 1991; Premio Iberoamericano de Periodismo, 1996. También ha sido condecorado con las órdenes Andrés Bello, Andrés Eloy Blanco, José Antonio Páez, Cacique Yare y Francisco de Miranda, entre otras. Es miembro del Círculo de Escritores de Venezuela, del Colegio Nacional de Periodistas, del Colegio de Relacionistas, de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar y de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses.
** CARLOS ALARICO GÓMEZ, es un asiduo colaborador del Club Médico Caracas.
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