Gral de Bgda. Eumenes Fuguet Borregales
Desde 1856 cada 14 de enero sale en majestuosa procesión desde la iglesia de Santa Rosa ubicada a 8 kilómetros de Barquisimeto la bendita imagen de la Divina Pastora, Patrona de la “Ciudad Crepuscular” y de los larenses, en un largo recorrido con la primera parada en la Santa Iglesia Catedral visitando mas de sesenta templos ubicados en la capital del estado.
Periplo que se extiende hasta el domingo de Ramos antes de la Semana Santa, fecha de regreso a Santa Rosa del Cerrito. Verdadero y multitudinario acto de fe donde se muestra la devoción del pueblo por su “pastorita”.
La historia y tradición nos indica que el sacerdote capuchino, el sevillano Isidoro Sevilla (1662-1750), en 1703, al quedarse dormido mientras oraba, se le presentó en sueño la figura de una virgen sentada sobre una piedra con sombrero pastoril, cubierta con un manto sosteniendo con la mano izquierda a un niño, con un cayado en la derecha y rodeada de ovejas. Esta revelación se la comunica al conocido pintor sevillano Alonso de Tovar que al plasmar en lienzo la advocación de la virgen María fue denominada “Divina Pastora de Almas”; considerando a Jesús como el “Buen Pastor” y a la Virgen María en igual condición de protectora de los fieles. El cuadro fue sacado en procesión el 8 de septiembre de 1703 desde la parroquia San Gil de Sevilla hasta la alameda de la ciudad.
En un improvisado pulpito el sacerdote Isidoro dijo:”Oh, tu la mas hermosa entre las mujeres, sal y sigue las huellas del rebaño y apacienta a los cabritos junto a las cabañas de los pastores”.
Oportunidad que aprovechó el sacerdote para fundar la Hermandad de la Divina Pastora de las Almas en San Gil.
En 1736 el párroco de Santa Rosa encomendó a un escultor que elaborara la imagen de la Inmaculada Concepción; al momento de abrir el cajón notó que por alguna equivocación la imagen tallada en cuestión no era la solicitada, sino la de la Divina Pastora solicitada por el párroco de la iglesia de la Concepción en Barquisimeto.
Al momento de devolverla los obreros no pudieron levantar la pesada obra, entendiéndose como el deseo de la Santa Imagen de quedarse en Santa Rosa. Con autorización de la autoridad eclesiástica la escultura de la Divina Pastora se dejó en su nuevo lugar. El terremoto de marzo de 1812 dañó muchas ciudades, el templo de Santa Rosa fue destruido, inexplicablemente el sitio donde se encontraba la virgen quedó intacto; la iglesia fue reconstruida en 1864.
Otro aspecto de interés sobre la “pastorita”, ocurrió en 1855 al presentarse en el país una epidemia de cólera morbus causando estragos en la población venezolana; en Barquisimeto muchas familias quedaron diezmadas por el terrible flagelo; el sacerdote José Macario Yépez (1799-1856) le pidió a la Divina Pastora ser la última víctima a cambio de que desapareciera la epidemia, a tal fin sacó en procesión a la virgen el 14 de enero de 1855. La plegaria hecha con fe por el padre Macario Yépez fue cumplida celestialmente, seis meses después el preclaro sacerdote fallece; de allí la tradición fielmente cumplida todos los años, dispuesta por el sacerdote José María Roldiris, Vicario Foráneo de Barquisimeto, de realizar a partir de 1856 la procesión el 14 de enero de cada año en testimonio de gratitud a la Divina Pastora, en esa oportunidad se llevó la “pastorita” únicamente hasta la iglesia de la Concepción.
Un día antes de la magna procesión la iglesia de Santa Rosa se colma de devotos para pernoctar en una vigilia, escuchando serenatas ofrecidas por conocidos artistas y agrupaciones musicales.
A las cuatro de la mañana del día 14 desde el Obelisco sale un grupo de trotadores, para estar presentes a las cinco de la mañana en el inicio de los oficios religiosos con varias misas que culminan a las once, para luego salir en la majestuosa procesión de las mas concurridas del mundo en dirección a la Catedral, no sin antes detenerse en la plaza Macario Yépez y recibir por parte de la orquesta Pequeña Mavare sus conocidas interpretaciones, actividad cumplida desde 1915 en forma ininterrumpida.
Durante el trayecto la feligresía canta, reza y lanzan flores a la preciosa imagen; infaltables los “pastoreños”, vendedores de imágenes y souvenir. Al llegar a la Catedral las autoridades y pueblo, reciben jubilosamente a la “Santa Itinerante”, realizando las ceremonias litúrgicas para esta magna ocasión la cual incluye interpretaciones de orquestas filarmónicas y juveniles, es de destacar la presencia en algunas ocasiones del eximio Gustavo Dudamel.
La multitudinaria procesión con participantes de la región larense, de Venezuela y de varios países vecinos sobrepasa los dos millones de asistentes, es de la más concurrida en el mundo. Las autoridades con apoyo de voluntarios de diferentes instituciones privadas, despliegan un gran operativo de seguridad y de atención médica.
El pueblo barquisimetano con la nobleza y hospitalidad que lo caracteriza, atiende jubiloso a los miles de visitantes, algunos con vestuario de nazareno, de pastorcitos, otros descalzos; todos con fe y alegría para cumplir promesas y acompañar a la Divina Pastora en su triunfal recorrido por la ciudad crepuscular.
La estrofa de un viejo poema dedicado a la Divina Pastora dice:
”Por eso el pueblo que venera tanto
tu imagen sin igual, encantadora
henchido de esperanza y amor santo
se arrodilla ante ti bella Pastora.
Historia y Tradición
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