José Toro Hardy, experto petrolero, escribió un artículo recientemente titulado "El petróleo, para bien o para mal", donde relata la incidencia que ha tenido el petróleo en la historia de nuestro país en los últimos 100 años y su enfoque fue tan innovador que pensé que iba a tener gran repercusión, pero no ha sido así. La correlación que establece entre los vaivenes del precio petrolero y la política venezolana la hace ver tan estrecha que pudiera darse el caso que la ruptura de una burbuja del aceite mineral en las bodegas de un súper tanquero pueda ser el desencadenante de un golpe militar planeado en Fuerte Tiuna.
Veamos las enormes coincidencias o mejor dicho las consecuencias del petróleo en nuestra política vernácula. En 1912 un joven aristócrata británico, llamado Winston Churchill, desempeñaba el cargo de Lord del Almirantazgo , algo así como el cargo que tuvo en la revolución venezolana la contralmirante Meléndez, quien pocos días atrás se distinguió por la frase " si amanecen para bachaquear es porque les gusta hacer colas" en clara comparación con María Antonieta y su recordado "a falta de panes, buenas son las tortas", lastima que la pobre María Antonieta perdiera su cabecita poco después. Pero no perdamos nosotros nuestro relato. Churchill en ese año ordenó cambiar todas las calderas de los barcos ingleses que eran dependientes del carbón por el novedoso uso del petróleo. Así comenzó una alocada avidez por ese combustible y los mercados del mundo se soltaron en búsqueda del oro negro. Al año siguiente en un oscuro matorral situado en la costa oriental del lago de Maracaibo, en un país que ni soñaba en el desarrollo industrial, ocurría el reventón del Zumaque. Se denomina reventón al manar espontáneo de un pozo ante la presión que ejercen los gases sobre su contenido, ese hallazgo lo realizó la compañía Caribean Petroleum Co. filial de la Shell y Mene Grande y lo nombró MG1 o Pozo Zumaque por hallarse en los terrenos de una hacienda que llevaba ese nombre. Allí comienza nuestra historia petrolera. En un país eminentemente agrícola, mandado por un rústico hacendado tachirense comienza a fluir el encanto de las libras esterlinas y el bello tintinear de los dólares de plata. Esos primeros sacos de dinero dieron permanencia a 20 años más de mandato gomecista.
A la muerte de Gómez en 1936, ya los vientos de guerra levantados por el nazismo alemán impregnan a Europa y la importancia de nuevas fuentes energéticas se hacen imprescindibles. Los campos petroleros de Venezuela toman cada vez más importancia y nuestro país es mimado por las grandes potencias como fuente segura del combustible de la maquinaria de guerra, Toro Hardy, dice en su artículo que un 60 % de los motores de buques, aviones y tanques aliados fueron alimentados durante la segunda querrá mundial con petróleo venezolano. Nuestro país, alejado de ese torbellino y estrenando su condición de nuevo rico vivió unos plácidos años cuarenta. Betancourt implantó el régimen de fifty-fifty, donde se picaba la cochina con las compañías petroleras.
La post guerra se vio signada por un enorme desarrollo industrial y el petróleo creció en importancia produciendo enormes beneficios para las compañías que comercializaban su uso y mucho dinero abarrotaron nuestras arcas nacionales. Unos militares decidieron que ese dinero debía ser administrados por ellos y dieron un golpe de estado, haciéndose de las riendas del poder y así tuvimos una bonanza económica como nunca antes vista que abarcó los años 50 bajo la férrea conducción de la mano militar, la dictadura de Perez Jimenez. El petróleo podía ser usado a discreción por las compañías petroleras con tal que dejaran algún dinerito para obras públicas y llenar los bolsillos de los trísoleados de turno.
Las cuatro ultimas décadas del siglo XX estuvieron marcadas por la inestabilidad de los productores de petróleo en el medio oriente y el precio del petróleo fue marcado por las dinastías sauditas que se conformaban con vivir en grandes burbujas solo soñadas en las mil y una noches con pequeñas variantes como la de Ferraris de oro puro o aviones 747 con piscinas de mármol para su uso personal. El precio del petróleo llego a los 7 dólares el barril. Mientras tanto, Venezuela vivió su sueño de democracia, gobiernos elegidos libremente con alternancia cada 5 años. Carlos Andrés nacionalizó el petróleo y PDVSA manejó toda esa catarata de millones de dólares, demasiada tentación.
Amaneció el siglo XXI y en el Medio Oriente ya comenzaron a hacerse sentir gobiernos hostiles a la política norteamericana, ya los príncipes sauditas tenían relevo, unos pata en el suelo como Gadafi y Hussein se hicieron de gobiernos en tierras productoras de petróleo y también exigían su tajada. La respuesta fue contundente, las "naciones desarrolladas" decidieron probar su arsenal bélico y los helicópteros Tomahaw que lanzaban unos cohetes que tumban al enemigo como pelotazo de bowling. Esta inestabilidad del mercado llevó el precio del petróleo a cifras inimaginables, 120 dólares el barril. ¿Y en Venezuela que?, pues la lógica respuesta del gendarme necesario, pero en este caso con un grupo de militares resentidos y de poca monta. SE MONTÓ EL CHAVISMO, que con billetes e irresponsabilidad hizo las delicias de un loco botarata repartidor de nuestras riquezas.
Pienso que el Imperio jugó mal esta partida y el juego se les fue momentáneamente de las manos, pero "el comandante mandó a parar", sí el Darth Vader imperial, el propio comandante Obama le dio puerta franca a una cosa que se llama FRACKING, que es algo como una bomba atómica pero en chiquito para los precios del petróleo y hoy el barril ronda los 40 dólares con ganas de bajar más, ya veníamos mal y parió la abuela, le debemos a los chinos hasta la manera de respirar. Qué desgracia. Esto es incompatible con el chavismo, un revoltillo de militarismo populista basado en la rebatiña del dinero fácil y no es que les falte el líder es que "sin rial no hay lopa". Ni con trampas, ni inventando guerras con los vecinos, ni con la Tibisay contando los votos, el madurismo puede ganar. Así que hay que prepararse para trabajar.
Se preguntarán cómo termina este cuento y el mismo Toro Hardy cierra con broche de oro su artículo con una frase propia de los cuentos de terror, EL PETRÓLEO LOS TRAJO Y EL PETRÓLEO SE LOS LLEVARA.
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