miércoles, 1 de enero de 2014

BLOODY MARY PARA EL RATON

JESUS ALFARO GARANTÓN

Después de las fiestas decembrinas y la tradicional salida de la dieta y del recato alcohólico, no es por casualidad que los gastroenterólogos abren sus consultas el primero de Enero, para atender a un sinnúmero de emergencias post alcohólicas, ellos lo llaman la “cosecha temprana del año”. La gran mayoría de los hombres amanece el primero con una sensación de llevar una roca dentro de la cabeza y una sed insaciable y si usted se acerca a un Farmatodo no encontrará puesto para estacionarse y en la interminable cola ante el mostrador se encontrará con muchos pecadores arrepentidos con cara de tener un ratón de brinquito. Todos buscan lo mismo: “algo que me quite el martilleo en mí cabeza y apague el fuego en mis entrañas”.
Muchos encuentran solución con alguna pócima que le recomiende el farmacéutico y los verdaderos borrachos echan mano a algún coctel milagroso. Hay cientos de fórmulas mágicas para el control del ratón y lo cierto es que terminan en otra melopea adicional. Yo no escapé al remordimiento de mi conducta de fin de año y menos al “mordimiento” que sentía en mis paredes estomacales y recurrí a la preparación del famoso  Bloody Mary, como coctel salvador del primer día de Enero. Mientras paladeaba la dulce y fría sensación de la bebida, me pregunté ¿por qué lo llaman María Sangrienta?
Corría el año 1509 en Inglaterra y su rey Enrique VIII, quien resultó más malo que Fidel y Chávez juntos, desposaba en primeras nupcias a Catalina de Aragón, hija de los reyes católicos de España y por ende, hermana de Juana La Loca. De esta unión nació una preciosa niña pelirroja que fue bautizada María, primogénita del Rey. Al monarca le dio por querer tener un hijo varón como heredero y considerando que Catalina no concebía niños, decidió separase de ella y reemplazarla por otra. El problema surgió en que se le pasó la mano y tuvo   5 esposas más y en vista que ya se le acabaron los papeles para pedir el divorcio, empezó a cortarles las cabezas a sus parejas para así seguir buscando nueva compañera. El Papa de ese entonces no le gustó lo de la casadera y le prohibió que siguiera con la guachafita, lo que causó gran furia a Enriquito VIII y este separó la iglesia de Inglaterra de la obediencia papal surgiendo así la iglesia anglicana, que luego se le llamó el protestantismo.
Para que vean que no es broma, estos fueron los nombres de las diferentes esposas: Catalina de Aragón, Jane Seymour, María Bolena, Ana Bolena, Ana de Cleves y Catalina de Howard. Se nota que el divorciado tenía burda de real, porque actualmente el que se divorcie tantas veces queda más limpio que talón de lavandera. Además se casó con dos Catalinas, lo que pone en evidencia su pasión por ese  delicioso pan dulce criollo llamado también cuca o paledonia.
A la muerte de Enrique VIII, le sucedió su primogénita María I, quien como buena hija de la española Catalina de Aragón, había sido criada bajo los preceptos de la religión católica y una vez que asumió el poder intentó restituir el catolicismo como religión de Inglaterra, desatando una oleada de ajusticiamientos en todo el país, corriendo la sangre por muchas comarcas de la vieja Albión, fueron tiempos turbulentos y los muchos enemigos de la reina, a manera de venganza, le endilgaron el sobrenombre de BLOODY MARY (María La Sangrienta). Esta reina María tuvo también su historia pasional al casarse con su primo Felipe II de España, hijo de Carlos V. Ella era nieta de los reyes católicos y Felipe II era bisnieto de los mismos y 22 años menor o sea ella resultaba ser tía abuela de su esposo, todo un arroz con mango. El matrimonio no funcionó y no fue más que una relación de conveniencia. El viejo refrán de “gallina vieja, da buen caldo” no iba con el  esposo y la frase de Felipe que pasó a la historia “le tengo gran respeto, pero no me provoca pasión alguna”, fue muy válida.
Imágenes integradas 1 María I echándose su Bloody Mary
Pues bien, en tiempos de crisis es que surgen las oportunidades, dicen los emprendedores, aprovechando todos estos pormenores y leyendo las noticias que ocuparon primera plana en los diarios de la época, un tabernero ocioso de Worcestershire, quien mataba el tiempo mezclando licores y utilizando el jugo de tomate como mezcla principal, se le dio un trago de color rojo intenso que recordaba al alias de su reina y bautizó el nuevo coctel como Bloody Mary. No sé si por el color  o por el temor de que perdamos la cabeza como una de las consortes del temido Enrique, la realidad es que ese coctelito te vuelve a la vida después de una madrugada de resaca.
Aquí les va la receta original del Boody Mary, el verdadero vuelve a la vida.
  •  Imágenes integradas 2                                   
Vierta el contenido en una coctelera con mucho hielo y agítese vigorosamente, sírvase en vaso largo y adórnelo con una ramita de célery 
Imágenes integradas 3¡¡SALUD Y FELIZ AÑO NUEVO                                      1 de Enero 2014

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