JESUS ALFARO GARANTÓN
Después de las fiestas decembrinas y la tradicional salida
de la dieta y del recato alcohólico, no es por casualidad que los
gastroenterólogos abren sus consultas el primero de Enero, para atender a un
sinnúmero de emergencias post alcohólicas, ellos lo llaman la “cosecha temprana
del año”. La gran mayoría de los hombres amanece el primero con una sensación
de llevar una roca dentro de la cabeza y una sed insaciable y si usted se
acerca a un Farmatodo no encontrará puesto para estacionarse y en la
interminable cola ante el mostrador se encontrará con muchos pecadores arrepentidos
con cara de tener un ratón de brinquito. Todos buscan lo mismo: “algo que me
quite el martilleo en mí cabeza y apague el fuego en mis entrañas”.
Muchos encuentran solución con alguna pócima que le
recomiende el farmacéutico y los verdaderos borrachos echan mano a algún coctel
milagroso. Hay cientos de fórmulas mágicas para el control del ratón y lo
cierto es que terminan en otra melopea adicional. Yo no escapé al remordimiento
de mi conducta de fin de año y menos al “mordimiento” que sentía en mis paredes
estomacales y recurrí a la preparación del famoso Bloody Mary, como coctel salvador del primer
día de Enero. Mientras paladeaba la dulce y fría sensación de la bebida, me
pregunté ¿por qué lo llaman María Sangrienta?
Corría el año 1509 en Inglaterra y su rey Enrique VIII,
quien resultó más malo que Fidel y Chávez juntos, desposaba en primeras nupcias
a Catalina de Aragón, hija de los reyes católicos de España y por ende, hermana
de Juana La Loca. De esta unión nació una preciosa niña pelirroja que fue
bautizada María, primogénita del Rey. Al monarca le dio por querer tener un hijo
varón como heredero y considerando que Catalina no concebía niños, decidió
separase de ella y reemplazarla por otra. El problema surgió en que se le pasó
la mano y tuvo 5 esposas más y en vista que ya se le acabaron
los papeles para pedir el divorcio, empezó a cortarles las cabezas a sus
parejas para así seguir buscando nueva compañera. El Papa de ese entonces no le
gustó lo de la casadera y le prohibió que siguiera con la guachafita, lo que
causó gran furia a Enriquito VIII y este separó la iglesia de Inglaterra de la
obediencia papal surgiendo así la iglesia anglicana, que luego se le llamó el
protestantismo.
Para que vean que no es broma, estos fueron los nombres de
las diferentes esposas: Catalina de Aragón, Jane Seymour, María Bolena, Ana
Bolena, Ana de Cleves y Catalina de Howard. Se nota que el divorciado tenía
burda de real, porque actualmente el que se divorcie tantas veces queda más
limpio que talón de lavandera. Además se casó con dos Catalinas, lo que pone en
evidencia su pasión por ese delicioso pan
dulce criollo llamado también cuca o
paledonia.
A la muerte de Enrique VIII, le sucedió su primogénita María
I, quien como buena hija de la española Catalina de Aragón, había sido criada
bajo los preceptos de la religión católica y una vez que asumió el poder
intentó restituir el catolicismo como religión de Inglaterra, desatando una
oleada de ajusticiamientos en todo el país, corriendo la sangre por muchas
comarcas de la vieja Albión, fueron tiempos turbulentos y los muchos enemigos
de la reina, a manera de venganza, le endilgaron el sobrenombre de BLOODY MARY
(María La Sangrienta). Esta reina María tuvo también su historia pasional al
casarse con su primo Felipe II de España, hijo de Carlos V. Ella era nieta de
los reyes católicos y Felipe II era bisnieto de los mismos y 22 años menor o
sea ella resultaba ser tía abuela de su esposo, todo un arroz con mango. El
matrimonio no funcionó y no fue más que una relación de conveniencia. El viejo
refrán de “gallina vieja, da buen caldo” no iba con el esposo y la frase de Felipe que pasó a la
historia “le tengo gran respeto, pero no me provoca pasión alguna”, fue muy
válida.
María I echándose su Bloody Mary
Pues bien, en tiempos de crisis es que surgen las
oportunidades, dicen los emprendedores, aprovechando todos estos pormenores y leyendo
las noticias que ocuparon primera plana en los diarios de la época, un
tabernero ocioso de Worcestershire, quien mataba el tiempo mezclando licores y
utilizando el jugo de tomate como mezcla principal, se le dio un trago de color
rojo intenso que recordaba al alias de su reina y bautizó el nuevo coctel como
Bloody Mary. No sé si por el color o por
el temor de que perdamos la cabeza como una de las consortes del temido Enrique,
la realidad es que ese coctelito te vuelve a la vida después de una madrugada
de resaca.
Aquí les va la receta original del Boody Mary, el verdadero
vuelve a la vida.
- INGREDIENTES
- 3 partes de vodka
- 6 partes de zumo de tomate
- Una pizca de sal y pimienta negra
- 3 gotas de salsa Worcestershire o salsa inglesa
- 3 gotas de salsa Tabasco
Vierta el contenido en una coctelera con mucho hielo y
agítese vigorosamente, sírvase en vaso largo y adórnelo con una ramita de célery
¡¡SALUD Y FELIZ AÑO
NUEVO
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