OSCAR YANES
Era pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo
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Parece que Su Alteza estuviera dormido -murmuró el hombre tratando de contener el llanto-; el mismo señor que había llevado la tarjeta de invitación a El Heraldo. El Duque reposaba en una urna de caoba y vestía de rigurosa etiqueta. El monóculo descansaba sobre la camisa del frac y lucia una pequeña rosa Blanca en el ojal.
Vito se molestaba mucho cuando lo llamaban Duque de Roca Negra, pues solía argumentar que su legítimo título era Duque de Rocanegras.
-Es Rocanegras -insistía- no Roca Negra; yo soy uno solo y nada tiene que ver con el azabache, a mi juicio roca negra de mal gusto, tan detestable que arde como el carbón.
Su pasado era un misterio; mi tío Carlos José contaba en la casa que el Duque, según muchos, había sido caletero en sus mocedades, en el puerto de La Guaira; después fue a España y regreso con mucho dinero y el título; otros aseguraban que estuvo a punto de ordenarse como sacerdote, pero se enamoró locamente de una novicia quien le engañó luego con un rico y que por eso el Duque siempre guardaba silencio sobre el pasado.
Los humoristas e intelectuales más famosos de Caracas eran grandes amigos de Vito Modesto Franklin, pues era generoso en La Francia y en La India pagando siempre el brandy y la cerveza, con tal que se guardara respetuoso silencio mientras refería curiosas historias, en donde él era el muchacho de la película: hablaba de sus tertulias con el Rey de España; de las aventuras nocturnas en Londres con damas de la nobleza, en donde derrotaba en la conquista de mujeres al Príncipe de Gales; sorprendía a los ingenuos patiquines de Las Gradillas a las 11 de la mañana con pantalones bombachos y medias a cuadros amarillos y rojos; en la noche escuchaba la retreta con capa española y sombrero negro de ala ancha. El Miércoles Santo visitaba al Nazareno de San Pablo con pumpá y levita. Carlos José refería que como la prensa estaba amordazada, el Duque era el pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo. Diariamente se le hacían entrevistas en donde los tomadores de pelo le preguntaban sobre religión, arte, sexo, teatro, política internacional y literatura.
-El Duque fue primero un loco -decía mi tío- pero como tenia cultura y dinero la gente del pueblo lo fue tomando en serio.
Leo inventó que el Duque era el hombre más hermoso del mundo, y Vito Modesto Franklin se retrató desnudo. En un carnaval apareció con carroza dorada descubierta, tirada por cuatro caballos blancos, mientras el pueblo gritaba:
-¡Viva el Duque!
Los jóvenes también comentaban en Las Gradillas:
-Rocanegras recomienda zapatos negros con tacones altos -y todos los patiquines comenzaron a usar el "calzado a lo Duque".
La mamadera de gallo convirtió a Vito Modesto Franklin en el dueño de la moda en Venezuela. Prohibió a sus amigos que en público lo llamaran por su nombre; se le podía decir: Su Alteza. Inspiró un nuevo vocablo: "vitoquismo".
Así son las cosas.
EL UNIVERSAL
viernes 3 de junio de 2011
ayanes@cantv.net
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