Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
Virgen de las Mercedes Patrona de los terremotos. Caracas: 1766 y 1900.
Primera imagen de la Virgen en llegar al Nuevo Mundo.
Callejón de la Merced.
Esquina de las Mercedes.
Esquina de Luneta.
Terremotos en Caracas, año 1766 y de 1900.
La historia del convento de la Merced data de la época del gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor (1637 – 1644), el cual en el año 1638 patrocinó la fábrica del primer convento de la Virgen de las Mercedes y desde esa fecha la Virgen quedó como patrona de la ciudad de Caracas; reconocida por voto y juramento de ambos cabildos. Con el Gobernador vinieron de Santo Domingo los primeros mercedarios, capellanes suyos: fray Juan de Espinosa y fray Baltasar Jaque. Su llegada a Caracas coincidió con la traslación de la Catedral de Coro a Caracas.
El primer establecimiento, hospedería y oratorio, se fundó en casa de tejas donadas por el maestro de campo Juan Domingo Vásquez de Rojas. La casa estaba ubicada una cuadra más abajo hacia el oriente, de donde hoy está fundada la Divina Pastora, aproximadamente en la actual esquina de Amadores. Luego de esto, el gobernador Ruy Fernández se desposó con la hija del maestro de campo una mañana de noviembre de 1640.
La creación de este convento y la instalación de los mercedarios en nuestra Capital fue bastante accidentada, debido a que luego de la muerte del obispo Juan López Agurto de la Mata (1634 - 1637), quedó en la Iglesia de Santiago, el Licenciado Bartolomé de Navas Bacerra; pero, el cabildo eclesiástico se oponía a la fundación del nuevo convento “por la pobreza de la tierra y la escasez de diezmos”, a pesar del apoyo para tan loable obra de Ruy Fernández y del procurador de la ciudad, Gabriel Navarro Campos. Cuando llegó el nuevo Obispo: fray Mauro de Tovar (1639 - 1653), lejos de apoyar a la congregación hizo todo lo contrario, por su disputa irracional con el Gobernador y sobre todo por su carácter atrabiliario. Incluso los mercedarios después de haber terminado el mandato del gobernador Ruy Fernández en el año de 1644, tuvieron que regresar a Santo Domingo por las impertinencias de fray Mauro, volvieron a nuestro país luego de que el Obispo fuera trasladado a su nuevo obispado de Chiapas en 1653.
Se recuerda que la Virgen de la Merced, fue la primera imagen de la Virgen María que llegó al Nuevo Mundo, traída en el primer viaje de Colón; desde ahí, su gran admiración en la isla de Santo Domingo. A su llegada a América vino con la advocación de: “Virgen de la Misericordia de los Cautivos" o “Redentora de los cautivos”, la cual se remonta desde la aprobación en 1235 por el Papa Gregorio IX, como orden militar bajo el patrocinio de la "Virgen de la Misericordia de los Cautivos". Los frailes mercedarios tomaron su hábito blanco de las vestiduras que llevaba la Virgen en el momento de su aparición. Lograron liberar a miles de cristianos prisioneros. La devoción a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña, por toda España, Italia, Francia y, luego, en el Nuevo Mundo.
Desde el año 1631 la Virgen figuraba como abogada de los arboles de cacao en el valle de la ciudad. Luego del terremoto de San Bernabé, el 11 de junio de 1641, cuando quedó completamente destruido el convento, se trasladó en el año de 1681 al sitio que actualmente ocupa la iglesia, en un solar donado por el capitán Andrés de Pino, dos cuadras más abajo del antiguo convento; así nació el Callejón de la Merced; actualmente dejo de ser callejón y es hoy la cuadra entre las esquinas de Mercedes a Luneta.
Callejón de la Merced y esquina de las Mercedes.
Luego de la donación del solar por parte del capitán Andrés de Pino a los padres mercedarios, se comenzó a denominar el callejón que se iniciaba en esa esquina con ese nombre; el cual lo transforma en uno de los callejones más antiguo de la ciudad. Posteriormente a la esquina se le denominó: Esquina de las Mercedes.
Esquina de Luneta.
En el año de 1677, bajo el gobierno de los alcaldes gobernadores Pedro Ruiz de Arguinzones y Nuño Rodríguez de Freytes, con motivo de proteger al casco de la ciudad, se da comienzo a la construcción de lo que llamarón la “Fortaleza”. El sitio exacto, los límites, y la forma de esta construcción fue muy controvertida; hubo discrepancia entre las diferentes autoridades, los constructores y las autoridades eclesiásticas. Finalmente se inicio en la parte norte del Callejón de la Merced, donde coincidían dos muros que se cortaban formando un ángulo saliente. De allí deriva el nombre de Luneta, del francés “lunette”, nombre como se designaba este tipo de construcción. Como consecuencia de la diatriba que persistió luego del inició de la obra, se suspendió el proyecto y se demolió los muros, pero la esquina se continuó llamando Luneta, tal como el pueblo se había acostumbrado; esto lo convierte en una de las esquinas más antiguas que aún conservan su nombre original.
En esta esquina tenía su casa Juan Pedro López (1724-1787), hijo de padres canarios, y abuelo materno de Don Andrés Bello; a pesar de haber vivido ahí, la esquina que antiguamente se llamó “esquina de Juan Pedro López”, fue la esquina de Tienda Honda. López falleció en esta misma ciudad en 1787 y fue enterrado en la iglesia del convento de la Merced. En esa casa donde nació uno de los hombres más ilustre de Venezuela, recibió sus primeras clases de gramática y de latín, por los padres mercedarios.
Terremoto de 1766.
El terremoto del 21 de octubre de 1766, conocido como el terremoto de Santa Úrsula, fue un acontecimiento que influyó de una manera notoria en la devoción de todos los caraqueños hacia la Virgen de las Mercedes. A partir de esa fecha, se suma en Caracas la veneración a la Merced, como Patrona de los Terremotos; además de las ya conocidas advocaciones.
Se ha escrito diferentes versiones sobre lo acontecido en esa fecha del terremoto de 1766, con relación a la Virgen de la Merced; sobre todo, que para ese momento, la imagen se encontraba en la iglesia de la Catedral y no en su iglesia; pero, lo más importante fue el reconocimiento por parte del pueblo caraqueño a su antigua patrona, que a pesar de los estragos ocasionados por el violento sismo, especialmente en los templos, no había perecido ningún habitante. El Cabildo reconociendo en este hecho la protección de la Patrona, elegida un siglo antes como abogada del cacao, convocó otro cabildo abierto el 27 de ese mes, donde fue confirmado por todos, el voto de hace 100 años, y renovadas las promesas y ofrendas por la nueva generación. El Cabildo resolvió grabar, en una plancha de plata, la siguiente inscripción:
“A nuestra Salvadora, el 21 de octubre de 1776”. A partir de ahí se venera como Patrona de los Terremotos, y, desplazo, como tal en Caracas, a Nuestra Señora del Rosario.
En el año de 1892, el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, fue entregado a los Padres Capuchinos, llegados a nuestro país a petición del Gobierno Nacional, con el fin de establecer las antiguas misiones.
Terremoto de 1900
La bella escultura en mármol blanco que actualmente se encuentra en el atrio del templo, ofrenda de los católicos a la patrona de Caracas como Patrona de los terremotos, se encontraba antiguamente en el sitio donde ahora se halla el monumento del Licenciado Agustín Aveledo. Esta estatua fue inaugurada a las doce de la noche del 31 de diciembre de mil novecientos, último día del siglo XIX y el primer instante del nuevo siglo. Fue colocada en el centro de la plaza, al este de la iglesia.
Este monumento recuerda a los caraqueños su devoción a la virgen como patrona de los terremotos, el cual data desde la colonia, y, que nuevamente, luego de 134 años después, volvemos a agradecerle. Bajo el antiguo pedestal se guardaron varios documentos además del acta inaugural y en la base del monumento se lee: “Los católicos de Caracas agradecidos a la Santísima Virgen de la Merced”. En ésta se hace mención del terremoto ocurrido a las cuatro horas y cuarenta y tres minutos del amanecer del 29 de octubre de mil novecientos; señala además, los daños ocurridos en Caracas ese día, incluso a otros templos de la ciudad.
Todo el día 29 estuvo temblando con intermitencias; esto obligó a las familias de Caracas hacer barracas en las plazas y en lugares abiertos y a vivir en comunidad ricos y pobres como buenos hermanos. El sacudimiento de las siete de la noche fue el más fuerte, que ya muchos creían en el fin del mundo.
Los capuchinos de las Mercedes sacaron a Nuestra Señora en procesión, y como se calmaran desde ese instante los sacudimientos sísmicos, llovieron las rogativas y se le ratificó una vez más a Nuestra Señera de las Mercedes el título de Abogada de los Terremotos. Por una merced singular, no se sabe si por milagro o prodigio, este Santo templo de la Merced y la casa misión de los frailes menores capuchinos de San Francisco, situada en el mismo lugar, no sufrieron ningún daño.
yerena.geronimo@gmail.com
1 comentario:
"El primer establecimiento, hospedería y oratorio, se fundó en casa de tejas donadas por el maestro de campo Juan Domingo Vásquez de Rojas. La casa estaba ubicada una cuadra más abajo hacia el oriente, de donde hoy está fundada la Divina Pastora, aproximadamente en la actual esquina de Amadores. Luego de esto, el gobernador Ruy Fernández se desposó con la hija del maestro de campo una mañana de noviembre de 1640."
Algunas precisiones:
El nombre correcto es Maestre de Campo Domingo Vásquez de Rojas. La primera hospedería se fundó en casas y solar donado por este personaje en la esquina del Guanábano, denominada por ello y durante mucho tiempo "La Merced Vieja".
El "callejón" de la Merced se le llamó así luego que los mercedarios solicitaron al Cabildo permiso para extender más allá del límite del solar a la iglesia que construían, pues el solar les había quedado estrecho para meter en él convento + iglesia. El Cabildo luego de sesudas deliveraciones les da el permiso, y los mercedarios se cogen media calle real, quedando el resto disminuido como simple "callejón" y la iglesia rompiendo el cuadriculado damero de cuadras de la ciudad hispana, asomando su fachada a la "calle de San Mauricio", de ahí en adelante.
"Desde el año 1631 la Virgen figuraba como abogada de los arboles de cacao en el valle de la ciudad." En realidad, el voto de la ciudad fue en 1638, producto de la plaga de alhorra que secaba los árboles de cacao de las haciendas, y coincide con la llegada de los mercedarios a la ciudad.
El solar de La Merced había sido comprado por Leonor de Montes Intriago en 1631 y lo hereda su hijo, el capitán Andrés del Pino, quien se lo dona a los mercedarios a mediados del s. XVII.
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