jueves, 8 de agosto de 2013

” MIRANDA, ENCUENTROS CON NAPOLEON, EN EL PARIS DE 1795”



 CONFERENCIA DICTADA POR LA DOCTORA  ANA LUCINA GARCIA MALDONADO. TITULADA:” MIRANDA, ENCUENTROS  CON NAPOLEON,  EN EL PARIS DE 1795”, EL PRIMERO DE AGOSTO DE 2013, EN EL ROTARY CLUB CASCO HISTORICO DE CARACAS, BAJO LA PRESIDENCIA DEL DOCTOR JOHNNY MARQUEZ.

PARIS DE1795.- 

Nos situamos en el Paris de 1795 ciudad que renace del reinado del terror en Francia, como Saturno, la Revolución devoraba a sus propios hijos.  Robespierre convertido en dictador se impone  a los franceses con mano de hierro, luego de  la caída de los girondinos en mayo de 1794, Con el declive del terror y la muerte del tirano, un sentimiento de regocijo se difundió por las prisiones, la ciudad de Paris y la Francia entera.  Fueron  14 meses donde nadie se sintió  seguro ante la masacre de los políticos y ciudadanos que deriva en barbarie contra la población civil. Incluso a 20 años de distancia Madame de Stael, en sus  “Consideraciones sobre la Revolución Francesa” no podía afrontar la tarea de escribir detalladamente a cerca de los acontecimientos de ese periodo” Uno no sabe cómo abordar loa 14 meses que siguieron a la persecución de los girondinos Parece que, como Dante, uno desciende de un circulo a otro y se hunde cada vez más profundamente en el infierno…, uno teme incluso embarcarse en un relato así,  tan imborrables son los rastros de sangre que dejó en la imaginación”.

  Luego de estos acontecimientos los franceses quieren olvidar  los momentos de zozobra, angustia, miedo e inseguridad por su vida, por ello tienen deseos de expansión,  vuelven a los teatros y se abren  nuevamente los salones  dorados, donde se congregan los políticos que han sobrevivido a la hecatombe revolucionaria, los artistas, las damas, la sociedad parisina.

FRANCISCO DE MIRANDA EN 1795.

Francisco de Miranda llega a Paris el 23 de Marzo de 1792 procedente de Inglaterra, venia de Londres, cansado de las indecisiones del Primer Ministro William Pitt, quien no había concretado algún apoyo a sus sueños libertarios.  Miranda escribe en su “Diario de Viajes: “Partí de Londres a Paris, animo de informarme si  acaso los franceses, como yo me lo presumía, no intentarían revolucionar la América Española”. Es un hombre de mediana edad, ha participado en la Independencia de los Estados Unidos, conoce a los Padres Fundadores de Nación del Norte, igualmente durante su largo  “Tour” de 4 años por Europa, Norte de África y  Medio Oriente ha tenido oportunidad de relacionarse con las figuras más prominentes de los países que ha recorrido. 

El París que recibe a Miranda, es una ciudad trepidante por las pasiones y luchas políticas. Todos hablan de Libertad, gobiernan los girondinos de tendencia moderada y racional. Entra en contacto con sus hermanos francmasones, en especial con el influyente Alcalde de Paris, Jerome  Petiòn de Villanueve, con el Ministro del Interior, Jean Roland de la Platierè, con los Diputados de la Asamblea Legislativa Jean Brissot de Warville y Gaudet, integrándose a los círculos más distinguidos de la “Gironda”, en pleno ejercicio del poder político

Jerome Petiòn invita a Miranda a entrar al servicio de la libertad en los Ejércitos Revolucionarios de Francia, bajo la promesa de que  posteriormente se le ayudaría en su propósito de liberar a Hispanoamérica  de la opresión del colonialismo español

Ante el  eminente  peligro de la invasión a Francia de las fuerzas  de Austria y Prusia, Miranda con el grado de Mariscal de Campo de los Ejércitos del Norte, marcha al frente de batalla.  En Valmy,  comanda el ala derecha del Ejército Revolucionario, bajo el mando del General Doumouriez, que derrota a  los prusianos  comandados por el Duque de Brunswick.  Valmy fue la primera victoria de la Revolución Francesa.

El gran escritor alemán J. W. Goethe, quien desde una colina observaba el combate, afirmó: “Una nueva época está naciendo en la humanidad”, refiriéndose a la puesta en marcha de la guerra total y del triunfo de un ejército bisoño, frente al mejor del mundo como era considerado el prusiano.

 En adelante Miranda como héroe de Valmy,  vivirá la política en estos tiempos turbulentos  y revolucionarios, tiene momentos de gloria, pero enfrenta los avatares de las intrigas y las cárceles, es un sobreviviente de dos encarcelamientos, en el primero ha salido victorioso del tribunal revolucionario que lo juzgó por Traición a la Patria,  en hombros de la multitud que lo aclamaba,  en el otro ha salvado su vida milagrosamente,  con los acontecimientos del 9 del Termidor, que acabaron con Robespierre, cuando  ya el terrible Acusador Público Antoine Quentin Fouguir Trinville,  le había incluido en la lista del día  12  para comparecer ante el tribunal sanguinario, del cual no escapaba nadie

El 15 de Enero de 1795 es liberado de la Cárcel de la Force., se instala en la Ruè de la Croix des Petit  Champs. Vive con lujo, asiste con cierta frecuencia  a esos bailes del magnífico Hotel Richelieu, donde no era permitido el acceso más que a personas que gozasen, de  cierto desahogo económico, se le ve  en el Vaudevile y en Bagatela, cita de brillantes caballeros y de lindas mujeres, come en Velloni, donde concurren quienes,  como Talleyrand, saben comer, o en Mèot del Palacio Real, a quien se le consideraba el mejor fondista de Paris  y cuyo establecimiento frecuenta una clientela elegante y rentista. 

 Miranda tiene 45 años, la escritora inglesa Elena María Williams, quien lo trata desde su arribo a Paris en 1792,  describe su admiración  y  encuentra en él, “ un hombre con la  cabeza mejor organizada, perfectamente instruido, cultivador constante de la literatura, las ciencias y las artes” con “ una vasta provisión  de sus observaciones útiles y de conocimientos raros y un gusto seguro y delicado en las bellas artes”, lo cual hacia que su sociedad y conversación fuesen “ igualmente instructivas e interesantes. ”Además, “al mérito de una inteligencia y de una instrucción superior, añadía la sencillez de costumbres que ordinariamente pertenecían a grandes almas”, era un hombre que gozaba en Europa de la más alta reputación”, poseedor de” una energía sublime  y demostraba el mismo talento, como orador que como general”

La Duquesa de Abrantes ,  dejó en sus “Memorias” un particular retrato hablado de él: “ Es de gran altura, apuesto y de rostro poco comunes, más por su originalidad que por su belleza, tenía la mirada fogosa de los españoles, tez morena, labios delgados de los cuales brotaba ingenio, aun en su silencio mismo. Nariz bastante corta, recta y afilada en su extremidad, barbilla ancha, cuello bien afinado sobre ambos hombros, andar firme y altanero, de modales algo bruscos, siempre sencillo y limpio en el vestir, de voz baja, vibrante y ruda, todo en él indicaba el hombre de acción, el militar, el jefe. No obstante era cultísimo, discreto sagaz, ingenioso, de conversación brillante y amena, aunque a veces, también sombrío, silencioso y concentrado, lo cual desconcertaba a los interlocutores. Dotado de poderosa voluntad, lo que quería, querìalo, con una especie de encarnizamiento. …Este hombre debía de tener en el fondo de su alma el hogar de un noble fuego” ( Duquesa de Abrantes,”  Memorias”. Paris, 1831, Tomo ¡Capitulo XVIII, Pág. 331)



NAPOLEON BONAPARTE EN EL PARIS DE 1795.-

-Nace el 15 de Agosto de 1769 en Ajaccio, Isla de Córcega. Todo lo que logró en la vida por su propia capacidad,  esfuerzo y méritos personales. Manejaba las ciencias y las matemáticas, habilidades esenciales para su carrera como Oficial de Artillería, así mismo la infantería y la caballería. Pasó gran parte de su vida juvenil en Córcega

La primera  incursión exitosa del joven  Capitán de Artillería fue en el Sitio de Toulòn, cuando comienza el camino de la grandeza. Toulon era una importante base militar francesa, el asedio duró desde el 27 de Agosto hasta el 19 de Diciembre, cuando las fuerzas del joven Bonaparte  capturan la pequeña Isla y un promontorio,  los ingleses con sus aliados se retiran. Por esta  Azaña victoriosa  fue ascendido a General de Brigada el 30 de  Diciembre de 1793. La prensa comenta sobre el sitio de Toulon,” Fue capturado gracias a un joven y delgado oficial de artillería, llamado Napoleón Bonaparte  siendo  arrebatada  a los británicos y a sus aliados”.

  Luego es enviado como Inspector de la Costa con sede en Niza en el sur de Francia. De 25 años les consigue trabajo a sus hermanos, trasladando su familia.  Era el tiempo del  Terror, está vinculado con  Agustín de Robespierre, hermano de Maximiliano quien le ofrece ser Comandante de la Guarnición de Paris, pero el joven General lo considera peligroso  y es comisionado por la Convención Nacional,  en una misión secreta a Génova, cuando regresa a Niza, Robespierre ha caído y los nuevos jefes políticos ven en ese viaje una traición, siendo detenido en Agosto de 1794,  liberado  después de un par de semanas  por falta de pruebas. Vuelve a la frontera  italiana en una unidad de artillería, pero al término de esta misión se encuentra desempleado.

Regresa a la capital en 1795, era un joven ardiente, pálido, de cabellos largos y expresión inmensa.  Napoleón no era más que un joven oficial de 26 años que recibía media paga,  sin  empleo,   consigue trabajo en la Oficina de Topografía de  Paris,  por poco había  evitado el castigo en vista de su estrecha relación con Robespierre.  Escaso de dinero y casi  desocupado observaba el mundo deslumbrante de Paris después del Termidor, y lo describía en una carta a su hermano: “El lujo el placer y las artes se destacan de un modo sorprendente, ayer representaron Fhèdre en la Opera a beneficio de una ex actriz, hubo una enorme multitud desde las dos en adelante, a pesar que los precios se habían triplicado. Reaparecen carruajes y las personas elegantes, olvidando, como si no hubiera sido más que un largo sueño, que durante un periodo había dejado de brillar. Las mujeres están por doquier, en los teatros, los paseos, las librerías, incluso en los despachos de los profesores uno encuentra algunas criaturas muy bonitas. Solamente aquí, nada más que aquí,  merecen dominar todos los hombres,  están locos por ellas, piensan solo en ellas, y viven solo para ellas. Una mujer necesita vivir seis meses en Paris para saber lo que le corresponde y saber cuál es su dominio”.

 PRIMER ENCUENTRO ENTRE MIRANDA Y BONAPARTE,  EN EL SALON DE JULIE CARREAU SEGUR TALMA.

En el comienzo de este nuevo tiempo, la aristocracia liberal que había huido, regresa, se aprestan  para celebrar con los sobrevivientes del Terror,  que  habían logrado salvarse  milagrosamente de la guillotina en las cárceles o  se habían ocultado, las principales Embajadas  que habían cerrado sus puertas  las abren nuevamente,  muy lentamente las anfitrionas abren sus salones para recibir a importantes políticos, intelectuales, artistas o quienes buscaban amigos entre los hombres del nuevo orden.

En el Salón de la mansión de la rica cortesana Julie  Carreau Segur Talma, situada en la Rue Chantereine, esposa del célebre  actor de la Comedia Francesa y activista revolucionario, Francoise Josep Talma, considerado, aún en la actualidad, como uno de los padres reformadores de la escena mundial. En este Salón se reunían los girondinos amigos de Julie, y los jacobinos más cercanos al pensamiento de Talma, quien también había entablado una cercana relación de amistad con el joven Napoleón, futuro Emperador,  que se fortalecerá con el tiempo, invitándolo, en la época de gloria, a acompañarlo en su comitiva hacia  diferentes ciudades europeas.  También era asiduo a esta residencia   el pintor Luis David, quien le dibujaba los trajes  a Talma, para sus representaciones teatrales.  

 Talma y Julie formaban una pareja  muy nombrada  por la prensa de  Paris, no solo por su vida  artística y social,  sino también porque eran símbolo en la  creación de normas  jurídicas de los nuevos tiempos.  En 1790, Talma había solicitado casarse  con Julie ante un sacerdote católico, negándole bendecir el matrimonio, por considerarlo “ un payaso”,   comenzó a luchar por sus derechos,  logrando aprobar en la  Convención Nacional el reconocimiento del Matrimonio Civil en 1792, como único acto obligatorio, habiendo sido el primer matrimonio civil que se realizó en Francia. El Código Civil de 1804,  fijará  la sustitución del matrimonio eclesiástico por  el Registro Civil.

En este Salón punto de reunión de la gente de distinción del Paris en 1795, ocurre el primer encuentro entre Miranda y Napoleón  tal como  lo refiere  nuestro compatriota al General Emmanuel  Serviez  en Caracas, en el año 1812.  Nada indicaba  que este  joven desaliñado  le tenga reservado el destino,  luminosos años de gloria y poder.

El historiador Jules Mancini, en su Biografía de Simón Bolívar, reseña que como Bonaparte, para entonces era un desconocido, Miranda apenas hizo caso de él. Pero cuando el vencedor de Toulon, supo que era un General  Suramericano, se mostró iniciado a conversar con el caraqueño, dirigiéndole un diluvio de preguntas, a las que no contestó Miranda, sino en aquello que exigía la cortesía.

Es propicio señalar que este Hotel fue alquilado el 17 de Agosto de ese año de 1795 a Josefina Rose Tascher de la Pagerie, viuda del Visconde  Alexander de Beauharmais, ya para el 2 de octubre de ese año,  ella disfrutaba de esta mansión. En el mes de Marzo de 1796 contrae matrimonio con Napoleón Bonaparte, cuando regresa triunfante de la campaña de Italia, los vecinos,  en su honor,  cambian el nombre de la Calle Chantereine,  por  Rue de la Victoria. En 1798, Napoleón compra la casa.  Josefina,  encarga un lujoso mobiliario  para la residencia,  que será trasladado el 11 de noviembre de 1799,  al Palacio de Luxemburgo cuando se mudan sus  gloriosos dueños, repartiendo  parte de los muebles al Palacio de las Tullerias, donde se conservan actualmente.

Esta  casa pertenecerá luego,  a la hija de Josefina, Hortensia de Beauharmeis,  allí vivirá con su esposo Luis Bonaparte y sus descendientes la conservaran como propiedad familiar hasta 1862, al ser demolida para ampliar  las avenidas colindantes



SEGUNDO ENCUENTRO DE MIRANDA Y NAPOLEN, EN LA CASA DE MADAME PERMON

Madame Panaria Comneno, conocida como Madame Permon, era corsa de nacimiento, se decía que era descendiente de los emperadores bizantinossu familia estaba relacionada con la familia Bonaparte en la Isla de Córcega, además,  ella había hospedado en su casa a Eliza Bonaparte, hermana de Napoleón,  para que completara sus estudios en un acreditado colegio de Paris.

Estaba casada con Permon, proveedor del ejército francés durante la guerra de América, quien consiguió hacer una importante fortuna.  Madam  Permon  estableció  un Salón parisino distinguido que estaba abierto a los corsos y  era frecuentado por su paisano el joven Napoleón Bonaparte ,  gracias a las personalidades   que concurrían  a los Salones de Madame Permon ,  Julie Talma y de Teresa Cabarrus Taillen,  el futuro Emperador  se hace conocer, logrando  establecer una excelente relación con políticos, intelectuales, artistas y gente  importante de Paris.

 Al faltar el Señor Permon,  Napoleón se ocupará personalmente de la juvenil Lauraquien recibe una dote por parte  de su madre de 100.000 francos y del Primer Cónsul de 40,000 Fr,  casándola en 1800  con su Asistente de Campo, el joven General Andoche Junot, enviándolos a la Península  Ibérica.  En 1807 al regresar a la capital, les confirió  el Titulo de Duque y Duquesa de Abrantes. Durante el Consulado y el Imperio, Laura  participa de la vida cortesana, donde sobresale por  su cultura  e inteligencia, poco habituales en aquella época para una mujer,  que los textos denominan excentricidades.

Laura Permon, nacida en Montpelier en 1784, poseedora de un extraordinario talento e inteligencia innata,  de prodigiosa memoria, se convierte en famosa escritora, narrando  todos los acontecimientos  que se sucedieron en la casa de su madre, así  como los que  le tocará vivir durante los distintos periodos de Napoleón, con magnifico realismo y veracidad los relata  en  18 volúmenes que publica en Paris,  entre 1830  y 1835, Estos realistas testimonios se encuentran en: Sus Memorias, Napoleón, la Revolución, El Consulado, El Imperio  y La Restauración entre otros.

La niña de 11 años recordará en sus “Memorias Históricas”,  que varios personajes que frecuentaban el Salón de su madre  habían hablado del general Miranda y fue un tal  M. Emilhaud, que parece muy relacionado con él, quien lo  acercó   a la  casa de Madame Permon,  “cuando Emilhaud le nombró, la señora de la casa le interrumpió vivamente: ¡Dios mío!, he oído hablar mucho de él y quisiera conocerle”. “Yo se lo presentaré,  si usted quiere; estamos muy bien relacionados, aunque sus opiniones no coincidan con las mías. Sueña con la Libertad del mundo entero: bella cosa es la libertad, pero arma peligrosa para ponerla en manos de los pueblos. Hemos tenido a veces terribles escenas, sin embargo,  es una excelente persona y siempre nos damos la mano antes de despedirnos”.  Dos días después el General estaba presentado.

El admirable talento de narradora de la Duquesa de Abrantes revela: “Albert Permon hacía preguntas a Miranda a cerca del sur de España y al responderle el General sonreía al joven, “lo cual daba un encanto a su fisonomía”. De pronto adquirió su rostro un expresión sombría y severa, Madame Permon había llevado la conversación al tema de la política y los sucesos del Pradial: “Amo la libertad, señora, dijo el General, pero no una libertad sangrienta y sin piedad para la edad ni el sexo, como la que estaba a la orden del día entre ustedes, hace pocos meses. Me parece que se quería restablecerla con esa revolución del 1 del Pradial, quienes querían y provocaban semejante retorno, no son franceses, no son de ningún país”.  Emilhiaud encantado, fue a estrechar la mano de Miranda: “! Bien, amigo mío, bien! Enhorabuena, hable  V, así, esos son los buenos sentimientos”. “¡Pues qué!” ¿Usted se creía que amo la Libertad porque quisiera ver a mi patria libre del  yugo de la Inquisición y de estos reinados de favoritos que enrojecen la frente de la nación más todavía que la de nuestro rey?  ¿Cree usted,  en fin, que soy sanguinario porque soy razonable?  Es usted amigo mío, quien está fuera de la cuestión ! No, no ! Nada de patíbulos permanentes ò Francia está perdida”

Miranda volvió a casa de Madame Permon: allí oyó a Bonaparte “ exhalar el odio contra Inglaterra” y por esto y por qué le creía “también partidario, como el mismo, de enérgicas medidas que eran las únicas que podían salvar  a la Convención, le invitó a comer en su casa, en el Hotel Mirabeau , calle de Mont- Blanc.

La calle de Mont-Blanc, tiene hoy el nombre de Chaussèe d´Antien, era el barrio más elegante de Paris, aparte del Faubourg Saint- Germain, hasta el reinado de Luis Felipe.



CENA OFRECIDA POR MIRANDA A NAPOLEON BONAPARTE EN SU RESIDENCIA.-

Refiere Miranda en su Diario: “le convidé a comer en mi casa de la calle Mont-Blanc, en el Hotel Mirabeau, donde residía yo entonces. Como mi fortuna me permitía asegurarme de todos los sitios en donde me pudiera establecerme fondos bastante considerables, tenía yo a mi disposición, costeados por mí, a unos cuantos de esos agentes que sirven bien a quienes los pagan y vivía con gran holgura. Pero me veía obligado a ocultarla exteriormente. El día que vino a comer a mi casa Napoleón, noté su aire de asombro al respecto del lujo de mi casa. Mis convidados eran algunos de los más  enérgicos restos de la Montaña. En medio de ellos,  Bonaparte, preocupado, soñador, manifestaba con movimientos de cabeza, su asombro ante la violencia  de nuestras expresiones. Desde entonces, ha dicho de mí: Miranda es un demagogo, no un republicano”. (Jules Mancini. Bolívar, Editorial Bedout, Medellín, Colombia, 1970, Pág. 171)

A finales de Marzo, Miranda se muda  a la Rue St. Florentin 667, muy cerca de las Tullerias, en pleno corazón de París, comenzando  arreglar y adornar su apartamento en el gusto más exquisito que le venía de su aprecio e interés por las obras de arte de la admirable antigüedad. Asesorado por sus amigos el pintor Jean- Jacques Francois    Le Barbier, quien le hará un retrato  que fue  grabado por Gaucher,  Helie de Combray y los arquitectos  Legrand y Clerisseau, compra objetos de arte: pinturas, grabados, vidrios pintados, arabescos, mosaicos, esculturas, figurillas, bustos de bronce, etc. Formando un valioso “museo” o gabinete que era la admiración de  quienes lo visitaban. Se sabe que en su gabinete había cuadros y grabados de  valor, mármoles  y dos columnas de Adriana y Antonini en la antecámara.  Que tenía una hermosa vista de la bahía de Nápoles del pintor Anna. Había podido instalar una pequeña  pero magnifica biblioteca compuesta de libros buenos que le compraba al librero Molini, su futuro y fiel secretario. Libros sobre historia del arte, arquitectura, escultura y pintura italiana, muy solicitados por su amigo y asesor artístico Quatremère de Quincy, admirador y defensor de las obras de arte como patrimonio nacional.

Al gabinete de Miranda  iba gente amiga que se recreaba en este ambiente refinado y se quedaban allí escribiendo o estudiando. Estando el General una vez en el campo, escondido por razones políticas, un amigo le escribía: “He pasado hoy tres horas en el “Museo” de V, haciendo algunas anotaciones relativas a las pinturas de los Baños de Antonin que adornan el pequeño gabinete de V. Escribo a usted desde su bonito gabinete (le escribe S. Michel, a una amiga de Constantinopla) pero la caída de la tarde me impide continuar. Adiós pues, esté V bien, recuerde un poco a sus amigos que no piensan sino en V.

Miranda también le escribe a su amiga Delpine Custine “mis libros y mi gabinete son mis ocupaciones y mis delicias… las disfruto con más y más voluptuosidad cada día. No hay sino un solo peligro que temer: el de convertirse en sabiondo y pedante”

Las  viviendas  que ocupó Miranda en el Paris revolucionario, donde se le conocía  bajo el calificativo de: “La Espada Consentida de la Gironda”, debieron de ser  en realidad deslumbrantes, tanto la casa de Mènilmontant, en la localidad de Belleville cercana a la capital que habitó  en 1793, como en la Rue St. Florentín o en la Calle Mont-Blanc  en el Hotel Mirabeau.  Se pregunta Parra Pérez, ¿si tenía Miranda dos residencias en 1795?, ô  esta comida se efectuó antes de habitar  St. Florentín, en todo caso, debían de ser extraordinaria por los relatos que han dejado escritos quienes tuvieron la fortuna de conocerlas.

El poeta danés Juan Manuel Baggassen, quien lo visitó el 12 de Mayo de 1795, en la rué St. Florentín, quedándose totalmente maravillado de ella, el día siguiente le escribe al Duque Federico Cristian de Augustemburgo: “Ayer estuve con una señora que conocí por casualidad, a visitar al General Miranda, que ahora vive entregado por completo a las musas y a las gracias, en un piso ciertamente fantástico que está detrás de las Tullerais. Después de haber peregrinado por el mundo, como un verdadero  Don Quijote del republicanismo (así se lo llama él mismo) no ha podido, al servicio de Francia, salvar su cabeza sino con dificultad. Este hombre tan eminentemente interesante, se haya, sin duda, consagrado por entero en cuerpo y alma a la buena causa y no ha sido nunca un traidor. Descontento hasta el más alto grado de la marcha que aquí llevan las cosas se consuela con las artes y las ciencias, posee la más exquisita aunque reducida  biblioteca y un piso instalado con tal gusto, como no lo he conocido mejor,  uno se creería en Atenas, en casa de Pericles”. (Caracciolo Parra Pérez, Miranda y la Revolución Francesa).

Miranda durante el verano de 1795 daba comidas en un brillante marco, trataba magníficamente a sus huéspedes. En su casa encontró Bonaparte ”algunos de los hombres más enérgicos de la Montaña”. Se hablaba de política, se  proclamaba muy alta “la necesidad de una extrema energía”. En esto se hallaba de acuerdo todos, menos Bonaparte, a quien Miranda según el mismo dice “se sorprendió de ver preocupado, soñador, moviendo la cabeza y  dejando escapar palabras poco en armonía con las opiniones que todos habíamos emitido”. Conocido es que al futuro Emperador no le repugnaban las medidas enérgicas, pero sabía, mejor que esos señores la manera de usarlas.

Sobre quienes pudieron asistir como convidados de Miranda,” los hombres más enérgicos de la Montaña”, según analiza Parra Pérez,  la derecha estaba representada por Tallien y Barras, el centro, por Sieyès, Boissy d Anglas y Garran-Coulon, la izquierda, por Duhen y Goujon. Todos ellos coincidían en principio en reclamar enérgicas medidas, pero la que preconizaba entre otras el anfitrión, no tuvo la suerte de agradar a Bonaparte, que no dejó de decir luego: “Miranda es un demagogo, no un republicano”.

La buena mesa, en aquellos tiempos,  estaba reservada exclusivamente para la nobleza y la aristocracia, quienes tenían esplendidas cocinas y expertos cocineros al servicio personal que incluso viajaban con ellos de castillo en castillo, antes de la Revolución Francesa, con esta, los Chefs que no acompañaron a los nobles al exilio al quedarse sin trabajo, abrieron establecimientos de comida para ganarse la vida, la nueva clase política asistía a culturizarse saborear buena comida y vino. Estos templos gastronómicos  abren las puertas a una forma libre de cocinar, complacer y crear  con los Chefs que son personas conocedoras de la comida, artistas. La  comida suntuosa comienza a cultivar el arte de la conversación en la mesa, no solo se disfruta comiendo sino también hablando. La comida se convierte en un instrumento de gobierno o influencia política.

Es el momento del florecimiento de los Chefs como celebridades y los restaurants como escenarios sociales, uno de ellos, el Grand Vefeur en el Palais Royale, serbia, innovaba la cocina. Se hacen famosos: el foie gras, las trufas acompañadas por salsa Perigueux, los Medallones de Filetes de Res o de Cordero, salteados con Salsa de Trufas Negras, Alcachofas Rellenas de Tuétanos de Res la Langosta Thermidor inventada el 1794,  por Marie en su Restaurant de París, Pato a la Naranja,  Fois Gras y Sopa de Cebolla acompañado de Croissants son platos que comienzan a degustarse.   

Miranda dice que tenía a su disposición para agradar a los importantes comensales que  invitaba a cenar en su casa a” unos cuantos agentes que sirven bien a quienes los  pagan”, utilizó para esta  comida a la que acudió Bonaparte, al Chef Meòt, antiguo cocinero del Palacio del Duque de Orleans, convertido en una verdadera celebridad culinaria, había fundado su establecimiento “Meot”  en 1788,  cuando surge el termino restaurar, las personas concurrían a esos lugares a restaurar su cuerpo,  a complacer su paladar  con una buena comida y un buen vino. Con la Revolución Francesa se convirtió en un ferviente jacobino y se reunían en sus comedores grandes hombres del gobierno.  Meòt fue uno de los famosísimos restaurantes de aquellos tiempos, contaba  con una sala elegante, camareros bien vestidos, bodega cuidada y cocina superior, servía en vajillas de porcelana, cubiertos de plata y fina cristalería.

Meot asistía personalmente a la residencia de sus clientes,  con cocineros y  mesoneros  bien entrenados,  a servir  comidas suntuosas en  escenarios sociales y políticos de la gente exquisita de Paris.  En esta Cena se usaron vajillas y cubiertos de plata y se acompañó la comida  con vino de Borgoña o de Burdeos y  Champaña, sirviéndolos  en  fina cristalería. Entre los manjares que ofrecía Meot utilizando técnicas culinarias desarrolladas con conciencia artística,   estaban: Bechamel de Olores, Foie- Gras, Pulardas Asadas, “Dos Codornices” y Catorce Tordos, por persona. Seguramente estas  exquisiteces culinarias fueron degustadas en tan memorable comida ofrecida por Miranda, donde asistió el joven General Napoleón Bonaparte.

Talleyrand  gran sibarita, aconsejara a Napoleón,  de la importancia  que el arte de la mesa acompañe los asuntos políticos, mediante las recepciones diplomáticas. Nace la idea del placer de disfrutar la mesa en grata compañía y  en la mesas nace el arte de negociar la política,  la guerra, las empresas, los amores, los matrimonios. Es el arte de la convivencia y de la diplomacia.

En 1800, El Cónsul Bonaparte dicta la Proclama: “Libertad del Placer”, Pasarlo bien era deber de todo Patriota, si había champan y salsas.

Paris comienza a llamarse la capital europea de la Gastronomía.-



NAPOLEON COMENTA EN EL SALON DE MADAME PERMON LA CENA CON MIRANDA: ESTE HOMBRE TIENE FUEGO SAGRADO EN EL ALMA.-

Cuenta la Duquesa de Abrantes, que en casa de su madre,  Madame Permon: “Un día dijo Napoleón: Comí  ayer en casa de un hombre notable, le creo espía de la Corte de Inglaterra y de España, al mismo tiempo. Vive en un tercer piso que está amoblado como la residencia de un  Gobernante o un Príncipe.  En medio del lujo,  se queja de la pobreza y luego nos ofrece  una comida preparada por Meot  y  servida en vajilla de plata. Es esta una circunstancia extraña que me gustaría esclarecer. Comí allí con las personas de la mayor importancia. Me gustaría volver a encontrarme con algunas de ellas: Es un Don Quijote,  con la diferencia que este no está loco”. Cuando mi madre, Madame Permon le preguntó su nombre, contestó: “Es el general Miranda, ese hombre tiene fuego sagrado en el alma”. Probablemente no se volvieron a ver personalmente estos dos hombres, dice Parra Pérez, pero  si sabrían uno del otro. Dos personajes  a quienes el destino les tenía reservado su nombre con gloria en la Historia: Miranda como Padre Libertador de Hispanoamérica y Napoleón como Conquistador de los  países europeos y  Emperador de los Franceses.



Ana Lucina García Maldonado.

 Conferencia en el Rotary Club Casco Histórico de Caracas. Jueves, 1 de agosto de 2013.

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