Eumenes Fuguet Borregales
"Creo... en las abejas que labraron su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero...".
Aquiles Nazoa
Con la finalidad de
saldar deudas contraídas por el gobierno
español con los Welser, banqueros alemanes, el rey Carlos V dispone una
capitulación suscrita en Madrid el 27 de marzo de 1528; aceptada por Enrique
Ehinger y Gerónimo Sailer. La Capitulación
los autoriza: “descubrir, conquistar y poblar la vasta región que
comprendía la provincia de Venezuela; los obliga fundar dos ciudades y tres fortalezas; movilizar cincuenta técnicos para
las minas a conseguir todo en un plazo
de dos años”. Dos gobernadores alemanes tuvo Venezuela, con el afán de
conseguir las supuestas riquezas de “El Dorado”, llegarían hasta las cercanías
de Bogotá: Ambrosio Alfinger Primer Gobernador y Capitán General de Venezuela,
fundador de Maracaibo y Jorge
Spira. Un funcionario de los Welser fue
Nicolás Federmann (1505- 1542), al llegar a Coro a comienzos de mayo de 1535,
es designado por Spira teniente gobernador, con la misión de expedicionar los primeros meses de 1536 hacia
el occidente, para llegar hasta el Cabo de la Vela en la Guajira. En el
grupo de Federmann se encontraba un joven conquistador español
conocido como Martín Tinajero, nacido en la población de Écija, provincia de Sevilla de la comunidad autónoma
de Andalucía, cuya patrona por cierto es la virgen del Valle, celebrada el 8 de
septiembre.
Martín hijo de labriegos, dedicados también a la preparación de la arcilla para elaborar tinajas, de allí la denominación de tinajero.
Martín hijo de labriegos, dedicados también a la preparación de la arcilla para elaborar tinajas, de allí la denominación de tinajero.
De excelente
comportamiento, colaborador en los oficios de la casa y bondadoso con sus
compañeros de vecindad. La leyenda escrita por Fray Pedro de Aguado sobre Martín Tinajero informa que de
adolescente en la iglesia del pueblo, escuchó: “Tu corazón está destinado a una
gran leyenda”, Martín pensaba que sería un llamado al sacerdocio.
Entusiasmado por los amigos
dispuestos a buscar aventuras en el Nuevo Mundo y motivados por la Leyenda de El Dorado”,
embarcaron hacia Coro. Martín iba en la
expedición de Federmann como cocinero; el capellán era el Padre Vicente Requejada, nacido en Zaragoza.
Primer Agustino en llegar a Hispano América. La expedición se dirigió en
dirección Rio Hacha; el grupo sufrió las inclemencias de las lluvias,
transitaron en áreas boscosas y desérticas, colmadas de plagas; en ocasiones no conseguían agua o
comida; el joven Martín no soportó la travesía, falleciendo en septiembre de
1536, supuestamente en la región cercana a Bobures. Federmann continuó su
periplo; luego de varios días decide regresar a Coro por la misma ruta; durante su avance notan una aroma extraña y agradable a cierta distancia donde
habían dejado semi enterrado a Martín;
al aproximarse notaron el aumento de la fragancia; en el espacio del pecho se
encontraba una colmena de abejas; sus compañeros admirados comentaban que: “el
corazón de Martín siempre era de miel”. En su pueblo se le consideraba un
“soldado santo”.
La muerte de este joven conquistador dio
lugar a varias leyendas registradas por los cronistas de la época Fray Pedro de
Aguado y Fray Pedro Simón, reseñada igualmente por el historiador José de
Oviedo y Baños (1671-1738), natural de Bogotá y en tres ocasiones Alcalde de
Caracas; nos dejó su importante obra “Historia de la conquista y población de
la provincia venezolana”.
El ilustre valenciano José Bernardo Núñez
(1895-1964), primer Cronista Oficial de Caracas, ensayista y escritor de fina
pluma, nos ofrece igualmente su relato de este personaje del siglo XVI. El
escritor uruguayo-venezolano, reconocido cuentista Armando Quintero Laplume (1944-
), en su obra: “el corazón de Martín Tinajero, origen de una leyenda”, nos
recrea de manera amplia sobre este joven personaje. Aquiles Nazoa, conocido
escritor caraqueño, humorista, poeta (1920-1976), nos relata en su Credo
: … Creo en el
perro de Ulises y en el gato risueño de Alicia en el País de las Maravillas, en
el loro de Robinson Crusoe, en los ratoncitos que tiran del carro de la
Cenicienta; en Reralfiro el caballo de Rolando y en las abejas que labraron su
colmena en el corazón de Martín Tinajero
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