miércoles, 29 de agosto de 2012

Diego de Losada, Fundador de Santiago de León de Caracas, era Isleño.

Prof. Domingo Ruiz Guzmán*.
        



455 Aniversario de la Fundación de Santiago de León de Caracas, el 25 de Julio de 1567, por el Isleño Diego de Losada,  Baquiano, sinónimo de Isleño y Canario.
El  pasado miércoles 25 de Julio se cumplieron  445 años de la  Fundación de nuestra querida Ciudad “Santiago de León de Caracas”, en 1567, por el Isleño Diego de Losada, a quien se ha tenido generalmente como español peninsular.
Manuel Alvar, Catedrático de la Lengua Española de la  Universidad de Madrid, prologuista del libro “La Herencia Lingüística de Canarias en Puerto Rico”, (San Juan de Puerto Rico, 1972), cuyo autor es Manuel Álvarez Nazario, Catedrático  de Español de la Facultad de Artes y Ciencias de la  Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, nos señala en  relación con dicha Obra (Pág. 23), citando a Bernal Díaz y a Fray Pedro de Aguado, lo siguiente:
Que el término Isleño se aplicó en el Nuevo Mundo Hispano casi en exclusividad a los naturales de las Islas Canarias (primero a los Tinerfeños, y luego a todos los Canarios).  Los Isleños eran llamados desde el siglo XVI Guanches, Canarios,  Blancos Pobres, Blancos de Orilla y Baquianos. (Vid. Amerikanistisches Worterbuch, Hamburg, 1960, G. Friederici).
Baquiano es una voz que procede del árabe Baqiya, que quiere  decir  “lo que queda de algo”, en referencia a que de los  integrantes de las Expediciones Españolas al Nuevo Mundo, eran los Canarios los que se  quedaban, pues traían a su familia, fundaban su hogar y se arraigaban, además de ser valientes, esforzados y emprendedores, y eran los más experimentados, y por ello pioneros para internarse en lugares desconocidos y peligrosos. “Estevan Martín era hombre vaquiano en las Indias, que es lo mesmo que ysleño, y de  esperiença suficiente” (ibídem).
Nos cita (ibidem) muy especialmente que en 1546, el Gobernador de Puerto Rico, Juan Pérez de Tolosa, (quien en el mismo año pasó a ser el primer Gobernador de la  Provincia de Venezuela), escribe al Emperador Carlos I de España y V de Alemania (Gante 24/02/1500 – Monasterio de  Yuste, Extremadura, 02/09/1558. Reinó 1516 – 1556), y le dice: “… . Diego de Losada… que es  un caballero de cerca de  Benavente, muy esforzado Isleño, antiguo y diestro en la  guerra…”
Con esto queda demostrado en forma fehaciente, con  respaldo de documentación histórica precisa, que Diego de Losada, Fundador de Caracas, era Isleño.

 * Etimólogo y Poeta, Certificado de Locutor Nº. 1442
          (domingoruizguzman    hotmail.com).   Telf. 212.483.55.42
         
www.hitosculturales.com

viernes, 24 de agosto de 2012

GENERAL RAMÓN GUERRA, EL ESTRATEGA

Oldman Botello

    El 5 de octubre de 1841 nació en San Casimiro, el general Ramón Guerra Bonilla, hijo de sancasimireño de familias fundadoras del pueblo y una dama de San Rafael de Orituco. Hace 90 años falleció, el 3 de agosto de 1922, en Caracas, después de una vida de tranquilidad, primero y luego de sobresaltos. Fue más guerrero que político y esto último lo llevó a prisión en tiempos de Guzmán Blanco, de Cipriano Castro y de Juan Vicente Gómez y los tres fueron sus amigos personales. Lo que se ignora es si esas prisiones se justificaron o fueron producto de chismes y de gobernantes que los escuchaban.

  Ramón Guerra nació en humilde hogar, de padre vinculado al trabajo de la tierra en el sitio de Suata Arriba. Luego el joven Guerra se hizo comerciante con algunos rudimentos de escritura y de aritmética. Quienes han escrito sobre su persona han manifestado que habría sido su maestro el padre Pablo Zamora Fonseca, pero no creemos que mucho le haya enseñado este levita que era ignorantón como él solo.

   Nació en el credo conservador. Hombre apegado a la Iglesia como corresponde al bucólico lar de su nacimiento, pueblecito hermoso de Aragua arrebujado entre montañas y hoy pasto de la delincuencia. Así comenzó en la guerra, primero reclutado por un ejército que se metió al pueblo. Tomó el gustico por echar plomo y a poco lo vemos en asonadas de mayor aliento. Alcanzó el grado de coronel casi sin proponérselo. Combatió al liberalismo y su vida política y militar dio un vuelco cuando de conservador pasó al bando opuesto, el liberal, de la mano del general Joaquín Crespo que fue su mentor político en la nueva Causa. Fue en 1872 y en escuetas palabras, Crespo se lo informa al general Guzmán Blanco, quizá sin advertir  la importante adquisición para su partido y en lo personal la significación de un gran aliado. Así se lo dice Crespo a Guzmán el 21de marzo de 1872 desde Parapara: “Ramón Guerra se me presentó y ha tomado servicio en el Ejército”. Lacónico mensaje en una carta donde se trataban otros temas. Era un año de acechanzas para el Gobierno guzmancista, el mismo año de la sublevación de varios jefes en el centro del país, en el Guárico y especialmente el alzamiento del Chingo Olivo que llevó al ejército hasta las costas de Arauca donde pereció, rematadas sus huestes por las del general Crespo.

  Desde ese año 1872 el general Ramón Guerra se incorporó decididamente al nuevo orden de cosas. Con lealtad y disciplina. Se robusteció su fama como el gran estratega militar de los últimos treinta años del siglo XIX. Lo demostró al lado del general Crespo como su Jefe de Estado Mayor en la Revolución Legalista de 1892. El ejército estaba disciplinado y con su sequedad, Guerra imponía el orden, el respeto. El Murat venezolano, lo llamaron periódicos y libros luego del triunfo de esa incursión guerrera que dio al traste con el continuismo auspiciado por el Dr. Raimundo Andueza Palacio, “que se precipitó, como Heliogábalo, en la cloaca”, al decir de José María Vargas Vila. A lo largo de su dilatada carrera política fue desde jefe de guarniciones y ejércitos, presidente del Guárico hasta ministro de guerra y Marina dos o tres veces y en tiempos del general Gómez fue Presidente del Consejo de Gobierno, un grupo asesor del caudillo donde estaban reunidos los principales jefes del país y que el pueblo caraqueño comenzó a llamar a la chita callando “el potrero”. Fue su último cargo. En el interregno de la lucha y la política proseguía en sus tareas como hacendado en San Casimiro o cómodamente repantigado en su domicilio de Caracas, de Colón a Dr. Díaz, en el centro de la ciudad, casa marcada con el número 30. Allí rindió la jornada de la vida a los 80 años cumplidos. Casó en dos oportunidades, la primera con la sancasimireña doña  Emilia García Iriarte, que murió de cáncer y luego con la calaboceña  doña Rita García, con sucesión en ambos matrimonios.
   Ramón Guerra fue por todo respecto el símbolo de una Venezuela siglo XIX plena de caudillos grandes y pequeños, que a tiros dirimían sus disputas por linderos o tumbaban gobiernos a su antojo.
                                                             oldmanbotello@hotmail.com

lunes, 20 de agosto de 2012



Don Torcuato Manzo Núñez, homenaje a los Cronistas
Eumenes Fuguet Borregales (*)
Durante la realización de la Convención Anual de la Asociación Nacional de Cronistas Oficiales de Venezuela, realizado en Punto Fijo-Falcón el 20 de mayo de 1986, considerando la propuesta del doctor Germán Fleitas Núñez, Cronista Oficial de La Victoria, se decidió conmemorar el 20 de mayo de cada año, fecha natalicia del escritor valenciano Enrique Bernardo Núñez (1895-1964), Primer Cronista de Caracas, “Día Nacional del Cronista Oficial”. 
En esta oportunidad nos referiremos a Don Torcuato Manzo Núñez, quien destacó entre tantos cargos y actividades relevantes como Cronista Oficial de Montalbán, pintoresca ciudad carabobeña que lo vio nacer el 20 de mayo de 1914, allí realizó los estudios elementales en la única escuela existente a cargo de su tío Don Francisco Marvez Correa, continuados en el Seminario de Valencia durante tres años. En Caracas ingresa en el Seminario Santa Rosa de Lima, profundizando las materias de filosofía, latín y oratoria. A comienzo de 1935 abandona los estudios eclesiásticos para dedicarse a diversas actividades entre ellas la de cobrador del Acueducto de Caracas y profesor de Literatura del Colegio Atenas. 
Había escrito en 1934 un libro de versos, recopilados en sus años mozos. Al regresar al lar nativo ejerce la docencia en la escuela José Félix Sosa; en forma paralela inicia exitosamente la agricultura, dedicada en mayor extensión a los cítricos y al tabaco, actividad realizada durante cuatro décadas. Al incursionar en la política, se desempeña como Diputado de la Asamblea Legislativa del estado Carabobo durante los períodos 1939 y 1943. Es designado Diputado por el mismo estado al Congreso de la República durante el período 1943 hasta 1947; no completa la gestión a causa del golpe de estado del 18 de octubre de 1945. En cumplimiento de los cargos de representación popular, Don Torcuato encarnaba con legítima voz y aciertos sus responsabilidades, que le permitieron los mejores elogios  de sus compañeros de trabajo y de las comunidades. 
Contrae matrimonio con Doña Carmen Filomena Henríquez con quien procrea ocho hijos. Poseedor de brillantes ideas y escritos, funda en Montalbán los medios impresos “El Látigo” y “El Peñón”. Su amplia voluntad de trabajo e iniciativas le facilitaron ser designado para ocupar diferentes cargos públicos y privados, pudiendo mencionar entre otros: la presidencia del Concejo Municipal de Montalbán y de la Junta Principal Electoral del estado Carabobo, Primer Presidente de la Sociedad de Amigos de Valencia, miembro del Ateneo de la Ciudad del Cabriales, Presidente de la Asociación de Escritores del estado Carabobo, fundador del Banco de Sangre de Valencia y de Valle de La Pascua, Presidente del Club de Leones de Valencia, Directivo de la Sociedad Antituberculosa de Carabobo, Presidente de la Unión de Cultivadores de Tabaco con sede en Maracay, columnista del Diario El Carabobeño con su leída columna “desde mi Atalaya”. Es profesor fundador del liceo José Andrés Castillo, ejerció igualmente la docencia en la Escuela Agronómica Salesiana impartiendo las asignaturas de castellano y literatura y formación  moral y cívica, ambos institutos en Montalbán. Don Torcuato dejó a la posteridad innumerables obras dedicadas a los estados Carabobo y Cojedes, a los municipios Montalbán, Bejuma, San Joaquín, a varias ciudades, como también algunas de índole religioso. 
Es importante mencionar “Historia del estado Carabobo”, editada por la Presidencia de la República en 1981, con atinados enfoques de la geografía, historia, ciencias, personalidades y aspectos culturales; obra de amena lectura y fácil comprensión. Durante su fructífera existencia, dejó honda huella como miembro del Centro de Historia, Asociación de Escritores, Academia de Historia del estado Carabobo y del estado Cojedes, Sociedad Venezolana de Historia Eclesiástica, Academia Venezolana de la Lengua, Sociedad Bolivariana de Venezuela y Sociedad de Amigos de Valencia entre tantas instituciones que se honraron con su presencia y aportes. Por su fecunda labor recibió distinciones nacionales, regionales, municipales y privadas. Fallece en Valencia el 27 de septiembre de 1988. La empresa Tabacalera Nacional honra su memoria con una beca que otorga en la Universidad Zamora en Barinas en beneficio del desarrollo agrícola. Felicidades a los dignos Cronistas oficiales en tan especial ocasión conmemorativa.

Historia y Tradición
(*) Gral. de Bgda.                                                                                  eumenes7@mail.com
                                                                                                                    @eumenesfuguet

viernes, 17 de agosto de 2012

El Dr. Johan Benjamín Siegert y el Amargo de Angostura

Gral. Eumenes Fuguet Borregales (*) 
 UN grupo de treinta y cuatro ciudadanos entre ellos el ilustre monseñor coriano Mariano Talavera y Garcés (1777-1861) Obispo de Guayana, propusieron cambiar el nombre de Angostura por Ciudad Bolívar en homenaje al Padre de la Patria; el Congreso decretó el 24 de junio de 1846 la nueva denominación.
El nombre de Angostura se ha mantenido a través del tiempo por la importancia histórica del lugar y por el amargo de Angostura, famoso ingrediente preparado con diversas hierbas, raíces, cortezas y aromas, teniendo como base principal la quina, exportada hacia diversos países americanos y europeos desde 1830, gracias a su inventor el médico emancipador Johan Benjamín Siegert, preocupado en buscar la medicina contra la epidemia de cólera que diezmaba la población.
Con la finalidad de mejorar la capacidad operativa del Ejército Libertador, el doctor caraqueño Luís López Méndez (1758-1841), sobrino político de Miranda, encontrándose en Londres como Agente Residente, en calidad de Comisionado Especial Diplomático, con máximas responsabilidades otorgadas por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Venezuela, a partir de enero de 1817, tuvo la alta responsabilidad de reclutar personal militar, obtener embarcaciones, material y equipo bélico que serían enviados a Venezuela. El Dr. Alemán Johan Gottlieb Benjamín Siegert llegó a Angostura el 1ro de agosto de 1819, recibió el nombramiento de médico mayor traumatólogo del hospital militar de Angostura; nacido en la población de Grosswalditz el 22 de noviembre de 1796, ejerció la medicina en su país natal, le correspondió participar como traumatólogo en la campaña contra Napoleón Bonaparte incluyendo la batalla de Waterloo realizada el 18 de junio de 1815.
 Finalizada la beligerancia continuó ejerciendo en Alemania hasta su fecha de incorporación en los expedicionarios embarcados hacia Venezuela. En 1820 asumió la dirección de los hospitales militares de la región guayanesa, cargo ejercido con eficiencia hasta 1846. Buscando la curación contra el cólera, gracias a sus conocimientos de botánica, utilizó una veintena de ingredientes obtenidos en la extensa y fecunda zona, llegó a preparar en 1824 el conocido producto al cual denominó amargo de Angostura, producto que le daría la vuelta al mundo por su sabor tan especial como lo indica su nombre.
 Siegert contrajo matrimonio con María Araujo en 1827, quien falleció a los pocos meses; se casa de nuevo en 1830 con Bonifacia Gómez. Dedicado a tiempo completo al ejercicio de la abnegada profesión generadora de salud y a la investigación científica; revalidó con éxito su titulo de médico cirujano en la Universidad Central de Venezuela en mayo de 1838. El presidente José Tadeo Monagas (1784-1868), lo nombra Médico Cirujano del Ejército, otorgándole el grado de coronel; funciones desempeñadas hasta 1858, cuando pasó a la situación de retiro con la firme intención de dedicarse de lleno con sus hijos en la producción comercial de su inigualable amargo de Angostura, estableciendo para el registro y comercialización la firma J.G.B Siegert.
Su producto se utilizaba inicialmente para aliviar dolencias estomacales y mareos, luego como ingrediente apreciado como sazonador de algunas comidas, como ablandador de carnes y en la preparación de sopas y bebidas aromáticas y espirituosas especialmente los cocteles, para lo cual existen variedad de recetas a criterio de los especialistas a nivel mundial. El doctor Johann Gottlieb Benjamín Siegert falleció en Ciudad Bolívar el 13 de septiembre de 1870. La firma se estableció en Trinidad y Tobago en 1875 a causa de los conflictos políticos de la época en Venezuela. La preparación del Amargo de Angostura es un secreto bien guardado hasta la presente fecha por parte de los descendientes, con su conocida presentación en cuatro idiomas con la firma del inventor, producto muy solicitado, apreciado e imprescindible en bares y restaurantes a nivel mundial, recordando al memorable sitio donde el Libertador decreto la colocación de la octava estrella a la gloriosa Bandera Nacional, donde realizó el brillante Mensaje ante el Congreso de Angostura y donde nació el 17 de diciembre de 1819 la República de Colombia, conocida como La Gran Colombia o Colombia La Grande, sueño de Miranda materializado en parte por el Libertador.
 Las gotas del Amargo de Angostura, le dan un toque diferente y sui géneris a las bebidas preparadas entre ellas la conocida Cuba Libre.
(*) Vice Presidente de la Academia de Historia del estado Carabobo

martes, 14 de agosto de 2012

Esquina de Las Gradillas, primera esquina caraqueña.


Gerónimo Alberto Yerena Cabrera





La zona del cuadrilátero histórico, así como gran parte del sitio escogido para la fundación de la ciudad, tal como lo señala Duran (1), no era plana, había una pendiente en sentido norte sur que es proporcional a la que va del cerro El Ávila al rio El Guaire. Desde el inicio de la fundación de la ciudad, Diego de Lozada había dado la  orden a Diego de Henares que aplanara la zona correspondiente a donde se destinaría la Plaza Mayor y sus alrededores. Esto dio por resultado que la Plaza Mayor en su lado norte tuviera un desnivel inferior importante; al contrario del lado sur, que en el ángulo sureste de la plaza quedara más alta que el nivel de la calle trazada en sentido este-oeste (hoy calle EO 2); fue allí donde se construyó la primera gradilla, lo más probable con escalones apuntalados con madera. Según Carmen Clemente Travieso (2), desde el año de 1572, se comenzó a llamar esta esquina “Las Gradillas”, lo que la hace la primera esquina por voz popular; lo mismo opina Santiago Key Ayala (3) en cuanto a la fecha.
Al parecer, Diego de Henares, quien fue uno de los 136 hombres que formaron parte en la fundación de la ciudad, y que era, quizás, el más ilustrado de todos ellos (4), jamás pensó que estaba trazando el plano y la nivelación de la plaza que sería luego la capital de toda la Provincia. 

Comenta Caremis (5): “La Plaza Mayor, en nada sobrepasa a una de sus manzanas, y no se cumplió lo ordenado por las Leyes de India: que la plaza fuese un cuadrado prolongado, y que por lo menos tenga de largo una vez y medio de su ancho”. Lo mismo refiere el historiador Francisco Perdomo Terrero, sobre el trazado de la plaza (6).

Cita Caremis (7) que, en su visita a Caracas en 1760, el historiador isleño Isidoro  Romero y Ceballos, relata sobre el piso de la plaza: “La plaza tiene el piso más bajo que la dicha santa iglesia una tres vara”; publicado en su libro “Recuerdos de la Caracas, 1760”.

En el ángulo suroeste de la esquina actualmente ocupado por el Palacio Arzobispal, refiere el historiador Francisco Perdomo Terrero(8), que  la casa de este solar perteneció a don Simón Bolívar “El Viejo”, el primer Bolívar llegado a Venezuela en 1589; luego de pasar a otros dueños, el Cabildo Eclesiástico dispone en 1661 la compra de la casa al Deán don Bartolomé Escoto, pero tuvo que venderla al encomendero don Luis de Bolívar-abuelo del Libertador- para pagar las dos campana mayores que se habían instalado en la torre de la Catedral. Con motivo del nombramiento como Obispo del prelado don Diego de Baños y Sotomayor, cuyo traslado a Caracas desde Santa Marta se efectuó el 12 de agosto de 1684; el Cabildo Eclesiástico acordó adquirir nuevamente el inmueble que había sido vendido a Luis de Bolívar.

En el ángulo sureste de la esquina estuvo la “Casa del Vínculo” o el “Vínculo Aristiguieta”, originalmente propiedad del capitán don Martín Jerez de Aristeguieta y Lobera, casado con la tía paterna del Libertador, doña Luisa de Bolívar y Ponte; luego pasó a su hijo el presbítero Juan Félix Jerez y Aristiguieta (9). En esta casa fue que Simón Bolívar, durante varias estadías, pasó más años de su vida desde que vivió en Caracas y los mejores de toda su existencia.

En el ángulo noreste de la esquina, en la colonia, estuvo el Cementerio de la Catedral (10), (11).

Es importante destacar que hay tres gradillas en la hoy Plaza Bolívar de Caracas. La primera que es la que le dió el nombre a la esquina; la segunda, situada en el ángulo noreste de la plaza, en la esquina de La Torre; la tercera  y última en construirse, fue en el ángulo noroeste de la plaza, en la actual esquina de Principal, data después del año 1865, cuando Antonio Guzmán Blanco dió la orden de demoler las arcadas de la Plaza Mayor. En el ángulo noroeste de la plaza donde se encuentra esta gradilla es el sitio donde estaba edificado el Cuartelito que alojaba a la Guardia Principal, ubicado dentro de la propia plaza, el cual fue construido en el año de 1761 y fue el que le dio el nombre a la esquina. Fueron los soldados de esta fortificación los que omitieron el saludo al Capitán General Emparan (12).

Bibliografía numerada.

1.- Guillermo Durand González, Antonio González Antías. Caracas en 25 escenas. República Bolivariana de Venezuela. Alcaldía de Caracas. Fondo Editorial Fundarte.2002.p.15, 23,37.

2.- Carmen Clemente Travieso. Las esquinas de Caracas. Los Libros de El Nacional. 2002. p.48.

3.- Key Ayala, Santiago. Los nombres de las esquinas de Caracas. Caracas. Imprenta Bolívar, 1926.

4.-Hno Nectario María. Fundación de la Cultura Urbana. Caracas 204.p.225.

5- Carlos Eduardo Misle” Caremis”. Plaza Bolívar Corazón de la Patria. Litografía Tecnocolor, San Martin, Caracas. Venezuela, junio 1999.p.41.

6.- Francisco Perdomo Terrero, Miguel Gil Núñez. Monumentos Históricos del Distrito Federal. Homenaje al Bicentenario de Simón Bolívar. Edición Venalum.1983. p.143.

7.- Carlos Eduardo Misle” Caremis”. Plaza Bolívar Corazón de la Patria. Litografía Tecnocolor, San Martin, Caracas. Venezuela, junio 1999.p.45.

8.- Francisco Perdomo Terrero, Miguel Gil Núñez. Monumentos Históricos del Distrito Federal. Homenaje al Bicentenario de Simón Bolívar. Edición Venalum.1983.p.71.

9.-Enrique Bernardo Núñez. La ciudad de los techos rojos. Monte Ávila Editores. Primera edición en M.A.1988.p.126.

10.- Plano de la ciudad de Santiago de León de Caracas. 1810. Editado por el diario El Universal, Colección Histórica Mapoteca IGVSB.

11.-  Sola Ricardo, Irma de. Contribución al estudio de los planos de Caracas. Ediciones del Cuatricentenario.1967. Plano N° 9.p. 56.

12.- Juan Ernesto Montenegro, William Niño Araque,  Élida Salazar. De las Casa Reales al Palacio de Gobernación, El Cuartelito Principal. Gobierno del Distrito Federal. Editorial Arte. p.25.


 

Primera moneda con la efigie del Libertador en la República de Venezuela: La Bamba: 5 Reales (50 Centavos) 1873.



Gerónimo Alberto YerenaCabrera
Las primeras monedas acuñadas con la efigie de Bolívar fueron realizadas en la República de Bolivia, aún en vida del Libertador en el año de 1827. Se acuñaron monedas de plata entre los años 1827-1830.
Efigies de las monedas venezolanas durante la República
La primera efigie de las monedas de la República de Venezuela fue la efigie de la Libertad, uno de los símbolos de la Francia revolucionaria que se impuso en los sistemas monetarios americanos, la cual sustituyó a la efigie de los reyes españoles, grabadas en el anverso de las monedas coloniales españolas. Apareció en las emisiones de 1843, 1852, 1858 ,1862 y 1863.
La segunda efigie fue la del General Páez, fundador de la República de Venezuela, en el año de 1863. Esta emisión no llegó a circular debido que fue derrocado poco antes que las monedas llegaran al país.
La tercera efigie que aparece es la del Libertador Simón Bolívar en el año 1873; la primera moneda con su efigie en el país.
La cuarta efigie fue la del general Juan Vicente Gómez del año 1930. Estas monedas tampoco llegaron a circular, debido a que la ceca se opuso a recibir la entrega de plata; sólo llegaron a acuñarse las pruebas con valor de 5 y 2 bolívares de plata y 100 bolívares de platino.
Moneda de cinco reales (la Bamba)
                                 
 Este nombre se lo  dio  el pueblo a las monedas de plata de 5 reales acuñadas en los años de 1873,1874 y 1876. Correspondían a medio venezolano, cincuenta centavos. Fue conocida popularmente como Bamba y se consideraba como “pavosa”. El valor de cincuenta céntimos es debido a lo siguiente: La unidad monetaria en la colonia era el real; con la fundación de la República la unidad
pasó a ser, de hecho, los diez reales; esta  moneda era virtual, pues no existía físicamente, sin embargo por falta de monedas en el país, circulaba, y así era admitida, monedas extranjeras de valor y peso en plata similares a los diez reales. 
Desde 1835 se había hecho el intento de regularizar el sistema monetario, por medio de leyes sobre reformas de la tabla y el establecimiento de la unidad monetaria, las cuales nunca llegaron a la práctica, y se continúo virtualmente con la unidad de diez reales.
Al acuñarse en el año 1858 la primera moneda de plata con valor de cinco reales, con la efigie de la Libertad de perfil izquierdo en su anverso,  esta  tendría un valor de cincuenta céntimos, o sea, la mitad de la unidad monetaria de diez reales, tal como aparece en el reverso de la moneda: 5 Rles, 11.50 Gs.  Aunque no oficialmente en forma definitiva, se había impuesto desde la Primera República; pero fue con la aprobación de la Ley de Monedas del 11 de mayo de 1871, cuando se establece en forma oficial una nueva unidad monetaria: El Venezolano equivalente a diez reales(acuñado en plata por primera vez en 1876), con el propósito de unificar las monedas que circulaban en el país. 
El gobierno decreto la conversión de las cuentas a la nueva moneda de curso legal y deberían ser todas expresadas en venezolanos y en sus centavos, además las monedas extranjeras que circulaban en el territorio nacional dejarían de ser medio legal de pago.      Recuérdese que el actual Bolívar, la antigua moneda de dos reales, existió como moneda con esa denominación cuando fue decretado como unidad monetaria por ley el 31 de marzo de 1879, y el  Venezolano  pasó a ser ese mismo año cinco bolívares.
En el año 1873 se realiza la acuñación de la moneda de 5 Reales, 50 centavos o “Bamba” como se le conocía popularmente, la cual se convirtió en la Primera Moneda Venezolana Con Efigie del Libertador Simón Bolívar. Se encargó a Albert  Desiré Barre (1818-1878), grabador General de la Casa de La Moneda de París ejecutar los primeros troqueles de moneda venezolana con la efigie de Bolívar. Barre tomó por modelo el dibujo del pintor venezolano Carmelo Fernández, sobrino del general José Antonio Páez, Fernández conoció a Bolívar en persona, lo cual hace suponer que su retrato refleja acertadamente los rasgos del Libertador.    Este retrato del Libertador fue publicado en la Historia de Venezuela de Baralt y Díaz, editada en Francia en 1841 y sirvió junto con el medallón de David d’Angers  y el bosquejo de Roulin para plasmar la excelente efigie de Bolívar que ha permanecido desde entonces en las monedas de Venezuela,  a partir de 1873 hasta la fecha su grabado ha sido el invariable emblema de la moneda venezolana de oro y plata, y esperamos que así continúe.
En el año de 1973 con motivo de celebrar el centenario de esta moneda 1873-1973, se acuño una moneda conmemorativa con valor de diez bolívares denominada Doblón.



Bibliografía
Tomás Stohr. Monedas de Venezuela. Ernesto Armitano Editor. Caracas. 1980.
Mercedes Carlota de Pardo. MONEDAS VENEZOLANAS. Banco Central de Venezuela. Colección histórico-económica venezolana. Caracas. 1989.
Enrique Bernal M. Preguntas y Repuestas de Numismática Venezolana. Caracas. 1984..

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