Carmen Esperanza Iribarren
LA COSIATA, fue un acontecimiento sucedido el 30 de abril de 1825 cuyas características y consecuencias han sido objeto de fuertes debates, pero cuyas peculiaridades deben analizarse primeramente a la luz de documentos fehacientes y complementariamente por medio de tradiciones respetables; eso es lo que pretendemos hacer algunos portugueseños entre los que me encuentro que creamos un frente desprovisto de cualquier ideología política cuyo único fin será el de defender el honor de nuestro prócer el General JOSÉ ANTONIO PÁEZ.
A pesar de que los pormenores que rodean los hechos del 30 de abril de 1825 en Valencia, causan bastante molestia en algunos ¿defensores de la venezolanidad?, debemos hacer un esfuerzo por moderar estas sensaciones. La intención no es sembrar discordia entre dos naciones libertadas por la misma espada y que están destinadas, conservando la soberanía de cada una, a tener muchos proyectos y metas comunes.
La Cosiata no fue un movimiento para derrocar a Bolívar ni para separarse de la Gran Colombia. Bolívar lo entiende así; por eso cuando llega a Venezuela, indulta a todos los comprometidos en La Cosiata, por decreto del 1º de enero de 1827 y ratifica a Páez en el cargo de Jefe Superior Civil y Militar de Venezuela, y le da más poder. Si Bolívar lo entendió así, ¿podemos nosotros cambiar su pensamiento?
Páez en su autobiografía narra los graves sucesos que produjeron una intensa amargura durante toda su vida, tal y como lo manifestó a sus compatriotas de Venezuela en 1833, es decir 3 años después de acaecidos en esta forma:
“El 27 de abril de 1826 había pedido varios ciudadanos a la Municipalidad de Valencia que se suspendiese el cumplimiento de la orden que me separaba del mando. Convocó aquel cuerpo a los letrados de la ciudad para consultarles sobre la cuestión propuesta, la cual si se llevaba a efecto, decían podía ocasionar disturbios e insurrecciones, y uno de ellos, el Dr. Miguel Peña, con otros dos, expuso “Que no había ninguna medida legal que pudiera suspender la ejecución de la orden y que ni el mismo Ejecutivo podía hacerlo sin infringir abiertamente su Constitución. La Municipalidad acordó entonces que se manifestara “el profundo sentimiento de que hubiese sido admitida la acusación contra mi persona; la persuasión en que estaba de que yo me justificaría completamente; que todo el vecindario se hallaba convencido de la puntualidad y exactitud con que había desempeñado mis encargos, ganándome la confianza, respeto y amistad de todos; y que en la necesidad de salir del departamento en obedecimiento de las leyes, les quedaba el consuelo de volverme a ver indemnizado satisfactoriamente”/. Los que no se dieron por satisfechos con semejante declaratoria apelaron, para que aparecieran.
fundados los temores que habían manifestado anteriormente, a las vías del asesinato, dando muerte a dos infelices que no habían tenido ni arte ni parte en los sucesos que se debatían y arrojando sus cadáveres a la puerta del edificio de la Municipalidad. Hallábanse en éste muchos individuos ansiosos de saber el resultado final de la cuestión, cuando el Gobernador de la provincia Fernando Peñalver exigió al Coronel Francisco Carabaño, comandante de las tropas de la ciudad, que hiciera cumplir sus deberes a los militares que estaban en el edificio y se mostraban favorables al movimiento. Carabaño, los mandó a sus cuarteles, y entonces todos allí congregados vinieron a mi casa en tumulto y me condujeron en hombros a presencia de la Municipalidad.
ACTITUD DEL LIBERTADOR:
Los sucesos de Valencia fueron rápidamente apoyados por varias municipalidades entre ellas la de Caracas misma, que indudablemente se dio cuenta que Páez no era el verdadero culpable; que todo había sido una especie de celada, para hacerlo caer en una trampa. Y el mismo Bolívar no tardó en terminar una extensa carta, llena de reflexiones y de razonamientos muy profundos, casi filosóficos, fechada el 8 de agosto, con el siguiente corolario profético: “…A mis ojos, la ruina de Colombia está consumada desde el día en que V. fue llamado por el Congreso…”.
Más adelante con mayor conocimiento de los hechos culmina así el borrador de una carta fechada el 3 de julio, dirigida a Sucre: …(Yo muy poco sé hasta ahora de la realidad de los pasos que haya dado Páez, pero sí estoy cierto que ellos son a consecuencia de la acusación que se hizo contra él y que no debió admitirse, no por temor hacia él sino porque él cumplía una orden). /El hecho es que, cualquier arreglo que hagamos ahora, si no es fundado en la naturaleza de las cosas, es decir, sobre lo que indispensablemente debe hacerse, yo creo que todo será sin efecto.
A la hora de juzgar a un héroe de la talla de JOSÉ ANTONIO PÁEZ, no puede procederse con ligereza ni improvisación. El movimiento que hemos conocido con el nombre de LA COSIATA, denominación ésta que tiene cierta connotación despectiva, fue a nuestro entender, una reacción espontánea popular, desgraciadamente ensombrecida con dos asesinatos, pero que brotó de la indignación producida por una medida indudablemente ilegítima aunque cubierta con un ropaje legal. Y es que de la arbitrariedad suele derivarse más arbitrariedad. Del decreto, desconsiderado e impositivo de Santander, no podía nacer otra cosa que molestia, indignación, acusación e injusticia. Tal medida y sus nefastas consecuencias fueron a nuestro entender, la causa inmediata de la disolución de la Gran Colombia. Las mediatas fueron las de la precipitación con que se procedió, por razones de guerra, a pactar una unión que no teniendo base sociológica real, tampoco tuvo la legitimidad suficiente para mantenerse en pie. Bolívar el fundador, quien tuvo siempre la no muy común cualidad de reunir el idealismo con el realismo; no se engañó a sí mismo respecto a este punto, y no pretendió engañar ni a su generación, ni a las futuras.
Esta fue su sensata opinión al respecto:
“Mientras teníamos que continuar la guerra, parecía, y casi se puede decir que fue conveniente la creación de la República de Colombia. Habiéndose sucedido la paz doméstica y con ella nuevas relaciones, nos hemos desengañado de que este laudable proyecto, o más bien este ensayo, no promete las esperanzas que nos habíamos figurado. Los hombres y las cosas gritan por la separación, porque la desazón de cada uno compone la inquietud general. Últimamente la España misma ha dejado de amenazarnos; lo que ha confirmado más y más que la reunión no es más necesaria, no habiendo tenido ésta otro fin que la concentración de fuerzas contra la metrópoli…”
Amigos, la historia está escrita por quienes participaron en ella, solo hay que profundizar en nuestra hermosa historia para aprender, comprender, respetar y defender la honra de nuestros libertadores. Quienes pretenden mancillar el honor del General José Antonio Páez no son más que ignorantes y quienes repitan sin conocimiento ni personalidad las palabras de los ignorantes, no son más que lacayos serviles del padre de la ignorancia.
CARMEN ESPERANZA IRIBARREN P.
E-mail: carmeniribarren@hotmail.com
C.I.V-No. 3.803.218
Teléfono: 0416-940.76.64
miércoles, 29 de junio de 2011
lunes, 27 de junio de 2011
Arnoldo Gabaldón: un héroe sin espada
Ramón Peña
El sesgo militarista de nuestra historia, cultivado atávicamente desde la escuela y exacerbado groseramente estos últimos años, ha educado a los venezolanos en la creencia de que el heroísmo es una categoría exclusiva de los hombres de armas. Se ha hecho poco comprensible que algún coterráneo sea considerado prócer sin haber desenfundado un revolver. De allí, la importancia de rescatar y divulgar la memoria de quienes han sido esenciales en nuestra historia fuera de los campos de batalla. La publicación más reciente de la Biblioteca Biográfica Venezolana, iniciativa del diario El Nacional, está dedicada a la vida de uno de esos héroes sin uniforme, el doctor Arnoldo Gabaldón.
Este científico trujillano libró una memorable batalla por la vida contra un enemigo que diezmaba nuestra población: la malaria. Médico sanitarista y acucioso investigador, estudió en profundidad las características de esta endemia e ideó una innovadora cruzada para erradicar su agente transmisor, el mosquito anófeles. En las adversas condiciones sanitarias de la Venezuela de los años 30, emprendió una campaña multidisciplinaria, utilizando todos los recursos disponibles. Drenajes, rellenos de pozos, redes de distribución gratuita de Quinina, (único medicamento disponible), y finalmente, la aplicación masiva de DDT, un recién inventado insecticida residual, que convertía las paredes de los ranchos en trampas mortales para el vector de la enfermedad.
Con la obra de Gabaldón y sus cuadrillas de combatientes sanitarios, la tasa de mortalidad por la enfermedad se redujo de 164 fallecidos a menos de 20 por cada 100.000 habitantes.
En el país no hay estatuas que honren este nombre; quizás en muchas escuelas tampoco sea mencionado junto a los adalides militares que monopolizan las páginas de nuestra historia. Pero fue un venezolano que le devolvió la vida a nuestras casas muertas.
En pocas palabras
27/6/2011
El sesgo militarista de nuestra historia, cultivado atávicamente desde la escuela y exacerbado groseramente estos últimos años, ha educado a los venezolanos en la creencia de que el heroísmo es una categoría exclusiva de los hombres de armas. Se ha hecho poco comprensible que algún coterráneo sea considerado prócer sin haber desenfundado un revolver. De allí, la importancia de rescatar y divulgar la memoria de quienes han sido esenciales en nuestra historia fuera de los campos de batalla. La publicación más reciente de la Biblioteca Biográfica Venezolana, iniciativa del diario El Nacional, está dedicada a la vida de uno de esos héroes sin uniforme, el doctor Arnoldo Gabaldón.
Este científico trujillano libró una memorable batalla por la vida contra un enemigo que diezmaba nuestra población: la malaria. Médico sanitarista y acucioso investigador, estudió en profundidad las características de esta endemia e ideó una innovadora cruzada para erradicar su agente transmisor, el mosquito anófeles. En las adversas condiciones sanitarias de la Venezuela de los años 30, emprendió una campaña multidisciplinaria, utilizando todos los recursos disponibles. Drenajes, rellenos de pozos, redes de distribución gratuita de Quinina, (único medicamento disponible), y finalmente, la aplicación masiva de DDT, un recién inventado insecticida residual, que convertía las paredes de los ranchos en trampas mortales para el vector de la enfermedad.
Con la obra de Gabaldón y sus cuadrillas de combatientes sanitarios, la tasa de mortalidad por la enfermedad se redujo de 164 fallecidos a menos de 20 por cada 100.000 habitantes.
En el país no hay estatuas que honren este nombre; quizás en muchas escuelas tampoco sea mencionado junto a los adalides militares que monopolizan las páginas de nuestra historia. Pero fue un venezolano que le devolvió la vida a nuestras casas muertas.
En pocas palabras
27/6/2011
jueves, 23 de junio de 2011
Carabobo inmortal. Palabras como Orador de Orden 22-6-2011 Alcaldía San Diego
Eumenes Fuguet Borregales
Alto honor encontrarme en San Diego de Alcalá y en este grandioso estado, único en Venezuela con nombre de batalla, precisamente con la que selló hace 190 años, la independencia en la afanosa búsqueda de la ansiada como inexistente libertad; la principal de las 490 realizadas en Venezuela.
Carabobo es una página de oro escrita con la tinta del sacrificio, honor y heroísmo; en voz aruaca significa quebrada de mucha agua. Por feliz iniciativa de la Alcaldía del municipio San Diego, concurrimos con alto sentido venezolanista a rememorar la Campaña de Carabobo, y a rendir sincero tributo a quienes derramaron su sangre no perdida por el logro de un objetivo común; magistral campaña propia del genio de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien tuvo que recorrer 65.000 kilómetros para liberar casi cinco millones de kilómetros cuadrados, convertidos en un manojo de seis naciones libres.
ANTECEDENTES.
Juramento de Monte Sacro el 15 de agosto de 1805, cuando en presencia de su maestro Simón Rodríguez, desde la colina romana, lanza a los cuatro vientos su juramento de no descansar su brazo y su alma hasta ver libre a Venezuela de las cadenas que oprimían por voluntad del gobierno español.
Primera batalla de Carabobo realizada el 28 de mayo de 1814 en la misma llanura, escenario del combate decisivo. En esta oportunidad las fuerzas del Libertador estaban ubicadas de espalda a Valencia.
Liberación de Guayana en 1817, que permitió la navegación por el río Orinoco, la logística que ofrecía las misiones del Caroní y las comunicaciones con la Nueva Granada y el exterior.
Campaña de la Nueva Granada en 1819 la cual culmina después de atravesar el páramo de Pisba con el triunfo en Boyacá el 7 de agosto.
La Revolución en Cádiz de los comandante Rafael Riego y Antonio Quiroga el 1ro de enero de 1820, la cual no permitió el envío de 20.000 soldados para reforzar al disminuido ejército de Morillo llegado en abril de 1815.
Los Tratados de Trujillo en noviembre de 1820, que permitieron la suspensión de las hostilidades por seis meses y la humanización de la guerra gracias a la participación del general sucre, el prócer más puro de la independencia americana.
El pronunciamiento de Maracaibo el 28 de enero de 1821 lograda por voluntad popular, entendida por el general realista Miguel de La Torre como una violación a los Tratados de Trujillo.
CONCENTRACIÓN DEL EJÉRCITO LIBERTADOR.
Bolívar y De La Torre acuerdan iniciar las operaciones militares el 28 de abril
Según las instrucciones impartidas por el Libertador, se requería concentrar el ejército considerando la ubicación y el avance de las fuerzas; inicialmente se dispuso en Mijagual, luego en Guanare y por último San Carlos, a donde llegó procedente de Barinas el 2 de junio.
Gral. Urdaneta, salió de Maracaibo el 28 de abril, libera Coro el 11 de mayo, sigue a Carora; por enfermedad entrega las tropas al coronel Antonio Rangel, quien llega el 19 de junio a San Carlos luego de recorrer 590 kms.
Gral. José Antonio Páez salió el 10 de mayo de Achaguas, no sin antes rezar en la capilla y ofrecer un Nazareno si triunfaba en la batalla que iban a dar; avanzó al frente de 1.000 infantes y 1.500 jinetes, movilizaba dos mil caballos de reserva y cuatro mil reses para dar de comer a su ejército; recorrió 610 kms, la caballería llegó a San Carlos el 7 de junio, la infantería lo hace el día 11.
Gral. Juan Bautista Arismendi, con 400 soldados se dirige desde Margarita hasta Curiepe donde se le anexará al ejército de Bermúdez.
Gral. José Francisco Bermúdez, inicia su avance desde el río Unare el 28 de abril para abrir operaciones de distracción en Caracas, en su maniobra conocida como “Diversión”, llegó hasta La Victoria; obligó al general realista Morales salir de la población de Calabozo con mil soldados a combatirlo; estrategia que permitió que estos efectivos no estuvieran en Carabobo y despejaran el camino para el avance de Páez.
Coronel Cruz Carrillo, salió de Trujillo con mil quinientos soldados hacia Barquisimeto, allá se le une el coronel Juan de los Reyes Vargas, seguirá a San Felipe, informando ser la vanguardia del ejército, lo que motivó que dos días antes de la gran batalla, el jefe realista De La Torre enviara de urgencia al coronel Juan Tello con dos batallones que tampoco estarían presente en la batalla decisiva.
El 15 de junio en San Carlos, el Libertador organizó al Ejército en tres divisiones, la Primera al mando de Páez, la Segunda al mando de Gral. Manuel Cedeño y la Tercera a las órdenes del coronel Ambrosio Plaza, para un total de 4.000 infantes y 2.300 de caballería.
El ejército realista lo integraron un total de 4.279 soldados al mando del general Miguel de La Torre y Pando.
AVANCE DE LAS FUERZAS
Bolívar salió con su ejército desde san Carlos rumbo a la gloria el 20 de junio; el 23 en la llanura de Taguanes pasa revista a las tropas; se encuentran uniformadas por primera vez luego de once años de lucha, gracias a febril actividad de las costureras de Guanare; ellas con sus incansables manos “enhebraron los hilos de la libertad”; concluye su arenga. “¡Soldados, mañana seréis invitos en Carabobo".
El Ejército realista se instala en la llanura de Carabobo dando la espalda a Valencia, cubriendo defensivamente las rutas hacia San Carlos y El Pao; colocó a sus fuerzas en forma escalonada con las dos únicas piezas de artillería al frente; de manera que era difícil ejecutar un ataque frontal.
El día 24 de junio en horas de la mañana Bolívar instalado en el cerro de Buena vista, utilizando un catalejos, observa el dispositivo enemigo; con la información recibida de algunos baqueanos, ordena que éstos indiquen la ruta a la división de Páez para ejecutar una operación de desbordamiento a través de la colina El Chaparral.
LA OPERACIÓN OFENSIVA INICIADA A LAS ONCE DE LA MAÑANA.
Utilizando macheteros Páez avanza por la Pica de la Mona hasta la retaguardia de los realistas enfrentándose al batallón Burgos de la caballería del general Morales, segundo de De La Torre; el Bravos de Apure al presentar varias bajas es relevado por el batallón Cazadores británicos al mando del intrépido coronel inglés Thomás Ilderton Ferriar, con su famosa orden “rodilla en tierra”, obliga al Burgos a retroceder, que en su auxilio llegan los batallones realistas Barbastro y Holtalrich. Para completar la valerosa actividad del Cazadores Británicos acude el batallón Tiradores.
El mariscal de La Torre ordenó a otras unidades ejecutar maniobras de ataque, pero algunas se rindieron y otras escaparon del campo de batalla. El comando realista en completa derrota, protegido por el batallón Valencey al mando del denodado coronel Tomás García, se movilizaron hasta llegar al castillo San Felipe de Puerto Cabello.
En la persecución del Valencey mueren los valerosos oficiales Manuel Cedeño denominado por Bolívar “el bravo de los bravos de Colombia”; igualmente Ambrosio Plaza no sin antes exclamar: “muero en este campo de victoria, en el punto más avanzado adonde no llegó Páez”; la camisa del capitán Ángel Bravo recibió catorce lanzazos sin que fuese herido, dijo Bolívar: “merece un uniforme de oro”. Páez en plena acción sufrió un ataque de epilepsia, es salvado por el comandante realista, el venezolano Antonio Martínez, quien lo envió a sus filas con el Tte. patriota Alejandro Salazar (alias Guadalupe). Conocido es el episodio de la muerte del Tte. Pedro Camejo “El Negro Primero”.
Los tenientes Rafael Mendoza y Vicente Piedrahita, encargados de la ingrata tarea de enterrar a los fallecidos en combate, consiguieron dos valerosas mujeres uniformadas y con el pelo recogido, de las 25 que pelearon en el magno combate que duró una hora a partir de las once de la mañana; los niños de Tocuyito y Tinaquillo ayudaron a enterrar los cadáveres. En el campo de batalla muere el perro Nevado regalado en Mérida a Bolívar en mayo de 1813, a su paso en la Campaña Admirable. Los realistas perdieron en la batalla entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos: 122 oficiales y 2786 soldados; las pérdidas republicanas según el parte oficial apenas eran de 200 muertos y heridos. El Libertador desde Valencia envía el parte de guerra al Presidente del Congreso el 25 de junio, inicia su mensaje: “Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria, el nacimiento político de la república”.
El general Santiago Mariño se queda en Valencia, el coronel Antonio Rangel es enviado a sitiar a los realistas en Puerto Cabello. Bolívar y Páez se dirigen a Caracas adonde llegan el 29 de junio.
En Carabobo lucharon venezolanos de todas las clases sociales y de todas las regiones, hombro a hombro con muchos voluntarios de diversos países. Razón tenía el Libertador cuando dijo en el manifiesto de Carúpano el 7 de septiembre de 1814: “Dios concede la victoria a la constancia”.
CONCLUSIONES.
Después de la batalla de Carabobo, hasta lograr la salida definitiva del ejército español con la Toma de Puerto Cabello el 8 de noviembre, se realizaron unas sesenta acciones militares, Es Carabobo un mensaje permanente de sacrificio, unión fraternidad y optimismo por un mundo mejor. El 24 de junio de 1939, el “Poeta del Pueblo”, Andrés Eloy Blanco en su elocuente discurso ante el Congreso, denominó a Carabobo como: “El domicilio histórico del Ejército venezolano” y el presidente de la república el general Eleazar López Contreras designó 24 de junio: “Día del Ejército Venezolano”.
Al sentirnos orgullosos de nuestro glorioso pasado, es preciso completar la tarea por ellos iniciada, mediante el estudio y el trabajo creador, sin egoísmos ni discriminaciones en beneficio del desarrollo del país. Tenemos la deuda histórica de colocar en la inmortal sabana de Carabobo los monumentos de: La heroína venezolana, “Mujer hecha Patria”, del Niño Héroe “Semillero de Esperanzas”, del sacerdote Anónimo, “verdadero patriota con sotana” y del abnegado médico, como un acto de elevada justicia, a quienes participaron denodadamente y se sacrificaron, para dejarnos una patria libre y soberana.
No volvamos la mirada al pasado para extasiarnos en su grandeza y significado, sino para que sirva para reflexionar las jornadas del presente y futuro.
Señores
Eumenes Fuguet Borregales
General de Brigada
Alto honor encontrarme en San Diego de Alcalá y en este grandioso estado, único en Venezuela con nombre de batalla, precisamente con la que selló hace 190 años, la independencia en la afanosa búsqueda de la ansiada como inexistente libertad; la principal de las 490 realizadas en Venezuela.
Carabobo es una página de oro escrita con la tinta del sacrificio, honor y heroísmo; en voz aruaca significa quebrada de mucha agua. Por feliz iniciativa de la Alcaldía del municipio San Diego, concurrimos con alto sentido venezolanista a rememorar la Campaña de Carabobo, y a rendir sincero tributo a quienes derramaron su sangre no perdida por el logro de un objetivo común; magistral campaña propia del genio de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien tuvo que recorrer 65.000 kilómetros para liberar casi cinco millones de kilómetros cuadrados, convertidos en un manojo de seis naciones libres.
ANTECEDENTES.
Juramento de Monte Sacro el 15 de agosto de 1805, cuando en presencia de su maestro Simón Rodríguez, desde la colina romana, lanza a los cuatro vientos su juramento de no descansar su brazo y su alma hasta ver libre a Venezuela de las cadenas que oprimían por voluntad del gobierno español.
Primera batalla de Carabobo realizada el 28 de mayo de 1814 en la misma llanura, escenario del combate decisivo. En esta oportunidad las fuerzas del Libertador estaban ubicadas de espalda a Valencia.
Liberación de Guayana en 1817, que permitió la navegación por el río Orinoco, la logística que ofrecía las misiones del Caroní y las comunicaciones con la Nueva Granada y el exterior.
Campaña de la Nueva Granada en 1819 la cual culmina después de atravesar el páramo de Pisba con el triunfo en Boyacá el 7 de agosto.
La Revolución en Cádiz de los comandante Rafael Riego y Antonio Quiroga el 1ro de enero de 1820, la cual no permitió el envío de 20.000 soldados para reforzar al disminuido ejército de Morillo llegado en abril de 1815.
Los Tratados de Trujillo en noviembre de 1820, que permitieron la suspensión de las hostilidades por seis meses y la humanización de la guerra gracias a la participación del general sucre, el prócer más puro de la independencia americana.
El pronunciamiento de Maracaibo el 28 de enero de 1821 lograda por voluntad popular, entendida por el general realista Miguel de La Torre como una violación a los Tratados de Trujillo.
CONCENTRACIÓN DEL EJÉRCITO LIBERTADOR.
Bolívar y De La Torre acuerdan iniciar las operaciones militares el 28 de abril
Según las instrucciones impartidas por el Libertador, se requería concentrar el ejército considerando la ubicación y el avance de las fuerzas; inicialmente se dispuso en Mijagual, luego en Guanare y por último San Carlos, a donde llegó procedente de Barinas el 2 de junio.
Gral. Urdaneta, salió de Maracaibo el 28 de abril, libera Coro el 11 de mayo, sigue a Carora; por enfermedad entrega las tropas al coronel Antonio Rangel, quien llega el 19 de junio a San Carlos luego de recorrer 590 kms.
Gral. José Antonio Páez salió el 10 de mayo de Achaguas, no sin antes rezar en la capilla y ofrecer un Nazareno si triunfaba en la batalla que iban a dar; avanzó al frente de 1.000 infantes y 1.500 jinetes, movilizaba dos mil caballos de reserva y cuatro mil reses para dar de comer a su ejército; recorrió 610 kms, la caballería llegó a San Carlos el 7 de junio, la infantería lo hace el día 11.
Gral. Juan Bautista Arismendi, con 400 soldados se dirige desde Margarita hasta Curiepe donde se le anexará al ejército de Bermúdez.
Gral. José Francisco Bermúdez, inicia su avance desde el río Unare el 28 de abril para abrir operaciones de distracción en Caracas, en su maniobra conocida como “Diversión”, llegó hasta La Victoria; obligó al general realista Morales salir de la población de Calabozo con mil soldados a combatirlo; estrategia que permitió que estos efectivos no estuvieran en Carabobo y despejaran el camino para el avance de Páez.
Coronel Cruz Carrillo, salió de Trujillo con mil quinientos soldados hacia Barquisimeto, allá se le une el coronel Juan de los Reyes Vargas, seguirá a San Felipe, informando ser la vanguardia del ejército, lo que motivó que dos días antes de la gran batalla, el jefe realista De La Torre enviara de urgencia al coronel Juan Tello con dos batallones que tampoco estarían presente en la batalla decisiva.
El 15 de junio en San Carlos, el Libertador organizó al Ejército en tres divisiones, la Primera al mando de Páez, la Segunda al mando de Gral. Manuel Cedeño y la Tercera a las órdenes del coronel Ambrosio Plaza, para un total de 4.000 infantes y 2.300 de caballería.
El ejército realista lo integraron un total de 4.279 soldados al mando del general Miguel de La Torre y Pando.
AVANCE DE LAS FUERZAS
Bolívar salió con su ejército desde san Carlos rumbo a la gloria el 20 de junio; el 23 en la llanura de Taguanes pasa revista a las tropas; se encuentran uniformadas por primera vez luego de once años de lucha, gracias a febril actividad de las costureras de Guanare; ellas con sus incansables manos “enhebraron los hilos de la libertad”; concluye su arenga. “¡Soldados, mañana seréis invitos en Carabobo".
El Ejército realista se instala en la llanura de Carabobo dando la espalda a Valencia, cubriendo defensivamente las rutas hacia San Carlos y El Pao; colocó a sus fuerzas en forma escalonada con las dos únicas piezas de artillería al frente; de manera que era difícil ejecutar un ataque frontal.
El día 24 de junio en horas de la mañana Bolívar instalado en el cerro de Buena vista, utilizando un catalejos, observa el dispositivo enemigo; con la información recibida de algunos baqueanos, ordena que éstos indiquen la ruta a la división de Páez para ejecutar una operación de desbordamiento a través de la colina El Chaparral.
LA OPERACIÓN OFENSIVA INICIADA A LAS ONCE DE LA MAÑANA.
Utilizando macheteros Páez avanza por la Pica de la Mona hasta la retaguardia de los realistas enfrentándose al batallón Burgos de la caballería del general Morales, segundo de De La Torre; el Bravos de Apure al presentar varias bajas es relevado por el batallón Cazadores británicos al mando del intrépido coronel inglés Thomás Ilderton Ferriar, con su famosa orden “rodilla en tierra”, obliga al Burgos a retroceder, que en su auxilio llegan los batallones realistas Barbastro y Holtalrich. Para completar la valerosa actividad del Cazadores Británicos acude el batallón Tiradores.
El mariscal de La Torre ordenó a otras unidades ejecutar maniobras de ataque, pero algunas se rindieron y otras escaparon del campo de batalla. El comando realista en completa derrota, protegido por el batallón Valencey al mando del denodado coronel Tomás García, se movilizaron hasta llegar al castillo San Felipe de Puerto Cabello.
En la persecución del Valencey mueren los valerosos oficiales Manuel Cedeño denominado por Bolívar “el bravo de los bravos de Colombia”; igualmente Ambrosio Plaza no sin antes exclamar: “muero en este campo de victoria, en el punto más avanzado adonde no llegó Páez”; la camisa del capitán Ángel Bravo recibió catorce lanzazos sin que fuese herido, dijo Bolívar: “merece un uniforme de oro”. Páez en plena acción sufrió un ataque de epilepsia, es salvado por el comandante realista, el venezolano Antonio Martínez, quien lo envió a sus filas con el Tte. patriota Alejandro Salazar (alias Guadalupe). Conocido es el episodio de la muerte del Tte. Pedro Camejo “El Negro Primero”.
Los tenientes Rafael Mendoza y Vicente Piedrahita, encargados de la ingrata tarea de enterrar a los fallecidos en combate, consiguieron dos valerosas mujeres uniformadas y con el pelo recogido, de las 25 que pelearon en el magno combate que duró una hora a partir de las once de la mañana; los niños de Tocuyito y Tinaquillo ayudaron a enterrar los cadáveres. En el campo de batalla muere el perro Nevado regalado en Mérida a Bolívar en mayo de 1813, a su paso en la Campaña Admirable. Los realistas perdieron en la batalla entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos: 122 oficiales y 2786 soldados; las pérdidas republicanas según el parte oficial apenas eran de 200 muertos y heridos. El Libertador desde Valencia envía el parte de guerra al Presidente del Congreso el 25 de junio, inicia su mensaje: “Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria, el nacimiento político de la república”.
El general Santiago Mariño se queda en Valencia, el coronel Antonio Rangel es enviado a sitiar a los realistas en Puerto Cabello. Bolívar y Páez se dirigen a Caracas adonde llegan el 29 de junio.
En Carabobo lucharon venezolanos de todas las clases sociales y de todas las regiones, hombro a hombro con muchos voluntarios de diversos países. Razón tenía el Libertador cuando dijo en el manifiesto de Carúpano el 7 de septiembre de 1814: “Dios concede la victoria a la constancia”.
CONCLUSIONES.
Después de la batalla de Carabobo, hasta lograr la salida definitiva del ejército español con la Toma de Puerto Cabello el 8 de noviembre, se realizaron unas sesenta acciones militares, Es Carabobo un mensaje permanente de sacrificio, unión fraternidad y optimismo por un mundo mejor. El 24 de junio de 1939, el “Poeta del Pueblo”, Andrés Eloy Blanco en su elocuente discurso ante el Congreso, denominó a Carabobo como: “El domicilio histórico del Ejército venezolano” y el presidente de la república el general Eleazar López Contreras designó 24 de junio: “Día del Ejército Venezolano”.
Al sentirnos orgullosos de nuestro glorioso pasado, es preciso completar la tarea por ellos iniciada, mediante el estudio y el trabajo creador, sin egoísmos ni discriminaciones en beneficio del desarrollo del país. Tenemos la deuda histórica de colocar en la inmortal sabana de Carabobo los monumentos de: La heroína venezolana, “Mujer hecha Patria”, del Niño Héroe “Semillero de Esperanzas”, del sacerdote Anónimo, “verdadero patriota con sotana” y del abnegado médico, como un acto de elevada justicia, a quienes participaron denodadamente y se sacrificaron, para dejarnos una patria libre y soberana.
No volvamos la mirada al pasado para extasiarnos en su grandeza y significado, sino para que sirva para reflexionar las jornadas del presente y futuro.
Señores
Eumenes Fuguet Borregales
General de Brigada
domingo, 19 de junio de 2011
El sacrificio en la Casa Fuerte de Barcelona
Eumenes Fuguet Borregales (*)
La historia venezolana nos ha dejado plasmada con la tinta indeleble del sacrificio y del valor, una de las páginas más infaustas, como fue la escrita el 7 de abril de 1817, en el antiguo convento de San Francisco en Barcelona, convertida Casa Fuerte por el valeroso general barcelonés Pedro María Freites, utilizado en última instancia como lugar de refugio a los ancianos, mujeres, niños y enfermos de la ciudad, como también para parque (armas y municiones), dejadas por Bolívar en calidad de depósito. El Libertador procedente de Haití había llegado a Barcelona el 1ro de enero de 1817; al tener conocimiento de las operaciones previstas por el general curazoleño Manuel Piar para liberar la importante región de Guayana, designó comandante de la Provincia de Barcelona al general Freites (1790-1817), al frente de cuatrocientos soldados, trasladándose al sur el 9 de febrero con la finalidad de aumentar la capacidad operativa del ejército, para lograr el éxito que permitirá obtener alimentos, caballos y ganado de las misiones del Caroní, control y libre navegación por el río Orinoco. El coronel realista Juan de Aldama, designado por órdenes del general Pablo Morillo jefe del ejército español en el oriente venezolano, aprovechó el alejamiento de Bolívar para aproximarse a Barcelona con más de tres mil quinientos efectivos. El 5 de abril de 1817 inició el sitio a la desguarnecida ciudad. Ante el inminente ataque de Aldama, Freites ordenó a la población encerrarse con la urgencia del caso en el convento San Francisco, con poca agua y sin provisiones de alimentos. Acción ofensiva iniciada a las siete de la mañana del fatídico 7 de abril; Debido a las discrepancias por liderazgo entre el Libertador y el general Santiago Mariño, los refuerzos solicitados nunca llegaron; Mariño con mil setecientos soldados se encontraba en Aragua de Barcelona, prefirió movilizarse hasta Cumaná para sitiarla. Freites estaba acompañado de los miembros del Ayuntamiento y del Gobernador Francisco Esteban Rivas. Aldama empleó la artillería para abrir brechas en los muros del convento, una vez lograda esta fase, la infantería realista procedió a sangre y fuego al asalto del sagrado lugar, cometiendo desafueros contra la población. Fallecieron sin contemplaciones más de setecientos barceloneses. Durante seis horas Freites y sus soldados no pudieron contener las feroces embestidas de los atacantes; los que pudieron escapar, al ser capturados corrieron la misma suerte. La historia y tradición relata episodios de horror, sacrificio y patriotismo por los abusos y asesinatos cometidos por la fuerza realista, verbigracia el de los sacerdotes Juan Antonio Godoy y otro de apellido Serra, ajusticiados cuando asistían religiosamente a los heridos y moribundos. El joven capitán William Chamberlain, estando herido, prefirió inmolarse antes de caer en manos enemigas; su esposa la heroína Eulalia Buroz (1796-1817), de veintiún años, digna representante de la mujer venezolana hecha patria, en el fragor de la acción exclamaba “Viva la patria”; al caer prisionera y en momentos cuando la tomó de la cintura un soldado, en forma rápida le sacó la pistola matándolo en el acto, correspondiéndole recibir la atroz venganza. Freites herido, antes de caer prisionero insuflaba ánimo a sus combatientes: “Soldados, es preferible caer combatiendo como bravos a morir degollados”. Aldama envió a Freites y al gobernador Rivas a Caracas cual trofeo de guerra al capitán general Salvador Moxó; en el trayecto no recibieron ni agua ni alimentos; el Gobernador Rivas también herido y con las manos atadas, a pesar de conocer el fatal destino que los esperaba, animaba con pasajes religiosos a Freites llevado en una parihuela (hamaca); ambos fueron fusilados en la Plaza Mayor. El general Pedro María Freites, fue uno de los héroes de la batalla de El Juncal realizada cerca de Barcelona el 26 de septiembre de 1816, acción que le mereció el ascenso a general por parte de Manuel Piar; cayó en la defensa de la Casa Fuerte, ilustrando su nombre en el martirio de los infaustos momentos de la Venezuela heroica. El “siempre leal” general Rafael Urdaneta apurando la marcha, llegó a Barcelona dos días después del martirio. El Libertador conoció la noticia de la pérdida de Barcelona el 15 de abril en la población de El Pao. En 1819 el Gral. Morillo envió a España al oficial Aldama por “incompetencia en el servicio y por innumerables actos de crueldad en perjuicio de los habitantes de Cumaná”. En homenaje al sacrificio de la Casa Fuerte de Barcelona, el Ejecutivo Nacional decretó en 1960, sea declarado “Monumento Histórico Nacional” las vetustas ruinas del antiguo convento de San Francisco. Para eternizar la memoria del Gral. Freites y la heroína Eulalia Ramos (Buroz) de Chamberlain, se colocaron en el augusto lugar dos monumentos; igualmente se honró con el nombre de Freites el Municipio cuya capital es Cantaura en Anzoátegui, y el municipio Buroz del estado Miranda capital Tacarigua de Mamporal. La defensa y sacrificio por parte de los barceloneses en la Casa Fuerte es un permanente símbolo de patriotismo y abnegación.
Gral. de Bgda. eumenes7@gmail.com
Historia y Tradición
La historia venezolana nos ha dejado plasmada con la tinta indeleble del sacrificio y del valor, una de las páginas más infaustas, como fue la escrita el 7 de abril de 1817, en el antiguo convento de San Francisco en Barcelona, convertida Casa Fuerte por el valeroso general barcelonés Pedro María Freites, utilizado en última instancia como lugar de refugio a los ancianos, mujeres, niños y enfermos de la ciudad, como también para parque (armas y municiones), dejadas por Bolívar en calidad de depósito. El Libertador procedente de Haití había llegado a Barcelona el 1ro de enero de 1817; al tener conocimiento de las operaciones previstas por el general curazoleño Manuel Piar para liberar la importante región de Guayana, designó comandante de la Provincia de Barcelona al general Freites (1790-1817), al frente de cuatrocientos soldados, trasladándose al sur el 9 de febrero con la finalidad de aumentar la capacidad operativa del ejército, para lograr el éxito que permitirá obtener alimentos, caballos y ganado de las misiones del Caroní, control y libre navegación por el río Orinoco. El coronel realista Juan de Aldama, designado por órdenes del general Pablo Morillo jefe del ejército español en el oriente venezolano, aprovechó el alejamiento de Bolívar para aproximarse a Barcelona con más de tres mil quinientos efectivos. El 5 de abril de 1817 inició el sitio a la desguarnecida ciudad. Ante el inminente ataque de Aldama, Freites ordenó a la población encerrarse con la urgencia del caso en el convento San Francisco, con poca agua y sin provisiones de alimentos. Acción ofensiva iniciada a las siete de la mañana del fatídico 7 de abril; Debido a las discrepancias por liderazgo entre el Libertador y el general Santiago Mariño, los refuerzos solicitados nunca llegaron; Mariño con mil setecientos soldados se encontraba en Aragua de Barcelona, prefirió movilizarse hasta Cumaná para sitiarla. Freites estaba acompañado de los miembros del Ayuntamiento y del Gobernador Francisco Esteban Rivas. Aldama empleó la artillería para abrir brechas en los muros del convento, una vez lograda esta fase, la infantería realista procedió a sangre y fuego al asalto del sagrado lugar, cometiendo desafueros contra la población. Fallecieron sin contemplaciones más de setecientos barceloneses. Durante seis horas Freites y sus soldados no pudieron contener las feroces embestidas de los atacantes; los que pudieron escapar, al ser capturados corrieron la misma suerte. La historia y tradición relata episodios de horror, sacrificio y patriotismo por los abusos y asesinatos cometidos por la fuerza realista, verbigracia el de los sacerdotes Juan Antonio Godoy y otro de apellido Serra, ajusticiados cuando asistían religiosamente a los heridos y moribundos. El joven capitán William Chamberlain, estando herido, prefirió inmolarse antes de caer en manos enemigas; su esposa la heroína Eulalia Buroz (1796-1817), de veintiún años, digna representante de la mujer venezolana hecha patria, en el fragor de la acción exclamaba “Viva la patria”; al caer prisionera y en momentos cuando la tomó de la cintura un soldado, en forma rápida le sacó la pistola matándolo en el acto, correspondiéndole recibir la atroz venganza. Freites herido, antes de caer prisionero insuflaba ánimo a sus combatientes: “Soldados, es preferible caer combatiendo como bravos a morir degollados”. Aldama envió a Freites y al gobernador Rivas a Caracas cual trofeo de guerra al capitán general Salvador Moxó; en el trayecto no recibieron ni agua ni alimentos; el Gobernador Rivas también herido y con las manos atadas, a pesar de conocer el fatal destino que los esperaba, animaba con pasajes religiosos a Freites llevado en una parihuela (hamaca); ambos fueron fusilados en la Plaza Mayor. El general Pedro María Freites, fue uno de los héroes de la batalla de El Juncal realizada cerca de Barcelona el 26 de septiembre de 1816, acción que le mereció el ascenso a general por parte de Manuel Piar; cayó en la defensa de la Casa Fuerte, ilustrando su nombre en el martirio de los infaustos momentos de la Venezuela heroica. El “siempre leal” general Rafael Urdaneta apurando la marcha, llegó a Barcelona dos días después del martirio. El Libertador conoció la noticia de la pérdida de Barcelona el 15 de abril en la población de El Pao. En 1819 el Gral. Morillo envió a España al oficial Aldama por “incompetencia en el servicio y por innumerables actos de crueldad en perjuicio de los habitantes de Cumaná”. En homenaje al sacrificio de la Casa Fuerte de Barcelona, el Ejecutivo Nacional decretó en 1960, sea declarado “Monumento Histórico Nacional” las vetustas ruinas del antiguo convento de San Francisco. Para eternizar la memoria del Gral. Freites y la heroína Eulalia Ramos (Buroz) de Chamberlain, se colocaron en el augusto lugar dos monumentos; igualmente se honró con el nombre de Freites el Municipio cuya capital es Cantaura en Anzoátegui, y el municipio Buroz del estado Miranda capital Tacarigua de Mamporal. La defensa y sacrificio por parte de los barceloneses en la Casa Fuerte es un permanente símbolo de patriotismo y abnegación.
Gral. de Bgda. eumenes7@gmail.com
Historia y Tradición
miércoles, 15 de junio de 2011
Al General José Antonio Páez a 221 años de su natalicio
OSCAR J. MÁRQUEZ
ANÁLISIS HISTÓRICO DE LA FORMACIÓN DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA.*
La Capitanía General de Venezuela.
La organización político territorial de la Gran Colombia.
Venezuela dividida en tres territorios luego de la Batalla de Carabobo.
Venezuela integraba tres de los siete Departamentos de la Gran Colombia, promulgada en el Congreso de Cucuta el 30 de agostode 1821.
La separación de la Gran Colombia.
Fundador del poder civil, en Venezuela.
Fundador de la Nacionalidad venezolana.
Hoy (13 de junio) se cumplen los 221 años del nacimiento del Fundador de la Nacionalidad venezolana independientemente de que este haya sido un proceso político jurídico que se haya estructurado a través de las diferentes acciones administrativas del Reino de España, como fueron las Capitulaciones, y las Reales Cédulas.
Proceso administrativo y evolución político jurídico que le irá dando forma al territorio especialmente el 8 de septiembre de 1777, al expedir Carlos III la Real Cedula de la creación de la Capitanía General de Venezuela al agregársele o unificar las Provincias aledañas de Cumaná, Maracaibo, Guayana, Trinidad y margarita a su jurisdicción en lo gubernativo y militar.
A escasos trece años de la expedición de la referida Real Cédula, que crea la Capitanía General de Venezuela precisamente un trece de junio de 1790, nace José Antonio Páez en humilde hogar en Curpa.
La transformación político iniciada en 1810
De acuerdo a lo señalado por nuestra tradición y evolución constitucional de que el territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la antigua Capitanía General de Venezuela el joven José Antonio Páez, tan solo contaba con veinte años de edad al iniciarse la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810. Y sería un actor principal y testigo de excepción a lo largo de veinte años hasta 1830, en lo político, económico, militar y social de la Venezuela de ese entonces.
Este joven llamado José Antonio Páez, para el año 1818 al conocer al Libertador Simón Bolívar, a quien voluntaria mente reconoce como jefe de las fuerzas patriotas o independentistas, contaba tan solo con veinte y ocho años pero con toda una vivencia espartana.
José Antonio Páez, poseía una amplia experiencia de ocho años de luchas ininterrumpidos, en los cuales se había fraguado su carácter, y templado su espíritu guerrero en el inmensurable llano, donde además de sus cogeneres solo había ganado salvaje, donde las jornadas de trabajo eran una odisea, había que perseguir, acosar y enlazar aquellas reses, someterlas porque no estaban reducidas ni por talanqueras, ni por cercas de ningún sistema de retención o de cría.
Donde la movilidad del peón le exigía un difícil desempeño por lo que tenían un rudo adiestramiento que conllevaba al desarrollo de cualidades como la audacia, la iniciativa, la resistencia física y el de tener una importante dosis de autoestima.
Estas jornadas en el llano eran una lucha diaria que se parecía mucho a una preparación para la guerra, ya que tenían que atravesar ríos, caños, esteros entre caimanes, caribes, tigres, y serpientes. Con dos estaciones bien definidas, lluvias torrenciales con sus consecuentes inundaciones y el abrasador sol, en la sequía, ante una libertad absoluta, porque no tenían una dependencia, ni un sitio fijo donde establecerse, se movían al capricho, al azar, unas veces laboraban otras no, otras veces simplemente tomaban el ganado, para alimentarse y vender sus cueros y sebos de esta forma esos hombres, se fueron adoptando a esas inmensidades que dio origen a una población mestiza sumamente resistente, dura , acostumbrada a la intemperie y con una capacidad extraordinaria para la guerra en un escenario muy favorable para la movilidad de la caballería.
Todos estos factores determinaron las características muy especiales de la sociedad llanera haciéndola más igualitaria, levantisca, contestataria y retrechera con respecto al resto de la población que integraban la antigua Capitanía General de Venezuela.
Estas características, cualidades y aptitudes de estos hombres inmersos en el medio llanero con su lanza y su caballo aunados a su extraordinaria movilidad, fue lo que le permitió a Páez, ejecutar una serie de acciones, batallas y tomas como la de de apoderarse de las flecheras en el río apure.
Es por ello que luego de conocer a Bolívar en el Hato de Cañafístola y al exigirle éste las embarcaciones para poder cruzar el río Apure con un ejército de aproximadamente cuatro o cinco mil hombres con su artillería, caballería y trenes de bagajes Páez, al apreciar esta situación seguramente preconcibió en su mente un plan, que para unos sería descabellado, pero para un hombre acostumbrado a trajinar en las llanuras inclementes e inmudables de Apure-Barinas, “no”. Demostrándole al libertador Simón Bolívar de lo que era o no era capaz de realizar.
Como señalamos anteriormente en la estación lluviosa donde los ríos y los esteros están repletos de agua desbordadas e inundadas esas grandes llanuras estos intrépidos hombres tuvieron que aprender a sortear toda clase de obstáculos naturales para enfrentar a las tropas realistas, veteranas en el arte de la guerra y poder batirlas como sucedió en Barinas en agosto de 1817, al cruzar Páez con sus jinetes esos territorios anegados y sorprenderlos, en Barinas, al respecto es el mismo Páez quien nos relata cómo conocedor de la naturaleza humana y psicología del llanero (venezolano) . “…mil lanceros llevábamos, todos montados en caballos rucios y mil más de reserva, rucios también, porque los llaneros creen y yo con ellos, que el caballo rucio (de color gris o pardo claro) es más nadador que los de otro color…”.
La organización político territorial de la Gran Colombia
Concluida la batalla de Carabobo la cual es celebrada anualmente entre bombos y platillos por ser la más importante de su época en el territorio venezolano. Simón Bolívar para consolidar sus éxitos por la causa patriota organizó operacionalmente estos territorios en tres áreas bien definidas, en la parte occidental le otorgó el mando al General Santiago Mariño, compuesta por las provincias de Coro, Maracaibo, Mérida y Trujillo, al General José Antonio Páez, las de Barinas y Caracas y en el Oriente las de Guayana, Cumaná, Barcelona, y Margarita al mando del General Bermúdez José Francisco, y al General Carlos Soublette, como director de operaciones militares.
Esta necesidad de consolidar lo que se había logrado hasta el momento, vendrá constituirse en un futuro no muy lejano en un factor de perturbación, motivado a que los nuevos jefes militares se convierten en caudillos regionales que aspiran a dominar sus terruños y Bolívar al organizar operacionalmente el territorio de la antigua capitanía, consolidaba esos liderazgos localmente.
Sin embargo los realistas aun permanecían en el territorio de lo que había sido la antigua Capitanía General de Venezuela, luego de veintinueve meses de luchas en la que se sucedieron una serie de hechos de armas, entre ellos cincuenta combates y una batalla quedo definitivamente sellada nuestra emancipación de España con el sitio de la toma y rendición de Puerto Cabello, último bastión de los españoles en nuestro país. 8 de noviembre de 1823, por parte del León de Payara José Antonio Páez, el cual contaba para esa época tan solo con treinta y tres años escasos de edad.
Lo que vendría después es el paso inexorable de la sociología humana, el movimiento de las masas y no como se le hace creer a la población.
Simón Bolívar uno de los padres de la patria y Libertador Generalísimo de esos ejércitos patriotas durante la guerra con España, fundó con Venezuela, la Nueva Granada y el Ecuador una nueva república a la que le dio el nombre de Colombia, mediante decreto el 17 de diciembre de 1819, ratificada esta unión el 12 de julio de 1821 en Cúcuta, en solemne asamblea en honor al descubridor de las indias occidentales o América el Almirante Cristóbal Colón.
En el citado congreso se promulga el 30 de agosto del año en referencia, la Carta Fundamental, y en su artículo 6to, señala que su territorio estaba comprendido dentro de los límites de la antigua capitanía general de Venezuela y el Virreinato del Nuevo Reino de Granada.
A la vez dicta una Ley sobre la organización política territorial que divide la República de la Gran Colombia en siete, departamentos: La antigua Capitanía de Venezuela fue organizado en el departamento, ORINOCO integrado por las antiguas provincias de de Guayana, Cumaná, Barcelona y Margarita; El departamento de VENEZUELA, con las provincias de Caracas y Barinas conservando esta solo la porte central, constituía, por la antigua provincia de Caracas y los llanos adyacentes; ZULIA, con las antiguas provincias de Coro, Trujillo, Mérida y Maracaibo, de esta forma quedaba dividida Venezuela en tres departamentos separados, que no venían a constituirse en una unidad territorial mucho menos en una Nación o país , todos bajo la dirección de un intendente nombrado desde Bogotá, que dependían del gobierno que estaba en Bogotá además de este, existía un comandante militar que dependía a su vez militarmente de Bogotá.
Estableciendo de esta forma una división entre lo civil y lo militar; Con respecto al Virreinato de la Nueva Granada, el departamento de BOYACÁ, con las provincias de Tunja, Socorro, Pamplona y Casanare; El de CUNDINAMARCA, con las de Bogotá, Antioquia, Marquita y Neiva; CAUCA, con las de Popayán, y el Chocó; MAGDALENA, con las de Cartagena e islas adyacentes, Santa Marta y Rió Hacha.
Respecto a la antigua Capitanía General de Venezuela, su división correspondió a la organización operacional militar establecida por el Libertador Simón Bolívar, como señaláramos anteriormente una vez ganada la batalla de Carabobo, consolidándose de esta forma de hecho y de derecho el caudillaje, regional, que iría en aumento de acuerdo a las diversas circunstancias y avatares del desarrollo político social de estos territorios emancipados.
Por otra parte casi desde el mismo momento de haberse constituido la Gran Colombia en el sector político y en el pueblo venezolano emergieron tendencias separatistas inclinadas a la disolución de la Gran Colombia, por infinidades razones, entre ellas;
1. El descontento de los Caraqueños con los resultados del Congreso de Cúcuta, en razón a que no tuvieron representantes electos por el Departamento de Venezuela, a causa de la guerra, lo cual venia a contradecir los principios establecidos en la constitución de Cúcuta.
2. A la división política territorial en departamentos, presididos por intendentes, nombrados directamente por el ejecutivo desde, Bogotá lo cual desvirtuaba y aniquilaba el sistema federal.
3. A la designación de Bogotá, como capital, es conveniente señalar en este punto algunos motivos que sembraron la discordia entre, Bogotá y Caracas, y que prevalecieron durante años, entre ellos, el referente a la Provincia de Guayana la cual de acuerdo a la organización administrativa Española, dé la época la adscribía al Virreinato de la Nueva Granada y motivado a la destrucción de varios poblados en los ríos Uraricuera y Blanco (Branco) una de las fuentes del Amazonas, por parte de los Bandeirantes determino que el gobierno Español decidiera que la Provincia de Guayana pasara a depender de la gobernación de Caracas por la incapacidad del Virreinato de defender a la Guayana Española.
4. Por otro lado a la actitud cierta del comportamiento de las elites, clases dirigentes y población general frente al enfrentamiento con los realistas o españoles.
5. Al nombramiento del General Francisco de Paula de Santander, como Vicepresidente.
6. Los Decretos de alistamiento militar General para ser enviados al ejército del Sur en el Perú.
La separación de la Gran Colombia
El origen de la Cosiata, nombre con que pueblo venezolano termino por denominar la delicada situación política ante la Nueva Granada conllevaría, a la disolución de la nueva Republica. Deben de buscarse en una serie de hechos, eventos y circunstancias, los cuales van a definir un porvenir, que moldeara nuestra historia.
Y así ha quedado demostrado en nuestra Nación, acaso no fue el General Páez el producto de esos hechos eventos y circunstancias, que lo marcarían ante las páginas de la historia, como un muchacho campesino, un joven fugitivo, un peón, un prócer de la independencia, un General en Jefe, creador de la republica, y fundador del poder civil, en Venezuela, quien había partido de los más humildes estratos sociales de nuestro país hasta convertirse en el primer magistrado de la Republica de Venezuela cuando tan solo contaba con 40 años de edad.
hemos querido hoy hacer un justo recordatorio y homenaje a José Antonio Páez, al hombre de pueblo, en estos tiempos tormentosos de incertidumbre política, de inversión de valores, de la negación y distorsión de nuestro pasado histórico donde se esgrime la innoble y despreciable palabras, de traición y oligarquía como armas de Estado, no sólo para calificar a los disidentes de un sistema cuya concepción ideológica no termina por definirse aún, hormigueando peligrosamente entre un caudillismo, personalismo, autoritarismo, militarismo fascismo y un castro comunismo.
Términos estos que a su vez son utilizados para atacar, ofender, denigrar y desprestigiar la memoria histórica de algunos de nuestros próceres independentistas especialmente a este hombre nacido en una humilde choza en Curpa, hoy estado Portuguesa, que sin entrar en diatriba fueron seres humanos con sus virtudes y defectos a quienes correspondió en su tiempo y espacio tomar decisiones que han tenido una trascendencia histórica política sin igual en la formación, desarrollo, y consolidación de la Nación Venezolana.
*Reproducido con autorización del autor.
Blog:
José Antonio Páez El Centauro del Llano http://generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com.
ANÁLISIS HISTÓRICO DE LA FORMACIÓN DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA.*
La Capitanía General de Venezuela.
La organización político territorial de la Gran Colombia.
Venezuela dividida en tres territorios luego de la Batalla de Carabobo.
Venezuela integraba tres de los siete Departamentos de la Gran Colombia, promulgada en el Congreso de Cucuta el 30 de agostode 1821.
La separación de la Gran Colombia.
Fundador del poder civil, en Venezuela.
Fundador de la Nacionalidad venezolana.
Hoy (13 de junio) se cumplen los 221 años del nacimiento del Fundador de la Nacionalidad venezolana independientemente de que este haya sido un proceso político jurídico que se haya estructurado a través de las diferentes acciones administrativas del Reino de España, como fueron las Capitulaciones, y las Reales Cédulas.
Proceso administrativo y evolución político jurídico que le irá dando forma al territorio especialmente el 8 de septiembre de 1777, al expedir Carlos III la Real Cedula de la creación de la Capitanía General de Venezuela al agregársele o unificar las Provincias aledañas de Cumaná, Maracaibo, Guayana, Trinidad y margarita a su jurisdicción en lo gubernativo y militar.
A escasos trece años de la expedición de la referida Real Cédula, que crea la Capitanía General de Venezuela precisamente un trece de junio de 1790, nace José Antonio Páez en humilde hogar en Curpa.
La transformación político iniciada en 1810
De acuerdo a lo señalado por nuestra tradición y evolución constitucional de que el territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la antigua Capitanía General de Venezuela el joven José Antonio Páez, tan solo contaba con veinte años de edad al iniciarse la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810. Y sería un actor principal y testigo de excepción a lo largo de veinte años hasta 1830, en lo político, económico, militar y social de la Venezuela de ese entonces.
Este joven llamado José Antonio Páez, para el año 1818 al conocer al Libertador Simón Bolívar, a quien voluntaria mente reconoce como jefe de las fuerzas patriotas o independentistas, contaba tan solo con veinte y ocho años pero con toda una vivencia espartana.
José Antonio Páez, poseía una amplia experiencia de ocho años de luchas ininterrumpidos, en los cuales se había fraguado su carácter, y templado su espíritu guerrero en el inmensurable llano, donde además de sus cogeneres solo había ganado salvaje, donde las jornadas de trabajo eran una odisea, había que perseguir, acosar y enlazar aquellas reses, someterlas porque no estaban reducidas ni por talanqueras, ni por cercas de ningún sistema de retención o de cría.
Donde la movilidad del peón le exigía un difícil desempeño por lo que tenían un rudo adiestramiento que conllevaba al desarrollo de cualidades como la audacia, la iniciativa, la resistencia física y el de tener una importante dosis de autoestima.
Estas jornadas en el llano eran una lucha diaria que se parecía mucho a una preparación para la guerra, ya que tenían que atravesar ríos, caños, esteros entre caimanes, caribes, tigres, y serpientes. Con dos estaciones bien definidas, lluvias torrenciales con sus consecuentes inundaciones y el abrasador sol, en la sequía, ante una libertad absoluta, porque no tenían una dependencia, ni un sitio fijo donde establecerse, se movían al capricho, al azar, unas veces laboraban otras no, otras veces simplemente tomaban el ganado, para alimentarse y vender sus cueros y sebos de esta forma esos hombres, se fueron adoptando a esas inmensidades que dio origen a una población mestiza sumamente resistente, dura , acostumbrada a la intemperie y con una capacidad extraordinaria para la guerra en un escenario muy favorable para la movilidad de la caballería.
Todos estos factores determinaron las características muy especiales de la sociedad llanera haciéndola más igualitaria, levantisca, contestataria y retrechera con respecto al resto de la población que integraban la antigua Capitanía General de Venezuela.
Estas características, cualidades y aptitudes de estos hombres inmersos en el medio llanero con su lanza y su caballo aunados a su extraordinaria movilidad, fue lo que le permitió a Páez, ejecutar una serie de acciones, batallas y tomas como la de de apoderarse de las flecheras en el río apure.
Es por ello que luego de conocer a Bolívar en el Hato de Cañafístola y al exigirle éste las embarcaciones para poder cruzar el río Apure con un ejército de aproximadamente cuatro o cinco mil hombres con su artillería, caballería y trenes de bagajes Páez, al apreciar esta situación seguramente preconcibió en su mente un plan, que para unos sería descabellado, pero para un hombre acostumbrado a trajinar en las llanuras inclementes e inmudables de Apure-Barinas, “no”. Demostrándole al libertador Simón Bolívar de lo que era o no era capaz de realizar.
Como señalamos anteriormente en la estación lluviosa donde los ríos y los esteros están repletos de agua desbordadas e inundadas esas grandes llanuras estos intrépidos hombres tuvieron que aprender a sortear toda clase de obstáculos naturales para enfrentar a las tropas realistas, veteranas en el arte de la guerra y poder batirlas como sucedió en Barinas en agosto de 1817, al cruzar Páez con sus jinetes esos territorios anegados y sorprenderlos, en Barinas, al respecto es el mismo Páez quien nos relata cómo conocedor de la naturaleza humana y psicología del llanero (venezolano) . “…mil lanceros llevábamos, todos montados en caballos rucios y mil más de reserva, rucios también, porque los llaneros creen y yo con ellos, que el caballo rucio (de color gris o pardo claro) es más nadador que los de otro color…”.
La organización político territorial de la Gran Colombia
Concluida la batalla de Carabobo la cual es celebrada anualmente entre bombos y platillos por ser la más importante de su época en el territorio venezolano. Simón Bolívar para consolidar sus éxitos por la causa patriota organizó operacionalmente estos territorios en tres áreas bien definidas, en la parte occidental le otorgó el mando al General Santiago Mariño, compuesta por las provincias de Coro, Maracaibo, Mérida y Trujillo, al General José Antonio Páez, las de Barinas y Caracas y en el Oriente las de Guayana, Cumaná, Barcelona, y Margarita al mando del General Bermúdez José Francisco, y al General Carlos Soublette, como director de operaciones militares.
Esta necesidad de consolidar lo que se había logrado hasta el momento, vendrá constituirse en un futuro no muy lejano en un factor de perturbación, motivado a que los nuevos jefes militares se convierten en caudillos regionales que aspiran a dominar sus terruños y Bolívar al organizar operacionalmente el territorio de la antigua capitanía, consolidaba esos liderazgos localmente.
Sin embargo los realistas aun permanecían en el territorio de lo que había sido la antigua Capitanía General de Venezuela, luego de veintinueve meses de luchas en la que se sucedieron una serie de hechos de armas, entre ellos cincuenta combates y una batalla quedo definitivamente sellada nuestra emancipación de España con el sitio de la toma y rendición de Puerto Cabello, último bastión de los españoles en nuestro país. 8 de noviembre de 1823, por parte del León de Payara José Antonio Páez, el cual contaba para esa época tan solo con treinta y tres años escasos de edad.
Lo que vendría después es el paso inexorable de la sociología humana, el movimiento de las masas y no como se le hace creer a la población.
Simón Bolívar uno de los padres de la patria y Libertador Generalísimo de esos ejércitos patriotas durante la guerra con España, fundó con Venezuela, la Nueva Granada y el Ecuador una nueva república a la que le dio el nombre de Colombia, mediante decreto el 17 de diciembre de 1819, ratificada esta unión el 12 de julio de 1821 en Cúcuta, en solemne asamblea en honor al descubridor de las indias occidentales o América el Almirante Cristóbal Colón.
En el citado congreso se promulga el 30 de agosto del año en referencia, la Carta Fundamental, y en su artículo 6to, señala que su territorio estaba comprendido dentro de los límites de la antigua capitanía general de Venezuela y el Virreinato del Nuevo Reino de Granada.
A la vez dicta una Ley sobre la organización política territorial que divide la República de la Gran Colombia en siete, departamentos: La antigua Capitanía de Venezuela fue organizado en el departamento, ORINOCO integrado por las antiguas provincias de de Guayana, Cumaná, Barcelona y Margarita; El departamento de VENEZUELA, con las provincias de Caracas y Barinas conservando esta solo la porte central, constituía, por la antigua provincia de Caracas y los llanos adyacentes; ZULIA, con las antiguas provincias de Coro, Trujillo, Mérida y Maracaibo, de esta forma quedaba dividida Venezuela en tres departamentos separados, que no venían a constituirse en una unidad territorial mucho menos en una Nación o país , todos bajo la dirección de un intendente nombrado desde Bogotá, que dependían del gobierno que estaba en Bogotá además de este, existía un comandante militar que dependía a su vez militarmente de Bogotá.
Estableciendo de esta forma una división entre lo civil y lo militar; Con respecto al Virreinato de la Nueva Granada, el departamento de BOYACÁ, con las provincias de Tunja, Socorro, Pamplona y Casanare; El de CUNDINAMARCA, con las de Bogotá, Antioquia, Marquita y Neiva; CAUCA, con las de Popayán, y el Chocó; MAGDALENA, con las de Cartagena e islas adyacentes, Santa Marta y Rió Hacha.
Respecto a la antigua Capitanía General de Venezuela, su división correspondió a la organización operacional militar establecida por el Libertador Simón Bolívar, como señaláramos anteriormente una vez ganada la batalla de Carabobo, consolidándose de esta forma de hecho y de derecho el caudillaje, regional, que iría en aumento de acuerdo a las diversas circunstancias y avatares del desarrollo político social de estos territorios emancipados.
Por otra parte casi desde el mismo momento de haberse constituido la Gran Colombia en el sector político y en el pueblo venezolano emergieron tendencias separatistas inclinadas a la disolución de la Gran Colombia, por infinidades razones, entre ellas;
1. El descontento de los Caraqueños con los resultados del Congreso de Cúcuta, en razón a que no tuvieron representantes electos por el Departamento de Venezuela, a causa de la guerra, lo cual venia a contradecir los principios establecidos en la constitución de Cúcuta.
2. A la división política territorial en departamentos, presididos por intendentes, nombrados directamente por el ejecutivo desde, Bogotá lo cual desvirtuaba y aniquilaba el sistema federal.
3. A la designación de Bogotá, como capital, es conveniente señalar en este punto algunos motivos que sembraron la discordia entre, Bogotá y Caracas, y que prevalecieron durante años, entre ellos, el referente a la Provincia de Guayana la cual de acuerdo a la organización administrativa Española, dé la época la adscribía al Virreinato de la Nueva Granada y motivado a la destrucción de varios poblados en los ríos Uraricuera y Blanco (Branco) una de las fuentes del Amazonas, por parte de los Bandeirantes determino que el gobierno Español decidiera que la Provincia de Guayana pasara a depender de la gobernación de Caracas por la incapacidad del Virreinato de defender a la Guayana Española.
4. Por otro lado a la actitud cierta del comportamiento de las elites, clases dirigentes y población general frente al enfrentamiento con los realistas o españoles.
5. Al nombramiento del General Francisco de Paula de Santander, como Vicepresidente.
6. Los Decretos de alistamiento militar General para ser enviados al ejército del Sur en el Perú.
La separación de la Gran Colombia
El origen de la Cosiata, nombre con que pueblo venezolano termino por denominar la delicada situación política ante la Nueva Granada conllevaría, a la disolución de la nueva Republica. Deben de buscarse en una serie de hechos, eventos y circunstancias, los cuales van a definir un porvenir, que moldeara nuestra historia.
Y así ha quedado demostrado en nuestra Nación, acaso no fue el General Páez el producto de esos hechos eventos y circunstancias, que lo marcarían ante las páginas de la historia, como un muchacho campesino, un joven fugitivo, un peón, un prócer de la independencia, un General en Jefe, creador de la republica, y fundador del poder civil, en Venezuela, quien había partido de los más humildes estratos sociales de nuestro país hasta convertirse en el primer magistrado de la Republica de Venezuela cuando tan solo contaba con 40 años de edad.
hemos querido hoy hacer un justo recordatorio y homenaje a José Antonio Páez, al hombre de pueblo, en estos tiempos tormentosos de incertidumbre política, de inversión de valores, de la negación y distorsión de nuestro pasado histórico donde se esgrime la innoble y despreciable palabras, de traición y oligarquía como armas de Estado, no sólo para calificar a los disidentes de un sistema cuya concepción ideológica no termina por definirse aún, hormigueando peligrosamente entre un caudillismo, personalismo, autoritarismo, militarismo fascismo y un castro comunismo.
Términos estos que a su vez son utilizados para atacar, ofender, denigrar y desprestigiar la memoria histórica de algunos de nuestros próceres independentistas especialmente a este hombre nacido en una humilde choza en Curpa, hoy estado Portuguesa, que sin entrar en diatriba fueron seres humanos con sus virtudes y defectos a quienes correspondió en su tiempo y espacio tomar decisiones que han tenido una trascendencia histórica política sin igual en la formación, desarrollo, y consolidación de la Nación Venezolana.
*Reproducido con autorización del autor.
Blog:
José Antonio Páez El Centauro del Llano http://generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com.
domingo, 12 de junio de 2011
Iglesia de las Mercedes. Callejón de la Merced. Esquina de las Mercedes. Esquina de Luneta.
Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
Virgen de las Mercedes Patrona de los terremotos. Caracas: 1766 y 1900.
Primera imagen de la Virgen en llegar al Nuevo Mundo.
Callejón de la Merced.
Esquina de las Mercedes.
Esquina de Luneta.
Terremotos en Caracas, año 1766 y de 1900.
La historia del convento de la Merced data de la época del gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor (1637 – 1644), el cual en el año 1638 patrocinó la fábrica del primer convento de la Virgen de las Mercedes y desde esa fecha la Virgen quedó como patrona de la ciudad de Caracas; reconocida por voto y juramento de ambos cabildos. Con el Gobernador vinieron de Santo Domingo los primeros mercedarios, capellanes suyos: fray Juan de Espinosa y fray Baltasar Jaque. Su llegada a Caracas coincidió con la traslación de la Catedral de Coro a Caracas.
El primer establecimiento, hospedería y oratorio, se fundó en casa de tejas donadas por el maestro de campo Juan Domingo Vásquez de Rojas. La casa estaba ubicada una cuadra más abajo hacia el oriente, de donde hoy está fundada la Divina Pastora, aproximadamente en la actual esquina de Amadores. Luego de esto, el gobernador Ruy Fernández se desposó con la hija del maestro de campo una mañana de noviembre de 1640.
La creación de este convento y la instalación de los mercedarios en nuestra Capital fue bastante accidentada, debido a que luego de la muerte del obispo Juan López Agurto de la Mata (1634 - 1637), quedó en la Iglesia de Santiago, el Licenciado Bartolomé de Navas Bacerra; pero, el cabildo eclesiástico se oponía a la fundación del nuevo convento “por la pobreza de la tierra y la escasez de diezmos”, a pesar del apoyo para tan loable obra de Ruy Fernández y del procurador de la ciudad, Gabriel Navarro Campos. Cuando llegó el nuevo Obispo: fray Mauro de Tovar (1639 - 1653), lejos de apoyar a la congregación hizo todo lo contrario, por su disputa irracional con el Gobernador y sobre todo por su carácter atrabiliario. Incluso los mercedarios después de haber terminado el mandato del gobernador Ruy Fernández en el año de 1644, tuvieron que regresar a Santo Domingo por las impertinencias de fray Mauro, volvieron a nuestro país luego de que el Obispo fuera trasladado a su nuevo obispado de Chiapas en 1653.
Se recuerda que la Virgen de la Merced, fue la primera imagen de la Virgen María que llegó al Nuevo Mundo, traída en el primer viaje de Colón; desde ahí, su gran admiración en la isla de Santo Domingo. A su llegada a América vino con la advocación de: “Virgen de la Misericordia de los Cautivos" o “Redentora de los cautivos”, la cual se remonta desde la aprobación en 1235 por el Papa Gregorio IX, como orden militar bajo el patrocinio de la "Virgen de la Misericordia de los Cautivos". Los frailes mercedarios tomaron su hábito blanco de las vestiduras que llevaba la Virgen en el momento de su aparición. Lograron liberar a miles de cristianos prisioneros. La devoción a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña, por toda España, Italia, Francia y, luego, en el Nuevo Mundo.
Desde el año 1631 la Virgen figuraba como abogada de los arboles de cacao en el valle de la ciudad. Luego del terremoto de San Bernabé, el 11 de junio de 1641, cuando quedó completamente destruido el convento, se trasladó en el año de 1681 al sitio que actualmente ocupa la iglesia, en un solar donado por el capitán Andrés de Pino, dos cuadras más abajo del antiguo convento; así nació el Callejón de la Merced; actualmente dejo de ser callejón y es hoy la cuadra entre las esquinas de Mercedes a Luneta.
Callejón de la Merced y esquina de las Mercedes.
Luego de la donación del solar por parte del capitán Andrés de Pino a los padres mercedarios, se comenzó a denominar el callejón que se iniciaba en esa esquina con ese nombre; el cual lo transforma en uno de los callejones más antiguo de la ciudad. Posteriormente a la esquina se le denominó: Esquina de las Mercedes.
Esquina de Luneta.
En el año de 1677, bajo el gobierno de los alcaldes gobernadores Pedro Ruiz de Arguinzones y Nuño Rodríguez de Freytes, con motivo de proteger al casco de la ciudad, se da comienzo a la construcción de lo que llamarón la “Fortaleza”. El sitio exacto, los límites, y la forma de esta construcción fue muy controvertida; hubo discrepancia entre las diferentes autoridades, los constructores y las autoridades eclesiásticas. Finalmente se inicio en la parte norte del Callejón de la Merced, donde coincidían dos muros que se cortaban formando un ángulo saliente. De allí deriva el nombre de Luneta, del francés “lunette”, nombre como se designaba este tipo de construcción. Como consecuencia de la diatriba que persistió luego del inició de la obra, se suspendió el proyecto y se demolió los muros, pero la esquina se continuó llamando Luneta, tal como el pueblo se había acostumbrado; esto lo convierte en una de las esquinas más antiguas que aún conservan su nombre original.
En esta esquina tenía su casa Juan Pedro López (1724-1787), hijo de padres canarios, y abuelo materno de Don Andrés Bello; a pesar de haber vivido ahí, la esquina que antiguamente se llamó “esquina de Juan Pedro López”, fue la esquina de Tienda Honda. López falleció en esta misma ciudad en 1787 y fue enterrado en la iglesia del convento de la Merced. En esa casa donde nació uno de los hombres más ilustre de Venezuela, recibió sus primeras clases de gramática y de latín, por los padres mercedarios.
Terremoto de 1766.
El terremoto del 21 de octubre de 1766, conocido como el terremoto de Santa Úrsula, fue un acontecimiento que influyó de una manera notoria en la devoción de todos los caraqueños hacia la Virgen de las Mercedes. A partir de esa fecha, se suma en Caracas la veneración a la Merced, como Patrona de los Terremotos; además de las ya conocidas advocaciones.
Se ha escrito diferentes versiones sobre lo acontecido en esa fecha del terremoto de 1766, con relación a la Virgen de la Merced; sobre todo, que para ese momento, la imagen se encontraba en la iglesia de la Catedral y no en su iglesia; pero, lo más importante fue el reconocimiento por parte del pueblo caraqueño a su antigua patrona, que a pesar de los estragos ocasionados por el violento sismo, especialmente en los templos, no había perecido ningún habitante. El Cabildo reconociendo en este hecho la protección de la Patrona, elegida un siglo antes como abogada del cacao, convocó otro cabildo abierto el 27 de ese mes, donde fue confirmado por todos, el voto de hace 100 años, y renovadas las promesas y ofrendas por la nueva generación. El Cabildo resolvió grabar, en una plancha de plata, la siguiente inscripción:
“A nuestra Salvadora, el 21 de octubre de 1776”. A partir de ahí se venera como Patrona de los Terremotos, y, desplazo, como tal en Caracas, a Nuestra Señora del Rosario.
En el año de 1892, el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, fue entregado a los Padres Capuchinos, llegados a nuestro país a petición del Gobierno Nacional, con el fin de establecer las antiguas misiones.
Terremoto de 1900
La bella escultura en mármol blanco que actualmente se encuentra en el atrio del templo, ofrenda de los católicos a la patrona de Caracas como Patrona de los terremotos, se encontraba antiguamente en el sitio donde ahora se halla el monumento del Licenciado Agustín Aveledo. Esta estatua fue inaugurada a las doce de la noche del 31 de diciembre de mil novecientos, último día del siglo XIX y el primer instante del nuevo siglo. Fue colocada en el centro de la plaza, al este de la iglesia.
Este monumento recuerda a los caraqueños su devoción a la virgen como patrona de los terremotos, el cual data desde la colonia, y, que nuevamente, luego de 134 años después, volvemos a agradecerle. Bajo el antiguo pedestal se guardaron varios documentos además del acta inaugural y en la base del monumento se lee: “Los católicos de Caracas agradecidos a la Santísima Virgen de la Merced”. En ésta se hace mención del terremoto ocurrido a las cuatro horas y cuarenta y tres minutos del amanecer del 29 de octubre de mil novecientos; señala además, los daños ocurridos en Caracas ese día, incluso a otros templos de la ciudad.
Todo el día 29 estuvo temblando con intermitencias; esto obligó a las familias de Caracas hacer barracas en las plazas y en lugares abiertos y a vivir en comunidad ricos y pobres como buenos hermanos. El sacudimiento de las siete de la noche fue el más fuerte, que ya muchos creían en el fin del mundo.
Los capuchinos de las Mercedes sacaron a Nuestra Señora en procesión, y como se calmaran desde ese instante los sacudimientos sísmicos, llovieron las rogativas y se le ratificó una vez más a Nuestra Señera de las Mercedes el título de Abogada de los Terremotos. Por una merced singular, no se sabe si por milagro o prodigio, este Santo templo de la Merced y la casa misión de los frailes menores capuchinos de San Francisco, situada en el mismo lugar, no sufrieron ningún daño.
yerena.geronimo@gmail.com
Virgen de las Mercedes Patrona de los terremotos. Caracas: 1766 y 1900.
Primera imagen de la Virgen en llegar al Nuevo Mundo.
Callejón de la Merced.
Esquina de las Mercedes.
Esquina de Luneta.
Terremotos en Caracas, año 1766 y de 1900.
La historia del convento de la Merced data de la época del gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor (1637 – 1644), el cual en el año 1638 patrocinó la fábrica del primer convento de la Virgen de las Mercedes y desde esa fecha la Virgen quedó como patrona de la ciudad de Caracas; reconocida por voto y juramento de ambos cabildos. Con el Gobernador vinieron de Santo Domingo los primeros mercedarios, capellanes suyos: fray Juan de Espinosa y fray Baltasar Jaque. Su llegada a Caracas coincidió con la traslación de la Catedral de Coro a Caracas.
El primer establecimiento, hospedería y oratorio, se fundó en casa de tejas donadas por el maestro de campo Juan Domingo Vásquez de Rojas. La casa estaba ubicada una cuadra más abajo hacia el oriente, de donde hoy está fundada la Divina Pastora, aproximadamente en la actual esquina de Amadores. Luego de esto, el gobernador Ruy Fernández se desposó con la hija del maestro de campo una mañana de noviembre de 1640.
La creación de este convento y la instalación de los mercedarios en nuestra Capital fue bastante accidentada, debido a que luego de la muerte del obispo Juan López Agurto de la Mata (1634 - 1637), quedó en la Iglesia de Santiago, el Licenciado Bartolomé de Navas Bacerra; pero, el cabildo eclesiástico se oponía a la fundación del nuevo convento “por la pobreza de la tierra y la escasez de diezmos”, a pesar del apoyo para tan loable obra de Ruy Fernández y del procurador de la ciudad, Gabriel Navarro Campos. Cuando llegó el nuevo Obispo: fray Mauro de Tovar (1639 - 1653), lejos de apoyar a la congregación hizo todo lo contrario, por su disputa irracional con el Gobernador y sobre todo por su carácter atrabiliario. Incluso los mercedarios después de haber terminado el mandato del gobernador Ruy Fernández en el año de 1644, tuvieron que regresar a Santo Domingo por las impertinencias de fray Mauro, volvieron a nuestro país luego de que el Obispo fuera trasladado a su nuevo obispado de Chiapas en 1653.
Se recuerda que la Virgen de la Merced, fue la primera imagen de la Virgen María que llegó al Nuevo Mundo, traída en el primer viaje de Colón; desde ahí, su gran admiración en la isla de Santo Domingo. A su llegada a América vino con la advocación de: “Virgen de la Misericordia de los Cautivos" o “Redentora de los cautivos”, la cual se remonta desde la aprobación en 1235 por el Papa Gregorio IX, como orden militar bajo el patrocinio de la "Virgen de la Misericordia de los Cautivos". Los frailes mercedarios tomaron su hábito blanco de las vestiduras que llevaba la Virgen en el momento de su aparición. Lograron liberar a miles de cristianos prisioneros. La devoción a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña, por toda España, Italia, Francia y, luego, en el Nuevo Mundo.
Desde el año 1631 la Virgen figuraba como abogada de los arboles de cacao en el valle de la ciudad. Luego del terremoto de San Bernabé, el 11 de junio de 1641, cuando quedó completamente destruido el convento, se trasladó en el año de 1681 al sitio que actualmente ocupa la iglesia, en un solar donado por el capitán Andrés de Pino, dos cuadras más abajo del antiguo convento; así nació el Callejón de la Merced; actualmente dejo de ser callejón y es hoy la cuadra entre las esquinas de Mercedes a Luneta.
Callejón de la Merced y esquina de las Mercedes.
Luego de la donación del solar por parte del capitán Andrés de Pino a los padres mercedarios, se comenzó a denominar el callejón que se iniciaba en esa esquina con ese nombre; el cual lo transforma en uno de los callejones más antiguo de la ciudad. Posteriormente a la esquina se le denominó: Esquina de las Mercedes.
Esquina de Luneta.
En el año de 1677, bajo el gobierno de los alcaldes gobernadores Pedro Ruiz de Arguinzones y Nuño Rodríguez de Freytes, con motivo de proteger al casco de la ciudad, se da comienzo a la construcción de lo que llamarón la “Fortaleza”. El sitio exacto, los límites, y la forma de esta construcción fue muy controvertida; hubo discrepancia entre las diferentes autoridades, los constructores y las autoridades eclesiásticas. Finalmente se inicio en la parte norte del Callejón de la Merced, donde coincidían dos muros que se cortaban formando un ángulo saliente. De allí deriva el nombre de Luneta, del francés “lunette”, nombre como se designaba este tipo de construcción. Como consecuencia de la diatriba que persistió luego del inició de la obra, se suspendió el proyecto y se demolió los muros, pero la esquina se continuó llamando Luneta, tal como el pueblo se había acostumbrado; esto lo convierte en una de las esquinas más antiguas que aún conservan su nombre original.
En esta esquina tenía su casa Juan Pedro López (1724-1787), hijo de padres canarios, y abuelo materno de Don Andrés Bello; a pesar de haber vivido ahí, la esquina que antiguamente se llamó “esquina de Juan Pedro López”, fue la esquina de Tienda Honda. López falleció en esta misma ciudad en 1787 y fue enterrado en la iglesia del convento de la Merced. En esa casa donde nació uno de los hombres más ilustre de Venezuela, recibió sus primeras clases de gramática y de latín, por los padres mercedarios.
Terremoto de 1766.
El terremoto del 21 de octubre de 1766, conocido como el terremoto de Santa Úrsula, fue un acontecimiento que influyó de una manera notoria en la devoción de todos los caraqueños hacia la Virgen de las Mercedes. A partir de esa fecha, se suma en Caracas la veneración a la Merced, como Patrona de los Terremotos; además de las ya conocidas advocaciones.
Se ha escrito diferentes versiones sobre lo acontecido en esa fecha del terremoto de 1766, con relación a la Virgen de la Merced; sobre todo, que para ese momento, la imagen se encontraba en la iglesia de la Catedral y no en su iglesia; pero, lo más importante fue el reconocimiento por parte del pueblo caraqueño a su antigua patrona, que a pesar de los estragos ocasionados por el violento sismo, especialmente en los templos, no había perecido ningún habitante. El Cabildo reconociendo en este hecho la protección de la Patrona, elegida un siglo antes como abogada del cacao, convocó otro cabildo abierto el 27 de ese mes, donde fue confirmado por todos, el voto de hace 100 años, y renovadas las promesas y ofrendas por la nueva generación. El Cabildo resolvió grabar, en una plancha de plata, la siguiente inscripción:
“A nuestra Salvadora, el 21 de octubre de 1776”. A partir de ahí se venera como Patrona de los Terremotos, y, desplazo, como tal en Caracas, a Nuestra Señora del Rosario.
En el año de 1892, el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, fue entregado a los Padres Capuchinos, llegados a nuestro país a petición del Gobierno Nacional, con el fin de establecer las antiguas misiones.
Terremoto de 1900
La bella escultura en mármol blanco que actualmente se encuentra en el atrio del templo, ofrenda de los católicos a la patrona de Caracas como Patrona de los terremotos, se encontraba antiguamente en el sitio donde ahora se halla el monumento del Licenciado Agustín Aveledo. Esta estatua fue inaugurada a las doce de la noche del 31 de diciembre de mil novecientos, último día del siglo XIX y el primer instante del nuevo siglo. Fue colocada en el centro de la plaza, al este de la iglesia.
Este monumento recuerda a los caraqueños su devoción a la virgen como patrona de los terremotos, el cual data desde la colonia, y, que nuevamente, luego de 134 años después, volvemos a agradecerle. Bajo el antiguo pedestal se guardaron varios documentos además del acta inaugural y en la base del monumento se lee: “Los católicos de Caracas agradecidos a la Santísima Virgen de la Merced”. En ésta se hace mención del terremoto ocurrido a las cuatro horas y cuarenta y tres minutos del amanecer del 29 de octubre de mil novecientos; señala además, los daños ocurridos en Caracas ese día, incluso a otros templos de la ciudad.
Todo el día 29 estuvo temblando con intermitencias; esto obligó a las familias de Caracas hacer barracas en las plazas y en lugares abiertos y a vivir en comunidad ricos y pobres como buenos hermanos. El sacudimiento de las siete de la noche fue el más fuerte, que ya muchos creían en el fin del mundo.
Los capuchinos de las Mercedes sacaron a Nuestra Señora en procesión, y como se calmaran desde ese instante los sacudimientos sísmicos, llovieron las rogativas y se le ratificó una vez más a Nuestra Señera de las Mercedes el título de Abogada de los Terremotos. Por una merced singular, no se sabe si por milagro o prodigio, este Santo templo de la Merced y la casa misión de los frailes menores capuchinos de San Francisco, situada en el mismo lugar, no sufrieron ningún daño.
yerena.geronimo@gmail.com
martes, 7 de junio de 2011
ENTRE PÁEZ Y BOLÍVAR
SAÚL GODOY GÓMEZ
Escojo a Páez con los ojos cerrados. El verdadero fundador de nuestra nacionalidad y Padre de la Patria, José Antonio Páez, está mucho más cercano al venezolano común; su extraordinaria carrera militar y civil lo distingue como un luchador insigne, por su propia superación personal que, desde unos orígenes humildes en las haciendas tabacaleras en el sitio de Curpa, en el que hoy es el estado Portuguesa (1790), hasta su muerte en el exilio en la ciudad de New York (1873), nunca cejó por ser un mejor hombre y ciudadano.
Fue reconocido en el mundo entero como el más temible guerrero sudamericano, fundador en nuestro país del Poder Civil y un auténtico magistrado demócrata, dos veces presidente de Venezuela.
Bolívar es demasiado inconmensurable para poderlo abarcar y comprenderlo plenamente, es más un mito, un semidiós, que un mortal, por ello haré mías las palabras del patriota peruano Level de Goda, quien conoció a Páez y que, en su respuesta a La Apoteosis del General Páez, de Guzmán Blanco, escribió: "Admiro a Bolívar, tengo por él veneración, lo considero más grande, superior a los demás hombres producidos por la humanidad; mas como hombre al fin, tuvo sus errores aunque sublimados por el destello de su genio. Quizá fue uno de ellos la creación de la gran República de Colombia, hermosa quimera que no podría existir, y que, por la naturaleza de las cosas, debía desaparecer de entre las naciones, aún vivo Bolívar, su creador".
Y le tocó a Páez doblegar ese toro, y lo hizo con el valor y la honestidad que siempre lo caracterizaron; cuando Páez decidió separar a Venezuela de la Gran Colombia no hubo traición, ni guerra, ni asesinatos. Bolívar respetó la decisión de su general y amigo; Páez intuyó el ocaso de mentor y lo dejó partir luego de que se reunieron. Lamentablemente, la dura y desalmada manera de hacer política en nuestro país puso a trabajar sus piedras trituradoras y convenció a Páez, que se acababa de quitar el uniforme militar y se estrenaba en la arena política, a dictar el exilio de Bolívar.
Ese error lo asumió Páez toda su vida, sacrificó a Bolívar por una república llamada Venezuela y, si hacemos algo de ucronía, podríamos decir que esta acción le ahorró a nuestros países muchos malos ratos y hasta guerras fratricidas. En desagravio al Libertador, fue el mismo Páez quien recibió sus restos de vuelta a la patria durante su segunda presidencia.
De los aspectos que más admiro en la vida de Páez fue ese trabajo tesonero de hacerse un hombre civilizado, a pesar de su naturaleza salvaje y cerrera, que desplegó en la lucha independentista, durante la cual se confirman los ataques de cólera que lo embragaban antes de las batallas, su arrojo casi suicida en situaciones muy comprometidas, su sanguinario actuar ante el enemigo (quizás fue el venezolano que más degolló y despanzurró realistas con su propia mano durante la guerra). A pesar de ello, permitió que su naturaleza ecuánime, alegre y bondadosa triunfara y dominara sobre el animal depredador que vivía en su interior.
Tuvo el valor de dejar las armas y someterse a las instituciones de la república que estaba fundando; un país en la quiebra y la miseria, luego de largos años de guerra, necesitaba ahora un administrador y no un guerrero. Paralelamente, se dedicó al estudio, a la lectura de los clásicos, a la música, a los idiomas y a compartir con lo más granado de la sociedad de su tiempo.
Páez se me antoja de carne y hueso, su historia es la de un emprendedor, un "selfmade man" que nada le debió a la providencia, al linaje, ni a favores. Páez es el primer venezolano que se hizo a sí mismo y, en su camino, nos inventó a todos los venezolanos.
Y cuando digo que fue el fundador del Poder Civil en Venezuela, lo fue con todas sus letras y lo mantuvo por treinta largos años contra viento y marea. Bolívar no tuvo el tiempo, ni la oportunidad; su destino estaba sobre un caballo y con el sable en la mano. En cambio, Páez administró el nuevo país, estableció relaciones diplomáticas con el resto del mundo, consiguió los créditos necesarios para el desarrollo de las regiones, se ocupó de la educación y de las grandes obras públicas, dejó gobernar a sus partidarios y ministros, fue a elecciones, mantuvo buenas relaciones con el Congreso y obedecía sus mandatos y, cuando fue necesario, volvió a comandar al Ejército en batalla.
Páez fue respetuoso de la libertad de opinión, a pesar de los insultos y mentiras que escribían de él sus enemigos en los periódicos, respetaba los derechos del contendor y de quienes pensaban diferente; entregó el poder a su contrincante político cuando tuvo que hacerlo, sin trampas ni amenazas.
Su honestidad, a toda prueba, queda reflejada cuando en 1850 hace una gira por el mundo, es recibido con honores en Filadelfia, Baltimore y Washington como "el amigo de las instituciones democráticas y como defensor del orden legal"; en Europa es bienvenido en las cortes y sentado a la mesa con reyes y emperatrices. Antonio Arellano Moreno, en su ensayo La grandeza republicana de Páez, nos cuenta: "Y en 1868, cuando en medio de una conmovedora pobreza se dirige a Buenos Aires... el presidente Sarmiento... lo inscribe en el presupuesto nacional con el rango de General de Brigada con objeto de que reciba una pensión y atienda sus ingentes necesidades... otro tanto hace Perú... En Lima como en Buenos Aires se disputaban el honor de alojarlo en sus mansiones, porque llevaba las manos limpias, la frente en alto y proyectaba un ejemplar rayo de luz a las juventudes americanas".
Nunca, en la historia de Estados Unidos de Norteamérica, se le han brindado los honores fúnebres a un mandatario extranjero como lo hicieron cuando repatriaron sus restos en 1889 a Venezuela, y de ello fue testigo excepcional el poeta cubano José Martí, quien dejó escrita una emocionada reseña.
No me queda sino recordar a mi admirado maestro don José Giacopini Zárraga, quien era un verdadero conocedor de la historia militar de Venezuela, y quien una vez me dijo "Llanero que hable mal de Páez, no es llanero".
saulgodoy@gmail.com
Labels: al General José Antonio Páez Centauro de los Llanos, Semblanza Fundador de nuestra nacionalidad venezolana
Tomado del Blog de José Oscar Márquez:
http://generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com/2011/06/entre-paez-y-bolivar.html
Publicado por el autor en:
http://www.eluniversal.com/2011/06/07/entre-paez-y-bolivar.shtml
Escojo a Páez con los ojos cerrados. El verdadero fundador de nuestra nacionalidad y Padre de la Patria, José Antonio Páez, está mucho más cercano al venezolano común; su extraordinaria carrera militar y civil lo distingue como un luchador insigne, por su propia superación personal que, desde unos orígenes humildes en las haciendas tabacaleras en el sitio de Curpa, en el que hoy es el estado Portuguesa (1790), hasta su muerte en el exilio en la ciudad de New York (1873), nunca cejó por ser un mejor hombre y ciudadano.
Fue reconocido en el mundo entero como el más temible guerrero sudamericano, fundador en nuestro país del Poder Civil y un auténtico magistrado demócrata, dos veces presidente de Venezuela.
Bolívar es demasiado inconmensurable para poderlo abarcar y comprenderlo plenamente, es más un mito, un semidiós, que un mortal, por ello haré mías las palabras del patriota peruano Level de Goda, quien conoció a Páez y que, en su respuesta a La Apoteosis del General Páez, de Guzmán Blanco, escribió: "Admiro a Bolívar, tengo por él veneración, lo considero más grande, superior a los demás hombres producidos por la humanidad; mas como hombre al fin, tuvo sus errores aunque sublimados por el destello de su genio. Quizá fue uno de ellos la creación de la gran República de Colombia, hermosa quimera que no podría existir, y que, por la naturaleza de las cosas, debía desaparecer de entre las naciones, aún vivo Bolívar, su creador".
Y le tocó a Páez doblegar ese toro, y lo hizo con el valor y la honestidad que siempre lo caracterizaron; cuando Páez decidió separar a Venezuela de la Gran Colombia no hubo traición, ni guerra, ni asesinatos. Bolívar respetó la decisión de su general y amigo; Páez intuyó el ocaso de mentor y lo dejó partir luego de que se reunieron. Lamentablemente, la dura y desalmada manera de hacer política en nuestro país puso a trabajar sus piedras trituradoras y convenció a Páez, que se acababa de quitar el uniforme militar y se estrenaba en la arena política, a dictar el exilio de Bolívar.
Ese error lo asumió Páez toda su vida, sacrificó a Bolívar por una república llamada Venezuela y, si hacemos algo de ucronía, podríamos decir que esta acción le ahorró a nuestros países muchos malos ratos y hasta guerras fratricidas. En desagravio al Libertador, fue el mismo Páez quien recibió sus restos de vuelta a la patria durante su segunda presidencia.
De los aspectos que más admiro en la vida de Páez fue ese trabajo tesonero de hacerse un hombre civilizado, a pesar de su naturaleza salvaje y cerrera, que desplegó en la lucha independentista, durante la cual se confirman los ataques de cólera que lo embragaban antes de las batallas, su arrojo casi suicida en situaciones muy comprometidas, su sanguinario actuar ante el enemigo (quizás fue el venezolano que más degolló y despanzurró realistas con su propia mano durante la guerra). A pesar de ello, permitió que su naturaleza ecuánime, alegre y bondadosa triunfara y dominara sobre el animal depredador que vivía en su interior.
Tuvo el valor de dejar las armas y someterse a las instituciones de la república que estaba fundando; un país en la quiebra y la miseria, luego de largos años de guerra, necesitaba ahora un administrador y no un guerrero. Paralelamente, se dedicó al estudio, a la lectura de los clásicos, a la música, a los idiomas y a compartir con lo más granado de la sociedad de su tiempo.
Páez se me antoja de carne y hueso, su historia es la de un emprendedor, un "selfmade man" que nada le debió a la providencia, al linaje, ni a favores. Páez es el primer venezolano que se hizo a sí mismo y, en su camino, nos inventó a todos los venezolanos.
Y cuando digo que fue el fundador del Poder Civil en Venezuela, lo fue con todas sus letras y lo mantuvo por treinta largos años contra viento y marea. Bolívar no tuvo el tiempo, ni la oportunidad; su destino estaba sobre un caballo y con el sable en la mano. En cambio, Páez administró el nuevo país, estableció relaciones diplomáticas con el resto del mundo, consiguió los créditos necesarios para el desarrollo de las regiones, se ocupó de la educación y de las grandes obras públicas, dejó gobernar a sus partidarios y ministros, fue a elecciones, mantuvo buenas relaciones con el Congreso y obedecía sus mandatos y, cuando fue necesario, volvió a comandar al Ejército en batalla.
Páez fue respetuoso de la libertad de opinión, a pesar de los insultos y mentiras que escribían de él sus enemigos en los periódicos, respetaba los derechos del contendor y de quienes pensaban diferente; entregó el poder a su contrincante político cuando tuvo que hacerlo, sin trampas ni amenazas.
Su honestidad, a toda prueba, queda reflejada cuando en 1850 hace una gira por el mundo, es recibido con honores en Filadelfia, Baltimore y Washington como "el amigo de las instituciones democráticas y como defensor del orden legal"; en Europa es bienvenido en las cortes y sentado a la mesa con reyes y emperatrices. Antonio Arellano Moreno, en su ensayo La grandeza republicana de Páez, nos cuenta: "Y en 1868, cuando en medio de una conmovedora pobreza se dirige a Buenos Aires... el presidente Sarmiento... lo inscribe en el presupuesto nacional con el rango de General de Brigada con objeto de que reciba una pensión y atienda sus ingentes necesidades... otro tanto hace Perú... En Lima como en Buenos Aires se disputaban el honor de alojarlo en sus mansiones, porque llevaba las manos limpias, la frente en alto y proyectaba un ejemplar rayo de luz a las juventudes americanas".
Nunca, en la historia de Estados Unidos de Norteamérica, se le han brindado los honores fúnebres a un mandatario extranjero como lo hicieron cuando repatriaron sus restos en 1889 a Venezuela, y de ello fue testigo excepcional el poeta cubano José Martí, quien dejó escrita una emocionada reseña.
No me queda sino recordar a mi admirado maestro don José Giacopini Zárraga, quien era un verdadero conocedor de la historia militar de Venezuela, y quien una vez me dijo "Llanero que hable mal de Páez, no es llanero".
saulgodoy@gmail.com
Labels: al General José Antonio Páez Centauro de los Llanos, Semblanza Fundador de nuestra nacionalidad venezolana
Tomado del Blog de José Oscar Márquez:
http://generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com/2011/06/entre-paez-y-bolivar.html
Publicado por el autor en:
http://www.eluniversal.com/2011/06/07/entre-paez-y-bolivar.shtml
domingo, 5 de junio de 2011
31 de marzo de 1816, primera expedición desde los Cayos de San Luis
Eumenes Fuguet Borregales (*)
La llegada el 7 de abril de 1815 a Margarita en calidad de "Pacificador" del general Pablo Morillo, al frente de más de diez mil experimentados soldados, complica la situación emancipadora. Bolívar en la goleta Santa María de la Popa, propiedad del prócer curazoleño Luis Brión, los primeros días de diciembre de ese año trataba de auxiliar a las fuerzas que se encontraban sitiadas en la fortaleza de Cartagena de Indias. A través del barco corsario El Republicano se entera de la rendición de la heroica plaza, luego de soportar ciento dieciséis días de verdadero sacrificio y heroísmo.
Conocedor de la hospitalidad mostrada hacia las familias venezolanas, el Libertador opta por dirigirse hacia Haití, arribando al puerto de los Cayos la noche del 24 de diciembre de 1815, país libre donde permaneció tres meses. El 2 de enero de 1816 se entrevista en Puerto Príncipe con el presidente Alejandro Petión, de quien recibe las mejores atenciones, protección y apoyo para continuar la lucha redentora. En Puerto Príncipe fue alojado en la casa parroquial de la Catedral, gracias a las gentiles atenciones del Padre Gaspar, quien por cierto al quedar ciego cuatro años después, fue sustituido por el sacerdote venezolano José Cesario Salcedo, designado Vicario General de Puerto Príncipe.
Poco a poco y a partir del día 6, llegaban a Haití los oficiales que con mejor suerte pudieron escapar de Cartagena en las goletas "Constitución", "Sultana" y "La Estrella", y en la fragata "Americana". A proposición del rico armador y benefactor Brión, el 7 de febrero se reúne la Asamblea en los Cayos. Agradecido Bolívar por el valioso apoyo prestado por el marino en navíos y dinero, lo denominó "el primer protector de América y el más liberal de los hombres".
En la Asamblea se designó al Libertador Jefe Supremo de la Expedición en lo político y militar, Capitán General de Venezuela y de la Nueva Granada. El presidente Petión, conocido como "El Magnánimo", ordena apoyar inicialmente con dos mil fusiles y sus respectivas bayonetas y cartuchos. Más adelante le enviaría cuatro mil fusiles adicionales. Bolívar, en carta de agradecimiento, le diría: "Un día la América le proclamará Libertador". La única exigencia de Petión a cambio del apoyo prestado, era la libertad de los esclavos, noble solicitud que Bolívar decretaría en varias ocasiones.
El 8 de febrero Bolívar asciende a Brión a Capitán de Navío, designándolo comandante de la expedición naval. Al general Ignacio Marión, mano derecha de Petión, Bolívar le obsequió un medallón con su retrato, un vaso de plata maciza grabado con sus iniciales (S.B) y le prometió enviarle los mejores caballos de Guayana. La expedición salió el 31 de marzo de 1816 de los Cayos de San Luis en los navíos "Bolívar", "Mariño", "Piar", "Constitución", "Brión", "Félix", "Conejo" y "Fortune". Unos trescientos hombres iban organizados en ocho unidades de maniobra, la mayoría de ellos oficiales, de allí la denominación de la "Expedición de los soñadores".
El 2 de mayo en el islote Los Frailes al noreste de la isla de Margarita, divisan los barcos españoles: la goleta "Rita" y el bergantín "El Intrépido", procediendo en breve combate a abordarlos y capturarlos. Ese día asciende a varios oficiales, entre ellos, a Brión a Almirante, siendo el primero de Venezuela. El 3 de mayo la escuadra arriba a Juan Griego. El día 7 de mayo realizan en la iglesia de Villa del Norte una asamblea, la cual ratifica a Bolívar con todos los poderes conferidos en Haití. El Libertador deja encargado de Margarita al general Juan Bautista Arismendi, dirigiéndose a Carúpano, adonde llegan el 31 de mayo; puerto protegido por las baterías realistas, que al ser destruidas huyen a Cariaco.
Mariño y Piar son enviados a ocupar Güiria y Maturín. Bolívar, en cumplimiento de lo ofrecido a Petión, decreta en Carúpano el 2 de junio la libertad de los esclavos, continúa hacia Ocumare de la Costa con setecientos soldados, arribando el 6 de julio con la intención de avanzar sobre Caracas. En Ocumare emite su segundo decreto sobre la libertad de los esclavos. Una vez bajado el parque, las naves sin autorización del Libertador se trasladan a Curazao a buscar provisiones. Soublette es derrotado el 13 de julio en "Los Aguacates".
Bolívar, con intenciones de atentar contra su vida por la cercanía de los realistas, pudo ser rescatado y llevado a Bonaire por el corsario francés Juan Bautista Bideau, eficiente colaborador desde 1811. Regresa a Choroní y al no encontrar a Soublette, se dirige a Güiria, donde es desconocida su autoridad por Mariño y Bermúdez. Sigue a Margarita y de nuevo a Haití en la goleta "Indio Libre", donde volverá a recibir la hospitalidad y apoyo de sus autoridades, para reiniciar su incansable lucha por la independencia.
(*) Gral. de Bgda.
eumenes7@gmail.com
La llegada el 7 de abril de 1815 a Margarita en calidad de "Pacificador" del general Pablo Morillo, al frente de más de diez mil experimentados soldados, complica la situación emancipadora. Bolívar en la goleta Santa María de la Popa, propiedad del prócer curazoleño Luis Brión, los primeros días de diciembre de ese año trataba de auxiliar a las fuerzas que se encontraban sitiadas en la fortaleza de Cartagena de Indias. A través del barco corsario El Republicano se entera de la rendición de la heroica plaza, luego de soportar ciento dieciséis días de verdadero sacrificio y heroísmo.
Conocedor de la hospitalidad mostrada hacia las familias venezolanas, el Libertador opta por dirigirse hacia Haití, arribando al puerto de los Cayos la noche del 24 de diciembre de 1815, país libre donde permaneció tres meses. El 2 de enero de 1816 se entrevista en Puerto Príncipe con el presidente Alejandro Petión, de quien recibe las mejores atenciones, protección y apoyo para continuar la lucha redentora. En Puerto Príncipe fue alojado en la casa parroquial de la Catedral, gracias a las gentiles atenciones del Padre Gaspar, quien por cierto al quedar ciego cuatro años después, fue sustituido por el sacerdote venezolano José Cesario Salcedo, designado Vicario General de Puerto Príncipe.
Poco a poco y a partir del día 6, llegaban a Haití los oficiales que con mejor suerte pudieron escapar de Cartagena en las goletas "Constitución", "Sultana" y "La Estrella", y en la fragata "Americana". A proposición del rico armador y benefactor Brión, el 7 de febrero se reúne la Asamblea en los Cayos. Agradecido Bolívar por el valioso apoyo prestado por el marino en navíos y dinero, lo denominó "el primer protector de América y el más liberal de los hombres".
En la Asamblea se designó al Libertador Jefe Supremo de la Expedición en lo político y militar, Capitán General de Venezuela y de la Nueva Granada. El presidente Petión, conocido como "El Magnánimo", ordena apoyar inicialmente con dos mil fusiles y sus respectivas bayonetas y cartuchos. Más adelante le enviaría cuatro mil fusiles adicionales. Bolívar, en carta de agradecimiento, le diría: "Un día la América le proclamará Libertador". La única exigencia de Petión a cambio del apoyo prestado, era la libertad de los esclavos, noble solicitud que Bolívar decretaría en varias ocasiones.
El 8 de febrero Bolívar asciende a Brión a Capitán de Navío, designándolo comandante de la expedición naval. Al general Ignacio Marión, mano derecha de Petión, Bolívar le obsequió un medallón con su retrato, un vaso de plata maciza grabado con sus iniciales (S.B) y le prometió enviarle los mejores caballos de Guayana. La expedición salió el 31 de marzo de 1816 de los Cayos de San Luis en los navíos "Bolívar", "Mariño", "Piar", "Constitución", "Brión", "Félix", "Conejo" y "Fortune". Unos trescientos hombres iban organizados en ocho unidades de maniobra, la mayoría de ellos oficiales, de allí la denominación de la "Expedición de los soñadores".
El 2 de mayo en el islote Los Frailes al noreste de la isla de Margarita, divisan los barcos españoles: la goleta "Rita" y el bergantín "El Intrépido", procediendo en breve combate a abordarlos y capturarlos. Ese día asciende a varios oficiales, entre ellos, a Brión a Almirante, siendo el primero de Venezuela. El 3 de mayo la escuadra arriba a Juan Griego. El día 7 de mayo realizan en la iglesia de Villa del Norte una asamblea, la cual ratifica a Bolívar con todos los poderes conferidos en Haití. El Libertador deja encargado de Margarita al general Juan Bautista Arismendi, dirigiéndose a Carúpano, adonde llegan el 31 de mayo; puerto protegido por las baterías realistas, que al ser destruidas huyen a Cariaco.
Mariño y Piar son enviados a ocupar Güiria y Maturín. Bolívar, en cumplimiento de lo ofrecido a Petión, decreta en Carúpano el 2 de junio la libertad de los esclavos, continúa hacia Ocumare de la Costa con setecientos soldados, arribando el 6 de julio con la intención de avanzar sobre Caracas. En Ocumare emite su segundo decreto sobre la libertad de los esclavos. Una vez bajado el parque, las naves sin autorización del Libertador se trasladan a Curazao a buscar provisiones. Soublette es derrotado el 13 de julio en "Los Aguacates".
Bolívar, con intenciones de atentar contra su vida por la cercanía de los realistas, pudo ser rescatado y llevado a Bonaire por el corsario francés Juan Bautista Bideau, eficiente colaborador desde 1811. Regresa a Choroní y al no encontrar a Soublette, se dirige a Güiria, donde es desconocida su autoridad por Mariño y Bermúdez. Sigue a Margarita y de nuevo a Haití en la goleta "Indio Libre", donde volverá a recibir la hospitalidad y apoyo de sus autoridades, para reiniciar su incansable lucha por la independencia.
(*) Gral. de Bgda.
eumenes7@gmail.com
viernes, 3 de junio de 2011
La muerte del duque. Así son las cosas
OSCAR YANES
Era pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo
|
Parece que Su Alteza estuviera dormido -murmuró el hombre tratando de contener el llanto-; el mismo señor que había llevado la tarjeta de invitación a El Heraldo. El Duque reposaba en una urna de caoba y vestía de rigurosa etiqueta. El monóculo descansaba sobre la camisa del frac y lucia una pequeña rosa Blanca en el ojal.
Vito se molestaba mucho cuando lo llamaban Duque de Roca Negra, pues solía argumentar que su legítimo título era Duque de Rocanegras.
-Es Rocanegras -insistía- no Roca Negra; yo soy uno solo y nada tiene que ver con el azabache, a mi juicio roca negra de mal gusto, tan detestable que arde como el carbón.
Su pasado era un misterio; mi tío Carlos José contaba en la casa que el Duque, según muchos, había sido caletero en sus mocedades, en el puerto de La Guaira; después fue a España y regreso con mucho dinero y el título; otros aseguraban que estuvo a punto de ordenarse como sacerdote, pero se enamoró locamente de una novicia quien le engañó luego con un rico y que por eso el Duque siempre guardaba silencio sobre el pasado.
Los humoristas e intelectuales más famosos de Caracas eran grandes amigos de Vito Modesto Franklin, pues era generoso en La Francia y en La India pagando siempre el brandy y la cerveza, con tal que se guardara respetuoso silencio mientras refería curiosas historias, en donde él era el muchacho de la película: hablaba de sus tertulias con el Rey de España; de las aventuras nocturnas en Londres con damas de la nobleza, en donde derrotaba en la conquista de mujeres al Príncipe de Gales; sorprendía a los ingenuos patiquines de Las Gradillas a las 11 de la mañana con pantalones bombachos y medias a cuadros amarillos y rojos; en la noche escuchaba la retreta con capa española y sombrero negro de ala ancha. El Miércoles Santo visitaba al Nazareno de San Pablo con pumpá y levita. Carlos José refería que como la prensa estaba amordazada, el Duque era el pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo. Diariamente se le hacían entrevistas en donde los tomadores de pelo le preguntaban sobre religión, arte, sexo, teatro, política internacional y literatura.
-El Duque fue primero un loco -decía mi tío- pero como tenia cultura y dinero la gente del pueblo lo fue tomando en serio.
Leo inventó que el Duque era el hombre más hermoso del mundo, y Vito Modesto Franklin se retrató desnudo. En un carnaval apareció con carroza dorada descubierta, tirada por cuatro caballos blancos, mientras el pueblo gritaba:
-¡Viva el Duque!
Los jóvenes también comentaban en Las Gradillas:
-Rocanegras recomienda zapatos negros con tacones altos -y todos los patiquines comenzaron a usar el "calzado a lo Duque".
La mamadera de gallo convirtió a Vito Modesto Franklin en el dueño de la moda en Venezuela. Prohibió a sus amigos que en público lo llamaran por su nombre; se le podía decir: Su Alteza. Inspiró un nuevo vocablo: "vitoquismo".
Así son las cosas.
EL UNIVERSAL
viernes 3 de junio de 2011
ayanes@cantv.net
Era pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo
|
Parece que Su Alteza estuviera dormido -murmuró el hombre tratando de contener el llanto-; el mismo señor que había llevado la tarjeta de invitación a El Heraldo. El Duque reposaba en una urna de caoba y vestía de rigurosa etiqueta. El monóculo descansaba sobre la camisa del frac y lucia una pequeña rosa Blanca en el ojal.
Vito se molestaba mucho cuando lo llamaban Duque de Roca Negra, pues solía argumentar que su legítimo título era Duque de Rocanegras.
-Es Rocanegras -insistía- no Roca Negra; yo soy uno solo y nada tiene que ver con el azabache, a mi juicio roca negra de mal gusto, tan detestable que arde como el carbón.
Su pasado era un misterio; mi tío Carlos José contaba en la casa que el Duque, según muchos, había sido caletero en sus mocedades, en el puerto de La Guaira; después fue a España y regreso con mucho dinero y el título; otros aseguraban que estuvo a punto de ordenarse como sacerdote, pero se enamoró locamente de una novicia quien le engañó luego con un rico y que por eso el Duque siempre guardaba silencio sobre el pasado.
Los humoristas e intelectuales más famosos de Caracas eran grandes amigos de Vito Modesto Franklin, pues era generoso en La Francia y en La India pagando siempre el brandy y la cerveza, con tal que se guardara respetuoso silencio mientras refería curiosas historias, en donde él era el muchacho de la película: hablaba de sus tertulias con el Rey de España; de las aventuras nocturnas en Londres con damas de la nobleza, en donde derrotaba en la conquista de mujeres al Príncipe de Gales; sorprendía a los ingenuos patiquines de Las Gradillas a las 11 de la mañana con pantalones bombachos y medias a cuadros amarillos y rojos; en la noche escuchaba la retreta con capa española y sombrero negro de ala ancha. El Miércoles Santo visitaba al Nazareno de San Pablo con pumpá y levita. Carlos José refería que como la prensa estaba amordazada, el Duque era el pretexto para que periodistas mamadores de gallo pudieran hablar de todo. Diariamente se le hacían entrevistas en donde los tomadores de pelo le preguntaban sobre religión, arte, sexo, teatro, política internacional y literatura.
-El Duque fue primero un loco -decía mi tío- pero como tenia cultura y dinero la gente del pueblo lo fue tomando en serio.
Leo inventó que el Duque era el hombre más hermoso del mundo, y Vito Modesto Franklin se retrató desnudo. En un carnaval apareció con carroza dorada descubierta, tirada por cuatro caballos blancos, mientras el pueblo gritaba:
-¡Viva el Duque!
Los jóvenes también comentaban en Las Gradillas:
-Rocanegras recomienda zapatos negros con tacones altos -y todos los patiquines comenzaron a usar el "calzado a lo Duque".
La mamadera de gallo convirtió a Vito Modesto Franklin en el dueño de la moda en Venezuela. Prohibió a sus amigos que en público lo llamaran por su nombre; se le podía decir: Su Alteza. Inspiró un nuevo vocablo: "vitoquismo".
Así son las cosas.
EL UNIVERSAL
viernes 3 de junio de 2011
ayanes@cantv.net
Suscribirse a:
Entradas (Atom)