Rafael Arteaga Romero.
Nacido en
Caracas el 23 de Marzo de 1776, según consta en los archivos de la
catedral capitalina, Vicente Salias quizás sea mas conocido de
todos los venezolanos como el autor de la letra del himno nacional de nuestra
república conjuntamente con su figura de
prócer destacado en los sucesos
políticos de 1810, y menos por su faceta de fino poeta asentada en su profesión
de médico. Por su activa presencia en la Sociedad Patriótica, creada ese mismo
año por jóvenes radicales y pro independentistas su nombre sobresale
extraordinariamente en los anales patrios, en forma tal que es preciso
reconocer que pertenece mas a ellos que a la historia médica venezolana.
Vicente Salias
fue uno de los miembros mas prominentes de la Sociedad, asistiendo con
regularidad a las sesiones en las cuales participaba con verbo encendido
activamente, demostrando su celo republicano, expresado luego por escrito en
“El Patriota de Venezuela” órgano periodístico del grupo y del cual era su
director.
Como una
consecuencia de los sucesos del 19 de Abril de 1810 donde los hermanos
Francisco y Vicente Salias tuvieron destacado protagonismo, se instala la Junta Suprema de Caracas, la
cual decide enviar Misiones Diplomáticas a los Estados Unidos de Norte América,
a Inglaterra y a las Antillas Británicas para explicar en forma amplia la
situación política nuestra y solicitar el
reconocimiento y el apoyo moral y
económico, además de armas y municiones. Igualmente fue despachada también una
misión hacia Curazao y Jamaica para la cual se designo a Salias que hablaba el
inglés y el francés junto al coronel Mariano Montilla los cuales desembarcan en
Curazao en el mes de Mayo y fueron
recibidos con gran simpatía y atenciones por el Gobernador de la isla. Posteriormente,
un mes después llegaban a Jamaica, obteniendo excelentes resultados en cuanto
al apoyo político y militar por parte
del Almirante Rowlley quien ofreció enviar a La Guaira un buque de guerra
para presentar saludos y reconocimiento a la Junta Suprema. Fue todo un
éxito y de gran ayuda para el establecimiento de la primera republica el
trabajo diplomático de Salias y Montilla .
La Sociedad Patriótica hace su primera manifestación pública el 19
de Abril de 1810 celebrando la famosa
fecha del año anterior y es el joven Salias, acompañado de Don Francisco de
Miranda, actuando este como Presidente de la misma, el que organiza el evento
desfilando por las calles con estandartes y emblemas patrióticos aunados a los
gritos de “Abajo el Tirano” refiriéndose al Rey Fernando VII.
Vicente Salias
se sumerge de un todo en aquellas luchas y durante las últimas semanas de la Primera República,
especialmente entre Mayo y Julio de 1812, su actividad debe considerarse como
asombrosa y prácticamente tomó parte importante en todo lo que se hizo en
Caracas para sostener al vacilante gobierno y cuando los momentos de peligro y
ansiedad se hicieron presentes, mostró con largueza dotes sorprendentes para
encontrar soluciones eficaces en las situaciones difíciles.
Con algunas
excepciones, los historiadores están de acuerdo en que el “Gloria al Bravo
Pueblo” nace en el seno de la Sociedad
Patriótica, cuando Salias improvisó la letra en una de las
sesiones y el musicólogo José Antonio Calcaño piensa que ha debido ser escrito
en la primera fase del movimiento independentista. Años después y por Decreto
del 25 de Mayo de 1881, el Presidente Antonio Guzmán Blanco, reconoció tal
canción patriótica como Himno Nacional de Venezuela. Tambien brillo Salias como
periodista con numerosos e incendiarios
artículos publicados en “El Patriota de Venezuela” y en “La Gaceta de Caracas”
Una vez que
llega en 1812 Domingo Monteverde, oficial español al país, desata intensas
persecuciones contra la población insurgente reduciéndolos a prisión y a eso no
escapan los hermanos Salias. Vicente, Mariano, Juan, Pedro y Francisco son
encarcelados en Caracas unos, y en
Puerto Cabello y Valencia otros. Vicente fue trasladado a la prisión del
Castillo de Puerto Cabello con extremas medidas de seguridad y en una visita
que el Comisionado General de la Real
Audiencia hizo a los presos del Castillo en el mes de marzo
de 1813, encontró a Vicente y a su hermano Francisco con grilletes y cadenas.
Por pedimento de la madre de los Salias, doña Margarita Sanoja a la Real Audiencia y gracias a la
fianza ofrecida por don José María Acosta y Don Antonio Landaeta fueron
transferidos desde Puerto Cabello a la ciudad de Valencia, donde se les impuso
ciudad por cárcel y presentación al Tribunal Supremo.
En un intento
por salvar a su familia y a si mismo, Salias intenta abandonar el país saliendo
al exterior por el puerto de La
Guaira a bordo de un buque el 8 de julio de 1814, rumbo a Curazao.
Para su desgracia, el navío fue apresado en alta mar por un corsario español
cuyo Capitan lo conduce a Puerto Cabello, encarcelado nuevamente en el Castillo
de San Felipe. Aquí se le siguió juicio sumario y condenado a ser fusilado, lo
cual ocurre el dia 17 de Septiembre de 1814.
Fue sepultado
en una fosa común en el cementerio de La Puntilla, cuando apenas tenía 38 años.
Antonio
Leocadio Guzmán refiere en su obra “Datos Históricos Suramericanos” que siendo
muy niño y estando con su padre el oficial español Antonio Guzmán el la
guarnición de Puerto Cabello, presenció la muerte de Vicente Salias y afirma
haber oído a este cuando dijo: “Voy a morir por patriota “y luego en alta voz
gritó Dios omnipotente, si en tu mansión celeste admites españoles, renuncio al
cielo”.
Es ineludible
revisar todo lo pertinente a la etapa de estudios universitarios del joven
Salias, quien en 1794 decidió iniciar los estudios de medicina, carrera esta
poco demandada por los hijos de familias mantuanas. Para obtener el título de bachiller en
Medicina, debía previamente licenciarse como bachiller en Filosofía, lo cual
logra en el año de 1798, según los expedientes que reposan en el Archivo
Histórico de la Universidad Central
de Venezuela. El 27 de Febrero de
1799, Salias presenta examen para optar al grado de Bachiller en Medicina
siendo aprobado unánimemente por el jurado examinador.
La actividad
médica del futuro prócer, fue en realidad corta. Conocemos con certeza su labor médica
profiláctica como miembro de la Junta
Central de Vacunación, instalada en Caracas y publicó los
siguientes trabajos:
1) “Sobre la
vacunación del fluido vacuno”, en 1804
2) “Observaciones
que he hecho sobre la vacuna” en 1804
3) “Reflexiones
sobre la propagación del fluido vacuno” 1804
4) “Sobre los
medios preservativos de la infección variolosa
en los sepulcros de los virulentos” en 1805 conjuntamente con el Dr.
José Domingo Díaz
5) Todos esos
artículos fueron presentados y leídos en la Junta Central de Vacunación.
Fue nombrado Fiscal del Tribunal del Protomedicato y como tal hizo
enérgica oposición al ejercicio ilegal de la medicina por curanderos o
“curiosos”.
Dedicando la mayor parte de su tiempo a la Junta de Vacunación, el
ejercicio médico apenas le daba para vivir, viéndose en la necesidad de
trabajar tambien como traductor de idiomas al servicio del Gobierno dado el
amplio conocimiento que tenia del francés y del inglés.
Ante la esterilidad científica de la época, enfrentando incomprensión
e ignorancia comenzó a alejarse cada vez mas del mundo médico, hasta que a raíz
de los sucesos del 19 de Abril de 1810 comprendió que su nueva meta era ayudar
a fundar un país nuevo e independiente lo cual iba mas con los sentimientos de
un hombre que amaba la belleza, la poesía y la libertad.
La vena poética de Salias,
puede decirse que comienza desde su adolescencia, coincidiendo con sus estudios
humanísticos, dedicando su atención a componer algunas odas y versos
humorísticos a sus profesores y condiscípulos.
Tenía la influencia y el estilo de otros poetas pseudo clásicos del
siglo XVIII.
Podría decirse de él, según uno de sus biógrafos que era un poeta fácil, pero con muy poca
imaginación. Casi todos sus poemas han desaparecido y solo unos pocos se han
podido recopilar, con musa adornada y algunos con notas de ingenio y juvenil
humor, como este que trata sobre la mujer:
La mujer que da
en querer
Para todos
tiene sal,
Es salero
universal
El amor de una
mujer
Más si da en
aborrecer
Aquello que más
amó
No tiene sal,
digo yo,
Pues ella es
según se infiere:
Salero con sal
si quiere,
Salero sin sal,
si no
Durante los primeros años del siglo XIX, en la Caracas colonial, las
familias con cierto rango social, como era la familia Salias, acostumbraban
celebrar veladas o tertulias culturales donde salían a relucir algunos poetas
criollos como el joven Andrés Bello y tambien algunos españoles que nos
visitaron como el poeta Arriaza y Superviela. Esa sociedad colonial trataba de
parecerse a las costumbres europeas y en ella se destacaba con innata alegría y
dotes poéticas el futuro prócer venezolano.
José Rafael Fortique, brillante médico autor de la biografía de Vicente Salias, es la persona que ha
investigado quizás con mayor propiedad la vida y obra de este (Biblioteca de
Temas Mirandinos, Nº 27, 1985, incluso su poesía, haciendo un análisis muy
agudo de los pocos poemas rescatados,
entre ellos algunos publicados en un volumen que denominó “Medicomaquia”,
considerado este por Arístides Rojas “el primer libro clásico publicado después
de la Revolución
de 1810”
del cual hoy no se conserva ni un solo ejemplar. “Medicomaquia” ha sido
considerado como un poema satírico y burlesco y según Marcelino Menéndez y
Pelayo, considerado el mejor crítico literario que España ha tenido en los
últimos años (citado por Archila en la Literatura Venezolana
y su Historia, “el médico Salias compuso el poema burlesco Medicomaquia en el
gusto prosaico de Iriarte”.
Otros poemas rescatados fueron: A José Ángel Alamo, Canto a la acción
de Bárbula, dos Madrigales y una Elegía inspirada en los asesinatos de
patriotas en Quito Ecuador. En
cuanto a la calidad de la obra poética de Salias, las opiniones se contradicen.
Contrasta el juicio de Juan Vicente González para quien aquel era “un griego
amigo de la belleza, lleno de sal ática” contra la opinión del ya citado colega
y escritor Fortique, quien es mas severo en la apreciación de aquella poesía,
juzgándolo como “ un poeta fácil por mediocre y a veces pedestre , de tal
manera que en general se acerca mas a un simple versificador” opinión con la
que el autor de este artículo está en desacuerdo por considerar que el estilo
literario de los poetas caraqueños de aquellos años se consustanciaban con el
rigor de los clásicos y mas aún pienso que el cultivo de la poesía, producto de
la musa inspiradora de cada persona debe ser expresión libre sin estar
necesariamente adscrita a escuela alguna.
Esta etapa de su vida en la que la poesía alimentaba su alma fue
cediendo espacio a la etapa de líder político y prácticamente no volvió a
escribir poesía pero era dueño de lo que muchos años después Ortega y Gasset
llamó “rincón lírico”, creándose frente a las fuerzas exteriores un mundo
íntimo, cerrado, un yo, una conciencia de lo bueno y lo discreto, de lo bello y
lo ordenado y lo justo.
Fue un varón íntegro, sin dobleces ni frivolidades, que se dio por
entero a la causa de la independencia y ya no tuvo alientos sino para esa
lucha, sin flaquezas ni cambios derrotistas hasta el día aciago de su muerte.
Bibliografía:
José R. Fortique: Vicente Salias, Biblioteca de Autores y Temas
Mirandinos 1985
Archila Ricardo: La Literatura
Venezolana y su Historia, Presencia de Médicos, Caracas 1971
Arteaga R. Rafael: El Poeta Vicente Salias, Revista Médica Razetti,
Vol 8 Nº 1, 2009
Páez Pumar M: Orígenes de la Poesía Colonial
Venezolana, Consejo Municipal de Caracas, 1979, mencionado por José R. Fortique
en Biografia de Vicente Salias
Los Estudios Universitarios de Vicente Salias, mencionado por José R.
Fortique en Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos, Vicente Salias
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