viernes, 26 de septiembre de 2014

Dr. Laureano Villanueva, periodista, político, escritor e historiador


Eumenes Fuguet Borregales (*)


En la ciudad de San Carlos, capital del estado Cojedes, vio la luz primera el 23 de marzo de 1840 el distinguido médico Laureano de la Trinidad Villanueva Estraño, hijo de Laureano Villanueva y Doña Mercedes Estraño. Recibe una esmerada formación académica, culminada en abril de 1865 con el Título de Licenciado en Medicina  otorgado por la Ilustre Universidad Central de Venezuela. Inicia el ejercicio de la profesión en San Fernando de Apure; en forma paralela incursiona exitosamente en la prensa escrita en 1868, cuando funda “El Constitucional”.
 En Valencia escribe en “El Carabobeño” en 1872, “El Progreso” en 1873”, “El Pueblo” en 1887. Al trasladarse a Caracas continúa su afición por escribir como articulista en “El Demócrata” con Sebastián Carreño y Pérez Arreola en 1882; publica en “El Deber” en 1883; igualmente en “El País” durante los años 1875, 1878 y 1883. En la “Gaceta de los Hospitales” en 1888; “La Prensa Liberal” en 1897.  Sus servicios como político, sumado a sus capacidades intelectuales permitieron sea designado en diferentes cargos de importancia en la administración pública tales como: Ministro de Relaciones Exteriores y de Interior y Justicia durante el gobierno del general Francisco Linares Alcántara (1825-1878), durante el período presidencial 1877 – 1879.
Villanueva en dos ocasiones estuvo  encargado de la presidencia de la República: en julio de 1878 y a finales de noviembre del mismo año por fallecimiento de Linares Alcántara en La Guaira el 30 de noviembre de 1878, quien por cierto fue embalsamado en ese puerto por el conocido  médico alemán Gottfried Knoche, antes de ser llevado al Panteón Nacional el 4 de diciembre de ese año. Laureano Villanueva se postuló a la presidencia de la República, al no quedar, se retiró por poco tiempo de la política.
Es de los fundadores de la Academia Nacional de la Historia  por decreto del presidente Juan Pablo Rojas Paúl (1826-1905), el 28 de octubre (Día de San Simón) de 1888, correspondiéndole a Villanueva el Sillón Letra “F”. Es de acotar que el Sillón Letra “A”, es el asignado en forma permanente a Juan Pablo Rojas Paúl, en reconocimiento a su iniciativa. Villanueva es designado Presidente (gobernador) del estado Carabobo en 1890; ocupando ese cargo, construye con el apoyo de la Asamblea Legislativa, la  Casa de la  Beneficencia, en la calle de La Fortuna (antiguo nombre de la avenida Anzoátegui). Allí, hermanas de la congregación de San José de Tarbes atendían a ancianos y personas humildes; la instalación disponía de una capilla en la que diariamente se ofrecía la Santa Misa. Villanueva fue Rector de la Ilustre Universidad Central de Venezuela desde el 30 de diciembre de 1905 hasta el 18 de  julio de 1906.
Concluida la rectoría de la Máxima Casa de Estudios, pasó a desempeñar la cartera de Instrucción Pública durante la gestión presidencial de Cipriano Castro. Villanueva dejó un legado de valiosas obras biográficas, entre ellas: la del eminente Dr. José María Vargas en 1883, la del Gral. Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, en 1895, (centenario del nacimiento del Hijo de Cumaná), Una apoteosis de Páez en 1888 y la Vida del Valiente Ciudadano, el general Ezequiel Zamora en 1898; todas estas magníficas obras, bien merecen la lectura,  por la maravillosa investigación, y por la forma sencilla y pedagógica al exponer sus puntos de vista, que han servido para aclarar algunas dudas sobre los personajes en referencia, que tuvieron decidida participación en los momentos históricos cuando le correspondieron actuar.
Como un aspecto necesario de resaltar son las cualidades benefactoras y filantrópicas del  doctor Laureano Villanueva hacia los paisanos más desposeídos. El distinguido galeno fallece en Caracas el 12 de febrero de 1912. Instituciones educativas y culturales se honran llevar su esclarecido nombre.
(*) Gral. de Bgda.                                                                 churuguarero77@gmail.com
@eumenesfuguet
 



Historia y Tradición

sábado, 20 de septiembre de 2014

VICENTE SALIAS: PROCER, MEDICO Y POETA




                                                
Rafael Arteaga Romero.
 Nacido en Caracas el 23 de Marzo de 1776, según consta en los archivos de la catedral  capitalina,  Vicente Salias quizás sea mas conocido de todos los venezolanos como el autor de la letra del himno nacional de nuestra república  conjuntamente con su figura de prócer destacado en  los sucesos políticos de 1810, y menos por su faceta de fino poeta asentada en su profesión de médico. Por su activa presencia en la Sociedad Patriótica, creada ese mismo año por jóvenes radicales y pro independentistas su nombre sobresale extraordinariamente en los anales patrios, en forma tal que es preciso reconocer que pertenece mas a ellos que a la historia médica venezolana.
 Vicente Salias fue uno de los miembros mas prominentes de la Sociedad, asistiendo con regularidad a las sesiones en las cuales participaba con verbo encendido activamente, demostrando su celo republicano, expresado luego por escrito en “El Patriota de Venezuela” órgano periodístico del grupo y del cual era su director.  
 Como una consecuencia de los sucesos del 19 de Abril de 1810 donde los hermanos Francisco y Vicente Salias tuvieron destacado protagonismo, se instala la Junta Suprema de Caracas, la cual decide enviar Misiones Diplomáticas a los Estados Unidos de Norte América, a Inglaterra y a las Antillas Británicas para explicar en forma amplia la situación política nuestra y solicitar el  reconocimiento y el  apoyo moral y económico, además de armas y municiones. Igualmente fue despachada también una misión hacia Curazao y Jamaica para la cual se designo a Salias que hablaba el inglés y el francés junto al coronel Mariano Montilla los cuales desembarcan en Curazao  en el mes de Mayo y fueron recibidos con gran simpatía y atenciones por el Gobernador de la isla. Posteriormente, un mes después llegaban a Jamaica, obteniendo excelentes resultados en cuanto al apoyo político y militar por parte  del Almirante Rowlley quien ofreció enviar a La Guaira un buque de guerra para presentar saludos y reconocimiento a la Junta Suprema. Fue todo un éxito y de gran ayuda para el establecimiento de la primera republica el trabajo diplomático de Salias y Montilla .
 La Sociedad Patriótica  hace su primera manifestación pública el 19 de Abril de 1810  celebrando la famosa fecha del año anterior y es el joven Salias, acompañado de Don Francisco de Miranda, actuando este como Presidente de la misma, el que organiza el evento desfilando por las calles con estandartes y emblemas patrióticos aunados a los gritos de “Abajo el Tirano” refiriéndose al Rey Fernando VII.
  Vicente Salias se sumerge de un todo en aquellas luchas y durante las últimas semanas de la Primera República, especialmente entre Mayo y Julio de 1812, su actividad debe considerarse como asombrosa y prácticamente tomó parte importante en todo lo que se hizo en Caracas para sostener al vacilante gobierno y cuando los momentos de peligro y ansiedad se hicieron presentes, mostró con largueza dotes sorprendentes para encontrar soluciones eficaces en las situaciones    difíciles.
 Con algunas excepciones, los historiadores están de acuerdo en que el “Gloria al Bravo Pueblo” nace en el seno de la Sociedad Patriótica, cuando Salias improvisó la letra en una de las sesiones y el musicólogo José Antonio Calcaño piensa que ha debido ser escrito en la primera fase del movimiento independentista. Años después y por Decreto del 25 de Mayo de 1881, el Presidente Antonio Guzmán Blanco, reconoció tal canción patriótica como Himno Nacional de Venezuela. Tambien brillo Salias como periodista  con numerosos e incendiarios artículos publicados en “El Patriota de Venezuela” y en “La Gaceta de Caracas”
Una vez que llega en 1812 Domingo Monteverde, oficial español al país, desata intensas persecuciones contra la población insurgente reduciéndolos a prisión y a eso no escapan los hermanos Salias. Vicente, Mariano, Juan, Pedro y Francisco son encarcelados  en Caracas unos, y en Puerto Cabello y Valencia otros. Vicente fue trasladado a la prisión del Castillo de Puerto Cabello con extremas medidas de seguridad y en una visita que el Comisionado General de la Real Audiencia hizo a los presos del Castillo en el mes de marzo de 1813, encontró a Vicente y a su hermano Francisco con grilletes y cadenas. Por pedimento de la madre de los Salias, doña Margarita Sanoja a la Real Audiencia y gracias a la fianza ofrecida por don José María Acosta y Don Antonio Landaeta fueron transferidos desde Puerto Cabello a la ciudad de Valencia, donde se les impuso ciudad por cárcel y presentación al Tribunal Supremo.
En un intento por salvar a su familia y a si mismo, Salias intenta abandonar el país saliendo al exterior por el puerto de La Guaira a bordo de un buque el 8 de julio de 1814, rumbo a Curazao. Para su desgracia, el navío fue apresado en alta mar por un corsario español cuyo Capitan lo conduce a Puerto Cabello, encarcelado nuevamente en el Castillo de San Felipe. Aquí se le siguió juicio sumario y condenado a ser fusilado, lo cual ocurre el dia 17 de Septiembre de 1814.
  Fue sepultado en una fosa común en el cementerio de La Puntilla, cuando apenas tenía 38 años.
Antonio Leocadio Guzmán refiere en su obra “Datos Históricos Suramericanos” que siendo muy niño y estando con su padre el oficial español Antonio Guzmán el la guarnición de Puerto Cabello, presenció la muerte de Vicente Salias y afirma haber oído a este cuando dijo: “Voy a morir por patriota “y luego en alta voz gritó Dios omnipotente, si en tu mansión celeste admites españoles, renuncio al cielo”.
 Es ineludible revisar todo lo pertinente a la etapa de estudios universitarios del joven Salias, quien en 1794 decidió iniciar los estudios de medicina, carrera esta poco demandada por los hijos de familias mantuanas.  Para obtener el título de bachiller en Medicina, debía previamente licenciarse como bachiller en Filosofía, lo cual logra en el año de 1798, según los expedientes que reposan en el Archivo Histórico de la Universidad Central de Venezuela.  El 27 de Febrero de 1799,  Salias presenta examen  para optar al grado de Bachiller en Medicina siendo aprobado unánimemente por el jurado examinador.
 La actividad médica del futuro prócer, fue en realidad corta.  Conocemos con certeza su labor médica profiláctica como miembro de la Junta Central de Vacunación, instalada en Caracas y publicó los siguientes trabajos:
1)   “Sobre la vacunación del fluido vacuno”, en 1804
2)   “Observaciones que he hecho sobre la vacuna” en 1804
3)   “Reflexiones sobre la propagación del fluido vacuno” 1804
4)   “Sobre los medios preservativos de la infección variolosa  en los sepulcros de los virulentos” en 1805 conjuntamente con el Dr. José Domingo Díaz
5)   Todos esos artículos fueron presentados y leídos en la Junta Central de Vacunación.
 Fue nombrado Fiscal del Tribunal del Protomedicato y como tal hizo enérgica oposición al ejercicio ilegal de la medicina por curanderos o “curiosos”.
Dedicando la mayor parte de su tiempo a la Junta de Vacunación, el ejercicio médico apenas le daba para vivir, viéndose en la necesidad de trabajar tambien como traductor de idiomas al servicio del Gobierno dado el amplio conocimiento que tenia del francés y del inglés.
 Ante la esterilidad científica de la época, enfrentando incomprensión e ignorancia comenzó a alejarse cada vez mas del mundo médico, hasta que a raíz de los sucesos del 19 de Abril de 1810 comprendió que su nueva meta era ayudar a fundar un país nuevo e independiente lo cual iba mas con los sentimientos de un hombre que amaba la belleza, la poesía y la libertad.
  La vena poética de Salias, puede decirse que comienza desde su adolescencia, coincidiendo con sus estudios humanísticos, dedicando su atención a componer algunas odas y versos humorísticos a sus profesores y condiscípulos.
Tenía la influencia y el estilo de otros poetas pseudo clásicos del siglo XVIII.
 Podría decirse de él, según uno de sus biógrafos  que era un poeta fácil, pero con muy poca imaginación. Casi todos sus poemas han desaparecido y solo unos pocos se han podido recopilar, con musa adornada y algunos con notas de ingenio y juvenil humor, como este que trata sobre la mujer:
                                   
La mujer que da en querer
Para todos tiene sal,
Es salero universal
El amor de una mujer
Más si da en aborrecer
Aquello que más amó
No tiene sal, digo yo,
Pues ella es según se infiere:
Salero con sal si quiere,
Salero sin sal, si no

Durante los primeros años del siglo XIX, en la Caracas colonial, las familias con cierto rango social, como era la familia Salias, acostumbraban celebrar veladas o tertulias culturales donde salían a relucir algunos poetas criollos como el joven Andrés Bello y tambien algunos españoles que nos visitaron como el poeta Arriaza y Superviela. Esa sociedad colonial trataba de parecerse a las costumbres europeas y en ella se destacaba con innata alegría y dotes poéticas el futuro prócer venezolano.
José Rafael Fortique, brillante médico autor de la biografía  de Vicente Salias, es la persona que ha investigado quizás con mayor propiedad la vida y obra de este (Biblioteca de Temas Mirandinos, Nº 27, 1985, incluso su poesía, haciendo un análisis muy agudo  de los pocos poemas rescatados, entre ellos algunos publicados en un volumen que denominó “Medicomaquia”, considerado este por Arístides Rojas “el primer libro clásico publicado después de la Revolución de 1810” del cual hoy no se conserva ni un solo ejemplar. “Medicomaquia” ha sido considerado como un poema satírico y burlesco y según Marcelino Menéndez y Pelayo, considerado el mejor crítico literario que España ha tenido en los últimos años (citado por Archila en la Literatura Venezolana y su Historia, “el médico Salias compuso el poema burlesco Medicomaquia en el gusto prosaico de Iriarte”.
 Otros poemas rescatados fueron: A José Ángel Alamo, Canto a la acción de Bárbula, dos Madrigales y una Elegía inspirada en los asesinatos de patriotas en Quito Ecuador.        En cuanto a la calidad de la obra poética de Salias, las opiniones se contradicen. Contrasta el juicio de Juan Vicente González para quien aquel era “un griego amigo de la belleza, lleno de sal ática” contra la opinión del ya citado colega y escritor Fortique, quien es mas severo en la apreciación de aquella poesía, juzgándolo como “ un poeta fácil por mediocre y a veces pedestre , de tal manera que en general se acerca mas a un simple versificador” opinión con la que el autor de este artículo está en desacuerdo por considerar que el estilo literario de los poetas caraqueños de aquellos años se consustanciaban con el rigor de los clásicos y mas aún pienso que el cultivo de la poesía, producto de la musa inspiradora de cada persona debe ser expresión libre sin estar necesariamente adscrita a escuela alguna.
 Esta etapa de su vida en la que la poesía alimentaba su alma fue cediendo espacio a la etapa de líder político y prácticamente no volvió a escribir poesía pero era dueño de lo que muchos años después Ortega y Gasset llamó “rincón lírico”, creándose frente a las fuerzas exteriores un mundo íntimo, cerrado, un yo, una conciencia de lo bueno y lo discreto, de lo bello y lo ordenado y lo justo.
 Fue un varón íntegro, sin dobleces ni frivolidades, que se dio por entero a la causa de la independencia y ya no tuvo alientos sino para esa lucha, sin flaquezas ni cambios derrotistas hasta el día aciago de su muerte.

Bibliografía:
José R. Fortique: Vicente Salias, Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos 1985
Archila Ricardo: La Literatura Venezolana y su Historia, Presencia de Médicos, Caracas 1971
Arteaga R. Rafael: El Poeta Vicente Salias, Revista Médica Razetti, Vol 8 Nº 1, 2009
Páez Pumar M: Orígenes de la Poesía Colonial Venezolana, Consejo Municipal de Caracas, 1979, mencionado por José R. Fortique en Biografia de Vicente Salias
Los Estudios Universitarios de Vicente Salias, mencionado por José R. Fortique en Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos, Vicente Salias

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jueves, 18 de septiembre de 2014

No soy negro, soy hombre*



 
 

Titulo que tomamos de parte del discurso pronunciado por el pastor bautista Martin Luther King en la marcha de Detroit el 23 de junio de 1963. El 9 de agosto del 2014, asesinaron en la localidad de Fergunson en el estado de Missouri al joven Michael Brown a manos de un policía blanco de la ciudad. Entre el asesinato de Martin Luther King (4 de Abril de 1968) y el joven de Missouri han pasado 46 años y aun la humanidad tiene que presenciar el bochorno de la discriminación por el color de la piel.
Hace 200.000 años desde las primeras migraciones, cuando la apariencia de los homínidos primarios se va alterando hasta la actualidad, ha habido muchos cambios incluso en la piel. Los matices en el color de la piel que los dermatólogos clasificamos según el fototipo (capacidad de la piel para asimilar la radiación solar, Fitzpatrick); se puede correlacionar con los climas, geografia y culturas. La interrogante que pudiera plantearse desde el punto de vista antropológico es cuales fueron los factores determinantes de esta diferencia de color partiendo por la base de la transmisión genética de rasgos.
“Hasta ahora hay más de 125 genes descritos que regulan la pigmentación epidérmica de forma directa o indirecta. Muchos de ellos afectan procesos críticos del desarrollo de melanoblastos, otros regulan la diferenciación y sobrevida de los melonocitos y otros regulan distintos procesos que afectan la pigmentación. Estudios genéticos poblacionales muestran que el gen que codifica para el receptor de melanocortina-1, uno de los más grandes determinantes del fenotipo cutáneo, se estabilizó en los homínidos alrededor de 1,2 000.000 de años (1) . En Enero del 2014, el Dr, Félix J. Tapia publica en Piel Latinoamericana un editorial: http://piel-l.org/blog/34069 sobre una investigación realizada por Peter M. Elías y Mary L. Williams y publicada en el Journal of Human Evolution, donde nuestra que los europeos nórdicos poseen mutaciones en el gen de filagrina. Esta mutación de la filagrina permitiría más irradiación UV-B en la piel, la cual estimularía la producción de vitamina D por la epidermis (2)
Interrogantes es lo que tenemos, porque si todos somos seres humanos; ¿Por qué unos se sienten superiores a otros si solo hay diferencia del color de la piel? ¿Por qué a través de la historia grupos de personas no han podido desarrollarse igual a otras por su color de piel? ¿Por qué el poder y el dinero esta detentado mayormente por los grupos que tienen la piel más clara?
Tratando de dar una explicación a todas esas preguntas podríamos trasladarnos al último periodo glacial, que concluyo hace 11.000 años a de C donde todos los pueblos de todas las regiones eran recolectores-cazadores y a partir de ahí comienzan las desigualdades y la discriminación, ello ocurre porque los grupos humanos o sociedades se desarrollaron en forma diferente, y los mas “adelantados”, no querían mezclarse con los menos capacitados.
Se dice que había sociedades que se diferenciaron biológicamente según la capacidad innata. Con Darwin se le dio explicación racional, ya que todo ello se apuntaló con la genética. Pero esta explicación “razonada” choca cuando encontramos que no hay pruebas solidas que genéticamente se compruebe que una forma de pigmentarse la piel es superior a otra. Algunos psicólogos cognitivos han tratado incluso de decir que los blancos estadounidenses son más inteligentes que los afroamericanos, pero ellos no se han paseado por el entorno social y oportunidades educativas de unos y otros.
Otros investigadores han dicho que el problema no es genético sino climatológico; plantean que los que viven en clima frio exigen tener más inventiva tecnológica para sobrevivir porque es necesario tener viviendas cálidas, buenos vestidos y proveerse de alimentos. Mientras que los que viven y vivieron en sitios cálidos no necesitan alimentos para guardar, ni vivienda, ni vestimenta por lo que no desarrollaron su inventiva
Otros investigadores hablan de las posibilidades geográficas y de cómo algunos valles fluviales requirieron sistemas de regadíos que los impulsó a organizaciones político- sociales mas competentes.
“Arnold Joseph Toynbee (fallecido en 1975) fue un historiador y filosofo británico que planteó que el desarrollo de las civilizaciones son el resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafíos que sufre, ya sean naturales o sociales.
De acuerdo con esta teoría, una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío no sólo tiene éxito, sino que estimula una nueva serie de desafíos; una civilización decae como resultado de su impotencia para enfrentarse a los desafíos que se le presentan”.
Sea por uno u otro motivo, la discriminación existe y ella es variopinta entre grupos sociales que todos conocemos, pero la discriminación por el color de la piel es la más distintiva ya que es visualmente explicita.
Desde el punto de vista científico ella es quizás la discriminación más errada ya que genéticamente las diferencias entre grupos humanos del mismo color es muy heterogénea.
Para que no exista discriminación racial, ni ninguna otra, debemos realizar un cambio cultural y ello solo es posible si inculcamos a nuestros hijos la idea de que todos somos iguales, sea por color, religión, condición social o económica. Es en el ámbito familiar que se instauran los valores y es allí donde el individuo debe identificar los patrones que defendían en la Revolución francesa, igualdad, fraternidad y libertad y practicarlos como indiscutibles que son.
1.-Fabiana Sofía Ortega Ortega de cómo los homínidos modificaron su pigmento. A presentar en Foro de residentes Oct. 2014 “Dr. Juan Di Prisco” Universidad Central de Venezuela Hospital José María Vargas instituto de biomedicina
2.-Re-appraisal of  current theories for the development and loss of epidermal pigmentation in hominins and modern humans. Elías PM, Williams ML. J Hum Evol 2013m 64:687-92.
Foto: Tomada de Internet

*Publicado con autorización del autor.
* Médico dermatólogo,Caracas Venezuela.Publicado en la Revista: PIEL-LATINOAMERICANA el 12 septiembre 2014