miércoles, 24 de febrero de 2016

UN CAFECITO, PLISS

JESUS ALFARO GARANTÓN

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“Así es la vida ya usted ve, un cigarrito y un café” eso lo dice el coro de una conocida canción del incomparable grupo GUACO, que no necesita presentación para demostrar su calor marabino y esa melodía se me vino a la memoria cuando me senté a saborear un café cayendo en cuenta que el café es la única bebida que se puede degustar en solitario y no es mal visto. Haga la prueba, siéntese solo en la barra de un bar y pida algún trago, inmediatamente sentirá varias miradas que  se cruzaran con las suyas con un gesto de conmiseración, sus vecinos ocasionales  pensarán para sus adentros “tremendo despecho mi  hermano”. Si por casualidad pide un té o una tacita de leche caliente ya los pensamientos de sus compañeros de barra cambiarán a “humm, ….a este tipo como que se le moja la canoa”. Pero si usted pide un café, no hay problema porque esa infusión si es aceptable para ser consumida a cualquiera hora y en cualquier lugar. Es como si el café tuviera un pasaporte que diera inmunidad diplomática, con el agravante que es aceptado sin visa en cualquier país del mundo.
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Pues sí, ya sentado frente a mí café le di rienda suelta a la imaginación y comprendí que el café tiene su magia intrínseca, el café comparte con usted  la soledad y le brinda compañía, generalmente es servido a una alta temperatura y hay que esperar algo de tiempo para que el líquido se enfríe, es una dulce espera para que tengamos unos minutos para la íntima reflexión. Es increíble, pero a veces esa espera por el tonificador marroncito es el único momento en el día en que usted tiene tiempo para reencontrarse  consigo mismo. Ese negrito o marrón se convierte en una especie de psiquiatra de bolsillo, usted le cuenta sus preocupaciones y él calla y se enfría.
El café debe tomarse en taza y su presentación es clave en la degustación del preparado.  Una  taza con un asa adecuada que permita su agarre con seguridad aumenta el placer de la bebida, si el maquinista de la cafetera le dedica tiempo a adornar con diferentes tonos la espuma sobrenadante del ansiado marroncito ya ese café sube a la dignidad de sublimación.
El café es originario de la zona nororiental del continente africano, específicamente de Etiopía y cuenta la leyenda que un pastor de cabras llamado Kaldi fue el ingenuo descubridor de los efectos del rojo fruto del cafeto, cuando observó el comportamiento alocado de su rebaño después de comer las mencionadas semillas  que crecían en un matorral, sus cabras brincaban y danzaban sin cesar después de la ingesta de esas semillas. Sorprendido por la conducta de sus animales decidió llevar los frutos a un anciano sabio de su pueblo que los rechazó por ser amargos y los tiró al fuego, el aroma que se desprendió de los frutos fue tan delicioso que Kaldi los retiró del fuego, los sumergió en agua para crear, involuntariamente, la primera taza de café. De allí el café se derramó por los países árabes y se regó hasta la Europa del siglo XVI.
El café es introducido en América en el siglo XVII, principalmente en Brasil y desde allí se cuela a Venezuela por la frontera del estado Bolívar. El café se hizo un cultivo tradicional en todos los rincones de la patria. En Caracas, la siembra del café se aposentó principalmente en la Hacienda Blandín en los terrenos que hoy destina el Caracas Country Club para la práctica del golf. Mas las mejores tierras para el cultivo del café se consiguen en la serranía andina y los cafetales se adueñaron de  esa zona ya a finales del siglo 18. Nuestro país fue un gran productor de café, Venezuela llegó a ser exportador de un excelente café hasta que llegó el barbarazo y ¡¡ zuás, también se lo llevó!!. Hoy el venezolano hace colas para conseguir un medio kilito de café bachaqueado. Son las delicias que nos deja el socialismo del siglo XXI.  
El café es llamado la bebida intelectual, porque estimula y aclara las ideas y hace más viva la imaginación. Este efecto estimulante de la bebida se basa en su contenido de cafeína que actúa avivando la actividad cerebral. Laboratorios de investigación han aislado un componente genético en el ADN de los grandes tomadores de café y lo identificaron como el componente SLC6A4 que está estrechamente ligado a la serotonina, sustancia que interviene en la generación de placer a nivel cerebral. Los pobres humanos que carecen de esta famosa SLC6A4, no lograrán jamás el gustazo de experimentar las bondades de un buen café.
Los expertos en degustación del café han llegado a la conclusión que hay dos tipos de café que destacan como mejores del mundo por lo sutil de sus sabores y su delicado aroma, esto ha hecho que sus precios se hayan ido por los cielos, hablamos del BLUE MOUNTAIN JAMAICA, que como su nombre lo indica es originario de las montañas azules de Jamaica, donde su producción es muy limitada y hace que su comercialización sea muy disputada y permita subir sus precios donde solo los más escogidos puedan ser los que se deleiten con sus tesoros ocultos. El otro café que disputa la corona de mejor del mundo es el KOPI LUWAK, originario de Indonesia y es literalmente designado como “un café de mierda”.  No se ofendan con este apelativo pero este café debe su exquisitez a la extraña manera de desarrollar todo su potencial gustativo al formar  parte de los desechos fecales de la civeta, una especie de mapurite de las islas filipinas. Si los granos del Kopi son recolectados directamente de las ramas del cafeto, el café resultante no pasa de ser de una categoría regular, pero si este grano es comido por la civeta y se espera que sean medio digeridos por su mucosa intestinal encontraremos el santo grial de los degustadores del café. La producción del Kopi Luwak es mínima y los salarios de los recolectores de “la merd de mapurit” son bastante elevados, lo que encarece el producto. Tuve la oportunidad de degustar el Blue Mountain hace 4 meses, en El Corte Inglés de Preciados Madrid y en realidad mi recuerdo se reduce a que me tuve que bajar de la mula con 9 Euros por media tacita de un buen negrito. L´infusion de merd, se las dejo a los cubanos que son expertos en ese tipo degustación.
Italia, país no productor de café se ha hecho la cuna del disfrute de esta bebida y eso reafirma a los italianos en el Top Ten de los hedonistas del siglo XXI. Las mejores máquinas de preparar café se producen en Milán. Hasta se ha creado una nueva profesión, el barista, que es la persona que se especializa en preparar y servir las mejores infusiones de café. Ya en Venezuela hay escuelas para la formación de baristas. 
Disfrutar de un buen café tiene su ritual. Según los conocedores, un buen espresso tiene una espuma de color dorado avellana de al menos 3 milímetros de espesor y permanece en la superficie de la taza por al menos 30 segundos después de agregarle una cucharadita de azúcar. Preparar un buen espresso es puro arte. No sólo se requiere tener una máquina de calidad, sino también la destreza y conocimientos del barista, el artista a cargo de la preparación del café. Definitivamente, saborear ese espresso aromático y grueso,  es estar un paso más cerca de la felicidad. Caramba!!! si seguimos en esta onda estoy a punto de abandonar la computadora y salir a tomarme un marroncito bien resuelto.
El venezolano es difícil de entender, nadie como él para buscar alternativas ante las dificultades, elegir un buen café es casi como la definición de nuestra personalidad y la mejor prueba de ello es que cuando varios amigos se encuentran para compartir un buen café, cada uno hará su petición distintiva. La publicación Esnobismo Gourmet, publicó en 2012 las 11 maneras de degustar un café venezolano. Así como Francia se da el lujo de tener más tipos de queso que días del año, nosotros los criollos nos permitimos de pedir hasta 11 variantes de cafés y aquí va su listado:
1-. CAFÉ CERRERO, servido con gran concentración de café y sin ningún endulzante, especialmente requerido para combatir el ratón.
2-. CAFÉ NEGRO o NEGRO CORTO, algo menos concentrado pero endulzado, bueno para el despertar matutino.
3-. ENVENENADO o CARAJILLO, adicionado con ron o brandy, utilizado  en reuniones de hombres.
4-. GUAYOYO, ya es un café mas aguado y no requiere tanta azúcar como el negrito.
5-. GUARAPO, es un guayoyo endulzado con papelón.
6-. MARRÓN, ya conlleva un agregado, la leche y su cantidad establece variantes. No debe confundirse con el capuccino italiano, porque el marrón no lleva espuma.
7-. MARRÓN CLARO, la proporción de leche llega a ser del 70% de la mezcla.
8-. MARRÓN OSCURO, la proporción se invierte, un 70% es café.
9-. CAFÉ CON LECHE, el clásico desayuno, hasta un 80 % es leche
10-. TETERO, es leche con un pequeño toque de café.
11-. CORTADO, café negro con un pequeño rasguño de leche que corta su superficie.  
Si a esto le añadimos las últimas indicaciones de la temperatura deseada, tales como ”el mío bien caliente” o “que me queme los dedos” y el indescifrable “ni tan frio, ni calientísimo, más bien tibiezón” allí llegamos a la cima de los epicúreos. La variante en la preparación y la degustación del café se hace infinita. Admitamos que nuestra cultura cafetera tiene prosapia porque tener tantas escogencias solo se admite en un país donde el café es el centro de mesa donde se tejen las amistades
Hace unos años escribí unas líneas donde me sorprendía por el costo de un café en la barra, en esa ocasión me parecía increíble que yo pagara por un marroncito la misma cantidad que pagué por la adquisición de mi primer carro después de graduarme de médico, para ese entonces el café costaba 17.50 bolívares fuertes, unos 17.500 bolívares de plata que fue el costo del flamante automóvil deportivo que compré. Hoy, dos años después el mismo café y en el mismo sitio cuesta 200 bolívares fuertes, 200.000 bolívares de plata, lo que costaba un buen penthouse en el año 1965. Después de leer este último párrafo y sacando cuentas de lo que es enfrentar una hiperinflación del 700 %, mis manos comenzaron a temblar y decidí  pedir UN CAFECITO, PLISS, para recobrar mi sindéresis, para estimular la esperanza y no pediré el cigarrito porque afortunadamente nunca fumé.

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