miércoles, 6 de agosto de 2014

LA VINOTINTO

JESÚS ALFARO GARANTÓN
Recién estamos saliendo de la locura de un mundial de fútbol y nos emborrachamos de pasión futbolística. Sin lugar a dudas no hay evento en el mundo ni siquiera parecido a la Copa Mundial. Que tazones de football americano, ni que serie mundial de béisbol, no hay ningún otro evento que le llegue a pisar los talones al mundial de fútbol. Esto estremece a Europa, América, África, Oceanía, China y el resto de Asia. Hasta los pingüinos y las orcas piden a gritos que les pongan Directv para presenciar los encuentros.
Mientras tanto nosotros los VINOTINTOS seguimos marginados. Ansiosos deseamos formar parte de ese bonche patriotero. Por qué Honduras, Ecuador, Chile y Colombia, celebran orgullosos sus goles y nosotros nos conformamos con gritar GOOOOOL frente a las pantallas de televisión. ¿No creen que sería justo sentir un gol con firma venezolana en un mundial de fútbol? Sería la confirmación de nuestra identidad, más la realidad es otra, deseos no empreñan , como ratifica el dicho. Armar una selección deportiva es trabajo de años de sacrificios y así lo dicen todos los entrenadores de los equipos ganadores. Es un trabajo de hormiguita y donde es difícil ver los resultados.
Comencemos con el color del uniforme. En realidad no hay colores más feos que el marrón y el morado, llamado también VINOTINTO por la coloración característica de este mosto.  Mi hermano Beltrán, arquitecto, pintor y bon vivant, jamás aceptó a ninguno de los dos. Estos dos colores no son usados en ninguna cartera publicitaria. Son colores secundarios y relegados como rellenos en oquedades y claroscuros lejanos en los grandes lienzos de los divinos pintores del renacimiento. Sin lugar a dudas que el color más feo es el marrón. No por casualidad, en la irreverente serie de TV "South Park"', uno de sus personajes ocasionales es El Señor Mojón, quien pincela de color marrón todo los lugares por donde pasa.  Los ilustradores de esa serie no consiguieron otro color como el marrón y lo hicieron el símil de la excreción. Una preguntita al voleo ¿a usted le gustaría vestir de marrón?
Descartado el marrón solo nos queda entre los colores feos el morado..........y ese fue el color que la FIFA nos encasquetó a la selección venezolana de fútbol, el VINOTINTO.
VINOTINTO en un país donde el mejor vino que producimos se llama la Sagrada Familia, que sirve para cocinar grandes guisos y se produce en Ocumare del Tuy
, donde jamás se vio una matica de uvas. Ese colorcito le luciría a España, o a Chile, o a Francia y hasta a los Estados Unidos, por aquello del valle del Napa ¿pero a Venezuela? Dónde lo más cercano a uvas era que consumíamos la Sal de Uvas PICOTT, menjurje indicado  para combatir el malestar post prandial. Ante tantas interrogantes tuve que pelar por el  mataburros moderno, que ahora se llama Wikipedia y he aquí lo encontrado.
Hasta los años ochenta el fútbol venezolano se parecía al gobierno nuestro del 2014, es decir un "ataja perros". No nos bastaba una institución rectora del fútbol nacional, sino que teníamos dos, cada una más desorganizada que la otra, cada una con su respectivo capo, que no soltaba el coroto ni de vaina y eran llamadas la Liga y su contraparte la Federación. No había forma de ponerlas de acuerdo y desde luego el equipo futbolístico representativo iba del timbo al tambo,  era una máquina de recibir goles, imagínense que a los jugadores los entrenaban para agacharse al fondo de la malla a recoger las pelotas anotadas en contra. En ese entonces la mayoría de los encuentros de fútbol de la liga local terminaban en tánganas con invasión del terreno de juego de parte de los simpatizantes del equipo perdedor. A lo Jalisco pues, que si no gana arrebata. No faltó entre nuestros comentaristas hermanos del sur que nos bautizaran con el remoquete de "La Cenicienta del fútbol". En más de 10 años la selección no le había ganado a nadie y los resultados de 5 a 0 y 7 a 0 y hasta 10 a 0 en un juego contra Yugoslavia, eran noticias de todos los días.
Con estos antecedentes y buscando un chivo paga peos la FIFA tomó la decisión de endilgarnos el color morado VINOTINTO  a nuestro uniforme futbolero. Podíamos haber pedido el horrendo tricolor de tres pigmentos primarios, pero Colombia y Ecuador ya nos habían picado adelante, haciendo valer su condición de ser parte de la Gran Colombia de los pasados tiempos bolivarianos, menos mal, porque esos tres colorcitos son algo así como cacofónicos, pero en pintura. Un uniforme blanco con algún trazo rojo o azul por aquí o por allá nos hubiese quedado hasta bonito, pero que va, la poderosa FIFA nos había clavado el VINOTINTO. Hasta nos hubiéramos parecido  al Real Madrid. Para colmo nos asignaron al grupo suramericano, donde clasifican cuatro equipos y donde tres de los adversarios ya han sido campeones mundiales. David contra Goliat.
Ya con esa raya encima, los muchachos del equipo siguieron en su lucha contra el destino y siguieron encajando goles. No sé cuando ni por qué, designaron un entrenador de verdad verdad, de origen argentino y de nombre José Omar Pastoriza, "el pato" Pastoriza para sus íntimos. Buena adquisición, porque allí empezó todo. Su gestión comenzó con pedir respeto por los jugadores, que les pagarán sueldos adecuados a su condición de representantes de la selección nacional. Que viajarán en avión charter en categoría de primera y no en destartalados autobuses de línea, como era la costumbre hasta entonces. En retribución recibió una entrega total del seleccionado nacional. Los muchachos entrenaban duro y daban el máximo de su capacidad. Los resultados de los partidos comenzaron a cambiar y no sólo empatábamos, sino que hasta ganábamos los encuentros. El ciclo Pastoriza llegó a su final con un equipo coherente. En la dirección lo siguió Richard Páez y Cesar Farías, cosechando lo sembrado. Parecía mentira pero en ese lapso le ganamos a Argentina y al Penta campeón Brasil. Le hemos ganado a todos los equipos suramericanos. Hasta ese momento la industria privada era el inversionista mayoritario en la promoción de la selección, pero llegó el Señor de la Oscuridad y pescando en río revuelto expropió la franquicia y le pegó el logo de PDVSA a la camiseta, resultado: la pava ciriaca. Recordemos al pobre Magallanes que tuvo 12 años sin clasificar para el round robin, después que el galáctico se declaró magallanero.
Con la promoción del mundial hemos sido testigos de imágenes que nos han dejado boquiabiertos con los estadios que está construyendo Dubai para el mundial 2022. Los campos de juego son importantísimos en la difusión del futbol. En Todos los pueblos españoles el estadio de fútbol es uno de los referentes arquitectónicos  de toda la comunidad, Que decir del Bernabéu, Camp Nou, Riazor o de la Arena de Múnich. Volteemos hacia nuestro pais ¿Cómo están nuestros estadios?. Son aceptables los de Cachamay en Puerto Ordaz y Pueblo Nuevo en Táchira. Los de las principales ciudades, Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, dan pena ajena.
La afición es un problema. Esta es la que paga el espectáculo En Venezuela hay un promedio de asistencia a los juegos, por debajo de 5.000 personas. Cuantos de nosotros vemos las transmisiones del fútbol nacional por TV. Con estas variables es muy difícil pagar un buen jugador. Con estas variables como incentivamos a los nuevos jugadores de las categorías inferiores.
El béisbol es otra cosa, ese es nuestro deporte. Quien no jugó chapita cuando muchacho. La cosa era fácil, primero hacer una ronda por las dos bodegas de nuestras esquinas y los consiguientes bares de las otras dos esquinas, pedíamos una bolsa de papel al portugués dueño de esas tiendas y vaciábamos los cajoncitos que estaban bajo el destapador y así reunías más de 100 chapitas. Luego se robaba uno una escoba vieja de su casa, la serruchaba para quitarle la barredora y estabas armado con el mejor bate de chapitas del mundo. Completabas la hazaña buscando un hermano o un amigo que te sirviera de pitcher y te ibas al patio. Listo, tenías diversión para toda la tarde. No importaba “la pela” segura que recibíamos cuando nuestras madres descubrían que se habían quedado sin escobas. Esa fue nuestra infancia. El fútbol quedó relegado para las colonias extranjeras o para ser jugado en los colegios de curas.
Estas son notas tomadas al alimón, pero si nos sentáramos seriamente a resolver el problema, seguro que nos pararíamos y saldríamos corriendo. No es fácil aceptar la responsabilidad de armar una selección de fútbol ganadora y que nos lleve a gritar GOOOOL en algún mundial de fútbol. No importa que sea Chita,Tarzán o Jane, quien intente recomponer la VINOTINTO, pero bien vale la pena ayudarlo.
                                                              
   

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