1899 Tribunal Arbitral integrantes- Colección Fundación La Guayana Esequiba
En 16°. Lugar
en el marco del proceso de culminación de las guerras napoleónicas se firma el acuerdo
secreto de la Paz de París,
cuyo artículo 1°, establece un sistema real y permanente de equilibrio de
poderes en Europa, decididos y establecidos estrictamente por Rusia, Austria,
Prusia, y la Gran Bretaña.
Estas cuatro grandes potencias, aspiraban entre sí a preservar mediante razonables y honestos sacrificios la paz en
vista que habían salvado a Europa.
El texto
del referido artículo inicialmente no
se le comunico al resto de las naciones que enviaron a sus
delegaciones, por lo cual no estaban
obligadas a cumplirlo legalmente. No
obstante en la práctica no les quedo otro remedio que aceptarlo siendo
España la más afectada, aunado a que sus colonias en América se
encontraban en franca
rebelión en especial los territorios que comprendían la Capitanía
General de
Venezuela, procediendo a firmar el Tratado de París en el mes de julio
de ese año de 1814.
Por su
parte Francia había firmado con sus adversarios
el referido Tratado de París del
30 en mayo de 1814. Su rey una vez restablecida la monarquía, por el artículo
1° garantizaba la seguridad, y la
estabilidad en Europa y en su artículo 2°, tipificaba que: “…el Reino de Francia conserva la
integridad de sus límites tales como existían el primero de Enero de 1792.
Recibirá además un aumento de territorio comprendido en la línea de demarcación
fijada en el articulo siguiente…”.
Como podemos
apreciar a pesar de que la conflagración
bélica se había iniciado por parte de los franceses debido a las ambiciones y del expansionismo de
Napoleón, su pérdida territorial
fue escasa solo le entrego a la Gran
Bretaña las islas de Tobago, Santa Lucia y
la de Francia. En América. Sin embargo este Tratado será la base del Primer Congreso de
Viena Celebrado
con el fin de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota y abdicación
de Napoleón celebrado entre el 1 de octubre de 1814 y el 09 de junio de
1815.
Sin
embargo en el ínterin de estas negociaciones la Gran Bretaña y las Provincias
Unidas de los Países Bajos (Holanda). Proceden a firmar en Londres por separado a espaldas del resto de las
potencias aliadas el Tratado del 13 de agosto
de 1814. A través del cual la Gran Bretaña se compromete por el
articulo 1° a restituir: “…en el plazo que se fijará en seguida, las colonias
factorías y establecimientos de que Holanda estaba en posesión al principio de
la última guerra, es decir, el 1°.de enero de 1803 en los mares y continentes
de América , África y Asia, con excepción del Cabo de Buena Esperanza y
los establecimientos de Demerara, Esequibo, y Berbecí, de los cuales
las Altas partes contratantes se reservaban el derecho de disponer por una
convención suplementaria que se ajustará en seguida conforme a los intereses
mutuos de ambas parte, y en particular en relación con las estipulaciones
contenidas en los artículos VI, y IX del Tratado de paz concluido entre Su
Majestad Británica y Su Majestad Cristianísima el 30 de mayo de 1814…”. Observamos
que es evidente la referencia al Tratado de París.
Por otra parte no cabe duda que los mismos holandeses no se crían
con derecho a reclamar ningún territorio
al oeste y al norte del Esequibo, desde el mismo momento que no habían incluido
ningún otro en la mencionado Tratado de
enajenación a la Gran Bretaña del 13 de agosto de 1814, firmado en Londres.
Recordemos
que en 1802, por el Tratado de Amiens, la Gran Bretaña se habían comprometido a
restituir a Francia y a sus aliados
España y la República Bátava (Holanda),
por su artículo 1°. “…todas las posesiones y colonias que respectivamente les pertenecían y que hayan sido ocupadas o
conquistadas por fuerza británicas en el curso de la guerra con excepción de la
Isla de Trinidad y de las posesiones holandesas en la isla de Ceilán…”.
Previéndose
para tal devolución o entrega según el Artículo
14° del Tratado de Amiens, un lapso de tres meses a partir de su ratificación.
La certificación del cambio de ratificaciones por la Gran Bretaña se efectuaron
el 23 de abril y los República de
Bátava el 24 del referido mes y año de 1802. Pero en la realidad la entrega material de los
referidos territorios se efectuó a
medias, por diferentes causas aun en día
no muy claras, ya que no fue sino hasta
el 03 de diciembre de 1802, en que
aparentemente le son restituidos los establecimientos de Demerara, Berbecí y Esequibo, (Colonia
esta que solo llegaba hasta el río Esequibo según el Tratado de Muster que era
el instrumento bilateral que regulaba los aspectos territoriales hispano
holandesas), a la Republica de Bátava.
Al año
siguiente la Gran Bretaña procede a retomar nuevamente los establecimientos entre los ríos Esequibo y
Demerara, bajo circunstancias no muy
claras y los de Berbecí, por la fuerza cinco días más tarde, al reanudarse las
hostilidades como consecuencia de romper el Tratado de Amiens y declararle la Guerra a
Francia, el 18 de mayo de 1803.
Retomando
la Primera Paz de París apreciamos que la Gran Bretaña, en el marco de este
procede a sacar ventaja
sobre el resto de las naciones involucradas en las guerras napoleónicas.
Especialmente ante sus aliados Rusia,
Austria, Prusia al firmar el 13 de agosto
de 1814, un Tratado con las
Provincias Unidas de los Países Bajos (Holanda).
Adelantándose
así a la firma de las bases para el funcionamiento del Congreso de Viena, con el resto de sus tres
aliados el 20 de septiembre de 1814, en que toman la decisión de que las cuatro potencias
Rusia, Austria, Prusia, y la propia Gran Bretaña: “…deberían de firmar un protocolo,
reservándose para sí la decisión final en todas las cuestiones territoriales…”.
Este protocolo seria comunicado primero a Francia y España y luego al
Congreso entero de Viena.
Con la
firma prematura del Tratado del 13 de agosto
de 1814, evadió seguramente la regla señalada anteriormente. Logrando
la Gran Bretaña posesionarse o
introducirse en el continente Suramericano, sacándoles ventaja a sus
aliados y adversarios. Especialmente a Holanda que había sufrido los rigores y
la humillación de la conquista francesa,
que la invadió en 1795, remplazando a las
Provincias Unidas por la República de Bátava entre 1795 a 1806 convirtiéndose
así en una república satélite de Francia, a partir del tratado de Campo
Formio, por un periodo de doce
años, padeciendo un proceso de afrancesamiento cultural y lingüístico.
Por supuesto que fue una aliada de Francia
por la razón de las armas bajo su control.
Entre
1806 y 1810 estuvo bajo el reinado de
Luis Bonaparte, como Reino de Holanda, siendo integrada finalmente al Primer imperio
francés entre 1810 a 1814, al ser los
franceses derrotados después de la Batalla de Leipzig, o de las Naciones por parte de las potencias aliadas los
franceses proceden a retirarse de suelo
holandés.
Como y
porque logro la Gran Bretaña, convencer
al Príncipe de Orange, de aceptar jurídicamente
un hecho que se venía dando desde 1796, de ceder formalmente sus establecimientos coloniales de Demerara, Berbecí, y Esequibo,
y que al occidente limitaban con España a través de la Capitanía General de
Venezuela en el río Esequibo. Bajo las difíciles circunstancias de
haber sufrido los avatares de la
dominación francesa entre 1795 a 1814.
Quizás
por el primer artículo adicional de los numeral 3°, 4° del Tratado de
Londres del 13 de agosto de 1814 se despeje esta incógnita en parte
en vista que
su preámbulo establece: “…que las Altas partes contrayentes han
convenido por
el presente artículo en que Su Majestad Británica tome a su cargo los
siguientes
gastos…”
“…2°. La
cantidad de dos millones de libras esterlinas destinadas a emplearse de acuerdo
con el Príncipe soberano de las Provincias Unidas de los Países Bajos y a mas
de una suma igual que suministrara este Príncipe para aumentar y fortificar una
línea defensiva de los Países Bajos…”.
“…3°. A
sufragar conjuntamente y en parte igual con Holanda todos los gastos ulteriores
que se fijen y convengan de común acuerdo entre dichas Altas partes
Contratantes y sus aliados, con el objeto de consolidar y establecer
finalmente de una manera satisfactoria la unión de los Países Bajos con Holanda, bajo la dominación de la casa
de Orange, no debiendo exceder de tres millones de libras esterlinas la cuota
parte que debe suministrar la Gran Bretaña…”.
El segundo
aparte de este numeral 3°. Es claro, preciso
y conciso al señalar textualmente “…En consideración de los compromisos arriba
mencionados, el Príncipe soberano de los Países Bajos, consiente en ceder en toda soberanía a su Majestad Británica, el
cabo de Buena Esperanza y los Establecimientos de Demerara, Esequibo y Berbecí,…”,
estableciendo otras condiciones respecto
de los súbditos holandeses, sus propiedades y comercio.
Podemos determinar
que prácticamente fue una venta en vista
de que al concluir las guerras
napoleónicas los holandeses estaban completamente arruinados, debido al bloqueo
continental y de alguna manera se requería restaurar la corona holandesa
destituida durante ese periodo de ocupación francesa. Convirtiéndose en la
práctica además los referidos establecimientos Demerara, Berbecí, y Esequibo,
en una especie de canje que
permitieron a su vez la transición hacia nuevas autoridades, al
señalarse esto como un objetivo en el numeral 3° del primer artículo
adicional: “…con
el objeto de consolidar y establecer finalmente de una manera satisfactoria la unión
de los Países Bajos con Holanda…”.
Así como el establecimiento de sus relaciones diplomáticas y su reconocimiento por las potencias.
Por otra
parte como señalaremos anteriormente España
no participo y no se le informo:
1ro.
Sobre el Primer Tratado de Paz de París, del 30 de mayo de 1814 que terminó aceptando y
firmando dos meses más tarde en julio.
2do. No
se le informo ni participo en la redacción del Tratado del 13 de agosto
de 1814, entre la Gran Bretaña y las Provincias Unidas de los países
Bajos, ni tuvo conocimiento del texto del artículo 1°,
que señalaba que la Gran Bretaña se comprometía a restituir: “…en el
plazo que se fijará en seguida, las colonias factorías y
establecimientos de
que Holanda estaba en posesión al principio de la última guerra, es
decir, el
1°.de enero de 1803 en los mares y continentes de América , África y
Asia, con
excepción del Cabo de Buena Esperanza y los establecimientos de Demerara,
Esequibo, y Berbecí, de los cuales las Altas partes contratantes se
reservaban el derecho de disponer por una convención suplementaria…” y menos
aun de la convención suplementaria. Ya que era parte afectada por poseer
límites con Holanda hasta el río Esequibo.
En 3er. lugar España no participo en la redacción de las bases del Congreso de Viena en
la que se establece que Rusia, Austria, Prusia, y Gran Bretaña: “…deberían de firmar un protocolo,
reservándose para sí la decisión final en todas las cuestiones territoriales…”.
Protocolo este que posteriormente a su firma se le comunicado primero a
Francia y España, y luego al resto de
los integrantes del Congreso de Viena.
Nos preguntamos
si en el marco de esta regla España, podía haber exigido como parte
interesada por
lo menos la revisión del Tratado del 13 de agosto de 1814, entre la
Gran Bretaña y las Provincias Unidas de los países Bajos.
Apreciamos
que España por una serie de razones, de maniobras políticas y de
errores de ella misma, fue sacada del contexto del juego geopolítico
europeo, en benéfico de la Gran
Bretaña, cuando ella era parte, afectada por ser vecina y colindante
con Provincias Unidas de los países Bajos en el río Esequibo.
Cuando
analizamos el periodo de veinticuatro años entre 1790 y
1814 signado por las guerras napoleónicas las cuestiones de límites mal que
bien en los diferentes tratados estaban bien definidas o sobreentendidas.
En 1791, España y Holanda firman el Tratado de Extradición, mediante el cual se reconoce la posesión holandesa de las
colonias de Esequibo, Demerara, Berbecí y Surinam, situadas todas al este del
río Esequibo. Al señalar en su artículo 1° “…se establece la restitución reciproca
de los fugitivos blancos o negros entre todas las posesiones españolas en América
y las colonias holandesas, particularmente entre aquellas en que las quejas de deserción
han sido más frecuentes, a saber, entre Puerto Rico y San Eustaquio, Coro y Curazao,
los establecimientos españoles en el Orinoco y Esequibo, Demerary, Berbecí y
Surinam…”
Para nuestro concepto por
el convenio de extradición de Aranjuez, del 23 de junio de 1791, se nombra como españolas las colonias de Puerto Rico,
Coro, y el Orinoco, y como holandesas
las de San Eustaquio, Curazao,
Esequibo Demerara, Berbecí y
Surinam.
Y atendiéndonos al derecho y a verdad de los hechos los ingleses
no podían alegar ningún otro título a la
posesión en la Guayana que de
este modo les trasmitió Holanda, siendo de notar que España había repelido
varias veces con las armas las tentativas que
habían hecho los holandeses para ensanchar allí sus dominios en
detrimento de su legitima soberanía.
El 10 de Marzo de 1796, el cartógrafo español Francisco Requena quien
tenía amplia experiencia por haber vivido en la amazonia, desempeñándose como Primer
Comisario de la Comisión del Marañón (Amazonas),
la cual cumplió por un lapso de diecisiete años. En su Proyecto y Reflexiones sobre la mejor demarcación de límites entre
las coronas de España y Portugal, señala por donde debe de ir la línea de demarcación
entre ambos reinos e indica que es muy fácil
de acuerdo a los artículos IX, y XII, de los tratados de de 1750 y 1777 al
señalar que:
“…están de acorde y
expresan que seguirá la frontera por la cumbre de los montes que median entre
los ríos Orinoco y Amazonas; mas dado el caso que en algunos puntos no se hallasen
montes ni serranías por cualesquiera collados o altura de terrenos por pequeña
que fuese, podría seguir la expresada raya designada en el mapa con la letra
(F) teniendo consideración al curso de las aguas y al nacimiento de ellas, puee
todas las quebradas o vertientes que se dirigen al Rio Negro, al Rio Blanco (Branco),
o directamente al río Marañón (Amazonas), deberían ser privativas de la corona de
Portugal, con todas sus pertenencias, inmediaciones y orillas del mismo modo
que cuantas se encaminasen al caño de Casiquiare, al río Orinoco y a los que a
este son tributarios, serlos así mismo privativos y del dominio de la España. Esta
cláusula del tratado evitaba toda disputa en lo sucesivo…”. Apreciamos una referencia al río Branco,
sobreentendiendo que al lado opuesto esta la cuenca del río Esequibo cuya posesión
y pertenencia le correspondía a España de acuerdo al tratado de Muster.
Sin embargo Requena, es más
preciso sobre la pertenencia española de
la vertiente del Esequibo, al señalar en su informe que “…los portugueses
a toda prisa están en el día adelantando sus establecimientos por las cabeceras
del Rio Blanco (Branco) y por las vertientes que le suministran agua para
prevenirse con los mayores esfuerzos a la ejecución del tratado y eludirlo si le
es posible con nuevas poblaciones que no tuvieron cuando el mismo tratado se
celebró,…”.
Continua el cartógrafo Francisco Requena, señalando: “…Por consiguiente no debe dilatarse la
expresada línea hasta el cabo norte, como supuso un oficial de graduación en el
manifiesto que remitió a S.M. sobre estas demarcaciones: lo primero porque los holandeses están
adelantados con sus posesiones del río Esequivo, confinando con las de
los portugueses hacia el Río Blanco (Branco), aunque no creo tengan las dos
naciones formando a este respecto, hasta ahora, tratado o convención alguna…”. Quien
más que este cartógrafo que por un periodo diez y siete años recorrió la Amazonia,
levantando planos y elaborando mapas cartográficos
para señalar la hispanidad del río Esequibo.
La Guayana Esequiba- Zona en Reclamación MARNR 1994
A ciento trece años del despojo
de los territorios de la Guayana Esequiba al oeste del río Esequibo I. Parte miércoles,
3 de octubre de 2012
A ciento
trece años del despojo de los territorios
de la Guayana Esequiba al oeste del río
Esequibo II. Parte
Martes,
30 de octubre de 2012
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