martes, 6 de octubre de 2015
Martín Vegas: médico insigne de la Dermatología
Martín Vegas nació en Caracas el 23 de marzo de 1897. Es el segundo hijo de una larga familia de siete hijos del matrimonio del doctor Luis Vegas Sanabria y María Sánchez Navarro, quienes educaron a sus hijos en una atmósfera de respeto y admiración hacia los valores trascendentales de la familia como unidad esencial de la sociedad.
Sus años de preparación transcurrieron en el colegio de los padres franceses, Colegio Sucre y luego en el Liceo Caracas. El 20 de Julio de 1920 egresó como médico cirujano de la Universidad Central de Venezuela. De 1920 a 1922 se internó en Guanoco, una mina de asfalto en el estado Sucre, donde se sensibilizó con la extrema pobreza del país.
Aquella primera estadía le permitió ahorrar el dinero con el que luego viajaría a Francia a especializarse en el Hospital San Luis de París y en el Instituto Pasteur, en las áreas de Microbiología, Sifilografía y Dermatología.
A su regreso al país en 1924, trabajó en el Hospital Vargas y estableció, con los auspicios de la Cruz Roja Venezolana, la primera consulta de dermatología en el país. Pero, la actividad que más lo motivó fue la enfermedad de Hansen y asume el cargo de director del leprocomio de Cabo Blanco.
Bajo su dirección, la enfermedad de Hansen comienza a ser enfocada en el país con criterio científico. De los pacientes se ocupa no sólo en la parte médica, sino también en la parte humana, social y económica. Los atiende de manera integral. Infunde en sus colaboradores el mismo entusiasmo que a él lo animaba.
Viajó por Japón, la India y otros países en busca de nuevas luces con el objeto de proveerse de armas para combatir este mal en su país. Innovó en el tratamiento de esta enfermedad al utilizar el aceite de Chalmougra, que, aunque se conocía como un paliativo para los leprosos, era intolerable en grandes cantidades para el organismo humano.
Después de rigurosos experimentos, lo purificó hasta que pudo inocular las dosis adecuadas. Con ello pudo curar a 108 pacientes y detener la enfermedad en muchos otros.
Después de estos logros promovió la División de Venereología y Lepra, y fue designado su primer director. De inmediato se inició la campaña contra la sífilis y la buba (infección bacteriana que deriva en lesiones de piel). Al cabo de unos años anunció al país la erradicación definitiva de la buba.
Vegas fue profesor de la cátedra de dermatología y Decano de la Escuela de Medicina en 1949. Fundó la Sociedad Venezolana de Dermatología y fue presidente de la Federación Médica Venezolana en momentos políticamente muy difíciles. La docencia en él era una actitud permanente, una manera de ser, de vivir.
Sus deseos de servirle al país, lo llevaron a participar activamente en política. Sin embargo, nunca fue un político por ambición de poder, ni por otras razones muy comunes en los políticos de hoy, sino por el cumplimiento exacto de lo que para él era sagrado deber ciudadano.
Ejerció cargos de concejal, diputado y senador. A su vez fue presidente de la Asociación de Planificación Familiar debido a su preocupación del problema demográfico que padecía Venezuela.
En 1965 el doctor Vegas se retiró oficialmente de la medicina pero siguió ejerciéndola gratuitamente para ayudar a quienes iban personalmente a pedírselo. Durante estos años también se internó en el estado Amazonas para llevar con su presencia, su palabra, su ayuda y atención médica a todo el conglomerado indígena disperso en todo el territorio amazónico.
Martín Vegas fallece en la ciudad de Caracas a la edad de 93 años, el 7 de febrero de 1991.
Hombre pequeño en tamaño, pero de temple y fuerza de voluntad poco comunes. Su vida toda fue ejemplo para pacientes, colegas, alumnos, amigos y familiares. Esa armonía total entre lo que predicaba y lo que hacía, cosa poco común entre nosotros, le confería una autoridad muy especial, y una influencia que trascendió con mucho la profesión médica y el ámbito de su propia familia. Ese legado de disciplina, amor por el estudio y por el trabajo esforzado, amor y compromiso con la sociedad y el país, desinterés en lo material y generosidad con los más necesitados, son auténticos valores de personas como él que ayudaron a construir un país vivible, y decente.
Que sirva de ejemplo a las futuras generaciones la vida de este venezolano ejemplar, para el rescate y reconstrucción de esta patria maltratada, y retomar así el camino de los hombres y mujeres que con tanta determinación y coraje decidieron de hacer de éste un país libre y autónomo.
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