miércoles, 17 de diciembre de 2014

REGRESO DE LOS RESTOS DEL LIBERTADOR A VENEZUELA




Eumenes Fuguet Borregales (*)
La voluntad de Bolívar plasmada en su “Testamento el 10 de diciembre de 1830 en San Pedro Alejandrino, pedía que sus restos sean enterrados en Caracas, tuvo que esperar doce años para que se materializara su disposición. En 1839 el general Carlos Soublette, encargado de la presidencia, inició tímidamente un movimiento para la repatriación de los restos. El Presidente Páez en su segundo mandato y debido a un clamor popular, solicitó al Congreso repatriar los restos del Padre de la Patria. El decretó emitido el 30 de abril de 1842, dispuso los honores fúnebres y la disposición de que sean depositados en la Catedral de Caracas. El 12 de mayo invitó al Poder Ejecutivo Nacional y al de la Nueva Granada y Ecuador a concurrir a la exhumación de los restos en Santa Marta. Páez designó al eminente Dr. José María Vargas, jefe de la comisión, junto a los generales Francisco Rodríguez del Toro, Mariano Ustáriz, José María Carreño y al sacerdote Manuel Cipriano Sánchez como Gran Capellán; fijó el 17 de diciembre la fecha de regreso. El general Daniel Florencio O’Leary  fue comisionado para que el conocido escultor italiano Pietro Tenerani, realizara un monumento en la catedral de Caracas, por cierto que ese monumento inaugurado en 1842, fue trasladado al Panteón Nacional en 1876, cuando ingresaron allí los restos del más grande de los venezolanos y americanos. El 13 de noviembre salió de La Guaira la comisión a bordo de la goleta Constitución debidamente acondicionada al mando del capitán de Navío Sebastián Boguier, acompañada del bergantín Caracas y de la fragata francesa Circe. Llegaron a Santa Marta el día 16. El 20 a las cinco de la tarde exhumaron los restos que se encontraban en el panteón de la familia Díaz Granados en la Catedral de Santa Marta; reconocidos por los médicos encargados de tan noble comisión entre ellos, el Dr. Vargas y el preclaro Dr. Alejandro Próspero Reverend, quien atendió a Bolívar desde su llegada a Santa Marta el 1ro. de diciembre de 1830, le realizó la autopsia y lo vistió. Las calles y casas de Santa Marta estaban enlutadas. Los restos fueron embarcados el día 21 en la goleta Constitución, ante una gran ceremonia fúnebre. Durante el viaje 15 cadetes comandados por el teniente Nicomedes Zuloaga, montaron guardia de honor; el navío encalló en Los Roques. El 13 de diciembre estaban frente a La Guaira, esperando varias embarcaciones nacionales y extranjeras con sus banderas a media asta. El día 15, los restos del ilustre paisano fueron desembarcados. El general de brigada Juan Uslar, ya anciano, llegó de Valencia con lágrimas en los ojos, portando el viejo uniforme con el cual combatió al lado del Libertador, los restos pernoctaron en la iglesia de ese puerto; el día 16 lo trasladaron  por el camino de los españoles a Caracas; pernocta en la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón Nacional; por coincidencia, la Santísima Trinidad es la devoción de la familia Bolívar, de allí el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, así es denominado el panteón familiar en la Catedral. Se designaron comisiones para montar guardias de honor. El 17 de diciembre fecha de su muerte, los restos fueron trasladados hasta la iglesia de San Francisco. El pueblo de Caracas acompañó a su eximio hijo detrás del gran carruaje construido en Paris según instrucciones de Agustín Codazzi; todas las calles, casas y ciudadanos mostraban riguroso luto; la gran parada militar, la comandó el siempre leal, general en jefe Rafael Urdaneta Faría, con su uniforme de gala y el sable que le regaló el Padre de la Patria. El ilustre Concejo Municipal de Valencia, comisionó a Bernardo Escorihuela, Felipe Sojo y Jaime Alcázar. El Canónigo de la Catedral y Rector de la Universidad Central de Venezuela, José Alberto Espinosa, leyó a la una su brillante Oración, recorriendo la vida del más grande de los americanos. El 23 de diciembre se realizó una ceremonia similar para el traslado hasta la Catedral en hombro de sus edecanes y oficiales hasta la Catedral; sus restos permanecieron al lado de sus padres y esposa, hasta que fueron trasladados al Panteón Nacional el 28 de octubre de 1876, día de San Simón. Así concluyó la voluntad de nuestro Padre Libertador; sus cenizas y memoria, permanecerán a través de los siglos, acompañadas por el esplendor de su gloria y el calor de los pueblos libres… que así sea.
Historia y Tradición
(*) Gral. de Bgda.  

churuguarero77@gmail.com                                                            

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