martes, 2 de diciembre de 2014

AL MAESTRO CON CARIÑO.

JULIAN VISO RODRÍGUEZ



Los humanos somos una especie marcada por la curiosidad, nos preguntamos, buscamos respuestas a una multitud de preguntas: cómo comprender el mundo que nos rodea, cómo se comporta el universo, cuál es la naturaleza de la realidad; de dónde viene todo lo que nos rodea; necesitó el universo un creador?. Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento.
   La ignorancia de las formas de actuar de la naturaleza condujo a los antiguos a inventar dioses que dominaban  cada uno de los aspectos de la vida humana. Había dioses del amor y de la guerra, del sol, la tierra y el cielo, de los ríos, océanos, lluvia y truenos, terremotos, volcanes.
   Educar es una ciencia y un arte, para ello no existen recetas, a los padres  corresponde la responsabilidad primaria de educar, qué hacer y cómo hacerlo. Hoy tenemos más medios, el futuro de un niño no puede ser la consecuencia del azar; por lo tanto es necesario formarse, profesionalizarse para enseñar a tus hijos, a nuestros hijos; aprender a ser y  empezar a construir parte de su futuro.
   Para educar a un niño se necesita una escuela, que es un edificio particular, es  una colmena donde no hay “zánganos”, y si Maestros,  los verdaderos encargados de  terminar con la ignorancia cultural de nuestros párvulos. Maestro es una palabra emocionalmente bella, protector de la familia y apóstoles del saber.
   En nuestra Venezuela colonial y hasta principios del siglo XX, existieron personas, altruistas, con una vocación especial, enseñar a numerosos niños las primeras letras y  nuevas ideas que influyeron en  el cerebro de los alumnos quienes captaron  los nuevos  estímulos cognitivos. Estos Maestros anónimos, distribuidos a lo largo y ancho de la provincia venezolana, dedicados a ser los alfareros de la enseñanza primaria fueron los que bautizaron culturalmente a estos futuros ciudadanos sacándolos del incógnito social; Bias, uno de los Siete Sabios de Grecia expresó: “El saber es la única propiedad que no puede perderse”.
   Cuánto debemos a un Maestro, su vocación de servicio y  sus enseñanzas de valores humanos  han contribuido a desarrollar a nuestro país; pienso que mientras más escuelas se construyan menos cárceles se edificarán y formaremos más ciudadanos. Si Venezuela quiere avanzar en el mundo social y cultural   tiene que proclamar al niño el ciudadano más importante del país y al Maestro de Escuela el apóstol del saber.

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