GERÓNIMO ALBERTO YERENA CABRERA
Introducción
El Teatro
Caracas, conocido también como Coliseo de Veroes, ubicado entre las esquinas de
Veroes e Ibarra, en la acera norte, fue una construcción emblemática en la Caracas de mediados del siglo XIX y
principio del XX. Allí se presentaron una variedad de espectáculos los cuales distrajeron
a los caraqueños, ayudo a conservar el interés cultural que traíamos desde la
colonia, lo cual tanta falta nos hacía y aún lo necesitamos.
En este
ensayo, además de tratar, en forma amplia, sobre el Teatro Caracas, nos sirve
para recordar, de manera somera, los otros teatros que existieron en ese
período, dos de ellos le dieron posteriormente el nombre a las esquinas; como
fue el caso del Teatro Coliseo, segundo con ese nombre, construido con
anterioridad al Teatro Caracas, el cual le dio nombre a la esquina homónima; luego,
once años después de haberse incendiado el original, en el año 1930, fue
construido un teatro que le dio nombre de Teatro Caracas a la actual esquina,
el cual no guarda ninguna relación con el primitivo Coliseo de Veroes.
Teatro
Coliseo o Patio de Comedias.
Esquinas
de Conde a Carmelitas.
Teatro
Coliseo.
Esquina
de Coliseo.
El
sobrenombre de Coliseo de Veroes, se debe en recuerdo al antiguo Teatro Coliseo o Patio de Comedias que
existió en nuestra ciudad desde 1784 hasta 1812, ubicado entre las actuales
esquinas de El Conde y Carmelitas;
construido en el solar del Conde de La Granja, don Fernando Ascanio (1).
Luego que
concluyó las presentaciones en el antiguo teatro, en octubre de 1818, José Inés Blanco le propone al Ayuntamiento el
arrendamiento del mismo, pero los trabajos de reconstrucción exigían gastos muy
crecidos. El Ayuntamiento quiso adquirir un solar perteneciente al Real
Consulado para edificar un teatro casi en el mismo sitio donde treinta y cuatro años después iba a levantarse el de
Caracas pero el Real Consulado- estaba situado entre las esquinas de Veroes a
Santa Capilla, en la acera norte a igual que el Teatro Caracas- se negó a ceder
el solar.
En vista
de esto, José Inés Blanco, consiguió el solar de la Gallera en la antigua
esquina de doña Margarita Sanavria,
para instalar un teatro provisional, mientras se le permitía reconstruir el
antiguo; se instala allí el Teatro
Coliseo, alrededor de 1820 (2).
El nombre del teatro, reemplazara más adelante
al nombre de la esquina, la cual desde 1784 se denominaba esquina de Las Sanavrias, aunque en los planos de
Caracas hasta 1856 se denominaba aún así, por voz popular desde varios años
antes el pueblo la llamaba esquina de Coliseo. Fue en 1875 cuando en los planos figura el nombre de Coliseo (3).
Los
caraqueños acostumbrados a crear refranes, relacionado con estas esquinas
inventó el viejo dicho cuando alguien tenía disentería, y lo quería expresar de
una manera jocosa: estas de chorro a coliseo…
El Teatro Caracas o Coliseo de Veroes
Esquinas
de Veroes a Ibarra
La
crónica de la época describe al Teatro Caracas como un edificio “modesto y
vistoso”, con capacidad para mil doscientos espectadores.
Abrió sus
puertas al público, el día 22 de octubre de 1854 a las siete de la noche para
presentar su primera función de gala con que se iniciaba su vida en el mundo
del arte: la ópera Hernani, del maestro
Verdi. Desde ese momento fue el teatro preferido por los caraqueños (4). Narra Enrique Bernardo Nuñez, que los laureles de esa noche fueron para la
soprano Cecilia Seaman, mujer de gracia leve, a quien Juan Vicente González
pedía una rosa de sus triunfos para su sepulcro (5).
Don Lucas
Manzano relata que el teatro lució la primera iluminación a gas conocida por
los caraqueños, el día de su inauguración, a la cual asistió el presidente, general
José Tadeo Monagas (6).
Luego al
teatro fue reformado en su totalidad y
abrió de nuevo sus puertas el 14 de marzo de 1886, y así se conservó hasta su
trágico fin.
En su
segunda etapa, el año 1886, fue
reinaugurado con la presentación de la
zarzuela “jugar con fuego”. Surgió gracias al entusiasmo del grupo
integrado por Juan Esteban Linares, Manuel Rivero Escudero y doctores Antonio
Ramella y José Tomas Márquez, fue sitio especial y único para todo lo que
representara un anhelo de cultura, para todas las palpitaciones del vivir
ciudadano. Allí se presentaron operas y operetas, las primeras compañías que
vinieron al país y las que le siguieron; compañías liricas y dramáticas,
venezolanas o extranjeras. Se ofrecieron conciertos y recitales; se celebraron
reuniones políticas, literarias y satíricas; se dieron funciones de títeres y
variedades. Hasta bailes de carnaval y sorteos de la Lotería de Caracas se efectuaron
en ese teatro, por cuyo escenario desfilaron grandes figuras hasta mamarrachos;
fue el predilecto de la ciudad. Su ídolo. Irremplazable. Espejo de un tiempo ya
pasado.
La
presentación de la Compañía Infantil de Zarzuela Española, en mil ochocientos
ochenta y seis, en el teatro, fue un acontecimiento y constituyo un ejemplo
seguido por el empresario y autor teatral venezolano Carlos Ruiz Chapellín,
quien formó su Compañía Infantil Venezolana, la cual debutó en abril de ese
mismo año con el drama “O parricida o perjuro” y su sainete
criollo “Un gallego como pocos”, con música de Pedro Elías Gutiérrez.
En
Caracas y con la Compañía de Dramas y Zarzuelas del empresario criollo Miguel
I. Leicibabaza, se estableció la modalidad de las funciones por tandas,
precursora de la vespertina, intermediara y noche de hoy (7).
El tres
de agosto del año 1896 se exhibió en Caracas, por primera vez, cinematografía.
Las cuatro cintas proyectadas, cada una de las cuales no superaba el minuto de
duración, se insertaban como una gran novedad y sorpresa, al final de una
deslucidas tandas de zarzuelas, las cuales tenían una semana en cartelera. Lo
presentado fue con la técnica del Vitascope- las vistas con movimientos,
produciéndose un efecto sorprendente en el tamaño natural de las personas-,
último invento de Edison. El dueño del Vitascopio fue Luis Manuel Méndez; quien
continuó exhibiendo películas hasta 1903 (8).
Hubo dos famosos
cronistas de Caracas que tuvieron la dicha de conocerlo: Lucas Manzano y José
García de la Concha; éste último relata lo siguiente, sic: “Ya jovencitos nos
dirigíamos todos los domingos a las tandas del Teatro Caracas de Veroes a
Ibarra. El Puñao de Rosas, La Verbena de la Paloma, La Marcha de Cádiz, y
tantas otras. Después fueron las zarzuelas: La Gatita Blanca, Las Bribonas; y
las operetas: Marina, La Viuda Alegre, El Conde de Luxemburgo, La Casta Susana,
etc.” (9).
En el
teatro se estrenó el 19 de septiembre de 2014, nuestro segundo Himno Nacional,
bajo el nombre de Alma Llanera, zarzuela en un acto, por la compañía española de
Matilde Rueda; con
música del contrabajista Pedro Elías
Gutiérrez, nativo del puerto de La Guaira, y letra del escritor y
periodista de Villa de Cura, estado Aragua, Rafael Bolívar Coronado (10).
En abril
de mil novecientos dieciocho la firma Boccardo & Co., para entonces
propietaria del teatro, celebró un convenio con el empresario Francisco Granados
Díaz; mediante éste, el local estaría destinado única y exclusivamente a la
exhibición de películas cinematográficas. Finalizaba así la vasta etapa durante
la cual el Teatro Caracas fuera impulso para el teatro venezolano y para la
presentación de espectáculos diversos que matizaban el vivir de la quieta
ciudad de esos tiempos (11). En Caracas los dos sitios conocidos donde se
pasaban películas en esa época eran el Circo Metropolitano, situado de la
esquina de Miranda a Puerto Escondido, conocido luego como Teatro Metropolitano,
y, el teatro Princesa, situado entre las esquina de Monja a Principal, conocido
luego como cine Rialto.
El incendió del Teatro Caracas.
En la
época del siniestro el señor Boccardo tenía asegurado el Teatro por 300.000
bolívares (12).
Narra
Cortina, lo siguiente, sic: “La tarde del 1° de abril de 1919, a las siete
menos cuarto, se fue la luz de improviso en todos los alrededores de la Plaza Bolívar.
Las personas que estaban viendo una película en el teatro Princesa, salieron a
la calle ayudados por linternas, yesqueros y fósforos y lo mismo fue en la
Gobernación, oficinas y comercio. Sobre los árboles de la plaza Bolívar, y
sobre la torre de la Catedral, se levantaban llamaradas hasta cincuenta metros
de Altura y a causa de la cantidad de chispa que volaban en todas direcciones,
varios conatos de incendios se registraron en lugares adyacentes. El cielo tomó
un color rojizo y las campanas de los templos tocaron a rebato. Se proyectaba
la película Romeo y Julieta y de pronto, aun se desconocen las causas,
comenzó el voraz incendio. El público asistente pudo salir a la calle sin
registrar víctima alguna en aquél desastre. Pocas horas bastaron para lo que
fue nuestro teatro predilecto, quedara reducido a un montón de escombros
humeantes, pues toda su construcción era en su mayor parte de madera” (13).
Para esa
noche estaba anunciada la proyección de la película “La Fiera” de Jorge Wals,
una de las primeras películas con temas del oeste norteamericano y que tuvo un
sonado éxito. Esa noche era la proyección número cincuenta.
El Teatro
Caracas no volvió a ser reconstruido en su lugar de origen. Se fue olvidando su
gran tradición, los momentos felices que se disfrutaban en él, el lugar más
concurrido por los caraqueños el siglo XIX y XX.
El Teatro Caracas (1930). Esquina Teatro Caracas
En 1930, fue edificado en esa esquina un pequeño teatro de planta
circular, palco y balcones a la manera de “Teatro Municipal” por el cual se le
puso el nombre a esa esquina (14).
Algunos caraqueños o compatriotas venidos del
interior en esa época, los cuales conocieron este último teatro, lo confunden a
veces con el anterior Teatro Caracas o Coliseo de Veroes.
Como diría Oscar Yánez(Q.E.P.D): Así son las cosas…
Bibliografía
1.-Nuñez,
Enrique Bernardo: La ciudad de los techos rojos. Monte Ávila Editores.1988.
p.197.
2.-
Nuñez, Enrique Bernardo: La ciudad de los techos rojos. Monte Ávila
Editores.1988. p. 210.
3.-Valery
S, Rafael: La Nomenclatura Caraqueña. Ernesto Armitano Editor. Caracas 1978. p.
157.
4.-
Cortina, Alfredo: La ciudad que se nos fue. Fundarte Alcaldía de
Caracas.1994.p. 291.
5.-Nuñez,
Enrique Bernardo: La ciudad de los techos rojos. Monte Ávila Editores.1988.
p.227.
6.-Manzano,
Lucas: Aquel Caracas. Concejo Municipal del Distrito Federal. Caracas.1974. P.
163.
7.-
Schael Martínez, Graciela: Estampas caraqueñas. Concejo Municipal del Distrito
Federal Caracas. 1975. P.265.
8.-
Sueiro Villanueva, Yolanda: Inicios de la exhibición cinematográfica en Caracas
1896-1905. Fondo Editorial Humanidades y Educación, 2007. Departamento de
Publicaciones de la Universidad Central de Venezuela.p.51-53.
9.-
García de la Concha, José: Reminiscencias, Vida y costumbres de la vieja
Caracas. Historia de la adolescencia. Ernesto Armitano, Editor. p.72.
10.- Bendahan, Daniel: Siete músicos venezolanos.
Cuadernos Lagoven, SA. Caracas Venezuela. 1990. p. 10.
11.-Schael
Martínez, Graciela: Estampas caraqueñas. Concejo Municipal del Distrito Federal
Caracas. 1975. P.266.
12.-
Veloso Saad, José: La Caracas de aquellos tiempos. 1976 .p. 62.
13.-Cortina,
Alfredo: La ciudad que se nos fue.
Fundarte Alcaldía de Caracas.1994.p. 291.
15.-Valery
S, Rafael: La Nomenclatura Caraqueña. Ernesto Armitano Editor. Caracas 1978. p.
327.
Excelente. Felicitaciones
ResponderEliminarGenial todo el contenido🙏
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