martes, 29 de abril de 2014

La bandera cubana,diseñada por un caraqueño.

Eumenes Fuguet Borregales* 

Narciso López Urriola valeroso y olvidado personaje, nació en Caracas el 29 de octubre de 1.797, hijo de Don Pedro Manuel López y Doña Ana Paula Urriola; sus servicios militares iniciales los realizó a partir del año 1815 a favor de la causa realista, habiéndose destacado y obtenido sus ascensos como comandante de caballería en la mayoría de las acciones militares ejecutadas en los llanos, en el centro y occidente de Venezuela.
Al frente de mil doscientos llaneros fue derrotado el 2 de abril de1819 por Páez en la magistral batalla de “Las Queseras del Medio”, también participó en la Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1.821, como comandante del Regimiento lanceros del Rey a las órdenes del general Miguel De La Torre y Pando. Derrotados se refugiaron en el castillo San Felipe de Puerto Cabello, para luego continuar operaciones militares en el occidente, a las órdenes del general español Francisco Tomás Morales, quien había relevado a De La Torre.
El triunfo de la fuerza naval republicana en la batalla del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823, motivó a Morales capitular ante el almirante José Prudencio Padilla el 3 de agosto, y dirigirse hacia España el siguiente día. El coronel López sería ascendido en 1.836 a general de brigada y en 1.839 a mariscal de campo, es designado gobernador de la provincia española de Valencia.
Al regresar a Cuba cambia de ideales, incorporándose al movimiento emancipador de esa isla caribeña. En 1.848 al ser descubierto se ve obligado a refugiarse en los Estados Unidos, dedicándose con entusiasmo a preparar una expedición libertadora, tiempo aprovechado para diseñar en Nueva York el año 1.849 la bandera que izaría en la población de Cárdenas, cerca de Matanzas el 19 de mayo de 1.850, inspirada al calor de su férrea voluntad de vencer, patriotismo y abnegación. Ante el acoso de las fuerzas realistas, este abnegado paladín se dirige de nuevo a los Estados Unidos.
Ingresa a Cuba por el sector de La Poza el 12 de agosto de 1851, al fracasar en el intento, son apresados y condenados a morir en la Habana a garrote vil el 1ro de septiembre de 1855; López pronunciaría en el patíbulo las siguientes palabras proféticas:
”Cuba….mi muerte no cambiará tu destino”. En Caracas al conocerse la infausta noticia, se realizaron diferentes oficios religiosos para recordar a este paisano, luchador por la independencia antillana.
La bandera diseñada por Narciso López Urriola, fue declarada oficialmente insignia de la República en la Asamblea Constituyente de Guáimaro en 1.879 y como símbolo de la patria el 20 de mayo de 1.902 enarbolada en el Morro de la Habana ante una solemne ceremonia.
(*) Gral. de Bgda.                                                                                    churuguarero77@gmail.com

miércoles, 23 de abril de 2014

INÉS, LA NODRIZA DEL LIBERTADOR

Eumenes Fuguet Borregales (*)

 Doña María de la Concepción Palacios, madre de nuestro futuro Libertador Simón Bolívar, por motivos de salud, no podía amamantar a su cuarto hijo, nacido a las ocho de la noche del 24 de julio de 1783, a tal fin  recibió el apoyo lactante de Doña Inés Mancebo Quiroga de Miyares, quien vivía cerca de la esquina de San Jacinto, no muy lejos de la casa de los Bolívar Palacios, ubicada entre las esquinas de Traposos a San Jacinto-hoy Casa Natal. Inés en esos días había dado a luz a Úrsula; para la fecha la Negra Hipólita, esclava de la familia Bolívar Palacios, aún no había alumbrado a su hijo Dionisio; ella se encargaría pocos meses después, terminar de amamantar y criar a Simoncito, auxiliada  en el cuido y juegos por la Negra Matea, niña de doce años, proveniente de la hacienda de San Mateo, nacida  en San José de Tiznados en 1773, Matea vivió ciento trece años. Doña Inés nació en Santiago de Cuba, casada con  Fernando Miyares y Pérez Bernal, nacido en  la misma población el 4 de febrero de 1749; se casaron en la Habana en 1766.
Una vez en Venezuela, Fernando fue gobernador de  Barinas desde 1786 hasta 1798, le correspondió  el 13 de enero de 1788 fundar San Fernando de Apure. A raíz de la renuncia de Emparan por el movimiento revolucionario del 19 de abril, fue designado el 23 de julio de 1810 Capitán General de Venezuela, cargo que entrega al capitán de fragata Domingo de Monteverde el 30 de septiembre de 1812. Fernando había sido designado gobernador militar de Maracaibo; por problemas de salud se traslada a [Cuba donde fallece en 1818. En Venezuela dejó una estela positiva de hombre probo y distinguido; su viuda Inés fija residencia en Coro en 1819, en la actual calle Falcón 1821. Procrearon nueve hijos, cinco varones y cuatro hembras, nacieron en Maracaibo, Coro y Caracas, dejaron amplia e importante descendencia.
Úrsula, hermana de leche del Libertador se casa en 1809 con  Ramón Correa y Guevara, oficial de carrera del ejército realista, elogiado por el Libertador, nacido en Ceuta en 1767, sobrino del capitán General Manuel de Guevara y Vasconcelos gobernador y capitán General de la provincia de Venezuela durante el período 1799-1807. Ramón Correa, con el grado de coronel, luego de algunas victorias es derrotado por Bolívar el 28 de febrero de 1813 en Cúcuta; ocupó importantes cargos entre ellos gobernador en Maracaibo y Barinas, Capitán General de Venezuela desde 1819 hasta 1821, jefe de la comisión española que junto con el general Antonio José de Sucre por los republicanos, redactan los Tratados del Armisticio y Regularización de la Guerra, firmada a finales de noviembre de 1820 en Trujillo por Bolívar y Morillo.
El 15 de junio de 1821, en Valencia, antes de retirarse a Puerto Rico, le entrega el mando al general Miguel de la Torre y Pando, comandante de las fuerzas realistas ,derrotadas por el Libertador en la inmortal sabana de Carabobo el 24 de junio de 1821. Hipólita, nació en San Mateo en 1763, guió los primeros pasos del futuro Libertador; casó con Mateo Bolívar también de la servidumbre de la familia Bolívar en la hacienda Santo Domingo en Caucagua; el hijo procreado, luchó en Carabobo con el grado de sargento. Desde Cuzco-Perú el 10 de julio de 1825 en carta a su hermana María Antonia, Bolívar dice: “…Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida”. Como era costumbre en la época colonial, la servidumbre toma el apellido de sus amos; Hipólita y Matea, eran esclavas de los Bolívar, ambas están enterradas en la cripta de la Santísima Trinidad  de la familia Bolívar en la Catedral de Caracas. En cuanto a Inés Mancebo de Miyares, ella y el Libertador mantenían un afecto filial, tanto así que en 1813, en Barinas, el gobernador  Manuel Antonio Pulido, había confiscado  la hacienda de los Miyares Mancebo; ante una solicitud de Doña Inés; Bolívar ordena restituir a sus dueños la propiedad con la siguiente comunicación al coronel y gobernador  Pulido:
‘’Cuanto usted haga a favor de esta señora, corresponde a la gratitud que un corazón como el mío sabe guardar a la que me alimentó como madre. Fue ella la que en primeros meses me arrulló en su seno. ¡Que más recomienda que ésta para el que sabe amar y agradecer como yo!’’.

‘’La historia pide que nosotros hagamos historia’’
(*) Gral. de Bgda.       
 Historia y Tradición
                                                     eumenes7@gmail.com


martes, 22 de abril de 2014

MANIFESTACIONES CONVULSIVAS DEL GENERAL JOSE ANTONIO PAEZ **


Dr. A. Krivoy, Dr.  R. Arteaga Romero (*)


                   
          1863 -General José Antonio Páez  Anonimi Fotografía de  0,255 x 0,20



Resumen y Conclusiones:
Las convulsiones del General J.A. Páez  han llamado la atención por las peculiares características de su aparición en circunstancias la mayoría de las veces estresantes y en otras por la profunda asociación que realizara con desencadenantes tipo de la culebra y más complejo aún, asimilar la carne de pollo a la de la culebra. Pero debe dejarse claro que en circunstancias equivalentes de estrés, o más severas, descritas más adelante no hubo crisis; y a veces sin ningún desencadenante conocido, también aparecieron las crisis.

“¿Qué causa producía tan terrible dolencia en un hombre de fuerzas hercúleas, de espíritu inteligente y sagaz,  de voluntad inquebrantable, dominado por el solo sentimiento de la patria, que le hacía sufrido, constante, invencible? Escribía el médico e historiador Arístides Rojas en su obra  Leyendas Históricas de Venezuela... Si bien es cierto que el factor de sobretensión emocional que producen las batallas coinciden con la aparición de las convulsiones durante estas acciones guerreras, también es cierto que en un buen número de ellas, con complejidades equivalentes, no aparecieron las convulsiones.

El historiador  Académico Ildefonso Leal cita lo siguiente: “…Páez participó en 53 acciones bélicas, distribuidas así: 10 batallas, 8 sitios, 28 combates y 7 asaltos y sorpresas…”.-  “los eventos convulsivos se presentaron en:

 1) Banco del Chire  (1815) crisis de gran mal y estado post ictal prolongado y desencadenante fue  ofidofobia.

 2) El Yagual (1816) convulsiones tipo gran mal.

 3) El sitio de Ortiz (1818) convulsión con salivación.

 4) La Gamarra (1819) crisis convulsiva.

 5)Carabobo (1821) Convulsiones “.- En esta última batalla, Páez relata en su Autobiografía lo siguiente: “…habiendo sido acometido repentinamente de aquel terrible ataque que me privaba del sentido, me quedé en el ardor de la carga entre un tropel de enemigos…”

En la revisión de los ascendientes de Páez, en un minucioso trabajo realizado por Nicolás Perazo, historiador de Yaracuy y el Prof. David Fernández, no aparece ningún caso de convulsiones. Por parte de la descendencia, ampliamente conocida por uno de los autores  (Dr. Rafael Arteaga R.) , quien es descendiente directo del General José A. Páez y al mismo tiempo poseedor de una extensa literatura sobre el mismo, hasta ahora, no se ha encontrado en los familiares de Páez alguna manifestación convulsiva, o predisposición genética o familiar.

El destacado médico neurólogo Dr. Raúl Ramos Calles en su trabajo sobre el tema de las convulsiones de Páez, concluye: “…Ataques recurrentes, manifestaciones tónico-clónicas, inconsciencia transitoria, estado post ictal, salivación profusa permite encuadrar estas manifestaciones dentro del cuadro de la epilepsia. Se encuadraría en las llamadas idiopáticas”.-

CONCLUSIONES:
En concordancia con múltiples autores que se han ocupado del tema, pensamos igualmente que en sus  83 largos años, el General J.A. Páez sufrió crisis caracterizadas por los síntomas arriba descritos, con pérdida del tono muscular que le producían caída del caballo a un veterano jinete.

Según la Comisión Internacional de la Liga Internacional contra la Epilepsia, las convulsiones del ilustre prócer caerían dentro de “…Crisis generalizadas tónico-clónicas…” Todo lo anterior sin herencia conocida y ausencia de cualquier lesión traumática o tóxica conocida, lo encuadran dentro de las epilepsias tipo gran mal, generalizadas idiopáticas. Un estímulo sensorial, el fragor de la batalla por un lado y la ofidofobia por el otro estaban dentro de los desencadenantes ocasionales.

La personalidad de José Antonio Páez, además de ser un verdadero ejemplo para cualquier enfermo de esta patología, rompe el paradigma de las descripciones clásicas de la llamada personalidad epiléptica .

(*) Publicado por Academia Nacional de Medicina, Colección Razetti, Tomo XII, pag 93, 2012.
 
 

miércoles, 9 de abril de 2014

Dr. Laureano Villanueva, periodista, político, escritor e historiador

Eumenes Fuguet Borregales (*)
En la ciudad de San Carlos, capital del estado Cojedes, vio la luz primera el 23 de marzo de 1840 el distinguido médico Laureano de la Trinidad Villanueva Estraño, hijo de Laureano Villanueva y Doña Mercedes Estraño. Recibe una esmerada formación académica, culminada en abril de 1865 con el Título de Licenciado en Medicina  otorgado por la Ilustre Universidad Central de Venezuela. Inicia el ejercicio de la profesión en San Fernando de Apure; en forma paralela incursiona exitosamente en la prensa escrita en 1868, cuando funda “El Constitucional”.

 En Valencia escribe en “El Carabobeño” en 1872, “El Progreso” en 1873”, “El Pueblo” en 1887. Al trasladarse a Caracas continúa su afición por escribir como articulista en “El Demócrata” con Sebastián Carreño y Pérez Arreola en 1882; publica en “El Deber” en 1883; igualmente en “El País” durante los años 1875, 1888 y 1883. En la “Gaceta de los Hospitales” en 1888; “La Prensa Liberal” en 1897.  Sus servicios como político, sumado a sus capacidades intelectuales permitieron sea designado en diferentes cargos de importancia en la administración pública tales como: Ministro de Relaciones Exteriores y de Interior y Justicia durante el gobierno del general Francisco Linares Alcántara (1825-1878), durante el período presidencial 1877 – 1879.

Villanueva en dos ocasiones estuvo  encargado de la presidencia de la República: en julio de 1878 y a finales de noviembre del mismo año por fallecimiento de Linares Alcántara en La Guaira el 30 de noviembre de 1878, quien por cierto fue embalsamado en ese puerto por el conocido  médico alemán Gottfried Knoche, antes de ser llevado al Panteón Nacional el 4 de diciembre de ese año. Laureano Villanueva se postuló a la presidencia de la República, al no quedar, se retiró por poco tiempo de la política.

Es de los fundadores de la Academia Nacional de la Historia  por decreto del presidente Juan Pablo Rojas Paúl (1826-1905), el 28 de octubre (Día de San Simón) de 1888, correspondiéndole a Villanueva el Sillón Letra “F”. Es de acotar que el Sillón Letra “A”, es el asignado en forma permanente a Juan Pablo Rojas Paúl, en reconocimiento a su iniciativa. Villanueva es designado Presidente (gobernador) del estado Carabobo en 1890; ocupando ese cargo, construye con el apoyo de la Asamblea Legislativa, la  Casa de la  Beneficencia, en la calle de La Fortuna (antiguo nombre de la avenida Anzoátegui). Allí, hermanas de la congregación de San José de Tarbes atendían a ancianos y personas humildes; la instalación disponía de una capilla en la que diariamente se ofrecía la Santa Misa. Villanueva fue Rector de la Ilustre Universidad Central de Venezuela desde el 30 de diciembre de 1905 hasta el 18 de  julio de 1906.

Concluida la rectoría de la Máxima Casa de Estudios, pasó a desempeñar la cartera de Instrucción Pública durante la gestión presidencial de Cipriano Castro. Villanueva dejó un legado de valiosas obras biográficas, entre ellas: la del eminente Dr. José María Vargas en 1883, la del Gral. Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, en 1895, (centenario del nacimiento del Hijo de Cumaná), Una apoteosis de Páez en 1888 y la Vida del Valiente Ciudadano, el general Ezequiel Zamora en 1898; todas estas magníficas obras, bien merecen la lectura,  por la maravillosa investigación, y por la forma sencilla y pedagógica al exponer sus puntos de vista, que han servido para aclarar algunas dudas sobre los personajes en referencia, que tuvieron decidida participación en los momentos históricos cuando le correspondieron actuar.

Como un aspecto necesario de resaltar son las cualidades benefactoras y filantrópicas del  doctor Laureano Villanueva hacia los paisanos más desposeídos. El distinguido galeno fallece en Caracas el 12 de febrero de 1912. Instituciones educativas y culturales se honran llevar su esclarecido nombre.

(*) Gral. de Bgda.                                                                 churuguarero77@gmail.com

@eumenesfuguet
Historia y Tradición

lunes, 7 de abril de 2014

NUESTRA DEUDA HISTÓRICA

Eumenes Fuguet Borregales (*)



Nuestro eximio escritor e historiador Don Arturo Uslar Pietri, por cierto de la descendencia del ilustre prócer Juan Uslar, nos dejó un axioma: “Vivir sin historia es como vivir sin memoria”. Es el estado Carabobo, el único en Venezuela en llevar nombre de batalla, precisamente la principal de las cuatrocientas noventa que se realizaron a partir de la declaración de la independencia. Importantes personajes y actividades merecen resaltarse para conocimiento de las presentes y futuras generaciones, Nuestro siempre precursor Francisco “libertad” Miranda, luego de ocupar Valencia el 13 de agosto de 1811, en la parte Noroeste de la Plaza Mayor de Valencia-hoy Plaza Bolívar, colocó por primera vez en combate terrestre la bandera nacional; acompañado del joven coronel Simón Bolívar, nuestro futuro “Libertador” y del capitán de dieciséis años Antonio José de Sucre, futuro “Gran Mariscal de Ayacucho”. Estamos en deuda colocar una gran asta y una placa que recuerde el hecho histórico que allí sucedió. La primera víctima de la independencia es el capitán Lorenzo Buroz, fallecido  el 12 de agosto de 1811, en el sector de El Morro-Valencia, cuando a las órdenes de Miranda realizaba las operaciones militares durante la ocupación de la ciudad. La casa donde Bolívar se alojó en Pto. Cabello durante siete días mientras trataba de retomar el fuerte San Felipe, desde el 30 de junio al 6 de julio de 1812, se encuentra con daños en su vieja estructura y ocupada. El sitio de Las Trincheras, se conoce más por las aguas termales que por el hecho histórico realizado el 3 de octubre de 1813, por ser el desquite ordenado por nuestro Libertador al mayor neogranadino Luciano D´Elhúyar por la muerte del prócer Atanasio Girardot en la batalla de Bárbula realizada el 30 de septiembre de ese año. Debería colocarse una Valla alusiva que refleje tan significativa acción militar. El coronel Ignacio Hernández, nacido en San Esteban, próximo a Puerto Cabello, por instrucciones del Gral. Juan José Flores también porteño, ocupó oficialmente en febrero de 1832 las islas Galápagos -Ecuador, donde leyó la proclama, izó la bandera tricolor y honró con una salva de fusilería. Una isla cercana llamada Sta. María, la bautizó “Floreana” en memoria de su coterráneo. Ecuador gracias a esa acción, limita con China, Japón y Rusia. En Mariara el 22 de julio de 1811, tuvieron su bautizo de fuego los jóvenes oficiales: coronel Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, debería colocarse una valla alusiva para conocimiento de nuestros paisanos. En Vigirima se realizó el combate de mayor duración durante la lucha emancipadora desde el 23 al 25 de noviembre de 1813; combate dirigido por nuestro Libertador; donde participaron por primera vez los jóvenes caraqueños, en esa población, debería colocarse una valla gigante para recordar esta acción. En Guacara nació el sacerdote Francisco de Ibarra (19-9-1726-19-9-1806), fue Rector de la Universidad de Caracas, Primer Obispo de Guayana y Primer Arzobispo de Venezuela. Los ilustres próceres Andrés (Edecán del Libertador) y Diego Ibarra, familiares del prelado nacieron en Guacara. En Valencia María Josefa Zabaleta, desarrolló valerosas actividades en beneficio de la independencia, verbigracia durante la defensa de la ciudad en marzo de 1814 a las órdenes del Gral. Urdaneta. En la Bat. de Carabobo combatieron veinticinco valerosas paisanas, dos fallecieron. Por resolución de las Naciones Unidas en 1944, en el mundo se conmemora el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, por la muerte de más de cien mujeres empleadas de una textilera en EE.UU, a causa de ser encerradas  e incendiada el área de trabajo por el jefe de la empresa por no mejorarle su situación laboral. Colombia conmemora el 14 de noviembre el “Día de la Mujer Colombiana” en memoria de la heroína Policarpa  “La Pola” Salavarrieta, fusilada en Bogotá en noviembre de 1817 por órdenes del jefe realista Pablo Morillo. En nuestro país con tantas mujeres destacadas en: la lucha emancipadora, en las artes, letras, música, deporte y cultura, bien merecen que se declare el “Día de la Mujer Venezolana”. La Estatua de la Libertad instalada en 1895 en Valencia, centenario del Gral. Sucre, conocida como “La peregrina”, por estar colocada en varios sitios de la ciudad;  espera en un depósito de la Alcaldía para ser colocada en sitio un visible… “La historia pide que nosotros hagamos historia”.

(*) Gral. de Bgda.                                                           churuguarero777@gmail.com

@eumenesfuguet





Historia y Tradición


sábado, 5 de abril de 2014

Dr. Gumersindo Torres M, Primer Contralor General de la República.MD




Eumenes Fuguet Borregales (*)  
 
Casa en Coro del médico Gumersindo Torres
El 14 de octubre de 1830 es emitido el primer documento que dicta las normas generales para el mejor funcionamiento de la  Hacienda Pública  del país; el artículo 1ro indica: “La Tesorería  General tendrá un Tesorero y un Contador responsables de: recaudar, distribuir y llevar cuenta, razón de ingresos y egresos generales, refundiendo en su cuenta las de los demás administradores”. Existía un Tribunal de Cuentas, ente superior encargado de verificar lo presentado por la Tesorería. En el siglo XVIII, época colonial, el alto funcionario del control financiero lo realizaba el Intendente del Ejército y Real Hacienda, sus funciones eran independientes de las ejercidas por el Capitán General. El emblema de la Contraloría General en el medio civil y militar lo representan tres llaves, para mantener la tradición muy antigua de designar tres oficiales reales, los cuales llevaban un libro individual de sus actuaciones; obligados a transcribirlo en un libro  de cuentas común y existía un tercer libro de Acuerdos  referente a la Hacienda. El 17 de febrero de 1531, la Real Cédula, estipulaba que los tres oficiales reales, estaban en la obligación de depositar en un arca, todo el oro y perlas por cuanto pertenecen al rey; el arca o  cajón tipo baúl, tenía como medida de seguridad, tres cerraduras con diferentes llaves en posesión de cada uno de los oficiales reales. De modo que sólo los tres Oficiales juntos podían abrir el arca con las tres llaves diferentes; baúl que debía contener, además, un libro encuadernado denominado el Libro Común, donde se asientan las partidas especificando detalladamente los ingresos y los egresos, registrado mediante el sistema de Carga y Data, utilizado desde 1529 hasta 1786, cuando se puso en vigencia en Venezuela el sistema de Partida Doble. Este procedimiento de control tuvo su inició en Coro “Raíz de Venezuela”; en España reinaba Juana de Castilla, conocida como Juana La Loca (1479-1555). Nuestras primeras constituciones  (1821,1819 y la de 1821), establecían lineamientos sobre los impuestos y vigilancia de las  inversiones públicas. A partir de 1830 los gobiernos de turno promulgaban Códigos de Hacienda (1873 y 1884) y Leyes Orgánicas de la Hacienda Nacional (1918,1937 y 1938).  La Ley Orgánica promulgada el 15 de enero de  1938, establecía: “La fiscalización de todos los ingresos y egresos del Tesoro Nacional, así como la central, el examen y el control de todas las cuentas y operaciones fiscales  y de bienes nacionales, inclusive materiales y efectos adquiridos por oficios nacionales, correrán a cargo de un organismo autónomo que se denominará Contraloría General de la Nación”. El Congreso Nacional luego de examinar a cinco candidatos para ocupar por vez primera la  jefatura de la Contraloría General de la Nación, designó al doctor en medicina Gumersindo Torres Millet, nacido en Coro el 13 de enero de 1875; este ilustre paisano, desempeñó diversos cargos en la administración pública en: Maracaibo, Barquisimeto, Ciudad Bolívar, La Guaira,Caracas y Falcón donde fue gobernador; ocupó el ministerio de Fomento,  correspondiéndole refrendar la Ley de Hidrocarburos. Desempeñó el cargo de Contralor General desde el 16 de julio de 1938 hasta el 23 de mayo de 1941.,

El Dr. Torres Mellet, sembró la semilla con buenos frutos de la importante organización,  los procedimientos iniciales de control y fiscalización; no aceptó sueldo hasta que se activó  la organización contralora. Declaró oficialmente instalada la Contraloría General  de la Nación el 17 de octubre de 1938; denominada luego Contraloría General de la República, ampliando sus potestades al establecer la valoración de la eficacia administrativa. El digno servidor público falleció en Caracas el 17 de junio de 1947; para eternizar su memoria se creó en enero de 1998 la “Orden al Mérito Gumersindo Torres”. La Constitución Nacional de 1947 creó las Contralorías Generales  a nivel estado, siendo las primeras: Aragua, Mérida y Trujillo en 1948; la de Carabobo se activó en 1961, llegando ésta felizmente a sus cincuenta años; el actual Contralor General del estado  desde el 2010, es el licenciado José Gregorio Salazar Meléndez.
Gral. de Bgda.                                                                                  eumenes7@gmail.com   


miércoles, 2 de abril de 2014

LAS QUESERAS DEL MEDIO, 2 DE ABRIL DE 1819, a 195 de la epopeya.


RAFAEL  ARTEAGA ROMERO (*)

         “Jamás se había visto un combate ni más desigual ni más glorioso para las armas de la República. El General Páez y sus compañeros  se han excedido a sí mismos haciendo mucho más de lo que debía esperarse de su valor e intrepidez”…”la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones”
                    Boletín del Ejército Libertador, 3 de Abril de 1819 y Proclama de la misma fecha en Escritos del Libertador, Documentos 3663 y 3664, Tomo XVI

 La batalla de las Queseras del Medio (2 de Abril de 1819), constituye para los hombres de armas  un crisol de enseñanzas, pues permite demostrar la primera característica que debe poseer y poner en práctica un verdadero conductor de tropas la cual no es otra que la capacidad de poder ver y valorar el poder del enemigo, determinando los medios para vencerlo y luego concebir el plan o maniobra necesaria para vencerlo.
 De acuerdo a lo expresado por el historiador José Febres Guevara, gran estudioso de este hecho bélico, las Queseras del Medio no fue un hecho casual, sino un plan debidamente concebido por el General de División José Antonio Páez, quien sabedor de los problemas que afectaban a su ejército, pero a la vez gran conocedor  del medio ambiente llanero que lo rodeaba, decide enfrentar al todopoderoso español Pablo Morillo.
 Este gran militar ibérico, desesperado al ver que sus filas iban diezmando por los ataques contínuos por parte del gran centauro llanero, decide lanzar un 2 de Abril,  un ataque con más de 1500 hombres para alcanzar y destruir las tropas de Páez. Ese día los dos ejércitos se encontraban separados por el rio Arauca; Páez concibe la idea de sorprender a los realistas con un cuerpo de caballería, comandados por él y pide voluntarios: todos se ofrecen hasta sumar 154 hombres, excelentes lanceros y mejores jinetes.
Pasan el rio sin ser vistos y ya en la sabana arisca, se acerca al trote a las filas realistas. Morillo al distinguirlos a lo lejos, lanza su caballería con más de 1000 hombres con el fin de envolver al poco más de un centenar de patriotas. Al acercarse unos a otros,  Páez y sus lanceros simulan huir al trote pero a su vez van acortando la carrera y disminuyendo la distancia que los separaban del enemigo. Don Eduardo Blanco escribió: “…Tres cuerpos de caballo apenas los separan. Los brazos se extienden, los sables se levantan, la sangre va a correr. Llegó el momento”…”Un grito agudo resuena de improviso dominando el estrépito. Grito que encierra una orden terrible. La de Páez: VUELVAN CARAJO …! Todos la oyen y la obedecen con la suprema rapidez del rayo”
 Morillo ve con terror como su caballería es arropada y destruida por aquellos hombres numéricamente inferiores pero superiores como soldados  y de inmediato su clarín toca a retirada.
Lo que allí paso “no tiene ejemplo en los fastos del heroísmo humano” apuntaba Blanco en su Venezuela Heroica.
   A LOS BRAVOS DEL EJERCITO DE APURE  Proclamo Simón Bolívar al premiar a esos 154 bravos con José Antonio Páez a la cabeza, con la CRUZ DE LOS LIBERTADORES.
                                                   CARACAS, 2 de Abril de 2014
                                                     A  195 de la epopeya
(*) Médico Pediatra