lunes, 24 de junio de 2013

Torbellino come hombres. (Batalla de Carabobo).


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ*

Hoy se conmemora el 192 aniversario de la batalla que sella la Independencia 

"Un llanero, un pardo, un mantuano y un negro, protagonistas de la épica: el policlasismo, la integración de la sociedad en la lucha de independencia" 

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Cuadro de Tovar sobre la Batalla de Carabobo 

A partir del legendario Sun Tzu se sabe que si una batalla se gana militarmente, la guerra se gana en la política. Y no por el sarcasmo de Aquiles, -"en la guerra los jóvenes mueren y los viejos negocian"-, amargado porque el rey Agamenón le había secuestrado a Criseda. En el torbellino come hombres triunfa quien neutraliza fuerzas adversas, desarma alianzas enemigas y las reubica en sus filas. Es tan inmortal la frase de Von Clausewitz, como el retruécano con el que Mao voltea su sentido cuando escribe "la política es la prolongación de la guerra por otros medios". Y ésta se gana o se pierde por decisiones no militares. Carabobo es la batalla final que decide la Guerra de Independencia y la suerte de Latinoamérica. Y ocurre cuando Simón Bolívar supera los errores políticos desde 1810 y cuaja una estrategia de desarticular las fuerzas enemigas.

Toma la sartén bélica por el mango político, pone las condiciones a su favor y, para rematar, el 24 de junio mete a los realistas en una trampa táctica. Soublette ordena a Bermúdez tomar Caracas y así mantener contingentes realistas ocupados en escaramuzas de Antímano a Petare, como estuvieron desde el 13 de mayo hasta el 23 de junio, el día antes del destino final. Una brillante maniobra de distracción. Ese 23 de junio que Bermúdez derrotado huye hacia oriente, Bolívar ya tenía listas tres Divisiones con 6500 hombres en Tinaquillo para lanzar el zarpazo terminante. La batalla produjo pocas bajas patriotas en una hora que duró: "Nuestra pérdida no es sino dolorosa. Apenas doscientos muertos y heridos", exclamó Bolívar victorioso, exultante.

La nueva estrategia

Desde el empalagoso Eduardo Blanco hasta el casi administrativo Briceño Méndez han relatado incluso los más nimios aspectos de la batalla, para poder hoy analizar por qué, después de 11 años de sangre y derrotas, fracasos heroicos, experimentos criminales, al fin triunfa la Independencia. La llamada Primera República de 1811 (Bolívar hablaba de "etapas de la República") cae al embate de apenas 300 soldados de Monteverde, pero a los que apoyaba más de 70% de la población, pardos, negros e indios. Se inclinaban a los españoles que les habían tendido la mano y no a los blancos criollos que los mantenían en opresión y esclavitud. Luego la Segunda República de 1814 nace manchada por la Guerra a Muerte. Más de la mitad de las tropas realistas eran venezolanos que no desertaron pese el terror del Decreto. Y los espantosos excesos patriotas, lejos de ganarlos, los mantuvieron a distancia.

Cuando entran a Caracas en 1813 la más feroz resistencia es de los esclavos. Boves con su ejército de pardos derrota en La Puerta (1814) a Bolívar y Mariño. Se vengaban de la Ordenanza de Llanos, entre otras (1811) que sancionaba con azotes a cualquier llanero que no tuviera empleo en una finca. El asturiano les ofrecía tierras y sobre todo venganza, canales para su odio.

De enorme significación analítica, quiénes fueron los comandantes de las tres divisiones y otros dramas de Carabobo. El General José Antonio Páez (hoy llamado "traidor" por algún desquiciado) al mando de la Primera División, analfabeta, de valor legendario, caudillo de los llaneros semisalvajes que "montaban desnudos" según O'Leary, "vivían y morían como... quienes no les cupo otro destino que luchar contra los elementos y las fieras" (Páez).

Llaneros galopaban desnudos

La Segunda División en manos del General Manuel Cedeño. Pardo de sangre y uno de los hombres de mayor confianza del Libertador, como para encomendarle detener a Manuel Piar en vías de fusilarlo en Angostura. Al no poder entrar en liza con sus hombres, Cedeño se arrojó solo contra las filas enemigas y consiguió un tiro en la cabeza. Igual la muerte del jefe de la Tercera División, el Coronel Ambrosio Plaza, hijo de la más selecta oligarquía, que también se lanza íngrimo al combate y cae. Y una de las muertes más gloriosas, la de Pedro Camejo, Negro Primero cuya anécdota final no es necesario repetir. Un llanero, un pardo, un mantuano y un negro, protagonistas de la épica: el policlasismo, la integración de la sociedad en la lucha de independencia

¿Cómo sustrajeron la base popular plebeya a los realistas?¿Cómo arrebataron el pueblo para producir la alianza victoriosa? Había que vencer las resistencias de clase y de "raza". Bolívar se estrelló sistemáticamente mientras los patriotas execraron determinados grupos y privilegiaron el mantuanaje. Pero desde 1815 presiona el ingreso de pardos al ejército, a lo que ayudó la "españolización" de la guerra por Morillo con su expedición de 10.000 peninsulares. En 1819 en el Congreso de Angostura, se lanza contra... "La atroz e impía esclavitud que cubría con su negro manto la tierra de Venezuela".

Y factor decisivo fue la incorporación de Páez, cuyas huestes le dan un carácter plebeyo a la lucha, lo que Boves significó para los realistas. Es la Guerra de Liberación Nacional.
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CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |  ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
lunes 24 de junio de 2013.

@carlosraulher

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