domingo, 24 de marzo de 2013

Costumbres y tradiciones de Semana Santa en Venezuela.* (2° revisión)

Gerónimo Yerena Cabrera.


Las cruces de palma bendita.
 ¡Más buscado que palito de romero!
El juego o la apuesta de quebrar cocos.
La quema de Judas.
Las pencas de sábilas
Los estrenos


Ha variado bastante las costumbres desde la colonia hasta nuestros días, sin embargo, aún se conservan en pueblos y ciudades del interior del país muchas de ellas; incluso en los barrios caraqueños aún podemos observar la quema de Juda, la cual es tradicional en el barrio del Cementerio, en la Avenida Los Carmenes, por una familia ( los Olaiza) que lleva más de 60 años manteniendo la tradición.


En los templos católicos se efectúa la ceremonia de la bendición de las palmas el Domingo de Ramos, costumbre que data en Caracas desde su fundación. Tuvo lugar en los dos primeros templos que se fundaron en la ciudad: el de San Sebastián, donde se efectuó la primera misa, y el de San Mauricio; posteriormente, continuó en la capilla del convento de San Francisco y en la Catedral, para realizarse luego en todas las iglesias de la capital y del país.

Se dice, que esta ceremonia causó gran asombro a los indios que tuvieron la oportunidad de presenciarla, y fueron ellos, acompañados de los conquistadores, quienes trajeron la palma bendita o palma de ramos desde el Avila, las cuales lucirían en las manos de quienes acompañaban la procesión.
En algunas ciudades y poblaciones venezolanas elaboran pequeñas cruces que colocan tras la puerta y ventanas, hoy día no es infrecuente quienes acostumbran llevarla, incluso, dentro del carro, colgada del retrovisor. En algunos poblados, aún tienen la costumbre de colocarlas es sitios estratégicos para alejar los rayos durante las tempestades, y a veces queman cruces de palma bendita, o se las hace flotar en el agua de un recipiente que se saca a la intemperie, con el fin de apaciguar la ira de Dios y se calme la tormenta.

Otra costumbre, es dividir la palma en tiras y hacer en ellas treinta y tres nudos, rezando un credo por cada uno de ellos; con esto, por cada credo se alcanza durante el año un favor divino.

En otras zonas acostumbran a recoger plantas de sábila, para colocarlas detrás de la puerta de entrada, como augurio de buena suerte, o también para quemarlas junto con las cruces de palma bendita, para alejar los rayos.

Los estrenos: otra costumbre muy arraigada en la Semana Mayor, en muchas ciudades y pueblos, era y sigue siéndolo, es estrenar ropa y reservar sus mejores trajes para lucirlo en esa oportunidad, quizás es una manera de alabar al Señor.

¡Más buscado que palito de romero!
Expresión muy criolla, utilizada en el argot nuestro, tiene su origen en lo siguiente: los Viernes Santos, se acostumbraba a salir al campo o a los alrededores de los pueblos a buscar siete palitos de romero, los cuales atados juntos tenían la propiedad, a igual que la palma y la sábila, de alejar los rayos y centellas.

Comidas tradicionales en la Semana Mayor.
En las grandes capitales esta costumbre ha desaparecido, pero aún se conserva en algunos lugares del interior. El arroz con leche o con coco, es prácticamente un plato que se come en toda Venezuela actualmente; igual que el juego de quebrar cocos, donde en oportunidades, se presta para hacer apuestas, a veces importantes. En la zona costera se prepara el famoso sancocho de pescado, con su peculiar modalidad en cada región, como es el caso en Guayana con su sancocho de zapoara. En la zona oriental y en los Llanos, es típico el pastel de morrocoy o los preparados con tortuga; y en occidente, sobre todo en Falcón, no pueden faltar los platos preparados con iguana.

La quema de Judas.
Una tradición que aún no se ha perdido es ésta, la cual se celebra el Domingo de Resurrección, consiste en la construcción de un muñeco de tamaño humano, elaborado con ropa vieja. Para el momento de la quema se leía a los asistentes el Testamento de Judas, el cual, generalmente, consistía en críticas a las autoridades locales, al gobierno de turno, o a hechos recientes ocurridos con personajes que afectaban, de una u otra manera, a la región o a la nación. Al legado que Judas hacía de sus pertenencias, estaba adobado con toda clase de picardía, doble intención, chistes y burlas, según el caso lo ameritase, para diversión del público.

yerena.geronimo@gmail.com

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