jueves, 31 de enero de 2013

Dr. Lisandro Alvarado, “polifacético larense”


Eumenes Fuguet Borregales (*)
En la población de El Tocuyo, también conocida como la “Ciudad Madre de Venezuela“, del matrimonio de Rafael Alvarado y Doña Gracia Benigna Marchena, nace el 19 de septiembre de 1858 Lisandro Alvarado, futuro médico, investigador, escritor y políglota . Recibe la preparación inicial en el conocido colegio Concordia, regentado por el profesor Egidio Montesinos su padrino. Concluye la formación media en Trujillo como bachiller en Filosofía en 1874. En Barquisimeto se desempeña como empleado de la botica Olivares  hasta 1878.
El escritor e historiador barquisimetano José Gil Fortoul fundó en El Tocuyo, el periódico  El Aura Juvenil, donde el joven Alvarado escribió varios artículos;  Gil Fortoul diría más adelante de él: "Sabio de gran sencillez adusta, que ironizaba sonriendo como Sócrates y filosofaba dudando como Descartes". En 1878 se dirige a Caracas donde iniciará estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela, egresa el 2 de agosto de 1883, con la tesis: "La Termometría es uno de los grandes adelantos de la patología" y "Diagnóstico de la hernia inguinal". En su época estudiantil entabló gran amistad con el intelectual Cecilio Acosta, quien lo relaciona con políticos, profesionales y personalidades, que le influirían en las diferentes actividades que desarrollará en las áreas de la lingüística, etnología y ciencias naturales; En Caracas conoció y trató a José Martí en 1881; junto a César Zumeta, Luis López Méndez y José Rafael Revenga, perteneció a la Sociedad "Amigos del Saber".  A partir de 1882 se empieza a conocer la producción científica de este eximio paisano, que luego se traslada a la población de Ospino-Portuguesa en 1887, allí casa con Doña Amalia Rosa Acosta Zúñiga con numerosa descendencia. Inicia sus recorridos por casi todo el territorio nacional, incluyendo las regiones habitadas por nuestros primeros pobladores. Estaba en permanente estudio de la flora, fauna, la gente, sus costumbres y lenguas. De amplia capacidad para aprender idiomas,  leía y escribía inglés, alemán, francés, italiano, latín, griego, hebreo, árabe y hasta chino pekinés. En 1888 se encargó de la Medicatura Rural de Guanare; luego  trabajó  en El Tinaco, más tarde en Guanare designado Rector del Colegio Nacional. Es enviado en 1890 como Cónsul en Southampton, Inglaterra, cargo que ejerce por un año al renunciar para dedicarse a la  publicación de sus magníficas obras científicas basadas en sus investigaciones. En 1892 publicó en El Cojo Ilustrado su escrito: Arminio y Dorotea. Fue uno de los fundadores del Ateneo de Caracas en 1893 y Diputado el mismo año a la Asamblea Constituyente. Nos legó un importante material integrado por veinticuatro libros y numerosos ensayos. Escribe en 1893 los estudios sobre la Neurosis de hombres célebres de Venezuela; en 1894  las guerras civiles del país.  En 1903 edita la obra “Ideas sobre la evolución del español en Venezuela”. El 19 de mayo de 1905 la Academia Nacional de Medicina lo recibe  como Individuo de Número; En 1907 publicó en El Cojo Ilustrado su comentario sobre la “Historia Constitucional de Venezuela” de José Gil Fortoul. Tradujo siete de los nueve tomos del Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente de Alejandro de Humboldt. En 1920  radica en Caracas;  trabaja en la Dirección de Política Comercial del Ministerio de Relaciones Exteriores. Su brillante pluma escribe en 1921 “Glosario de voces indígenas de Venezuela”. "Neurosis de Hombres Célebres", "Delitos Políticos en Nuestra Historia", "Historia de la Guerra Federal", "Etnografía Venezolana", y " Alteraciones Fonéticas del Español en Venezuela". La Academia Nacional de la Lengua lo recibe el 23 de abril de 1922, ofreciendo el discurso  “La Poesía Lírica en Venezuela en el Último Tercio del Siglo XIX”.  La Academia Nacional de la Historia lo recibe el 29 de abril de 1923, con su discurso de incorporación: “Movimiento Igualitario en Venezuela”. Igualmente “Miembro Honorario de la Sociedad de Americanistas de París”; fue miembro correspondiente de corporaciones científicas extranjeras. Condecorado por el Gobierno de Francia; el gobierno nacional le reconoce sus grandes aportes otorgándole la “Orden del Libertador en su Tercera Clase”. En 1829 escribe en la revista "La Primera Piedra de Valencia", el poema "Ruinas. Fallece de un ataque de hemiplejia en Valencia, el 10 de abril de 1929”. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 14 de mayo de 1980. La Universidad Centro Occidental, instituciones educativas, calles y avenidas, se honran llevar su nombre. 

(*) Gral. de Bgda.                                                                                          churuguarero77@gmail.com

                                                                                                                                            @eumenesfuguet+
Historia y Tradición

martes, 29 de enero de 2013

UN REY EN EL CONSEJO

Germán Fleitas Núñez de Cáceres* 


Una mañana de 1952 llegó a nuestra casa Misia Naná acompañada de otras señoras; venían cargadas de flores, copas de cristal, jarras con hielo y frescos de lima y de naranja y anunció con voz solemne: “Vamos a prepararnos porque viene El Rey, ya salieron de Caracas”. Nadie preguntó cual rey ni de dónde sino que enseguida se puso la mesa, se adornaron los floreros, se acondicionaron los baños con jabones nuevos y paños limpios, y una cama por si Su Majestad deseaba reposar. Mientras se hacían los preparativos yo me senté en el corredor y le di vuelo a mi imaginación y a mi fantasía porque aparte de los disfraces en el carnaval de la escuela “Juan Uslar”, jamás en mis once años de vida, había visto a un rey de verdad. Lo que más despertaba mi curiosidad era imaginarme la carroza en la que vendría,  el traje y la corona.
No sabría decir cuantos minutos u horas se prolongó la espera, todos sentados en el corredor hasta que apareció una camioneta “Jeep” verde manejada por el doctor Gustavo y a su lado, en el asiento del copiloto venía nada menos que Su Magestad El Rey.
Era un hombre alto, elegante, apuesto, cincuentón, que más parecía un artista de cine que un monarca. En lugar de capas y coronas vestía lo que entonces se llamaba un “slak” que consistía en un pantalón con camisa manga larga del mismo color, casi siempre beige, correa de la misma tela con un estuche de anteojos “Rayban” unas botas y un sombrero de hule muy de la época. Venían acompañados de otros carros y de muchas personas desconocidas para mí, entre quienes logré identificar a un maestro de La Victoria que visitaba mi casa con frecuencia y me llamaba la atención porque algunas veces cargaba los bolsillos llenos de piedras; se llamaba José María Cruxent, director del Colegio Santa María de doña Lola de Fuenmayor.
Era el Rey Leopoldo III de Bélgica quién había abdicado al trono de su país dos años antes, en  favor de su hijo mayor el famoso y bien recordado Balduino, recién casado con la princesa española Fabiola de Mora y Aragón. El Rey había nacido en Bruselas en 1901, hijo de Leopoldo II;  su hermana María José fue la última reina de Italia. Ascendió al trono en 1934 y durante la Segunda Guerra Mundial,  en lugar de huir hacia Inglaterra como hicieron muchos de  los monarcas y demás gobernantes europeos para dirigir desde allá la resistencia, decidió quedarse en Bruselas para correr  la misma suerte de sus súbditos. Cuando su patria fue invadida, solicitó ayuda a Inglaterra y Francia pero le fue negada. Ante la inferioridad de sus ejércitos y la superioridad aplastante del enemigo decidió rendirse para no derramar ni una gota de sangre belga. Hecho prisionero por los nazis permaneció preso primero en Bruselas y luego en Alemania y  Suiza, hasta que terminada la guerra, fue liberado y regresó a su país. Había casado por primera vez en 1926 con Astrid de Suecia la madre de Balduino y del hoy Rey Alberto II y viudo, casó por segunda vez, en 1941 (6 años después)  con Lilian Baels con quien tuvo tres hijos.
Pero Su Majestad tenía una pasión que era la “antropología social”. Experto arqueólogo y antropólogo, se había conocido en una expedición por el África, en el entonces llamado Congo Belga,  con el Profesor Cruxent padre de la arqueología venezolana.
Esperó pacientemente que su hijo cumpliera la mayoría de edad el 16 de julio de 1951 y abdicó a la corona para dedicarse a lo que realmente le gustaba que era la antropología social.
Viene a Venezuela, huésped de la familia Herrera en su hacienda de “La Vega” y se reencuentra con su viejo amigo Cruxent quien acaba de regresar del Alto Orinoco con la expedición que encabezada por Frank Rísquez Iribarren, descubrió las cabeceras del imponente río el 27 de noviembre de 1951 en el “Cerro Delgado Chalbaud”. Convenció al Rey y fueron a tener al cerro “Autana” en el entonces Territorio Federal Amazonas.
En el pueblo se regó como la pólvora la presencia del rey, muchos consejeños viejos lo conocieron y lo recordaban. Corrió  un chisme que recuerdo con mucha claridad: se decía que el monarca no andaba con su esposa quien se había quedad en Bruselas en una silla de ruedas como consecuencia de un accidente automovilístico; que andaba con su amante, prima de su esposa. Mucha gente me preguntaba por las damas que andaban, como eran, si había notado algo raro. Nunca dije nada porque no me había fijado, pero después de grande, averigüé y todo era falso con una pequeña dosis de verdad. El fatal accidente si ocurrió pero en 1935 (17 años antes) y en el mismo, murió instantáneamente la adorada reina Astrid; y seis años después, el rey viudo contrajo segundas nupcias con Lilian Baels, pero ante la oposición del parlamento, se tuvo que casar escondido y el pueblo belga se enteró mucho después. Fue un escandalazo en Bélgica; lo que no sabemos, es cómo llegó la noticia hasta El Consejo. Otro chisme romántico bellísimo, coronaba los comentarios, porque decían que al llegar al Cerro “La Esmeralda”, subyugados por la belleza del imponente monumento natural mil veces fotografiado por el rey, los enamorados se prometieron que si tenían una hija, se llamaría Esmeralda.
De los informes publicados no consta que en la expedición hubieran participado mujeres. Recorrieron el Caño Casiquiare, el Río Negro, la Piedra del Cocuy, subieron al “Autana”, cerro sagrado de los Piaroas quienes lo llamaban “Paraka Wachoi” porque  allí habitan los dioses y de lo alto bajaban todos los frutos (fueron los primeros hombres blancos en escalarlo) y descubrieron una laguna que bautizaron como “Lago Leopoldo”. Además del rey iban entre otros el profesor Cruxent, Napoleón Dupuy, el médico Van Dosmel, Aníbal Romero fotógrafo, Juan Cantó cocinero y el coronel Tomás Pérez Tenreiro, ilustre historiador, designado edecán del Rey, a quién le fue concedido el título de Marqués de Monte Rinaldo.
Continuó su actividad científica en muchos otros países, se publicaron libros e hicieron exposiciones durante tres décadas más. El Rey cumplió su promesa; el 30 de septiembre de 1956 en la lejana Bruselas nació La Princesa María Esmeralda Adelaida Liliana Ana Leopoldina o simplemente: “la Princesa Esmeralda”. Ya habían nacido sus hermanos Alejandro Manuel y María Cristina antes del interesante viaje de su padre. Esmeralda es periodista y ecologista como su padre; está casada con el científico hondureño doctor Salvador Moncada ganador del Premio Príncipe de Asturias en 1990 y junto con tres compañeros más, por haber inventado una vacuna contra la fiebre amarilla, recibió el Premio Nobel de  Medicina. Tienen dos hijos llamados Alejandra Leopoldina y Leopoldo Daniel.
El Rey murió el 25 de septiembre de 1983 (31 años después de haber estado en El Consejo) a sus 81 años. Junto a su lecho, el mejor testimonio de su amor por un país que lo recibió con cariño y con el cual intercambió nombres. Dejó su real nombre al “Lago Leopoldo” y se llevó de nuestra imponente montaña, el nombre para su hija “Esmeralda”, a quién  llegaron a llamar y aun  llaman “La Princesa del Orinoco”.




*Msc en historia de Venezuela, abogado y cronista de La Victoria.








 












jueves, 24 de enero de 2013

Roof Garden del Hotel Madrid, Caracas



Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
Crónica de Caracas en canciones
Esquina de la Torre

Orquestas de Billo Frometa

“El cochero Isidoro” El último cochero de Caracas

Tomás Maza, el penúltimo cochero de Caracas.

 “Sueño caraqueño”

 “Epa’ Isidoro”
El antiguo y famoso Hotel Madrid, cuyo edificio data de finales del siglo XIX, estaba situado en el ángulo noreste de la esquina de la Torre, en todo el frente de la torre de la Catedral de Caracas. El edificio se llamaba  Edificio Alcázar. Fue en este hotel donde originalmente estuvo ubicada la Cervecería Strich/Donzella  antes de mudarse entre Torres y Principal. En la amplia terraza del hotel se instaló una de los mejores salones de fiesta caraqueñas: El Roof Garden, que junto con La Suiza, El Trocadero, el Lonchamps y el Sans Souci, fueron los sitios predilectos de los caraqueños para disfrutar de la diversión nocturna, del baile y de los espectáculos que allí se presentaban. Fue lo que se llamó: “té danzante” o “Los vermut de los domingos por la tarde”. Los días de semana generalmente funcionaban de martes a sábado en la noche, con horarios variados dependiendo del salón.

En el caso del Roof Garden, los días de semana funcionaban de 9 p.m a 4 a.m. Cuando la orquesta "Mingo and his Wopee Kids" terminó su contrato y abandonó el Roof Garden del Hotel Madrid, coincide con la feliz llegada a nuestro país del famoso e inolvidable Luis María Frómeta, quien había llegado a Venezuela un 31 de diciembre de 1937, y esa misma noche debutó en el Roof Garden contratado por  los hermanos Sabal, con su orquesta Billo’s  Happy  Boys.

En el año 1939 por problemas diversos se disolvió la orquesta y la mayoría de los músicos dominicanos o regresaron a su país o trabajaron en otros grupos musicales. Billo decidió organizar la orquesta con músicos venezolanos y un sólo dominicano que lo acompaño; para mediado del año de 1944 ya tenía formada la nueva orquesta que la llamó: Billo’s Caracas Boy. El estreno de la “Billo´s Caracas Boys” fue el día 31 de agosto de 1940, nuevamente en el Roof Garden, precisamente donde Billo debutó en el país. De allí en adelante es historia conocida para todos los venezolanos quienes lo adoptamos como uno de los más queridos y brillantes paisanos, y el músico que más le compuso y quiso a nuestra apreciada Caracas, La Sultana del Avila.

Es de hacer notar, que luego de este cambio de estilo con la participación de Billo en el Roof Garden, el establecimiento se hizo más famoso de lo que ya era, y a partir del inicio de la década de los cuarenta Caracas empieza a ser una ciudad de vida nocturna mucho más prospera. Para ese entonces con la llegada de Billo, mi abuelo materno Macario Isidoro Cabrera González “El Cochero Isidoro” (Tenerife 1880-Caracas 1963), el último cochero de Caracas, quien tenía uno de sus puntos, entre  las esquina de Bolsa a Padre Sierra o frente al Club Venezuela, decidió trasladarse entre  las esquinas de Torres a Gradillas y dedicarse a trabajar sólo de noche; según él, porque ya estaba la ciudad con muchos carros en las horas diurnas, y porque, durante las noches, conseguía mejores clientelas en ese punto, sobre todo, luego del debut de Billo, a quien conoció en enero de 1938 e hizo una progresiva y silenciosa amistad hasta su muerte.

Fue ahí donde Billo oyó por vez primera el saludo de  Epa’ Isidoro, dado por los transeúntes y los choferes que por allí pasaban, cosa que le llamó mucho la atención. Ya, a los inicios de esa época se había retirado el penúltimo cochero, el señor Tomás Maza en el año de 1940.

En el año de 1958 Billo saco un LP para celebrar sus veinte años de haberse iniciado en el Roof Garden del Hotel Madrid, y lo denomino: Recordando al Roof Garden.


Crónica de Caracas en canciones

Para la celebración del Cuatricentenario de Caracas, Billo compuso dos canciones que hacen historia. La primera, SUEÑO CARAQUEÑO” es una excelente crónica de Caracas compuesta en 1964, donde menciona todos los sitios emblemáticos de la Caracas de los años treinta y cuarenta que él conoció, y los acopla de un manera brillante; como son o fueron:

“Los pasteles del Tricás después de misa”.  El Tricás era una panadería en el centro de Caracas, quedaba cerca de la Plaza Bolívar, donde se reunía la gente a tomar café y comer pasteles, era un sitio muy selecto, donde la gente se comía un pastelito y un café por real y medio, y ese era un precio muy caro para la época. 

“El Pampán de Gradillas a Sociedad”, una especie de panadería y pastelería, donde la gente se reunía a oír música y comer cosas menudas, pero no se bailaba. 

“Los vermuths los domingos por la tarde/ Donde toda la cuerdita iba a bailar”. Como mencionamos, era la costumbre de los caraqueños de ir a bailar a estos salones.

“Se acabó la media lisa de Donzella”. Para la época de Billo, la cervecería estaba ubicada de Principal a Santa Capilla, que fue la última mudanza(la sexta) en el año de 1936. Ya en la original cervecería situada en el Hotel Madrid, el señor Strich había ideado y popularizado la Lisa y la Media Lisa luego de la Primera Guerra Mundial.  

“Jaime Vivas y El Trianón, se fueron ya”. Eran restaurantes muy populares. El primero se mudo de la Candelaria a Sabana Grande, hace unos cuantos años, y aún existe

“Ni la India, ni La Francia y La Atarraya”. ”.  La India quedaba de Gradillas a Sociedad, al lado del Palacio Arzobispal, en pleno centro.  “La Francia” quedaba en la esquina de Los Monjes.  Ambas eran heladerías donde al mismo tiempo servían licor.  Se dice que los helados eran espectaculares.  “La Atarraya”, quedaba cerca de la Plaza San Jacinto. Era una bodega grande donde se expendía de todo.



“Perecito en Palo Grande, ya no está”.  Era el famoso “Bar de Perecito”. Quedaba en el sector Palo Grande en San Martín, fue también una arepera muy concurrida. Allí asesinaron a puñaladas al boxeador Oscar Calles. Ya no existe.



Ya no queda ni el Roof Garden ni La Suiza”.  El Roof Garden y La Suiza, como ya lo expusimo eran salas de baile.  La Suiza quedaba en Caño Amarillo.



“El frontón de Jai Alai no existe ya”.  Era un sitio visitado por muchos extranjeros que practicaban este extraño deporte para el caraqueño: JaiAlai. Se llenaba de curiosos por la novedad del juego.  Quedaba donde funcionó la Creole Petroleum Corparation y luego funcionó allí la Seguridad Nacional en la avenida México.



“Las muchachas ya no van por La Planicie”.  En esa época los jóvenes y niños iban a patinar.



“Y a Los Chorros casi casi nadie va”Actualmente, dado que Caracas carece casi casi de sitios de recreación, aún lo visitan, sobre todo, los domingos.









“SUEÑO CARAQUEÑO”. 

“Han cambiado mi Caracas compañero

Poco a poco se me ha ido mi ciudad

La han llenado de bonitos rascacielos

Y sus lindos techos rojos ya no están



Los pasteles del Tricás después de misa

El Pampán de Gradillas a Sociedad

Los vermuts los domingos por la tarde

Donde toda la cuerdita iba a bailar



Se acabó la media lisa de Donzella

Jaime Vivas y el Trianón se fueron ya

Ni la India ni la Francia y la Atarraya

Perecito en Palo Grande ya no está



Ya no queda ni el Roof Garden ni la Suiza

El frontón de Jai a lay no existe ya

Las muchachas ya no van por La Planicie

Y a Los Chorros casi casi nadie va... “



La segunda, porque inmortalizo  a su amigo Isidoro, quien había dejado el coche en el año de 1961 y murió en  1963, ya sólo recordado por un pequeño grupo de caraqueños de mitad de siglo XX, por la canción de Billo, y por sus familiares que aún lo tenemos presente en nuestros corazones.

                                         EPA’ ISIDORO

                                            Epa, Isidoro,
                                            buena broma que me echaste
                                            el día que te marchaste
                                            sin acordarte de mi serenata.

                                              
Epa’, Isidoro,
                                           cuando vuelvas por Caracas,
                                           explícale a las muchachas
                                           que te fuiste lejos, sin decir adiós.

                                           Y sigo pensando
                                           que ese viaje tuyo no era necesario,
                                           ahora que Caracas
                                           está celebrando cuatricentenario.

                                           Epa’, Isidoro,
                                           por las calles de los cielos
                                           en tu choche roto y viejo
                                           la cuerdita nuestra te recordará...


miércoles, 23 de enero de 2013

Juan Pablo Duarte y su oculta vida en Venezuela

 Éumenes Fuguet Borregales*

La verdad es que poco se sabe del exilio del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, también no hay ninguna referencia en los libros
dominicanos, ni se le ha dado la debida importancia en los planes de
educación y los esfuerzos que actualmente realiza el Instituto
Duartiano, con el apoyo de la Secretaría de Estado de Educación para que en todas las escuelas del país se imparta dicha enseñanza.

Las causas  principales de su partida fue por la saña y el odio con el
que fue tratado por el gobierno dominicano,  también fue objeto de
persecución por parte del ejército haitiano, que allanó varias
viviendas de Santo Domingo a fin de capturarlo, Duarte con 28 años y otros trinitarios se embarcan rumbo a Venezuela, adonde llegaron el 23 de agosto luego de tocar Vieques y Saint Thomas.

Debía, en principio tratar de salvar su vida y la de sus familiares
perseguidos, razón quizás por la que todo el tiempo escondió la
existencia de sus dos hijas, Carmen Sandalia (1841) y Sinforosa Duarte Diez (1843), fruto ambas de la relación con su prima Vicenta Diez.


¿Por qué eligió la familia Duarte a Venezuela y no a Puerto Rico, Cuba o Curazao, que eran lugares más cercanos? Se cree que Duarte permaneció por un período de treinta y un años y que gracias a la familia Diez y a sus tíos, los hermanos Diez, tenían buena posición económica en Venezuela, tuvieron amparo y pudieron sobrevivir, también tenía una posición económica y social airosa y amigos políticos muy encumbrados. Para el momento, el casco central de Caracas estaba habitado por los ciudadanos más prominentes del país, como ejemplo podemos mencionar que la casa en la que vivió el General Duarte hasta sus últimos días, quedaba a unas cinco cuadras de la casa de la familia Bolívar, donde nació El Libertador Simón Bolívar.

En estos primeros años de la llegada de Duarte a Venezuela, este país está sumamente convulsionado y se debate entre diversos intereses políticos: por un lado estaban los militares veteranos de la Guerra deIndependencia que ejercían fuertes presiones por encargarse del poder tras la creencia de que por el solo hecho de su participación en la guerra les hacía meritorios para ello, tales como José Antonio Páez (primer Presidente de la República), Carlos Soublette y los hermanos José Tadeo y José Gregorio Monagas, también Presidentes sucesivos.Por otro lado, el Partido Liberal, recién formado y que iniciaba una fuerte lucha para encargarse del poder, eran los comerciantes e intelectuales del ámbito civil que impulsaban las ideas del desarrollo del país según las recién estrenadas ideas liberales –sobre todo en lo económico-, mediante las cuales se presentaban como el sector más idóneo para regir los destinos de la nación

En las ciudades, la constante eran los arrestos, persecuciones y
confiscaciones de bienes y, en el campo, alzamientos, montoneras y
guerrillas, lo que hacía que se caldearan los ánimos y se mantuviera
el país en una permanente zozobra, al punto de que podría afirmarse, sin temor a equivocarnos, que Venezuela a lo largo de todo el siglo XIX vivió una sola guerra civil, con algunos, muy pocos, momentos de calma.Ante tal inestabilidad política y en su condición de extranjero y exiliado, para más señas, por el gobierno dominicano que en algunos momentos fungía como aliado de Venezuela, Juan Pablo Duarte decide no comprometerse –mucho menos a su familia- e internarse en lo más recóndito del país.

Dirige su rumbo hacia la población de San Carlos de Río Negro (hoy Municipio del estado Amazonas) con intención clara de pasar
inadvertido.Esta región, habitada en su mayoría por tribus indígenas
como los makiritares y los piaroas, y por comerciantes que se
dedicaban al comercio fluvial es la que se encuentra Juan Pablo
Duarte, y de allí que sea la razón principal por la que muchos de sus
biógrafos pensaran en su condición de apóstol y de misionero. Se hace realmente difícil pensar que un hombre de letras –en su condición de políglota por sus estudios en Europa- pero más difícil aún, en su condición de conspirador político y de guerrero militar en su país natal, el General Duarte se haya dedicado en esas selvas al arte de la contemplación.

Su estadía por las selvas vírgenes y en convivencia con los indígenas de la región fue de aproximadamente doce años, poco se sabe de los pasos que dio el fundador de la nación dominicana en la selva. Sus registros fueron destruidos, pero, también gracias a los datos aportados por su hermana, se tiene certeza de que se estableció para1856 en la región del Apure donde se habían trasladado muchos de los intelectuales, políticos y militares inconformes con la manera como se administraba el país desde el gobierno central y trabó amistad con un clérigo con quien aprendió portugués e historia sagrada.

Memorias de su estadia por la selva
“Las relaciones de mis viajes, las costumbres de los pueblos que
visité, corrieron la misma suerte que mis trabajos sobre la Historia
de mi patria (…), fueron destruidos”.

No nos podemos olvidar el caso del primo hermano de Duarte, doctor Manuel Antonio Diez, político y prominente intelectual, quien fue Presidente Encargado de Venezuela y quien declara que admira a su primo Juan Pablo.

Duarte  merece  todo el respecto, pero además; merece que el pueblo sepa la verdad sobre los hechos y que la constitución Dominicana le de derechos patrimoniales a los descendientes de esa familia. La descendencia del Patricio Juan Pablo Duarte, convive en Puerto Rico y en Venezuela, sin que ningún nacionalista Dominicano le interese desentrañar el linaje del “Cristo de la Libertad”.

“Muero tranquilo amada patria mía porque se que eres libre y que
siempre lo será.” Duarte


*Gral Bga 
churuguarero77@gmail.com

martes, 22 de enero de 2013

Crónica del primer coche de automoviles ocurrido en Caracas.

Johnny Díaz A.

“UN PROBLEMA QUE NECESITA SOLUCIÓN”
“Caracas Julio 12 de 1913.–
Nosotros lo habíamos predicho. Tarde o temprano iba a suceder lo inevitable. Ayer por desgracia, los hechos nos dieron la razón.
A las once y media de la mañana, cuando el Dios Febo estaba en su esplendor, dos de esos vehículos de motor que llaman impropiamente automóviles, y que andan por esas calles a 15 y hasta a veinte kilómetros por hora, tuvieron un encontronazo nada menos que en el ombligo de la ciudad, en la propia esquina de las Gradillas.
El vehículo manejado por el joven Gustavo Zingg  “chocó” (si se nos permite usar este galicismo), con el otro que conducía el ingeniero alemán que fue traído con este objeto por la casa Blohm de esta ciudad.
Este espectáculo, casi terrorífico, no se había visto jamás en la Capital y puede afirmarse, sin cometer pecado, que todo Caracas desfiló por las Gradillas a mirar el estado en que por justo y merecido castigo quedaron los dos coches. A tal punto llego la marejada humana que el gobierno del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Caudillo de Diciembre, siempre vigilante de la tranquilidad colectiva, tuvo que sacar la caballería y ocupar las cuatro bocacalles de la Plaza Bolívar.
Y ahora nos preguntamos nosotros: Es esto civilización? Podrá seguir tolerando toda una ciudad que corran por sus calles, como alma que lleva el Diablo, flamígeros aparatos de hierro? Y todo porque a un millonario de la Gran Nación del Norte, quien según informa el cable francés se llama Enrique Ford, se le ha metido en la cabeza hacer dinero de esta forma?
Pero todavía hay tiempo de ponerle remedio al mal.
De aceptar nuestra reiterada proposición de que esos aparatos solo se les permita circular por los caminos y que se las marquen zonas de salida y llegada en los extramuros de la ciudad. Así se evitarían catástrofes mayores y Caracas podría seguir conservando su hermoso aspecto de la ciudad seria, en donde los coches de caballos van y vienen sazonando la vía con los agudos dichos del cochero y las travesuras fisiológicas de las nobles bestias.
Y no solo la prensa, el cuarto poder como tan acertadamente la llamara el Libertador, sino también la Iglesia, suprema guardián de las buenas costumbres, ha dejado oír su voz contra estos aparatos. El joven e inspirado predicador Pbro. Jesús María Pellín, fustigó el domingo pasado, en misa de 11, a los que él llamó con toda propiedad “amicis rerum novarum” (amigos de las cosas nuevas), como de estos aparatos satánicos que comparó al carro de fuego en que el profeta Elías desapareció con dirección al cielo.
Que hablen los otros. Que hable la ciencia. Que hable el doctor Luis Razetti y diga si un organismo puede aguantar el desplazarse a 20 kilómetros por hora. Que hable el Dr. Delgado Palacios, nuestro más eminente químico y explique si con el ingrediente tan peligroso que llaman gasolina no puede inflamarse y producir una reacción en cadena que acabe con la ciudad. Que hablen los jóvenes doctores Pepe Izquierdo y Enrique Tejera. Que hablen todos. Que no se callen, que la ciudad y la patria están en peligro.
Nuestra consigna ¡Atrás automóviles!. Sigue siendo la voz del patriotismo y del buen sentido venezolano. La posteridad habrá de agradecernos haberla librado de esta tremenda amenaza!.
“Tomado de un diario local”
Aquí te remito estas fotos que corresponden a la fecha y son parte del texto.
http://www.municipiourdaneta.com/blog/wp-content/uploads/coche3.jpg

http://www.municipiourdaneta.com/blog/wp-content/uploads/coche1.jpg