sábado, 14 de julio de 2012

El uso de la J y la G en nombres propios. Jerónimo vs Gerónimo


Profesor Domingo Ruiz Guzmán*
La J con sonido de Y consonante procede del  Griego Ierónimos, compuesto de dos raíces: Ieros = sagrado + Onoma = nombre, o sea, "Nombre Sagrado". El sonido de la I (Iota) Griega ante vocal, está  representado en  Castellano por la Y consonante, como en Yerena. La I (iota) Griega pasó a representarse en Latín como I consonante, como J y como Hi, siempre con sonido de Y consonante Castellana: Ieremías, Iésus y Hierónimo (filósofo rodo), y en Castellano, como J en Jerónimo (Santo, Doctor de la Iglesia), donde la Iota Griega pasó a tener sonido de H aspirada. Cuando la Iota se escribe con G, como sucede en el Francés Gerome, y en el Inglés Geronimo, la G tiene sonido de Y consonante Castellana; de ahí procede la confusión. O sea que resumiendo, la escritura y pronunciación  correcta en castellano debe ser Jerónimo.
Es de hacer notar aquí la influencia de los Guanches o Canarios, quienes formaron el  setenta por ciento de las  Expediciones Españolas participantes en el Descubrimiento, Conquista y Colonización del Nuevo Mundo Hispano, quienes dejaron su huella en el  Español Atlántico o Castellano Koiné (común) hablado en un principio en Canarias, donde el Español ortodoxo Peninsular era un idioma extraño, que nunca se llegó a  hablar bien, y hoy lo hablamos más de 300 Millones de Hispanohablantes, en el Nuevo Mundo Hispano, donde existe en la fonética el Seseo, el Yeyeo y el Leleo (término este  último de mi creación), así como la no diferenciación entre R/L,  J/G y V/B. De ahí Febres/Febles, Gerónimo por Jerónimo, Yerena por Llerena, y Venezuela por Benezuela. Yo defiendo la tesis de  que ambas formas deben considerarse correctas, pues los idiomas son como los seres vivos, que evolucionan: nacen, crecen, se reproducen y dan paso a sus hijos, siendo  las mayorías cultas las que imponen su corrección.
Los Guanches o Canarios fueron llevados por los Españoles, en los siglos XIV y XV, a la Península, primero a Aragón, y  luego al Levante y Andalucía, llegando hasta Extremadura. Fueron asignados  principalmente a las labores del campo  (Agricultura y Ganadería). Al final, su Punto de Arribo era Sevilla. Fueron bautizados con nombres Cristianos y apellidos Españoles, perdiendo en casi su totalidad sus nombres autóctonos, quedando muy pocos como  Guánchez, Bencomo, Tacoronte, Alfaro y Baute. Su vida era muy  difícil, por ello, cuando surgió la oportunidad de enrolarse como miembros de las Expediciones  al Descubrimiento, Conquista y Colonización  del Nuevo Mundo, lo hicieron,  corriendo los riesgos de la Aventura, a cambio de Nuevos Horizontes. Luego continuarían haciéndolo desde las Islas, en forma continuada, hasta nuestros días, dando el nombre a  Venezuela, su sangre, su trabajo creador, sus costumbres, su idiosincrasia y su lenguaje castellano característico. El Canario  llegó con su  familia para quedarse, fundar su hogar e integrarse, participando plenamente  de las ilusiones, vicisitudes, defensa, alegrías y desdichas de Venezuela.

*Filólogo. 
Canario, ilustre hijo adoptivo de nuestra Patria.

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