jueves, 26 de abril de 2012

JOSÉ AGUSTÍN CATALÁ, EDITOR

Oldman Botello Debía estas notas al gran amigo desaparecido a fines del año pasado. Tuve amistad con José Agustín Catalá desde 1980, aunque esporádicamente lo visitaba en su bunker de Maripérez, la Editorial Centauro. Catalá murió a los 96 años cumplidos, pues había nacido en Guanare el 11 de febrero de 1915, del matrimonio de don Juan Catalá Arráiz y doña Teresa Delgado Torrealba. El primero de ancestros españoles y guayaneses y la segunda de cepa guanareña y acarigüeña. Está documentado en el Diario del general Piar escrito por Pedro Briceño Méndez y en una obra de Bartolomé Tavera Acosta que el español don Agustín Catalá, casado con guyanesa y con hijos nacidos en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), estaba presente durante el asedio de las tropas patriotas a esa urbe en 1917 y el cual se mantuvo hasta mucho tiempo después. Una vez liberada Angostura del yugo español en 1918, Agustín Catalá se hizo patriota y sus hijos se radicaron en Guanare, bien lejos de Guayana y donde el padre de nuestro biografiado ejerció funciones concejiles a fines del siglo XIX. Muy joven, José Agustín Catalá sufrió los rigores de la cárcel en 1934 cuando publicó en el semanario Orión de Maracaibo un artículo que tomaba como base el libro de Joaquín Trincado, el famoso espiritista, Conócete a ti mismo. Lo había escrito el poeta victoriano Luís Ramón Cerró y en cadena hubo otras detenciones en La Victoria “para averiguaciones”: Santos cerró (que era espiritista y comunista a la vez), Ruperto Oramas, Ramón Mena, Mamerto López, Eduardo y Juan Barreat, Santiago Barrios, Luís Hederich, entre otros, que permanecieron tras las rejas cuatro meses. Fue allanada la sede de la Cátedra Filosófica espiritista La Verdad que había fundado don Guillermo Blank y decomisaron 24 libros de la biblioteca. José Agustín Catalá vivió una vida política agitada, aunque no tuvo militancia. Siempre estuvo al lado de las organizaciones socialdemócratas, lo que no obstó para mantener lazos cordiales con personalidades vinculadas a distintas ideologías y credos. Se hizo editor desde mediados de los años cuarenta y dio sus frutos con la editorial El Centauro. Se recuerda que Catalá fue el editor del famoso Libro Negro contra la dictadura perezjimenista, a plena luz del día, con las ventanas de su empresa abiertas mientras rodaban impresas las páginas denunciando a la dictadura y sus crímenes. Estuvo preso en la cárcel de Ciudad Bolívar junto con Ramón J. Velásquez y Simón Alberto Consalvi, entre otros dirigentes políticos. Permaneció allí hasta el 23 de enero de 1958. Catalá era un hombre de fuerte carácter cuando lo ameritaba. Gritaba, hablaba fuerte. Todo lo contrario conmigo. Lo hacía reír a mandíbula batiente con alguna de mis salidas chuscas. Lo conocí en 1980 y nos apreciábamos entrambos. Fue mi editor. Publicó Maracay Noticias del viejo Valle en 1982, Historia de Maracay en 1987 y mi biografía de Pedro Pérez Delgado, Maisanta (2005), de quien creemos era su pariente materno lejano. Cada vez que me regalaba un texto suyo me escribía en el autógrafo “su viejo editor” y en su último libro, sus memorias de 2007, anotó: “Para Oldman Botello, historiador, amigo, venezolano de envidiable talento, con admiración y con afecto, J. A. Catalá”; fue el 27 de junio de 2008. Catalá tenía especial cariño por Maracay, ciudad adonde lo aventó la dictadura perezjimenista y debió alejarse del rol de editor para instalar una estación de gasolina en la calle Bolívar cruce con Campo Elías, el Servicentro Esso Tacarigua. Debía sobrevivir y mantener una familia. Cada vez que Pérez Jiménez venía a Maracay, Catalá era detenido y llevado a Caracas; cada semana debía presentarse en la Seguridad Nacional. Como editor publicó decenas de libros claves para la comprensión de la historia y la política venezolana. Federico Brito Figueroa, José Vicente Abreu, que fue su yerno; Ramón J. Velásquez (Confidencias imaginarias de Juan Vicente Gómez), Manuel Caballero, José León Tapia, a quien publicó sus obras completas y el libro sobre Maisanta que tiene varias ediciones, numerosos textos sobre la dictadura de Pérez Jiménez y un largo etcétera. No publicó las memorias de su amigo Rómulo Betancourt porque no existían, así nos lo confesó. “Rómulo era muy desordenado y no las escribió; solo dejó su archivo personal”. Rindo homenaje de recordación al gran amigo desaparecido. Paz a su alma. oldmanbotello@hotmail.com

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