domingo, 23 de mayo de 2010

Monseñor Ramón Ignacio Méndez

Eumenes Fuguet Borregales (*)


Brillante presbítero, de clara inteligencia, carácter y de gran imaginación, tercer Arzobispo de Venezuela; digno servidor a la Patria y a Dios. Nacido en Barinas el 31 de mayo de 1775, hijo de Don Diego Méndez y Doña Gertrudis de la Barta y Fernández. Luego de recibir las primeras enseñanzas en el lar nativo, es enviado a Caracas en 1790 al Seminario Santa Rosa de Lima, para realizar los estudios superiores, pudiendo obtener luego de larga preparación y perseverancia, el titulo de bachiller, la licenciatura y maestro en filosofía, Derecho Canónico y Civil. Recibe en Mérida las primeras órdenes sagradas; por parte del Obispo de Caracas obtiene el presbiterato en 1797; su primer cargo lo ejerce en Barinas como Teniente Vicario. Gracias a su iniciativa y vocación observada por sus superiores, permiten su traslado a la Catedral Mérida hasta 1803, cuando el Obispo lo asciende a Provisor y Vicario General, cargo aprobado por el capitán general de Venezuela Manuel de Guevara Vasconcelos (1740-1807). El sacerdote Ramón Ignacio Méndez cumplió en Mérida una excelente labor docente en el Real Colegio de San Buenaventura; siendo recompensado en 1803 con el nombramiento de Rector de dicho centro de estudios; con esa actividad realizada hasta 1809, logra conferir grados mayores y menores en Filosofía, Teología y Cánones. En 1810 regresa a Mérida, año del memorable 19 de abril; la Junta Superior de Gobierno surgida en apoyo al movimiento caraqueño, lo designa Diputado por Guasdualito al Congreso que se reunió el 2 de marzo de 1811. El presbítero Ramón Ignacio Méndez con tal representación, el 5 de julio, aprueba la propuesta de independencia y uno de los firmantes del Acta respectiva firmó el Acta de Independencia. Llegó a ejercer la vicepresidencia del Congreso cargo que se turnaba entre los diputados. En 1812 luego de la pérdida de República es detenido en Barinas y llevado a los calabozos de Puerto Cabello, logrando su liberación a los pocos meses ante el avance exitoso del futuro Libertador en la el desarrollo de la Campaña Admirable. El sacerdote se interna en la selva de Casanare en 1814, incorporándose mas adelante al ejército llanero comandado por el "Centauro" Páez en la campaña realizadas en 1815 y 1816. Estará en Guayana en 1817 a las órdenes del sacerdote José Félix Blanco, prestando servicios en las Misiones del Caroní, integrada por veintidós comarcas indígenas con una población de veinte mil habitantes, proporcionando alimentos, caballos y animales de carga en apoyo a las operaciones militares en Guayana. Asistente como Diputado por Barinas al segundo Congreso reunido en Angostura el 15 de febrero de 1819. Este ilustre prelado fue designado de nuevo representante ante el Congreso a reunirse en Cúcuta en 1821. Nombrado en 1824 Arcediano de la Catedral de Caracas, al año siguiente es enviado a la Catedral de Bogotá con la designación de Maestrescuela. Monseñor Méndez era un acérrimo opositor a la Ley de Patronato Eclesiástico, postura que le traería futuros inconvenientes. El Libertador lo propone al Congreso para la Arquidiócesis de Caracas en reemplazo del Arzobispo Narciso Coll y Prat, solicitud aprobada y ratificada por el Papa León XII. En Mérida es consagrado el 18 de febrero de 1828 por el Obispo panameño Rafael Lasso de la Vega titular de la ciudad emeritense y amigo de Bolívar; el prelado Méndez ocupa el cargo en Caracas el 11 de mayo de 1828. Al mantener su inconformidad con la Ley de Patronato Eclesiástico de la Constituyente de Valencia, es expulsado del país hacia Curazao en 1830. A comienzos de 1831 le escribe a Páez: "En Venezuela la religión no conservaba su pureza, sus libertades y su jurisdicción, porque se acababa de profanar el Santuario, porque el gobierno se había erigido en maestro y director del culto, rehusado a oír los clamores del clero y del pueblo". Se le permite regresar en 1832; le correspondió consagrar en la iglesia de San Francisco de Caracas el 27 de noviembre de 1835 a Monseñor José Vicente de Unda como Obispo de Mérida. Las continuas oposiciones de monseñor Méndez, motivan a la Corte Suprema de Justicia en 1836 la nueva expulsión hacia Curazao. Se traslada a Bogotá, complicándose la salud a causa de fiebre al atravesar la sierra, allá escribe una emotiva Carta Pastoral dirigida a la feligresía, despidiéndose de su grey que lo admira y respeta: ".En fin hermanos e hijos nuestros muy amados, estad siempre firmes en la fe, vivid de la caridad; alimentad vuestra esperanza con la buenas obras, y recibid nuestra pastoral bendición como la prenda mas segura del cristiano amor que os profesamos". Fallece el 6 de agosto de 1839 en Villeta cerca de Bogotá, recibió por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas emotivos honores fúnebres. Su cuerpo permaneció enterrado en Bogotá hasta el 16 de diciembre de 1942, fecha de su ingreso al Panteón Nacional; augusto lugar donde se encuentran los venerados restos de los sacerdotes José Félix Blanco, José Vicente de Unda y Francisco Ibarra.

(*) Gral. de Bgda
eumenes7@gmail.com



Artículo publicado el: 19/05/10
Diario El Carabobeño

Historia y Tradición

miércoles, 19 de mayo de 2010

James Towers English White, irlandés emancipador

Eumenes Fuguet Borregales (*)

En el transcurso de la segunda quincena del mes de marzo del presente año, la Casa Bonhams en Londres, subastó: un poema manuscrito, una carta firmada y un mechón de pelo del Libertador, adquirida por un comprador anónimo por la cantidad de treinta mil libras esterlinas, equivalentes a treinta y tres mil euros o cuarenta y cinco mil dólares; histórica herencia dejada por la señora Mary English, viuda del prócer James Towers English, nacido en Dublín, capital de Irlanda el 22 de febrero de 1782. Con la derrota de Napoleón Bonaparte, surge el 9 de junio de 1815 el Tratado de Viena, quedando miles de oficiales y soldados desempleados, oportunidad de oro que aprovecha el Libertador para designar el 5 de enero de 1817 al doctor caraqueño Luís López Méndez (1758-1841), comisionado en Inglaterra con máximas responsabilidades otorgadas por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Venezuela para seleccionar personal militar, necesario para la formación de cuerpos de apoyo a participar en la lucha emancipadora. El 4 de mayo López Méndez inicia su arriesgada misión. La valiosa como importante tarea se materializa con la salida a finales de 1817 de los primeros contingentes hacia Chile, Buenos Aires y Venezuela; los que venían a esta tierra desembarcaban en Angostura -hoy Ciudad Bolívar o en Margarita. A English lo convence el oficial inglés Gustavo Hippisley (1766-1831) asignándole el grado de capitán, considerando que el último grado adquirido en combate era el de teniente; una vez que zarpa el navío "Esmeralda" que lo traslada a Venezuela en diciembre de 1817, durante la travesía, English es ascendido a mayor; este grupo de treinta oficiales y ciento sesenta experimentados soldados, convertidos en el Primer Escuadrón de Húsares, a las órdenes de Hippisley, desembarca en Angostura el 9 de febrero de 1818; primer contingente de esperanza y de lucha, que han aceptado abandonar los viejos países para venir a incorporarse al ejército libertador, los esperarían tiempos difíciles de penurias y de gloria. English será ascendido a teniente coronel incorporándose a la caballería que actuaría en Apure con Páez y en la Campaña del Centro con Bolívar en 1818; sus méritos le permiten lograr el ascenso de coronel en marzo de ese año. El Libertador lo envía a Londres el 6 de junio en comisión del servicio, para lograr otros contingentes de oficiales y soldados, entre los cuales se encontraba Juan Uslar. Antes de embarcarse English arengó al grupo de voluntarios, insuflándoles el ánimo por luchar en otras tierras sedientas de libertad. Una vez conseguidos casi dos mil voluntarios, English regresa a Venezuela acompañado de su esposa; arribarán a Juan Griego, esperados por el general Rafael Urdaneta. Esta actividad le mereció a English el ascenso a general de brigada el 25 de mayo de 1819; al lado del "siempre leal", inician operaciones a mediados de julio sobre Barcelona y Cumaná. Por cierto el jefe realista Pablo Morillo en comunicación al Ministerio de Guerra Español el 28 de febrero de 1819 dice: "hemos visto por primera vez a las tropas rebeldes, vestidos a la inglesa completamente y a los llaneros de Apure con morriones y monturas de caballería británica...Si no recibo a tiempo los auxilios que aguardo de la península, la situación empeorará". Las condiciones del trópico mermaron la salud de este bravo combatiente, por tal motivo se traslada a Margarita, donde será atendido por Mary su esposa y varios médicos ingleses. Fallece de fiebre amarilla en Juan Griego el 25 de septiembre de 1819. La viuda viaja a Bogotá donde casa con William Greenup. Ella guardaba con celo una carta enviada por el Libertador de profundo contenido humano, manifestándole el pesar por la muerte de su esposo. El coronel Belfort Wilson (1804-1858), de los pocos leales que acompañaron a Bolívar en sus últimos momentos, le había entregado a la señora English, un mechón de pelo cortado por él, una vez fallecido el Padre de la Patria en Santa Marta el 17 de diciembre de 1830. La señora Mary cuidaba muchos documentos de alto valor histórico, algunos de ellos subastados por disposición de sus familiares directos. En el cementerio de Juan Griego una sencilla tumba recuerda la presencia de los restos de este gallardo soldado.
(*) Gral. de Bgda
eumenes7@gmail.com

Diario El Carabobeño
Historia y Tradición

miércoles, 12 de mayo de 2010

12 de mayo, Día Internacional de la Enfermera (o)

Eumenes Fuguet Borregales (*)

Por feliz iniciativa del Consejo Internacional de Enfermeras, se instituyó en la década de los setenta, el "Día Internacional de la Enfermera (o), recordando la fecha natal de Florencia Nightingale, abnegada mujer fundadora de la primera escuela de enfermería en el mundo y dignificadora de esta noble profesión; nacida el 12 de mayo de 1820 en la Villa Colombia en Florencia, ducado de Toscana-Italia, cuando sus padres William Nightingale y Frances Smith, ambos londinenses, por motivos de viaje hicieron un alto en esa artística población, dándole a su hija ese nombre. La joven recibió una esmerada educación. Interesada mas en los estudios matemáticos que realizar las labores normales de la época, tales como costura y cuadrilla (danzas). La profesión de enfermería ejercida por mujeres, no era bien vista a mediados del siglo XIX; se consideraba un bajo oficio. Contra la voluntad de sus padres inicia en 1850, sus estudios en el Instituto San Vicente de Paúl perteneciente a la iglesia católica, ubicada en Alejandría. En julio de ese año continúa su preparación en Alemania, concluyéndolos en el hospital Saint Germain de Paris. Al regresar a Londres en 1853, le asignan el cargo de Superintendente hospitalaria. A causa de la guerra de Crimea (1854-1856), donde participaron: Gran Bretaña, Francia y Turquía contra Rusia; esta sacrificada mujer demostrando vocación de servicio, estará en el frente de batalla, recorriendo las trincheras facilitando el apoyo sanitario y dando ánimo a los cientos de soldados heridos. Experiencia que le facilito escribir mas de doscientos libros y folletos relacionados con el ingreso y funciones de las enfermeras en futuros conflictos bélicos; valioso material de lectura obligada traducido en varios idiomas. Florencia organizó en noviembre de 1854, un equipo de enfermeras conformado por treinta y ocho voluntarias para trabajar en Constantinopla hoy Estambul. Su experiencia y conocimientos de matemáticas y estadísticas, le facilitan organizar un registro muy detallado de enfermedades y su debido tratamiento; primera base de datos que le hacen merecedora a ser la primera mujer en ingresar en 1858 como honoraria a la Royal Statistical Society de Londres. Es muy conocido su famoso "Diagrama de Área Polar", representación gráfica de los asuntos sanitarios recopilados durante la Guerra de Crimea. En Londres recibió todo el apoyo requerido para organizar los hospitales militares de manera de hacerlos mas eficientes, logrando bajar la mortalidad exitosamente de un 40% a un 2%. Gracias a su perseverancia e iniciativa, con dinero recibido en calidad de donación por la reina Victoria, activa en 1860 una fundación, con la cual crea y financia en el hospital de Saint Thomas de dicha ciudad, la Primera Escuela de Enfermería y Hogar para enfermos, primera de su tipo en el mundo. Florencia promovió con su ejemplo y actividad, el respeto y la dignidad que merecen las mujeres que escogieron esta sacrificada, honrosa, benefactora y digna profesión. Varios países imitaron la magnifica iniciativa e instalaron institutos similares formadores de las insignes generadoras de salud. Durante el desarrollo de la guerra contrajo brucelosis, enfermedad que la mantuvo mucho tiempo sin poder ejercer a tiempo completo. Para preservar la salubridad de los ambientes hospitalarios, recomendaba: buena alimentación, aire puro, agua pura, desagües eficaces, limpieza y luz. La reina Victoria le otorgó en 1883 la Cruz Real y el rey Eduardo VII la Orden al Mérito, primera mujer en recibir tal distinción. Fallece en Londres el 13 de agosto de 1910 a la edad de noventa años, enterrada en la iglesia de Santa Margaret. No llegó a casarse, pues consideraba su profesión como un apostolado a tiempo completo. El Consejo Internacional de Enfermeros en Suiza, abarca ciento catorce asociaciones en todo el mundo con millones de miembros. Este servidor tuvo la suerte y honra de apadrinar la Primera y Segunda Promoción de Sub Oficiales Profesionales de Carrera, egresados de la Escuela de Enfermería de la Fuerza Armada Nacional, algunos de ellos ostentando en sus hombros las presillas de coronel. En esta celebración tan especial de carácter mundial, reciban los facilitadores de salud, el reconocimiento, estímulo permanente y agradecimiento de lahumanidad.enhorabuena.

(*) Gral. de Bgda.
Diario El Carabobeño
Historia y Tradición

lunes, 10 de mayo de 2010

Romance de los Whiskys

Miguel Otero Silva

(A Juvenal Herrera)

Llegó de etiqueta negra,
montado en caballo blanco,
con un ratón de tres filos
y de chivas ataviado.


Abrió su inmenso buchanan
de Presidente tumbado
y así le grito a los monjes:
tomen Old Parr que yo pago,
y con antiquary estilo
pagó con un chequers raro..
Que hombre tan rarity es este!,
me dijo con grant cuidado,
le encuentro something special
de ambassador diplomático,
de Rodolfo Ballantine
o de estrella del Bells canto.
Mas le descubrí el ancestor
de King Ramson africano
al verle el color perfection
de black and white trinitario.
!Era Juvenal Herrera!
de la haig del Guarataro,
cuarto vat 69
y scotish cream de El Callao.

miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Murio Rico Jose Antonio Paez?

Rafael Arteaga Romero*
Se conmemoran este 6 de Mayo, 137 años del fallecimiento del General en Jefe José Antonio Páez, preclaro prócer de nuestra independencia y fundador de la Republica de Venezuela, hoy injustamente olvidado y sometido repetidas veces al escarnio público en boca de nuestro actual Presidente, acusándosele inmerecidamente de haber “muerto rico en la ciudad de Nva.York” donde se encontraba exilado.
Su muerte se produjo en 1873 cuando contaba 83 años en una modesta casa de la calle 20, como consecuencia de una bronconeumonía cuadro clínico común en ancianos.
Aquel Ciudadano Esclarecido, que al decir del ex contralor José Ramón Medina había manejado los dineros del estado con la mayor probidad moría casi en la miseria, con su vieja ropa remendada y botas gastadas y su cadáver sería sepultado en una parcela municipal del Marble Cementery por no contar con dinero suficiente para adquirir una privada. Alli permaneció durante 15 años y estuvo a punto de ser colocado en una fosa común por cuanto no había dejado bienes de fortuna a sus familiares para que estos cubriesen los gastos de un sepulcro digno y privado.
Transcurrido ese tiempo el Presidente de Venezuela Hermógenes López , ordena el traslado de tan ilustres restos al país y los actos oficiales que entonces se organizaron para su descanso definitivo en el Panteón Nacional se denominaron “La Apoteosis del
Del General Páez
Son innumerables los historiadores que confirman lo aquí escrito ya es hora de enarbolar la bandera de la verdadera historia venezolana sin esguinces acomodaticios que calumnien a heroes nacionales de la talla de J.A.Páez.
Reproduzco las palabras de Manuel Alfredo Rodríguez ante el Consejo Municipal del Distrito Federal con ocasión del centenario de la muerte del Prócer (1973): los Padres de la Patria ya dejaron de ser escudo de banderias para revertir a sus cualidades esenciales de patrimonio, inspiración, salvaguarda y honor de todos los venezolanos. Venezuela fue la pasión dominante de sus vidas y Venezuela debe corresponderles con la exaltación de sus méritos y virtudes”

*Rafael Arteaga Romero, médico pediatra, biznieto del "Ciudadano Esclarecido"
Email:radar25@gmail.com

lunes, 3 de mayo de 2010

Arzobispo Narciso Coll y Prat.

Eumenes Fuguet Borregales (*)
Prelado español nacido en la población de Cornella del Terri- Gerona en 1754; se conoce de su preparación en los doctorados canónicos y de leyes en la universidad de Cataluña, destacándose igualmente como docente de esas especialidades. En la ciudad de Barcelona le es reconocida su capacidad intelectual al ingresar en la Academia de Buenas Letras. En las iglesias de Barcelona y Gerona ejerció su apostolado y en forma colateral la docencia en historia y leyes. Sus superiores eclesiásticos lo proponen ante el Papa Pío VII para cumplir funciones en la provincia de Venezuela; Su Santidad emite las bulas en enero de 1808, recibiendo el visto bueno por parte del rey Fernando VII. Para el momento España estaba siendo invadida por las fuerzas de Napoleón Bonaparte, correspondiéndole al presbítero Coll participar en la Junta de Defensa activada para atender la contingencia bélica. Embarca en el puerto de Cádiz a finales de mayo de 1810; luego de realizar escala en las islas Canarias arriba a La Guaira en junio de ese año; desconocía al momento de su llegada los memorables acontecimientos del 19 de abril en Caracas y de la provincia venezolana.

Monseñor Coll es el segundo Arzobispo de Venezuela, sucesor del guacareño monseñor Francisco Ibarra (1726-1806). El 2 de marzo de 1811 en la casa del Conde de San Javier-hoy esquina del Conde, realiza la Santa Misa con motivo de la instalación del Primer Congreso venezolano, el cual declararía el 5 de julio de 1811 la independencia de hecho y de derecho. Monseñor Permaneció en la capitanía general de Venezuela seis años, sorteando en Caracas situaciones difíciles e incómodas, por cuanto en ocasiones la ciudad estaba en poder de los republicanos y en otras en manos realistas. Cada grupo antagónico le reprochaba al sacerdote cierta parcialidad, cuando en realidad estaba cumpliendo su apostolado en beneficio de todos los feligreses por igual, sin tomar en cuenta la posición política del momento histórico de transición que se vivía. Con el objeto de realizar una visita pastoral a San Juan de los Morros, a su paso por Valencia, consigue a la población preparando la defensa contra la inminente arremetida de unos tres mil soldados de las fuerzas de José Tomás Boves y José Ceballos, quienes sitian la ciudad desde el 29 de marzo al 4 de abril; ciudadela tenazmente defendida durante seis días por doscientos ochenta soldados al mando del general Rafael Urdaneta. Monseñor Coll con varios sacerdotes decidieron quedarse ayudando a la población proporcionando auxilios espirituales y limitado apoyo logístico disponible para el momento; varios prelados fallecieron en la heroica defensa. El Libertador a través de su secretario Rafael Mérida le había enviado a monseñor Coll el 23 de marzo desde el cuartel general de San Mateo la siguiente comunicación:

"El estado actual de la guerra y las asechanzas que sobre Valencia promueven los facciosos, hacen temer a Su Excelencia sufra algún asedio y le sería sobremanera sensible que Su Ilustrísima se viese envuelto en él.Los cuidados de Su Excelencia el Libertador, no calmarán mientras no sepa que vuestra Ilustrísima, ha abrazado uno de estos medios y puestose en marcha; ni el clamor de los habitantes de Caracas por su presencia, que tanto anhelan, cesará hasta que no lo vea en su seno. Lo comunico a Usted Ilustrísima, de orden de Su Excelencia el Libertador; y espero se sirva avisarme su resolución para participársela"

Dios guarde a Usted Ilustrísima muchos años.

En 1816 el general Morillo reporta a su comando en ultramar la actitud del ilustre prelado, siendo remitido a España en diciembre de 1816 acompañado de su secretario el caraqueño Tomás de Jesús Quintero, donde le correspondió rendir a las autoridades civiles y eclesiásticas en Sevilla un informe detallado de su actuación, que luego de ser estudiado recibió la aprobación y confianza, ordenándole trasladarse a Madrid con la autorización de regresar a Venezuela; traslado que presentó contratiempos, entre ellos el triunfo de los republicanos en Carabobo el 24 de junio de 1821. La salud de monseñor Coll se complica, falleciendo en Madrid el 28 de diciembre de 1822. A petición del arzobispo su secretario solicito a las autoridades eclesiásticas, el noble corazón para que los familiares lo trasladaran a Venezuela y ser enterrado en el Presbiterio de la Catedral de Caracas. Para el cargo de la arquidiócesis de Caracas a propuesta del Libertador fue designado el barinés monseñor Ramón Ignacio Méndez (1775-1839), máximo cargo eclesiástico que recibe el 11 de mayo de 1828.

(*) Gral. de Bgda
eumenes7@gmail.com


Diario El Carabobeño
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sábado, 1 de mayo de 2010

El diente roto de Pedro Emilio Coll / Ensayo

Esperanza Del Valle*
Pedro Emilio Coll, pasó su infancia en una imprenta, pues nació en Caracas en la "Imprenta Bolívar" , sitio donde vivían sus padres : Pedro Coll Otero y Emilia Núñez de Coll, situada en el ángulo Sur-oeste de la esquina de Jesuitas , al respecto el propio Pedro Emilio escribió "Mi madre me enseñó que se puede habitar como en un palacio, bajo un humilde techo, como era el que nos cubría, por muchos años, en los cuartos encalados que nos albergaban en la misma imprenta y desde donde oíamos , en las horas de trabajo nocturno , el golpe rítmico de la máquina, cual si fuera el corazón de la casona " (1)
Nacer y vivir parte de su vida en una imprenta, fue determinante en la vida del joven Pedro Emilio, quién años más tarde escribiría: "Me parece que mi aficción a las letras despertó oyendo las conversaciones de los doctos varones que se reunían en el taller tipográfico de mi padre" (2)
En esta primera entrega sobre Pedro Emilio Coll, les traigo un cuento que siempre me impresionó en mi infancia: "El diente roto”, en esa época yo no entendía, como lo entiendo ahora, cómo algunas personas en la administración pública y en otras instituciones; llegan a ocupar cargos tan importantes sin la debida preparación. Este cuento de Don Pedro Emilio Coll, es universal, y caracteriza a algunos personajes que pertenecen a nuestro terruño y más allá de nuestras fronteras.
A Juan Peña, el personaje principal de "El diente roto", le acompañaba un profundo silencio, pero no el silencio que distingue a los eruditos en sus sabias reflexiones, sino el que acompaña a los que están alejados del ingenio y del saber.
Juan tuvo un golpe de suerte cuando en una riña callejera un granuja le propinó un puñetazo en plena humanidad, partiéndole el diente se lo dejó cual sierra de escualo y nada mejor para Juan que acariciar horas y horas su diente roto, de niño intranquilo tornóse entonces pensativo , callado y taciturno . Un galeno de entonces, como nos dice Pedro Emilio, realizó el "diagnóstico de filósofo precoz, un genio tal vez", y continúa más adelante "pasaron los años y Juan Peña llegó a ser diputado, académico, ministro" , a no ser por una apoplejía sin duda hubiera llegado a ocupar el alto cargo de Presidente.
El cuento de "El diente roto " fue escrito por Pedro Emilio Coll probablemente para evidenciar la incompetencia de algún Académico que presidía una Universidad sin llegar a ser docto , o de algún Ministro que no tenía idea del cargo o cartera del Ministerio que presidía, o de un diputadillo que ocupaba un escaño sin tener conocimientos ni credenciales… seguramente Juan Peña integró muchas comisiones de esas que abundan en los Congresos , pero eso no fue un problema para él , con levantar su mano y permanecer en el más absoluto silencio , su ignorancia nunca fue puesta en entredicho.
Probablemente a su paso algunas personas exclamaban ¡Allí va el diputado! ¡Allí va el Ministro! Allí va el Académico! Sin embargo Juan en su fuero interno sabía que no dominaba las leyes, que no dominaba la ciencia, ni tampoco la gerencia. Sin embargo eso no le quitaba el sueño, en vez de contar ovejitas, él se entregaba a Morfeo tocándose su diente roto.
Y al despuntar el alba, Juan, tal vez, decía: - Que se esperen los científicos con sus investigaciones, que se engaveten las leyes en los anaqueles, que no se tomen decisiones en los Ministerios, primero necesito pensar y pensar- , y decía para sus adentros, - en lo que voy a hacer con mi diente roto.
Lo que no se imaginaba Pedro Emilio Coll era que en tiempos modernos, en pleno siglo XXI su amada Venezuela estaría gobernada por ¡unos cuantos dientes rotos!
1) Nota publicada por Pedro Emilio Coll en Madrid en Enero de 1920, tomada de: Biografía de Don Pedro Emilio Coll " la huella de pedro emilio" de Tomás Polanco Alcántara, Caracas/1988, Colección centenario de la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia.

2) El paso errante ,edición de 1948,pag 20, tomada de : : Biografía de Don Pedro Emilio Coll " la huella de pedro emilio" de Tomás Polanco Alcántara, Caracas/1988, Colección centenario de la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia.

El diente roto
Por: Pedro Emilio Coll

A los doce años, combatiendo Juan Peña con unos granujas recibió un guijarro sobre un diente; la sangre corrió lavándole el sucio de la cara, y el diente se partió en forma de sierra. Desde ese día principia la edad de oro de Juan Peña.
Con la punta de la lengua, Juan tentaba sin cesar el diente roto; el cuerpo inmóvil, vaga la mirada sin pensar. Así, de alborotador y pendenciero, tornóse en callado y tranquilo.
Los padres de Juan, hartos de escuchar quejas de los vecinos y transeúntes víctimas de las perversidades del chico, y que habían agotado toda clase de reprimendas y castigos, estaban ahora estupefactos y angustiados con la súbita transformación de Juan.
Juan no chistaba y permanecía horas enteras en actitud hierática, como en éxtasis; mientras, allá adentro, en la oscuridad de la boca cerrada, la lengua acariciaba el diente roto sin pensar.
—El niño no está bien, Pablo —decía la madre al marido—, hay que llamar al médico.
Llegó el doctor y procedió al diagnóstico: buen pulso, mofletes sanguíneos, excelente apetito, ningún síntoma de enfermedad.
—Señora —terminó por decir el sabio después de un largo examen— la santidad de mi profesión me impone el deber de declarar a usted...
—¿Qué, señor doctor de mi alma? —interrumpió la angustiada madre.
—Que su hijo está mejor que una manzana. Lo que sí es indiscutible —continuó con voz misteriosa— es que estamos en presencia de un caso fenomenal: su hijo de usted, mi estimable señora, sufre de lo que hoy llamamos el mal de pensar; en una palabra, su hijo es un filósofo precoz, un genio tal vez.
En la oscuridad de la boca, Juan acariciaba su diente roto sin pensar.
Parientes y amigos se hicieron eco de la opinión del doctor, acogida con júbilo indecible por los padres de Juan. Pronto en el pueblo todo se citó el caso admirable del "niño prodigio", y su fama se aumentó como una bomba de papel hinchada de humo. Hasta el maestro de la escuela, que lo había tenido por la más lerda cabeza del orbe, se sometió a la opinión general, por aquello de que voz del pueblo es voz del cielo. Quien más quien menos, cada cual traía a colación un ejemplo: Demóstenes comía arena, Shakespeare era un pilluelo desarrapado, Edison... etcétera.
Creció Juan Peña en medio de libros abiertos ante sus ojos, pero que no leía, distraído con su lengua ocupada en tocar la pequeña sierra del diente roto, sin pensar.
Y con su cuerpo crecía su reputación de hombre juicioso, sabio y "profundo", y nadie se cansaba de alabar el talento maravilloso de Juan. En plena juventud, las más hermosas mujeres trataban de seducir y conquistar aquel espíritu superior, entregado a hondas meditaciones, para los demás, pero que en la oscuridad de su boca tentaba el diente roto, sin pensar.
Pasaron los años, y Juan Peña fue diputado, académico, ministro y estaba a punto de ser coronado Presidente de la República, cuando la apoplejía lo sorprendió acariciándose su diente roto con la punta de la lengua.
Y doblaron las campanas y fue decretado un riguroso duelo nacional; un orador lloró en una fúnebre oración a nombre de la patria, y cayeron rosas y lágrimas sobre la tumba del grande hombre que no había tenido tiempo de pensar.

*Poetisa médica venezolana

Unidad

Esperanza Del Valle*

Uníos es el clamor en una voz

Con unidad a todos presentad

Del pueblo es su esperanza

No nos digan esperad esperad



Iluminad de nuevo el día

Que la noche ya amenaza

Traed consenso y armonía

Hombre universal y de paz



Cansaos de la afrenta y del dolor

Rescatad el decus in labore

No más resignación ni sumisión

Devolved a la patria sus albores

*Poetisa venezolana.