domingo, 30 de junio de 2013

Dr. Mario Briceño Iragorry, eminente trujillano

Eumenes Fuguet Borregales (*)

El estado Trujillo se enorgullece de tener entre sus hijos al Dr. Mario Briceño Iragorry, destacado historiador, escritor, ensayista, académico, humanista, brillante en la narrativa con elocuente estilo, estudió a fondo lo referente a las culturas indígenas de los andes; considerado entre los primeros ensayistas de América; autor de más de cien obras.
Algunos detractores le han criticado su cercanía con el gobierno de Gómez. Nacido en la ciudad de Trujillo el 15 de septiembre de 1897, primogénito del matrimonio de Don Jesús Briceño y Doña María Iragorry. Realizó sus estudios elementales y secundarios en el lar nativo y en Valera. Luego de una permanencia de dos años en Caracas entre 1912 y 1914, regresa a Trujillo incursionando en el periodismo escribiendo en 1818 “Ariel”. Se traslada a Mérida a iniciar los estudios de Derecho y a la vez trabajar en la Secretaría de Gobierno para ayudarse en los estudios. Obtiene el titulo de abogado en 1920. 
En Mérida iniciará una larga y sincera amistad con el conocido escritor Caracciolo Parra León (1901-1939). Contrae matrimonio con la distinguida merideña Josefina Picón Gabaldón, procrean digna descendencia. Escribe en 1921 “Horas” En Caracas ocupa el cargo de Director de Política Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores; tuvo de compañeros de trabajo Laisandro Alvarado, José Ramos Sucre y Jacinto Fombona Pachano entre otros. Colateralmente ejerció la docencia en el Liceo Andrés Bello del que fuera Director mas adelante. 
Su capacidad profesional le permite ser nombrado Secretario de la Cámara de Diputados en 1922; ese año escribe “Motivos”. El Ministerio de Relaciones Exteriores lo envía como Cónsul en Nueva Orleans en 1923.Regresa en 1925 para realizar estudios de Ciencias políticas en la U.C.V. Escribe en 1926 “Ventanas en la Noche “y “lecturas Venezolanas”; es designado en 1927 Secretario de Gobierno de Trujillo, en 1928 Presidente (Gobernador) de Carabobo. Escribe en 1929 “La Fundación de Maracaibo” y “La historia de la fundación de Trujillo”. La Academia Nacional de la Historia lo recibe como Individuo de Número al asignarle el Sillón Letra “B” en 1930; igual distinción le confiere la Academia Nacional de la Lengua en 1932. Una de sus grandes obras “Tapices de Historia Patria”, escrita en 1936, en ella explica claramente el aspecto jurídico del Utis Possidetis Juris; ese año y hasta 1941 desempeña el cargo de Ministro Plenipotenciario en Centro América con sede en Costa Rica. Ocuparía las funciones de Director del Archivo General de la Nación, Gobernador del estado Bolívar y la Presidencia del Congreso. 
A causa del golpe militar del 18 de octubre de 1945 es detenido por poco tiempo. Permanece en Caracas ejerciendo su profesión y dedicado a la investigación histórica y a escribir sus conocidas obras. Publica en 1946 otra de sus grandes obras “Casa león y su tiempo”, donde narra los aspectos ilícitos de la época colonial y emancipadora; magnífica publicación que le merece el Premio Municipal de Literatura. Al siguiente año presenta “El Regente Heredia o la piedad heroica”, referido al jurista José Francisco Heredia (1776-1820), personaje honesto que le correspondió aplicar justicia en los gobiernos de Monteverde, Boves, Cajigal y Morillo. Heredia fue el primer defensor de Miranda; expulsado por Morillo a México donde fallece. Con esta obra le cupo el honor de ser el primero en recibir el premio Nacional de Literatura. La Academia de la lengua le otorgó “Medalla de oro” como el mejor libro del año. Escribe en 1948 “El caballo de Ledesma”, nueva contribución valiosa a la literatura venezolana; en esa obra refiriéndose al Libertador dijo: “debemos ver a Bolívar no como difunto, sino como el héroe que renace para el triunfo permanente, y cuya apoteosis ahoga la misma voz de la muerte. Debemos tenerle cerca para escuchar sus admoniciones y enseñanzas, y así medir nuestro deber de hoy en el campo de la dignidad humana”. De nuevo Don Mario es designado al servicio exterior, esta vez a Colombia como Embajador. En 1951 la municipalidad caraqueña lo designa Cronista Oficial de la Ciudad. 
En las elecciones presidenciales de 1952, apoya al Dr. Jóvito Villalba, al serle desconocido el triunfo, decide exilarse en Brasil, Costa Rica y España entre 1953 y 1958. Escribe en 1957 “Los Riberas”. A la caída del régimen el 23 de enero de 1858 regresa a Venezuela; fallece este paisano ejemplar en Caracas el 6 de junio de 1958 a los sesenta años. Sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional el 6 de marzo de 1991. Al ser exhumado en el Cementerio General de Sur, su cuerpo estaba incorrupto; el corazón fue enterrado en al Catedral de Trujillo. Un municipio del estado Aragua, bibliotecas, instituciones educativas y culturales se honran llevar su nombre. Mario Briceño Iragorry manifestaba que: “El mundo de las ideas, más que el mundo de los hechos, ha sido la temática de mi labor como escritor”. Igualmente nos dejo un axioma: “No hay abismos, sólo caminos”.

(*) General de Brigada

eumenes7@gmail.com

jueves, 27 de junio de 2013

La historia de la Harina Precocida en Venezuela

CLEMENTINA CABALLERO

Aclarar es SABER:




Muchos venezolanos, y no venezolanos, tenemos tiempo comiendo arepas de maíz, elaboradas con harina precocida, de diferentes marcas.
La harina de maíz precocida, realmente, fue un maravilloso invento que hizo extensivo el consumo de la arepa. Con la aparición de la harina precocida, quedó muy atrás (en el tiempo) aquel engorroso procedimiento de hacer arepas de maíz pelado, tal cual como las comió el Libertador, Simón Bolívar.
Volquemos un momento la memoria, hacia el pasado, y veremos los procedimientos usados para hacer las arepas (con maíz pelado o con maíz "pilón" -pilado-), desde los tiempos de Bolívar hasta la década de los 70 (siglo XX).
Con maíz pelado: Se hierve el maíz con cal o ceniza (para pelarlo y ablandarlo), se lava bien (para quitarle la "concha" y la "lejía"), se muele en un molino (máquina, marca "Corona"), al producto que sale de la máquina se le agrega agua y se amasa, se pasa por una piedra para afinar más la masa, se hace la arepa y se cuece. Y, con maíz pilado (sin concha y sin corazón), se hierve el maíz para ablandarlo, se lava bien y de aquí en adelante el proceso es similar al que se sigue con el maíz pelado.
De lo anterior, podemos inferir que no les fue fácil a nuestras madres y/o abuelas, en aquel tiempo, transformar un kilo de granos de maíz -crudo- en arepas. Pero, gracias a un ingeniero mecánico venezolano, desde hace cuarenta años, aproximadamente, nuestras mujeres (esposas, hermanas e hijas), y algunos hombres, hacen las arepas en un "santiamén". Sólo basta: mezclar la harina de maíz precocida con agua, amasar bien, hacer la arepa y ponerla sobre el budare caliente para que comience el proceso de cocción.

A estas alturas de la crónica el curioso lector se estará preguntando, ¿quién fue ese venezolano que inventó la harina precocida? Como ya lo asomamos en el párrafo precedente, el inventor fue el Ingeniero Luis Caballero Mejías, quien nació en Caracas el 12 de diciembre de 1903 y murió en la misma ciudad el 12 de octubre de 1959.
Dejamos constancia de que el invento quedó legalizado así: "PRIMERA PATENTE DE "LA AREPERA" HARINA PRECOCIDA REALIZADA POR UN INGENIERO VENEZOLANO PATENTE N° 5.176 del año 1954. Luis Caballero Mejías, ingeniero mecánico de profesión, inventa la harina precocida, denominada Harina de Masa de Maíz o Masa de Maíz deshidratada, patentada en Venezuela bajo la Ley de Propiedad Industrial y Comercial, ante el Ministerio de Fomento N° 271, mes 7, Registro General 5.176, de fecha 04-06-1954".

lunes, 24 de junio de 2013

Torbellino come hombres. (Batalla de Carabobo).


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ*

Hoy se conmemora el 192 aniversario de la batalla que sella la Independencia 

"Un llanero, un pardo, un mantuano y un negro, protagonistas de la épica: el policlasismo, la integración de la sociedad en la lucha de independencia" 

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Cuadro de Tovar sobre la Batalla de Carabobo 

A partir del legendario Sun Tzu se sabe que si una batalla se gana militarmente, la guerra se gana en la política. Y no por el sarcasmo de Aquiles, -"en la guerra los jóvenes mueren y los viejos negocian"-, amargado porque el rey Agamenón le había secuestrado a Criseda. En el torbellino come hombres triunfa quien neutraliza fuerzas adversas, desarma alianzas enemigas y las reubica en sus filas. Es tan inmortal la frase de Von Clausewitz, como el retruécano con el que Mao voltea su sentido cuando escribe "la política es la prolongación de la guerra por otros medios". Y ésta se gana o se pierde por decisiones no militares. Carabobo es la batalla final que decide la Guerra de Independencia y la suerte de Latinoamérica. Y ocurre cuando Simón Bolívar supera los errores políticos desde 1810 y cuaja una estrategia de desarticular las fuerzas enemigas.

Toma la sartén bélica por el mango político, pone las condiciones a su favor y, para rematar, el 24 de junio mete a los realistas en una trampa táctica. Soublette ordena a Bermúdez tomar Caracas y así mantener contingentes realistas ocupados en escaramuzas de Antímano a Petare, como estuvieron desde el 13 de mayo hasta el 23 de junio, el día antes del destino final. Una brillante maniobra de distracción. Ese 23 de junio que Bermúdez derrotado huye hacia oriente, Bolívar ya tenía listas tres Divisiones con 6500 hombres en Tinaquillo para lanzar el zarpazo terminante. La batalla produjo pocas bajas patriotas en una hora que duró: "Nuestra pérdida no es sino dolorosa. Apenas doscientos muertos y heridos", exclamó Bolívar victorioso, exultante.

La nueva estrategia

Desde el empalagoso Eduardo Blanco hasta el casi administrativo Briceño Méndez han relatado incluso los más nimios aspectos de la batalla, para poder hoy analizar por qué, después de 11 años de sangre y derrotas, fracasos heroicos, experimentos criminales, al fin triunfa la Independencia. La llamada Primera República de 1811 (Bolívar hablaba de "etapas de la República") cae al embate de apenas 300 soldados de Monteverde, pero a los que apoyaba más de 70% de la población, pardos, negros e indios. Se inclinaban a los españoles que les habían tendido la mano y no a los blancos criollos que los mantenían en opresión y esclavitud. Luego la Segunda República de 1814 nace manchada por la Guerra a Muerte. Más de la mitad de las tropas realistas eran venezolanos que no desertaron pese el terror del Decreto. Y los espantosos excesos patriotas, lejos de ganarlos, los mantuvieron a distancia.

Cuando entran a Caracas en 1813 la más feroz resistencia es de los esclavos. Boves con su ejército de pardos derrota en La Puerta (1814) a Bolívar y Mariño. Se vengaban de la Ordenanza de Llanos, entre otras (1811) que sancionaba con azotes a cualquier llanero que no tuviera empleo en una finca. El asturiano les ofrecía tierras y sobre todo venganza, canales para su odio.

De enorme significación analítica, quiénes fueron los comandantes de las tres divisiones y otros dramas de Carabobo. El General José Antonio Páez (hoy llamado "traidor" por algún desquiciado) al mando de la Primera División, analfabeta, de valor legendario, caudillo de los llaneros semisalvajes que "montaban desnudos" según O'Leary, "vivían y morían como... quienes no les cupo otro destino que luchar contra los elementos y las fieras" (Páez).

Llaneros galopaban desnudos

La Segunda División en manos del General Manuel Cedeño. Pardo de sangre y uno de los hombres de mayor confianza del Libertador, como para encomendarle detener a Manuel Piar en vías de fusilarlo en Angostura. Al no poder entrar en liza con sus hombres, Cedeño se arrojó solo contra las filas enemigas y consiguió un tiro en la cabeza. Igual la muerte del jefe de la Tercera División, el Coronel Ambrosio Plaza, hijo de la más selecta oligarquía, que también se lanza íngrimo al combate y cae. Y una de las muertes más gloriosas, la de Pedro Camejo, Negro Primero cuya anécdota final no es necesario repetir. Un llanero, un pardo, un mantuano y un negro, protagonistas de la épica: el policlasismo, la integración de la sociedad en la lucha de independencia

¿Cómo sustrajeron la base popular plebeya a los realistas?¿Cómo arrebataron el pueblo para producir la alianza victoriosa? Había que vencer las resistencias de clase y de "raza". Bolívar se estrelló sistemáticamente mientras los patriotas execraron determinados grupos y privilegiaron el mantuanaje. Pero desde 1815 presiona el ingreso de pardos al ejército, a lo que ayudó la "españolización" de la guerra por Morillo con su expedición de 10.000 peninsulares. En 1819 en el Congreso de Angostura, se lanza contra... "La atroz e impía esclavitud que cubría con su negro manto la tierra de Venezuela".

Y factor decisivo fue la incorporación de Páez, cuyas huestes le dan un carácter plebeyo a la lucha, lo que Boves significó para los realistas. Es la Guerra de Liberación Nacional.
*
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |  ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
lunes 24 de junio de 2013.

@carlosraulher

Carabobo inmortal


Eumenes Fuguet Borregales*
Carabobo es una página de oro escrita con la tinta del sacrificio, honor y heroísmo; en voz aruaca significa quebrada de  mucha agua. Evocamos el 24 de junio, la magistral   Campaña de Carabobo y  rendimos  tributo a quienes derramaron su sangre no perdida por el logro de un objetivo común; campaña  propia del genio de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien tuvo que recorrer 65.000 kilómetros para liberar casi cinco millones de kilómetros cuadrados, convertidos en un manojo de seis naciones libres.
ANTECEDENTES.
Juramento de Monte Sacro el 15 de agosto de 1805, cuando en presencia de su maestro Simón Rodríguez, desde la colina romana, lanza a los cuatro vientos su juramento de no descansar su brazo y su alma hasta  ver libre  a Venezuela  de las cadenas que oprimían por voluntad del gobierno español.
Primera batalla de Carabobo realizada el 28 de mayo de 1814 en  la misma llanura, escenario del combate decisivo. En esta oportunidad las fuerzas del Libertador estaban ubicadas de espalda a Valencia.
Liberación de Guayana en 1817, que permitió la navegación por el río Orinoco, la logística que ofrecía las misiones del Caroní y las comunicaciones con la Nueva Granada y el exterior.
Campaña de la Nueva Granada en 1819 la cual culmina después de atravesar el páramo de Pisba con  el triunfo en Boyacá el 7 de agosto.
La Revolución en Cádiz de los comandante Rafael Riego y Antonio Quiroga el 1ro de enero de 1820, la cual no permitió el envío de 20.000 soldados para reforzar al disminuido ejército de Morillo llegado en abril de 1815.
Los Tratados de Trujillo en noviembre de 1820, que permitieron  la suspensión de las hostilidades por seis meses y  la humanización de la guerra gracias a la participación del general sucre, el prócer más puro de la independencia americana.
El pronunciamiento de Maracaibo el 28 de enero de 1821 lograda por voluntad popular, entendida  por el general realista Miguel de La Torre como una violación a los Tratados de Trujillo.
CONCENTRACIÓN DEL EJÉRCITO LIBERTADOR.
Bolívar y De La Torre acuerdan iniciar las operaciones militares el 28 de abril
Según las instrucciones impartidas por el Libertador, se requería concentrar el ejército considerando la ubicación y el avance de las fuerzas ubicadas en casi todo el territorio venezolano; inicialmente se dispuso en Mijagual, luego en Guanare y por último  San Carlos, a donde llegó procedente de Barinas el 2 de junio.
Gral. Urdaneta, salió de Maracaibo  el 28 de abril, libera Coro el 11 de mayo, sigue a Carora; por enfermedad  entrega  las tropas al coronel Antonio Rangel, quien llega el 19 de junio a San Carlos luego de recorrer 590 kms.
Gral. José Antonio Páez salió el 10 de mayo de Achaguas, no sin antes rezar en la capilla y ofrecer un Nazareno si triunfaba en la batalla que iban a dar; avanzó al frente de 1.000 infantes y  1.500 jinetes, movilizaba dos mil caballos de reserva y cuatro mil reses para alimentar a sus soldados; recorrió 610 kms,  la caballería llegó a San Carlos el 7 de junio, la infantería lo hace el día 11. (en 1835 colocó el milagroso cristo de Achaguas)
 Gral. Juan Bautista Arismendi, con 400 soldados se dirige  desde Margarita hasta Curiepe donde se incorporará al ejército de Bermúdez.
Gral. José Francisco Bermúdez. Conocido como José Fco. Pueblo, inicia su avance desde el río Unare el 28 de abril para abrir operaciones de distracción en Caracas, en su maniobra conocida como “Diversión”, llegó hasta La Victoria; obligó al general realista Morales salir de la población de Calabozo con mil soldados a combatirlo; estrategia que permitió que estos efectivos no estuvieran en Carabobo y despejaran el camino para el avance de Páez. 
Coronel Cruz Carrillo, salió de Trujillo con mil quinientos soldados hacia Barquisimeto, allá  se le une el coronel Juan de los Reyes Vargas, seguirá a San Felipe, informando ser la vanguardia  del ejército, lo que motivó que dos días  antes de la  gran batalla, el jefe realista De La Torre enviara de urgencia al coronel Juan Tello con dos batallones que tampoco estarían presente en la batalla decisiva.
El  15 de junio  en San Carlos, el Libertador organizó al Ejército en tres divisiones, la Primera al mando de Páez, la Segunda al mando de Gral. Manuel Cedeño y la Tercera a las órdenes del coronel Ambrosio Plaza, para un total de 4.000 infantes y 2.300 de caballería. El ejército realista lo integraron un total de 4.279 soldados al mando del general Miguel de La Torre y Pando.
AVANCE DE LAS FUERZAS
Bolívar salió con su ejército desde San Carlos rumbo a la gloria el 20 de junio; en la vanguardia se desplazaba  el Gral. José Laurencio Silva, despejando la ruta de avance. El 23 en la llanura de Taguanes  pasa revista a las tropas; se encuentran uniformadas por primera vez luego de once años de lucha, gracias a febril actividad de las costureras de Guanare; ellas con sus incansables manos “enhebraron los hilos de la libertad”; concluye su arenga. “¡Soldados, mañana seréis invitos en Carabobo!  .
El Ejército realista se instala en la llanura de Carabobo dando la espalda a Valencia, cubriendo  defensivamente las rutas hacia San Carlos  y  El Pao; colocó a sus fuerzas en forma escalonada con las dos únicas  piezas de artillería al frente; de manera que era difícil ejecutar un ataque frontal. El día 24 de junio en horas de la mañana  Bolívar instalado en el cerro de Buena vista, utilizando un catalejos, observa el dispositivo enemigo; con la información recibida de  algunos baqueanos, ordena que éstos indiquen la ruta a la división de Páez para ejecutar una operación de desbordamiento a través de la colina El Chaparral.
LA OPERACIÓN OFENSIVA INICIADA A LAS ONCE DE LA MAÑANA.
Utilizando macheteros Páez avanza por la Pica de la Mona hasta la retaguardia de los realistas enfrentándose al batallón Burgos de la caballería del general Morales, segundo del Gral. De La Torre;  el Bravos de Apure al presentar bajas es relevado por el batallón Cazadores británicos al mando del intrépido coronel inglés Thomás Ilderton Ferriar, con su famosa orden “rodilla en tierra”, a cargo del corneta John Hill;  obliga al Burgos a retroceder, que en su auxilio llegan los batallones realistas Barbastro y Holtalrich. Para completar la valerosa actividad del Cazadores Británicos acude el batallón Tiradores.
 El mariscal de La Torre ordenó a otras unidades  ejecutar maniobras de ataque, pero algunas se rindieron y  otras escaparon del campo de batalla. El comando realista en completa derrota protegido por el valeroso  batallón Valencey al mando del denodado coronel Tomás García, se movilizaron hasta llegar  al castillo  San Felipe de Puerto Cabello.
En la persecución del Valencey mueren los  oficiales Manuel Cedeño denominado por Bolívar  “el bravo de los bravos de Colombia”; igualmente Ambrosio Plaza no sin antes exclamar: “muero en este campo de victoria, en el punto más avanzado adonde no  llegó Páez”; la camisa  del capitán Ángel Bravo  recibió catorce lanzazos sin que fuese  herido, dijo Bolívar: “merece un uniforme de oro”. Páez en plena acción sufrió un ataque de epilepsia, es salvado por el comandante realista, el venezolano Antonio Martínez, quien lo envió a sus filas con el Tte. republicano Alejandro Salazar (alias  Guadalupe).  Conocido es el episodio de la muerte del Tte. Pedro Camejo “El Negro Primero”, imaginado por el eximio escritor de Venezuela Heroica, Eduardo Blanco.
Los tenientes Rafael Mendoza y Vicente Piedrahita, encargados de la ingrata tarea de enterrar a los fallecidos en combate, consiguieron dos valerosas mujeres uniformadas y con el pelo recogido, de las 25 que pelearon en el magno combate que duró una hora a partir de las once de la mañana; los niños de Tocuyito y Tinaquillo ayudaron a enterrar los cadáveres. En el campo de batalla muere el perro  Nevado  regalado en Mérida a Bolívar en mayo de 1813, a su paso en la Campaña Admirable. Los realistas perdieron en la batalla entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos: 122 oficiales y 2786 soldados; las pérdidas republicanas según el parte oficial  apenas eran de 200 muertos  y heridos. El Libertador desde Valencia envía el parte de guerra al Presidente del Congreso el 25 de junio, inicia su mensaje: “Ayer se ha  confirmado con una espléndida victoria,  el nacimiento político de la República”.
 El general Santiago Mariño se queda en Valencia, el coronel Antonio Rangel es enviado a sitiar a los realistas en Puerto Cabello.  Bolívar y Páez se dirigen a Caracas adonde llegan el 29 de junio, recibidos por el entusiasmo de los caraqueños agradecidos. En Carabobo lucharon venezolanos de todas las clases sociales y de todas las regiones, hombro a hombro con más de trescientos voluntarios de diversos países. Tiene razón el Libertador cuando dijo en el manifiesto de Carúpano el 7 de septiembre de 1814: “Dios concede la victoria a la constancia”.
CONCLUSIONES.
 Después de la batalla de Carabobo, hasta lograr la salida definitiva del ejército español con la Toma de Puerto Cabello el 8 de noviembre, se realizaron unas sesenta acciones militares, Es Carabobo un mensaje permanente de sacrificio, unión fraternidad y optimismo por un mundo mejor.  El 24 de junio de 1939, el “Poeta del Pueblo”, Andrés Eloy Blanco en su elocuente discurso ante el Congreso, denominó a Carabobo como: “El domicilio histórico del Ejército venezolano y el presidente de la república el general Eleazar López Contreras designó 24 de junio: “Día del Ejército Venezolano”.
Al sentirnos orgullosos de nuestro glorioso pasado, es preciso completar la tarea por ellos iniciada, mediante el estudio y el trabajo creador, sin egoísmos ni discriminaciones en beneficio del desarrollo del país. Tenemos la deuda histórica de colocar en la inmortal sabana de Carabobo los monumentos de: La heroína venezolana, “Mujer hecha Patria”, del Niño Héroe “Semillero de Esperanzas”, del sacerdote Anónimo, “verdadero patriota con sotana” y del abnegado médico, como un acto de elevada justicia, a quienes participaron denodadamente  y se sacrificaron, para dejarnos una patria libre y soberana. Razón tiene el pensador ginebrino Juan Jacobo Rousseau: “La libertad es un alimento suculento, pero de difícil digestión”.
 No volvamos la mirada al pasado solo para extasiarnos en su grandeza y significado, sino para que sirva para reflexionar las jornadas del presente y futuro… 


*Gral. de Bgda.Vice Pdte. de la Academia de Historia del Edo. Carabobo Asesor  de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de

domingo, 23 de junio de 2013

Mariano Picón Salas, destacado prosista hispanoamericano


  Eumenes Fuguet Borregales (*)
 Del matrimonio de Don Pio Nono Picón y Doña Delia  Salas Uzcátegui, nació en Mérida  el 26 de enero de 1901 Mariano Picón Salas, escritor, historiador, diplomático, humanista, docente y periodista, entre tantas facetas desarrolladas por este insigne paisano, preocupado por la superación profesional de los docentes y de la cultura como base para  la excelente formación de los ciudadanos.
Los estudios de Derecho iniciados en la ciudad natal los continúa en Caracas, sin poderlos concluir por  motivos económicos, correspondiéndole realizar funciones en el ministerio de Relaciones Exteriores. El año 1917 cuando apenas contaba  dieciséis años escribió Las Nuevas Corrientes de Arte; En 1920 escribió su primer libro  Buscando el camino; este futuro baluarte de la literatura hispanoamericana regresó a Mérida en 1921.
A siguiente año  la familia se trasladó a Chile,  donde el joven  Mariano  concluyó estudios  de filosofía y Letras  y profesorado en Historia en 1928 en la prestigiosa Universidad de Santiago de Chile, quedando como docente hasta 1935, en forma paralela escribía para la revista “Índice”. La capacidad de Picón Salas le facilitó ser designado Rector de la importante universidad chilena en 1932. Regresó a Venezuela en 1936, correspondiéndole fundar con los líderes políticos  del momento con futura proyección, tales como Rómulo Betancourt, Luís Beltrán Prieto y Alberto Ravell, la organización política denominada Organización Revolucionaria Venezolana (O.R.V.E.). A los pocos meses es designado Superintendente de Educación, convirtiendo en realidad la idea de crear el Instituto Pedagógico, formador de  de los profesores que tanto necesitaba el país para su desarrollo. Mariano Picón Salas expresaba que:
“Solo la educación podría vencer los horribles desniveles de pensamiento y conducta que agrietan nuestra existencia colectiva. Es de los fundadores de la Asociación de Escritores de Venezuela. A finales de 1936 fue enviado con cargo diplomático en Checoslovaquia, funciones que ejerció durante un año, al renunciar  y dirigirse a Chile hasta agosto de 1938, fecha de regreso a Venezuela, donde  le fue designado un alto cargo en al Ministerio de Educación, fundó la reconocida Revista Nacional de Cultura.
Escribió en 1940 Formación y Proceso de la Literatura Venezolana. De nuevo es enviado en 1943 en Misión Diplomática a Norte América  durante un año; varias universidades tuvieron la honra de tenerlo como docente; escribe su novela Viaje al Amanecer. En 1944 escribió De la Conquista a la Independencia, uno de sus grandes libros donde nos da una clara visión del proceso histórico de trescientos años desde la llegada de los  conquistadores, obra escrita con un estilo muy propio.
 La Universidad  Central de Venezuela lo incorporó como  fundador de la Facultad de Filosofía en 1946, escribió una valiosa biografía de Francisco Miranda y Europa- América, preguntas  la esfinge de la Cultura. La digna Academia Nacional de la Historia lo recibió  el año 1947 como Individuo de Número al asignarle el Sillón Letra “F”.  Mariano Picón Salas es  enviado  como Embajador Plenipotenciario en Colombia desde 1947 hasta 1948.  Al ocurrir el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos el 24 de  noviembre de 1948, Picón Salas se auto exilia en México, ejerciendo la docencia en dicho país, en Puerto Rico y algunas ciudades norteamericanas.
Escribió en 1953 Dependencia e Independencia en la Historia Hispanoamericana y una biografía sobre  Cipriano Castro. En 1954 compartido con el Dr. Arturo Uslar Pietri, obtuvo el Premio Nacional de Literatura. En 1955 escribió la novela   Los Tratos de la Noche. A la caída del gobierno del Gral. Marcos Pérez Jiménez en 1958, es designado embajador en Brasil  hasta 1963 cuando es enviado a México con igual rango, renunciando por motivos de  salud.  En 1959 escribe Un Hombre en su Generación y Regreso de tres mundos. Es el presidente fundador del  Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), donde permaneció en activa y eficiente labor hasta sus últimos días.
En 1965 presentó su poema Tres Sonetos del Desengaño. Mariano Picón Salas falleció en Caracas el 1ro de enero de 1965  a la edad de sesenta y cuatro años, desde el  9 de octubre de 1992 restos se encuentran en el cementerio del terruño natal. Recordamos una de sus palabras aleccionadoras:
“La ciencia, la técnica  y sobre todo el fortalecimiento de la conciencia moral, pueden ayudarnos a ganar las nuevas batallas y aventuras del hombre”.
(*) General de Brigada                                                                    eumenes7@gmail.com   
Historia y Tradición          

domingo, 16 de junio de 2013

Cristóbal Rojas, gloria de la pintura nacional


Eumenes Fuguet Borregales (*)
Charallave desde 1973 es la capital del municipio Cristóbal Rojas, epónimo del gran pintor que vivió apenas treinta y dos años y nos dejó un extraordinario legado artístico. Junto a los valencianos Arturo Michelena, Antonio Herrera Toro y el caraqueño Martín Tovar y Tovar fue uno de los más importantes pintores del siglo XIX venezolano. Nacido en la población mirandina de Cúa, “la perla del Tuy”  el 15 de diciembre de 1858; hijo  del médico Cristóbal Rojas y Alejandra Poleo. La crianza y educación de Cristóbal Rojas, se dificultó por estar en  desarrollo la Guerra Federal entre 1859 y 1863, conocida como Guerra Larga o de los Cinco Años, por tal motivo la familia se traslada a Santo Domingo desde 1860 hasta 1864. Contaba trece años cuando muere su padre, viéndose en la necesidad de trabajar en una empresa tabacalera en Cúa. La primera inspiración y educación artística la recibe de su abuelo Don Luís Rojas, quien por cierto pintó el Nazareno de la iglesia de la población de Turmero. Se traslada a Caracas a causa de los graves daños sufridos en la vivienda a causa del terremoto que asoló el 12 de abril de 1878 a Cúa y otras poblaciones de los Valles del Tuy. El joven Cristóbal asistía a las clases de José Manuel Maucó en la Universidad Central de Venezuela; elabora a partir de 1880 sus primeros óleos. En 1881 el pintor Antonio Herrera Toro lo incorporó a su taller en calidad de ayudante en las obras  de la Catedral de Caracas, encargándole las pinturas de las columnas y de los arcos de la cúpula central; de ese momento son sus primeros óleos: Ruinas de Cúa y Ruinas del Templo de la Merced, donde plasma la magnitud del fenómeno telúrico. En la exposición organizada con motivo del centenario  natal del Libertador en, expone su conocido lienzo La muerte de Girardot en Bárbula; Rojas recibe  la medalla de plata asignada al segundo lugar, la obra se encuentra en el Museo Bolivariano de Caracas; premio compartido con Arturo Michelena con su obra “El Batallón sin nombre”. Igualmente ambos reciben  una beca del gobierno de 50 pesos al mes para estudiar en Europa. A finales de 1883 llega a Paris, donde entabla amistad con el  artista guaireño Emilio Boggio (1857-1920) pionero del impresionismo en Venezuela, por cuyos consejos se inscribe en la prestigiosa Academia Julián en el taller de Jean Paul Laurens. Arturo Michelena se le unirá en la “Ciudad Luz” en 1885, para estudiar en la misma academia artística, ambos comparten una humilde habitación.  Rojas es asiduo visitante de los grandes museos franceses y contertulio de los pintores de la época; la obra pictórica de Cristóbal Rojas la realiza en la tendencia del realismo, con influencia francesa de los conocidos artistas Gustave Courbet y Honoré Daumier. Nuestro paisano  adquiere excelente dominio sobre el manejo de la luz, característica de los pintores  impresionistas; en la temática de su obra notamos un dominio del claro oscuro y sentimiento de lo dramático. Pinta sobre grandes lienzos  para el Salón Oficial de París varias obras entre las cuales mencionamos a: “La miseria y El violinista enfermo” en 1886; “La taberna”  y  El plazo vencido en 1887; “La primera y última comunión”  en 1888 y “El bautizo” y “Estudio para el balcón” en 1889. A partir de esta última obra  su pintura se transformó y comenzó a mostrar una mayor percepción sobre la cromática que le alejaba de su tenebrismo anterior. El presidente Antonio Guzmán Blanco le suspende la beca en al exterior a Cristóbal Rojas y a Arturo Michelena en 1887, al no aceptar las sugerencias de estar estudiando pintura en Paris y no en Italia, por lo que tiene que regresar a Venezuela con Michelena en 1890 por el problema económico y con la tuberculosis que empezaba a afectarlo, trae sus obras “El Purgatorio” pintado ese año, que le había sido encargado por el Cabildo Eclesiástico y un retrato del presidente Juan Pablo Rojas Paúl. A partir de 1889 abandonó la pintura de efectos dramáticos y se dedicó al paisaje y a la figura, aplicando  un colorido próximo al impresionismo. La minada salud a causa de la tuberculosis,  que para la época no tenía curación se complica en este joven pintor.  Fallece al poco tiempo de su regreso a Caracas el 8 de noviembre de 1890, contaba apenas treinta y dos años. Coincidencialmente Michelena fallece igualmente de tuberculosis el 29 de julio de 1898 a los treinta y cinco años. Venezuela pierde  con Cristóbal Rojas una gloria de las artes plásticas; sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 27 de diciembre de 1958. La Escuela de Bellas Artes de Caracas y algunas instituciones culturales y educacionales honran su nombre y legado.
(*) 
Gral.de Bgda.                                                                                      churuguarero77@gmail.com
@eumenesfuguet

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