Apascacio Mata, el oficial emblema de la PM, extraña sus días de servicioEra tan correcto que en la esquina de Sociedad detuvo a toda la caravana presidencial, Luis Herrera Campíns incluido, porque se comió una luz. Fue invitado especial a Estados Unidos por el propio Presidente Jimmy Carter y Maritza Sayalero lo pidió como escolta cuando ganó la Miss Universo. En 32 años de servicio en la Policía Metropolitana (1964-1996), Apascacio Mata Palacios se convirtió en el emblema del cuerpo, el ejemplo que se ponía a los que recién comenzaban la carrera, el policía querido por todos, un hombre cuya corrección nadie puso jamás en duda, el oficial más condecorado en la historia de la PM, una persona que cada mañana dedicaba veinte minutos a lustrar los zapatos y pulir su hebilla. Hoy con 70 años a cuestas vive solo en un precario apartamento del 23 de Enero, sin piernas (le fueron amputadas debido a la gangrena que le surgió después de dos accidentes y tras ser mal atendido en el hospital de Lídice) y con la motricidad comprometida por un ACV que sufrió hace dos años. Ni los embates del tiempo ni el olvido de la sociedad a la que sirvió han logrado minar su ánimo. Apascacio jamás se queja.Él, que almorzó con un presidente en Miraflores (Luis Herrera lo invitó luego del incidente en la esquina de Sociedad), está hoy postrado en una cama. Él, que conoció la Casa Blanca de la mano de Jimmy Carter y dictó en Washington charlas de estrategia policial, tuvo que recurrir a la caridad de una empresa privada para tener una silla ruedas. Pero no se queja. Puede haber perdido muchas cosas pero no el buen ánimo. Cuando le comentamos que él era temido, incluso por los diputados y senadores, pues multaba a cualquiera que cometiera una infracción, él despacha el asunto sacudiendo la mano: "No, yo no multaba, yo daba orientaciones, ayudaba, esa es la función de un policía". Ese uniforme azul y las responsabilidades que acarreaba lo fueron todo en su vida, y por eso dice que no recuerda un día más triste que el 12 de noviembre de 1996, cuando se tuvo que jubilar tras 32 años de servicio ininterrumpido. No quería irse pero no se rebeló ni intentó quedarse más tiempo: había un reglamento para la jubilación y lo cumplió, más nada. No le gusta hacer comparaciones entre la policía de antes y la de ahora, y al respecto lo único que comenta es que siente que en sus años había más unión y más disciplina. Tiene condecoraciones "como piedra", pero lo que recuerda con más cariño de su oficio era esa sensación de labor cumplida que tenía cuando llegaba a casa: "Ser orientador del público, eso es bonito, esa era mi satisfacción, lo que me llenaba. Ser policía era una belleza, es lo mejor que me ha pasado". Desearía vivir con más comodidades, pero a nadie reprocha nada, y cuenta con agradecimiento que el comisario Carlos Meza a veces ha puesto a su servicio un vehículo para trasladarlo a La Maroma para que vea a su mamá de 94 años y a sus hermanos. En el patio trasero del edificio donde vive está la moto que la PM le dio, hoy inservible tras años de abandono, pero jamás se le ocurrirá venderla: "Ni loco, esa moto es parte de mí". Y tiene más de cuarenta condecoraciones que le fueron otorgadas desde todos los organismos del Estado, pero el recuerdo que conserva más cerca de él, al lado de su cama, es la réplica de la chapa que usó toda su vida, con un número que la PM retiró a petición suya: 0983. Hace ya mucho tiempo que la silueta de Apascacio se dejó de ver por la esquina de Sociedad, en donde pasó 18 años. Pero él dice que la tristeza le viene cuando piensa en que también se perdió su ejemplo.
sábado, 19 de noviembre de 2011
jueves, 20 de octubre de 2011
Tejedores de Nacionalidad El Centauro de Los Llanos José Antonio Páez *
posted by Oscar José Márquez**
General Jose Antonio Páez El
Centauro, Dibujo de 1973 por Angel Parra Dibujo
José Antonio Páez
(Esta reseña va acompañada por un video que pueden bajar de www.youtube.com, elaborado por el amigo José Francisco Romero)
(Esta reseña va acompañada por un video que pueden bajar de www.youtube.com, elaborado por el amigo José Francisco Romero)
Sus guerreros lo llamaban “El Taita”, porque para ellos era eso: un padre. Su arrojo y desempeño en los campos de batalla de Colombia y Venezuela le valió el título de Centauro de los Llanos. Sus padres lo bautizaron José Antonio Páez. El León de Payara, como también se llamó al catire Páez, nació en la población de Curpa, en lo que es hoy el estado Portuguesa. Páez ocupa un lugar destacadísimo en la historia de Venezuela, República a la cual gobernó como Presidente constitucional en tres ocasiones.
La figura de Páez encarna el carácter y el recio
temple que identifica al genuino llanero venezolano, formado a pulso en las
faenas del llano, enfrentando los rigores del medio y, en su caso, la severidad
de Manuelote, el mayordomo del Hato La Calzada, de Manuel Pulido, donde
trabajaba y terminó de curtirse como hombre llanero, conocedor de todos los
rumbos de ese llano de leyendas.
Fue uno de los ideólogos de la consolidación del
estado de Venezuela y su actuación en los campos de batalla durante la guerra de
independencia despertaba admiración, incluso entre las filas realistas.
Vuelvan Caras
Las Queseras del Medio fue el mayor triunfo de la
carrera militar del general Páez. En esta batalla El Centauro de los Llanos se
enfrentó con solo 150 lanceros, mal vestidos, pies descalzos y sin muchos
conocimientos de la guerra, armados solamente con lanzas, al mariscal Pablo
Morillo, cuyo ejército tenía seis mil militares de escuela, bien comidos y bien
vestidos, a quienes venció. Páez sólo perdió a dos de sus llaneros “pata en el
suelo” en aquel campo de batalla ardiente, de sol reverberante que quemaba los
pies.
Tras esa batalla, Simón Bolívar otorgó la medalla
“Cruz de los Libertadores” a los 148 lanceros que regresaron triunfantes con su
jefe Páez al frente. Esta hazaña militar de Páez y sus llaneros causó ira al rey
Fernando VII, quien reclamó duramente a Pablo Morillo que hubiese perdido ante
unos hombres que estaban en desventaja numérica, a lo cual el mariscal derrotado
contestó por correo al monarca: “Dadme un José Antonio Páez, majestad, y mil
lanceros del Apure, y pondré a Europa a vuestros pies”.
Reconocía así el militar español, sin pena alguna, la
valentía, inteligencia, arrojo y astucia del gran guerrero nacido en Portuguesa
y jefe militar indiscutible de los llanos venezolanos. Las Queseras del Medio,
en Apure, fue la batalla de aquel famoso grito de “Vuelvan Caras”. En la batalla
de Carabobo, el 24 de junio de 1821, perdió Páez a su más fiel y destacado
soldado, Pedro Camejo, el Negro Primero, el más grande negro de la historia
militar venezolana.
José Antonio Páez era epiléptico y cada vez que iba a
entrar en batalla le daba el ataque, hecho que aumentaba la angustia de sus
llaneros. De ese trance salía como impulsado por una fuerza extraordinaria y se
mostraba invencible ante los realistas. A pesar de esta dolencia, el llamado
Libertador del Apure salió vencedor en todas las batallas que libró solo con sus
llaneros. En toda su carrera militar solamente perdió una, en la que se enfrentó
junto con Simón Bolívar a los realistas.
Cuando ingresó a las filas patriotas, Páez era casi
analfabeta, pues en Guama apenas aprendió con la maestra de este pueblo
portugueseño a garabatear palotes, como narra él mismo en su autobiografía.
Pero, con constancia y tenacidad se instruyó él sólo y con el roce social,
especialmente en Valencia, junto a su amante Barbarita Nieves, adquirió una gran
cultura y un gran refinamiento, lo cual le sirvió para codearse más tarde con
los más famosos personajes en las cortes europeas.
Compositor, coplero y bailador
El “León de Payara” fue compositor y hasta cantó ópera
cuando anduvo por Europa y en altas esferas sociales en el nuevo mundo. Durante
la guerra emancipadora cantó y bailó. Sus biógrafos le recuerdan organizando
fandangos, es decir, el joropo de nuestros días, junto con su guardia de honor.
Siendo presidente de Venezuela fue uno de los fundadores, en 1831, de la
Sociedad Filarmónica, en los muchos conciertos que se hacían en su residencia,
en compañía de su amante Barbarita Nieves.
Durante su destierro en Buenos Aires compuso cinco
títulos en homenaje a unos niños vecinos suyos. Estas composiciones se conservan
en el Museo Histórico bonaerense, se lee en textos que narran pasajes de la vida
del gran centauro llanero.
Los compositores venezolanos, especialmente los
nativos de Apure y el resto de los estados llaneros se inspiraron en la gesta de
Páez, anécdotas y vivencias del general José Antonio Páez, conocidos a través de
sus padres o leídas en los libros que cuentan su historia, incluida su
autobiografía, para narrar musicalmente las vivencias guerreras y cotidianas del
Centauro de Los Llanos.
Entre algunas de las composiciones en las cuales los
cantantes de música criolla cuentan la trayectoria de Páez están:
CATORCE CARGAS POR LA LIBERTAD (NELSON MORALES) arpa Omar Moreno.
CATORCE CARGAS POR LA LIBERTAD (NELSON MORALES) arpa Omar Moreno.
LAS QUESERAS DEL MEDIO (AUTOR E INTERPRETE ENEAS
PERDOMO
AL GENERAL PAEZ (Autor: José Romero Bello/cantan José
Romero B. y Carrao de Palmarito. Arpa Joseíto Romero)
LA MARCHA DE PÁEZ Autor e Intérprete ENEAS PERDOMO/
Arpa Eugenio Bandres
La música que acompaña a esta reseña la pueden oir y
ver en el video (youtube) elaborado por José Francisco Romero,a partir de la
melodía de José Romero Bello, donde canta con Juan de Los Santos Contreras: AL
GENERAL PAEZ (de mi discoteca). El acompañamiento musical es de JOSEITO ROMERO y
su conjunto. Bello marco musical para una pieza de colección. DISFRUTENLO
AL GENERAL
PAEZ
*Tomado, con autorización, de los blog:
Jose Antonio Páez and hard exile
http://www.centrorisorse.org/jose-antonio-paez-and-hard-exile.html
El General Jose Antonio Páez, Litografia
de 1858 realizada por Francois D´Avignon 0,52 x 0,405
Tomado
de:
History has noted, described, drawn through studies such as Jose
Antonio Paez untamed plains which expired with his spear went beyond all the
difficulties and obstacles, so we understand when you start your passage through
life from 13 domestic June 1790, CURP along the river near the town of Acarigua,
because of a personal problem reaches the Hato La Calzada in Apure state, owned
by Don Manuel Pulido, who shelters him as a pawn on the orders of the foreman
called Manuelote . That was an exile far from home, and then at the end of his
life he will play other harder.
In this herd learns that life’s rudeness ranger tasks and to describe
the craft of sale and purchase of livestock, which will serve later.
To be the beginning of the struggle for independence, the owner of
the herd as a cavalry squadron and Paez, barely 20 years old he enlisted in him
and begins to provide services to the fatherland, that mother is going to be
intangible from the time the reason for their existence, to achieve
independence.
Since then the indomitable cloudscape catire Paez, begins to furrow
the sky with the force of the burrowing shower and with the grace of the
rainbow, leaving a trail pair go fruitful accomplished facts, which are oriented
towards the major destinations of Venezuela.
With the capture of the castle of Puerto Cabello in 1823, the last
Spanish stronghold in Venezuela, a new administration begins to occupy the
foreground in the conduct of the highest destiny of the country, not the head of
his spear as he did in The Yagual The Middle Queseras, Mucuritas or Carabobo,
but deploying the administrative action that will make way for the statesman,
the man who is growing and gaining the office of the magistrate to drive and
build with their efforts and those around him, the new republic.
The first stones on the road
In forming the Great Colombia from 1821, acting for the Civil and
Military Chief of the Department of Venezuela, receives orders from the Vice
President of it, Gen. Francisco de Paula Santander, in the year 1825, before a
possible attack by government Spanish to regain their overseas provinces, to
organize a body of militia in Venezuela, which is why it is necessary to order
the enlistment of citizens available to integrate them.
Before this order, General Paez calls on all Venezuelans in a
position to integrate military and as such they do not respond to the call,
proceeded to make a public recruitment. This is seen by some as an act of force,
is reported to the executive by the mayor to Venezuela, General Juan Escalona,
who seeks to defend the rights of citizens, just as the city of Caracas,
presented to the Congress of Colombia an indictment of General Paez, taking as a
pretext to declare the country in assembly, as noted by the same Paez, during
the revolutionary movement in Petare occurred in 1824 and which had been
contained and dissolved by the same centaur.
This fact appears to be the first clash of General Paez with
management and legal order of the republic, but this is assumed to manifest
solidarity of the citizens of Caracas, they’re going to find his house and take
him to the chapter of the capital municipality and reinstate him in command
according to the letter that it sends to the Liberator Simon Bolivar, on May 1,
1826.
Restored to service as civil and military chief of Venezuela, issued
a new proclamation to the inhabitants of the Department of Venezuela, on 19 May
of that year, by which guaranteed peace and public health.
From that moment he began to speak of reforms to the Constitution and
to request the convening of the Great Convention of Colombia, which should
assist the representatives of Venezuela. They began to talk of federalism as a
way of solving the problems of the country after August 1826, the Federation
proclaims Puerto Cabello and Maracaibo are pronounced, Aragua, Cumana, and in
Ecuador, Quito and Guayaquil.
The seed of the disruptive element against Grancolombiano ideas began
to germinate. The Cosiata, known as the movement to break up the unity forged by
Simon Bolivar, was beginning to set.
Was it because of an action of Paez, who received orders from Vice
President Santander, or was not the allegations of the centaur reasoned defense
of his proposal for conscription or enlistment of citizens to form the militia.
The question in our view, led to a rush of General Santander, who listened to
the wrong person, General Juan Escalona, who wanted to succeed Paez in the
direction of the department of Venezuela, and there begins the disintegration of
the seed against unit.This was a bad time of General Paez to the story as it was
charged as an abettor. But if we review his action or enforcement, which
deprived him understand the order and poor decisions, hurt their pride and their
followers not to accept the low given the general and responded with patriotic
pride to return to his seat at the general , and before the amendment of the
chairman of the Great Colombia, the culture medium began to pierce the groove of
the unit.
Despite this dissonance, General Paez had an attitude attached to his
principles and constitutional rule and that is seen when the Liberator comes to
his homeland in 1827 and recognizes the General Paez, the highest authority in
the department of Venezuela, and it also recognizes the authority of liberating
genius as the driver of the Great Colombia. But the damage had been done, so we
could say then that this fling is the first setback in the political life of the
centaur.
Forced exile
Then in 1848, while acting as president of Venezuela, General Jose
Tadeo Monagas, the same who had taken up arms against the republic in 1831, 1833
and 1835 with the so-called revolution of reform, which deposed the presidential
throne to the wise Jose Maria Vargas, there is the sad fact of murder in the
Congress Hon Santos Michelena, Jan. 24, a circumstance that is caused by trying
to ignore the parliamentary law by President Monagas, to which most members
parliament, with conflicting criteria for the president decided to move its
meetings to the city of Puerto Cabello, which is not accepted by the executive
and ordered the deployment of troops to the congress.
This action will produce the final break between the two leaders and
allows us to see a scolding Paez Monagas tumultuous this attitude, demanding
that he act with decorum and poise of the magistrate driver of the country. Here
we note that the general Monagas, despite having been proposed and supported by
Paez in his candidacy for the presidency, still acting as resentful of his late
presidential choice to the throne and assume that not forgive Paez, the delay.
Lucubrations us then, knowing Paez performance virtues and actions of
those who were the protagonists of the liberation struggle and their ideas,
support their legitimate aspirations to Jose Maria Vargas, the wise transformer
civilian college and proponent development of the nation by The Economic Society
of Friends of the Country and the free and compulsory education and military
virtue and guarantor of legality, General Carlos Soublette.
And he kept the centaur in their claims to guide the path of
democracy, but was not heard by Monagas, who turned his passion for political
opponents of the centaur and a confrontation ensued in which our biography was
offended, who from that time suffered the most cruel outrages and taunts by the
president, who is acting without attachment to respect for the institutional and
investment and honor, Paez sent to the dungeons of the castle of San Antonio for
his eminence in Cumana.
This was a tough test for the centaur, who was mocked his confidence
and began to feel firsthand the collapse of republican institutions.
Out hard again in 1850 to exile and has to face loneliness in
disgrace, but the pride of being one of the builders of the country, keep you
upright and through the exchange of letters kept alive the flame of the
country’s institutional catering, continues to write to their friends, civil and
military, the need to recover the path of order and progress that had been
established from 1830 to 1847, when it occurred governments acting under the
aegis of the constitution of 1830. In contrast, in those times could be seen as
the personal ambition of a family project, complemented by some incendiary
demagogues like Antonio Leocadio Guzman and Ezequiel Zamora, who among others,
tore the constitutional scaffolding built with such effort.
In these circumstances we venture to extract a quote from the
manifesto written by Paez August 1, 1848, before his imprisonment, which states
among many things, the following:
“The legal order that has been in Venezuela, has happened an order of
violence and oppression, a change with so fatal a history that can predict the
imminent risk of threat to society, career independence and freedom, not excused
sacrifices (…) The judge to whom my unhappy country in charge of their destinies
in the past year has become its bitterest enemy. General Jose Tadeo Monagas has
resumed the exercise of arbitrary power and hold, has aroused the fiercest
passions of a part of society against another, and called her about the men
identified by their crimes or complicity in the various conspiracies that have
convulsed Venezuela. ” (1)
This testimony show us that despite the good will of many of the
children of the fatherland, who always lined sheepskin puts his ambition against
the right to achieve their personal ends, causing a serious blow to progress and
the established order.
This blow is going to feel the general Paez, it will haunt the rest
of his life, and will suffer in the flesh in exile, destitute, of friends, your
family, in solitude without the helping hand unknown and act in good faith, but
the untamed plains, such as horse race course, tempered by the hard labor of the
field, heralded a new dawn and ate with the hope to continue doing their
experience and desire of the great nation, and after a long exile returns to his
long to try to rebuild the broken and before the insurgency of the so-called
federal, incidentally assumes the leadership of the country in 1860 until 1863,
when signing the treaty of Coche and is Venezuela under the leadership of John
————————————–
1.-Jose Antonio Paez, Documentary code.
P. 55.
Crisostomo Falcon, who by adopting the constitution of 1864 will
create the department in honor Vargas guayre~no wise, recognizing the talent and
Pro Builder policies of development.
With the signing of the car means the General Paez, who despite his
effort, love, detachment, by restoring the normal path of constitutional, must
give the spaces, times change, new actors insurgents different projects,
adequate new paradigms and ways of acting which was used to, and start a new
journey by land that sheltered him from the Caribbean to New York, with a short
transit to Buenos Aires.
Another exile for not returning
These new times overwhelm their concern, the family unit is not going
to rebuild, the homing instinct stimulated by the reminiscences and longing for
loved ones fed the feeling of fatherhood and fuels the desire to be with his
family, and as can not be physically with them, through exchange of letters is
more continuous, more demanding and takes advantage of all travelers to send the
message, as well as distressed by the demands of daily life and the lack of
economic resources, use all arguments so that their salaries will be restored to
pay for their stay in foreign lands in New York, as seen below in a letter to
Federico Hellmund:
“Everything is very expensive, the war gives hope for completion and
there is no way to win or maintenance, that’s why I’m thinking of St. Thomas
where if I can not do much, but I’ll be closer to my family who, if not I can
see some part of it may come to me and accompany me in case of disease “(2).
—————————-
2 .- Jose Antonio Paez, Documentary
code. P. 65.
But faint and continues in his plea, claiming their demands at all
levels as we appreciate it in another letter to his friend Federico Hellmund,
responsible for processing their claims against the Venezuelan government:
“I enclose a letter to General Falcon (…) that I say it as you see,
to understand with you about ways to pay me my salary, I think the best way is
that you arrange with the government, demanding him a warrant for the house here
Boulton me the appropriate amount and deliver me than you and that Boulton is
paid for the rights to be displayed by their introductions in La Guaira and get
it I want you to speak Falcon person “(3).
In 1864 will have a financial hardship relief in his efforts since
that achieves Guzman payment of their salaries, but this is not enough and was
thinking of starting a business based on the sale of coffee and brown sugar to
make their livelihoods, such as expressed in one of his letters to Hellmund in
1865:
“I’m doing a test here with sweet brown sugar, which I think can be a
productive speculation, and for that reason I want to know if you could get
beyond four or five thousand newsprint while the same quality as those mentioned
was” … ( 4)
That desire entrepreneur puts his ability to trade other items such
as coffee and even medications, and ask for more referrals Creole products for
sale.
All this indicates that when a person acts based on its principles
and values, attached to their customs righteousness does not cease to procure a
decent life and will continue to operate the centaur in a strange land, earning
the appreciation, esteem and solidifying the pedestal built up throughout his
life, at the expense of effort and perseverance.
————————————————– —
3 .- Jose Antonio Paez. Documentary
repertoire. P. 66.
4 .- Jose Antonio Paez. Ob.
Cit. P. 69.
That is the example to follow, the man who in spite of the
vicissitudes experienced was unwavering in its aspirations and principles, and
although he had to taste the bitter cup of exile, far from their loved ones and
friends, never ranted its country, but kept her pride and appreciation of the
planting done for the benefit of others.
Well acted and lived the centaur of the plains, known as the Taita
Paez, or as the man who took advantage of the times lived and solace to
cultivate and write his autobiography which is a work of reference for the study
of the War of Independence, and as also to meet the initial years in the
construction of the Venezuelan Republic, but also took time to time to study the
theory and notation and delight at various stages of the world running with
piano master keys to get rhythm and harmony.
Ladies and gentlemen, friends, friends, thank you very much.
Remarks on June 13, 2009, in ASOPREDI in Catia La Mar, Municipio
Vargas, on the occasion of 219 anniversary of the birth of General Jose Antonio
Paez.
martes, 18 de octubre de 2011
“Cuando una operación cambio la historia”
Dr. Daniel José Sanchez Silva*
En el año de 1899 comienza una crisis institucional que dará al traste con el estado constituido y la cual será el comienzo de la hegemonía andina en Venezuela. A principios de este año estalla una crisis política debido a que las asambleas legislativas de los diferentes estados se han reunido para proclamar su autonomía; en especial el gran estado de los andes formado por Trujillo, Mérida y Táchira. El 23 de mayo de 1899 el General Cipriano Castro junto con 60 hombres, cruza el rio Táchira iniciando lo que se llamó la revolución liberal restauradora, luego de cinco meses entra a Caracas el 22 de Octubre de 1899 proclamándose presidente de la república.
Entre sus logros podemos hablar de la eliminación del caudillismo estabilizando políticamente al país. Inicia el fortalecimiento y la modernización del ejército nacional mediante la compra de armamento moderno. Su política de confrontación le trajo muchos enemigos y grandes fricciones internacionales entre ellos el bloqueo a las costas venezolanas de 1902. Gobernó con una elite proveniente de Valencia olvidándose de los andinos que lo habían apoyado. Ya para el año 1908 se encontraba al frente de un gobierno corrupto, con negocios turbios y un gran descontento popular. Su salud se vio minada debido a sus excesos sexuales, el alcohol y una vida desordenada.
El general Cipriano Castro desarrollará una fistula Vesico-Colónica (trayecto anormal entre el colon y la vejiga). Llegará a presentar una neumaturia (expulsión de gases por el pene) estando en el Club Venezuela. Inmediatamente se reúnen con él sus médicos más allegados y le plantean una intervención quirúrgica para curarlo. El 09 de febrero de 1907 se improvisa un quirófano en la quinta la Guzmania en Macuto (Resulta curioso que no se operara en el hospital Vargas que venía funcionando desde 1891). Los Cirujanos: Pablo Acosta Ortiz, llamado “el mago del bisturí” o “el príncipe de la cirugía”; José Rafael Revenga su médico persona y Lino A. Clemente que sirvió de anestesista (para la época la anestesia no era una especialidad y por lo tanto no habían anestesiólogos). En un momento de la intervención hay una caída brusca de la presión arterial acompañada por arritmias, probablemente por el uso del Cloroformo, y el anestesista dice: “se nos va” en ese instante los “Chácharos” o esbirros de Castro cargan las pajizas (escopetas de la época) y exclaman: “si el general se va, ustedes se van con él”. Motivo por el cual el Dr. Acosta Ortiz decide no continuar con la intervención y despertar al paciente. Luego de esto le recomiendan al general que se vea con el Dr. James Adolfo Israel, eminente urólogo berlinés en su clínica en Alemania.
Parte para Europa el 24 de noviembre de 1908 dejando encargado al General Juan Vicente Gómez, su Compadre, quien el 19 de diciembre de 1908 da un golpe de estado incruento terminando el periodo de Castro en el poder, pero siguiendo aun con la hegemonía andina. Castro jamás volvería a Venezuela y sufrió 16 años de exilio hasta su muerte en Puerto Rico en 1924. Gómez gobernaría durante 27 años hasta su muerte ocurrida en 1935.
* Médico miembro de la SOCIEDAD VENEZOLANA DE HISTORIA DE LA MEDICINA . Caracas Venezuela
Anestesiología– Medicina Crítica
e-mail: danielsanchez24@Yahoo.com
Franz Risquez I, descubrió el nacimiento del Orinoco
Eumenes Fuguet
Borregales (*)
Llegar hasta el nacimiento del rio Orinoco, fue una de
las proezas geográficas más importantes del continente; actividad planificada,
coordinada y ejecutada por el mayor del Ejército Franz Risquez Iribarren, nacido en Caracas el
12 de junio de 1917, casado con Doña Olga Clemente Lange, procrearon a: Olga,
Franz, Santiago y Vicente. El ministerio de la Defensa, considerando que en
varias ocasiones hubo intentos de llegar hasta el nacimiento del rio “Padre”, y
que varios países solicitaban permiso para el mismo fin, quizás para determinar
la existencia de minerales en el Sur del país, designó el 27 de marzo de 1951 al mayor Rísquez
comandante de la expedición con la denominación de franco-venezolana, por la
participación de cuatro franceses, de los cuales solo uno llegó al destino
final. Las reuniones de coordinación se realizaron en el Museo de Ciencias
Naturales cuyo Director era el científico José María Cruxent (1911-2005), con
asistencia de representantes de los ministerios de: Minas, Sanidad, Defensa,
Obras Públicas y Educación. El grupo multidisciplinario lo integraron
científicos y especialistas en las áreas de: Arqueología, entomología,
geología, geografía, hidrografía, astronomía, botánica, topografía, fotografía,
toponimia, meteorología, radiotelegrafía, geopolítica, navegación,
comunicaciones y logística. El transporte aéreo desde Caracas hacia Maracay-
Puerto Ayacucho- San Fernando de Atabapo y La Esmeralda, así como el
lanzamiento de equipos y provisiones en paracaídas, estuvo a cargo en forma eficiente
por la Fuerza Aérea Venezolana. A partir de La Esmeralda el desplazamiento de
las doscientas personas que inicialmente
integraron la histórica expedición los primeros días de agosto de 1951 se
realizó por curiaras, navegando contra la corriente; durante el trayecto se
encontraron con aborígenes makiritares, guaharibos, waikas y parajuri entre
otros; en ocasiones prestaron valioso apoyo abriendo picas, cuando las curiaras
no podían avanzar por los raudales; eran recompensados con machetes y cuchillos;
el mayor Rísquez les colocaba en el
pecho una especie de cadena con la efigie del Libertador. Durante la travesía mantenían
comunicación con los integrantes del Radio Club venezolano y de varios países
entre ellos: Panamá, Colombia, Francia, EE.UU. Brasil y Colombia. Durante el
desarrollo de la expedición hubo que evacuar hacia San Fernando de Atabapo y
Caracas varios de los arriesgados participantes, a causa de fracturas y enfermedades tropicales. Las lluvias eran
incesantes, los jejenes no dejaban de molestar. En algunos raudales se
perdieron curiaras con material para el
apoyo de la operación; logística recibida en paracaídas lanzados por los experimentados
pilotos militares, guiarlos por el mayor Rísquez mediante una Bandera Nacional
de gran tamaño, izada todos los días a las
6 de la mañana, antes de continuar la extenuante misión exploradora; las
574 islas, raudales, salto y caídas de aguas, recibían una denominación, como
referencia para actualizar las cartas topográficas disponibles. Solo 27 personas
pudieron llegar al nacimiento del Orinoco el 27 de noviembre de 1951 a las 0851
horas, ubicado a una Latitud de 2· 18´ y una Longitud de 63· 15´ a 1.100 metros
sobre el nivel del mar. Se ganaron 4.000
Kms cuadrados de nuestras delimitaciones territoriales. El 4 de diciembre
iniciaron el regreso a Caracas para la recopilación e informe final; las
curiaras especies de flora y fauna como algunos equipos utilizados son
expuestos en el Museo de Ciencias naturales, fiel testimonio del éxito logrado con riesgo y sacrificio. El Mayor Rísquez fue
condecorado con la Legión de Honor francesa, la Orden del Libertador y la
designación de “Hijo Predilecto del Territorio Amazonas”; designado “Miembro de
la Comisión Indigenista”; fue invitado a varios países como conferencista y nos
dejó su obra “Donde nace el Orinoco”
editado en 1962; valdría la pena reeditarlo para que nuestros paisanos conozcan
los pormenores de esta histórica expedición. Fallece este distinguido general
en Caracas el 8 de octubre de 1969.
Historia y tradición
(*) Gral. De Bgda.
eumenes7@gmail.com
lunes, 17 de octubre de 2011
Profética Carta de Jamaica
Eumenes Fuguet
Borregales (*)
Procedente de
Cartagena Bolívar llegó a Kingston el 14
de mayo de 1815; pasará siete meses desterrado, casi sólo y sin recursos
económicos. A Doña Gertrudis Toro le escribe: “Yo no tengo nada, lo poco que traje lo he repartido entre mis
compañeros de suerte”. Uno de los pocos que le tienden la mano es el comerciante escocés Maxwell Hyslop radicado
en Jamaica. De los diez mil documentos conocidos del Libertador, siete son los
estelares, uno de ellos es la profética Carta de Jamaica, contestación de una
misiva recibida el 29 de agosto del comerciante Henry Cullen, quien le había presentado un cuestionario. El
histórico documento fue escrito el 6 de septiembre del mismo año, en el cual
expone su criterio sobre la situación americana pasada y actual, y su concepto
sobre el porvenir de los pueblos. El escrito presenta un definido valor sociológico, de alto contenido
político, militar y visionario; el Libertador expone a la vez sus perspectivas llamadas proféticas, que se cumplirían a corto, mediano y largo plazo.
Escribió: “le presentaré tan solo las
ingenuas expresiones de mis pensamientos”. Visualiza la unión de países,
materializado con la creación de la República de Colombia el 17 de diciembre de
1819, conocida como la Gran Colombia o Colombia La Grande. En la carta
manifiesta: “Yo deseo más que otro alguno,
ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y
riquezas que por su libertad y gloria”. Se anticipa once años a la
realización del Congreso Anfictiónico de Panamá, reunido desde el 22 de junio al 15 de julio de 1826, cuando
escribe: “Ojalá algún día tengamos la
fortuna de instalar en Panamá un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas”. “De unirse la Nueva Granada con Venezuela, la capital podría ser
Maracaibo o una nueva ciudad con el nombre del Padre Bartolomé de Las Casas, el
filántropo sacerdote”. Explicaba que la lucha emancipadora no había logrado
sus fines por la falta de recursos económicos y de ayuda exterior, especialmente de Inglaterra que se niega a
enviar armas. El conflicto por lograr la independencia se transformó en una
guerra civil, con marcado tinte racista; Boves había logrado convencer a los
pardos, de que los verdaderos enemigos eran los blancos criollos, a quienes
había que destruir para distribuirse las tierras y riquezas. Los pueblos no
sentían el aprecio a la libertad y se conformaban con vivir bajo el régimen
colonial. Plasmó en su documento que: los
hermanos del norte, se han mantenido
inmóviles espectadores en esta contienda. Los jefes enviados por los españoles
solo destrozaban al pueblo; Sin duda Bolívar ratifica el infortunio de
Venezuela de vivir en un estado belicoso. Provincias
pequeñas como Panamá y Santa Marta y toda Centroamérica deberían ser más importantes
para los españoles, pues éstas representan un gran potencial en el futuro, si
esas naciones logran la independencia y un desarrollo de su economía, tienen el
potencial geográfico para ser una república muy rica. Visualizaba la
posibilidad de la construcción de un canal interoceánico, que conectaría el
océano pacifico con el atlántico. Las
islas más grandes del Caribe, son estas, en las que los españoles están más
afianzados, pero acaso estas islas no quieren la independencia. No creía
conveniente para Venezuela la implementación de sistemas como el federal y el monárquico,
exhortaba a no caer en sistemas de anarquía totalitaria. El resto de Europa ve con asombro las acciones tomadas por España, ya
que estos países poseen colonias en América, pero sin embargo, no agreden tan
fuertemente a sus pueblos, no quieren perder esas colonias, pero no ocasionan
tanto daño en sus pueblos. Bolívar expresaba que cuando los pueblos americanos se liberen de los españoles, será un
nuevo renacer para la vida política y social de dicha república. La unión que
ha mantenido la provincia de Chile y Buenos Aires ha sido vital para la batalla
de independencia de ambas provincias. Exhorta a los mexicanos a no dejarse
llevar por los tiranos y se refiere a Centroamérica como un territorio feliz. Culmina
su reflexión con una imprecación que repetirá hasta su muerte como es la unión,
porque Dios sostiene la justa causa de los americanos y les concederá la
independencia. Culmina la contestación: “Tales
son señor las observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter a
usted, para que las rectifique o deseche según su mérito”. La histórica Carta de Jamaica fue traducida al inglés
por el general canadiense John Robertson (1767-1815), quien por cierto escribió
la primera biografía que se conoce de nuestro Libertador.
Historia y Tradición
eumenes7@gmail.com
Gral. de Bgda.
sábado, 15 de octubre de 2011
Tulio Febres Cordero, merideño excepcional
Eumenes Fuguet
Borregales (*)
Grande es el legado
de quien enalteció el gentilicio emeritense y
venezolano con sus obras, dedicación al trabajo, formador de juventudes,
desarrolló con aciertos la prosa y el verso, la narrativa, investigador
acucioso, apegado al lar nativo, evoca el paisaje de la cordillera, y su
sencilla y cordial gente. Pionero de la gastronomía en Venezuela con su libro
“Cocina Criolla” escrito en 1899. Tulio no salió de Venezuela, reúne las cualidades de un excelente Cronista
Oficial, cargo designado en 1935. Nacido en la capital del estado Mérida el 31
de mayo de 1860, hijo de Foción Febres Cordero, descendiente de próceres, con
ascendencia coriana a través de Antonio Febres, Alférez Real de Coro, cuya
progenie se trasladaría hacia Maracaibo, Mérida y Ecuador, y Doña de Georgina
Troconis y Andrade. Sus primeras enseñanzas las recibe en el ambiente familiar
y en la Escuela de Varones de Mérida. En 1871 ingresa a la Universidad de Los
Andes para seguir los cursos de Latinidad y Filosofía, graduándose de bachiller
siete años después. Aprendió y realizó varios oficios que ayudaron al sustento
familiar tales como: zapatería, relojería, tipografía, encuadernación, y
pintura. Egresa abogado de la Universidad de Mérida en 1882, profesión que no
ejerció; Don Tulio no demostró inclinación hacia la política. Tipógrafo desde los
quince años bajo la tutela de Juan de Dios Picón Grillet, obtiene gran
habilidad en la preparación de la tinta, corrección de los escritos y la
utilización de los pesados rodillos. Sentía pasión por la historia patria y regional, el periodismo, la lectura, y la escritura; cual ratón de biblioteca
desempolvaba libros para obtener la verdad verdadera, mostrada en importantes
artículos publicados en la prensa local y en los periódicos que fundaba, entre
ellos: “El Lápiz”, donde publicó “Las
Cinco Águilas Blancas” en 1895, “El Centavo”, “El Billete” y “El Mosaico”. Designado en 1892
catedrático de Historia Universal en la ilustre Universidad de los Andes,
laboriosa actividad durante treinta y dos años, que aún jubilado continuó
ejerciendo hasta sus últimos días
terrenales. Nombrado vicerrector interino en 1912 y rector honorario en 1936,
designado por la presidencia de la República; en todo momento incentivaba a sus
alumnos al estudio. Contrae matrimonio con Teresa Carnevali Briceño en 1883, procrearon
seis hijos, herederos del calor familiar y virtudes ciudadanas. Don Tulio
desarrolló en 1885 una nueva técnica en la tipografía conocida como la
imagotipia o arte de representar imágenes con tipos de imprenta, igualmente
desarrolla en 1896 la foliografía 1896, la cual reproduce mediante impresión de
las hojas de las plantas. Destaca como novelista y cuentista con su estilo
sencillo y original; son lecturas obligadas: “”La Conquista de Valencia”, “Vida
Provinciana”, y “Don Quijote en América”. Admirador de Bolívar y Páez, sobre
éste último opinaba: “Páez entendía la
política como el arte de administrar con honradez y sabiduría los intereses
públicos, velar por el orden y las buenas costumbres, y proteger todos los
derechos que nacen de la libertad”. Referidos a la historia publicó: “El
Derecho de Mérida a la Costa Sur del Lago de Maracaibo”, “La imprenta en
Venezuela”. Al igual que Arístides Rojas, Tulio Febres Cordero se dedicó a la
investigación de las costumbres, tradiciones, creencias y relatos de los
pueblos, buscando infatigablemente los testimonios del pasado. La exitosa labor
ha sido reconocida en Venezuela y fuera del país con diferentes menciones. La
Academia Nacional de la Historia lo designó Miembro Correspondiente, igual
distinción recibió de Colombia, Guatemala y Francia; por parte del Papa León
XIII una condecoración, España e Italia igualmente le recompensaron la
brillante labor. Mantenía su lema: “Por Dios, por la Patria y por la Dama” (es
decir la mujer que representa a la familia, al amor y la virtud). Fallece en Mérida el 3 de junio
de 1938. Velado en la Catedral donde monseñor José Humberto Quintero (futuro
Cardenal), expresó en elocuentes palabras la vida y obra de este paisano
ejemplar. En 1960 se editaron seis volúmenes de sus obras completas; la familia
donó sus libros y documentos a la Biblioteca de Mérida para que las
generaciones presentes y futuras, lean y admiren el valioso legado de Don Tulio
Febres Cordero.
Historia y Tradición
(*) Gral. De
Bgda.
eumenes7@gmail.com
jueves, 13 de octubre de 2011
La catedral valenciana... algo de historia y "graffitte"( General José Antonio Páez)
Guillermo Mujica Sevilla || De Azules y de Brumas*
* Tomado de las siguientes direcciones:
Notas y Relatos del Cronista
Catedral de Valencia
Nos dice el Dr. González Guinán que su fundación se
inicia en el año de 1580, durante el gobierno del obispo Fray Don Juan de
Manzanillo. La fábrica progresa durante el episcopado de don Diego Antonio Diez
Madroñero en la segunda mitad del siglo XVIII. Este Obispo enfermó de gravedad
durante la visita pastoral que realizaba a Valencia, y murió en esta ciudad el 3
de febrero de 1769. Se lo sepultó en la llamada Capilla del Comulgatorio; donde
yacen sus cenizas.
En el mes de marzo de 1781 llegó a Valencia el famoso
obispo Don Mariano Martí, cuando la población de la ciudad y sus campos
inmediatos era superior a los siete mil habitantes. La fábrica del templo
continuó en ascenso, en medio a las estrecheces y a las alternativas de la
época. El impulso de mayor consideración se registra durante la permanencia
entre nosotros del general Pablo Morillo, el "Pacificador": herido de gravedad
en la batalla de La Puerta. Los ingenieros que formaban en su Estado Mayor
acometieron la construcción de la fachada principal, y comenzaron a construir la
torre sur. La torre del norte, con una elevación de 27 metros, estaba construida
para los comienzos del siglo XIX.
La capilla del Socorro comenzó a construirse para el
año de 1829. Se contó con el aporte de la señora Bárbara Nieves, querida del
general Páez, quien inició la suscripción con mil doscientos bolívares. Para el
año de 1874, siendo Vicario de Valencia el Dr. Pedro León Lovera, se sacó a la
calle de Marte, hoy avenida Urdaneta, la escalera que conduce a la torre Norte,
construyéndose una cripta debajo de ésta.
En ella fueron colocados los restos mortales que se
encontraban en el antiguo cementerio contiguo al Templo Mayor; ya que el terreno
debía quedar en condiciones de servir de asiento a la Casa Cural. Entre estos
restos se contaban los de los generales Ambrosio Plaza y Manuel Cedeño; muertos
gloriosamente en la Batalla de Carabobo. Sus cenizas fueron en consecuencia
vaciadas en fosa común, al pie de la torre Norte.
Relata la historia que el Libertador visitó hasta en
dos ocasiones el Templo Mayor. En la primera ocasión Bolívar asistió a las
exequias de Girardot. Ordenó entonces retirar el corazón, que él mismo llevó
hasta la Catedral de Caracas, y sepultarlo bajo las arcadas del Templo. Hasta la
fecha se ignora el sitio preciso donde yacen estas cenizas.
En la segunda oportunidad el Libertador lleva del
brazo una novia gentilísima: la valenciana Mercedes Párraga; hija del español
don Fernando Párraga y de la valenciana doña María de Jesús Hidalgo, Mercedes se
unía en matrimonio con el capitán José María Ortega y Mariño, oficial granadino
a la orden del Ejército Libertador.
En la mañana del 6 de mayo de 1830, después de jurar
como primer Presidente de Venezuela se llegó hasta el Templo Mayor, el general
José Antonio Páez; acompañado de sus ministros, edecanes; los miembros del
Congreso reunidos, en la histórica Casa de la Estrella; entre ellos el Dr. José
María Vargas, fundador de los estudios médicos en Venezuela. Viene también doña
Dominga Páez, hermana del General, residenciado en Naguanagua. Con gran
solemnidad se canta un himno de acción de gracias al Todopoderoso, por los
bienes y favores dispensados a la naciente República; desmembrada de la Gran
Colombia.
Este pequeño artículo de hoy sobre nuestra Catedral,
nos demuestra el inmenso esfuerzo que se hizo a partir de 1580, para ir logrando
a través del tiempo, tener nuestra ciudad valenciana, esta hermosa y valiosa
obra arquitectónica, orgullo de toda la valencianidad; y no, para que el
"modernismo" y falta de conciencia ciudadana, comiencen a plasmar en su
histórica construcción, los "clásicos Graffitte" alusivos a... y dañinos para la
sociedad y en especial para nuestra juventud.
¿Será posible, que en nuestra ciudad se siga
irrespetando de manera "abusiva" por éste y otros medios, todo lo que tiene que
ver con nuestra hermosa y gran historia tan duramente luchada y ganada?
* Tomado de las siguientes direcciones:
http://generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com/, Oscar José Márquez
miércoles, 12 de octubre de 2011
El Libertador y sus ideas administrativas
“El sistema de gobierno más perfecto,
es aquel que produce mayor suma de
felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política”.
Discurso
en Angostura- 15-II-1819
Grandes y efectivas actividades desarrolló en su corta
pero fructífera vida emancipadora
nuestro “Padre Libertador”; su amplia capacidad de trabajo, le permitió
materializar su juramento lanzado a los cuatro vientos en la antigua Roma el 15
de agosto de 1805. Lo estudiamos y conocemos como táctico, estratega, líder
militar, visionario, comunicador social, legislador, magistrado, abogado,
conservacionista, diplomático, humanista y por antonomasia Libertador, pero
poco sabemos de sus cualidades de administrador. Perdida la República nacida el 5 de
julio de 1811, se traslada a Curazao el
27 de agosto de 1812, y luego a
Cartagena de Indias, donde emite el 15 de diciembre su famoso Manifiesto
magistrados, diría:
“La disipación de las rentas públicas en
objetos frívolos, y perjudiciales, y particularmente en sueldos de infinidad de
oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y
federales, dio un golpe mortal a la República , porque le obligó a recurrir al
peligroso expediente de establecer el papel moneda sin otra garantía, que la
fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Concluida la exitosa Campaña Admirable iniciada el 14 de mayo
de 1813 en Cúcuta, al llegar a Caracas
recibe el título de Libertador el 14 de octubre de 1813, le corresponde dictar
medidas que controlen los escasos gastos públicos, preservando la renta del tabaco, principal fuente de
ingreso del Estado. En la continuación de las hostilidades en la afanosa
búsqueda de la ansiada como inexistente libertad, al regresar de nuevo a
Venezuela procedente de Haití, emitió en Carúpano un decreto de “Libertad de los
esclavos”
el de junio de 1816, al considerar
que estas personas no eran tratadas como
seres humanos sino como un bien económico.
Liberada la importante región de Guayana en agosto de
1817, decreta el 3 de septiembre la confiscación de bienes y permite la
exportación de ganado previo el pago de 8 pesos por cabeza; emite severas medidas
para evitar el contrabando de ganado en detrimento las rentas públicas,
estimula a los denunciantes dándole parte de lo recuperado. En su conocido mensaje dirigido en el Congreso de
Angostura reunido el 15 de febrero de 1819 nuestro Libertador dijo:
“Es el deber de
todo ciudadano vigilar sobre la legítima
inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”. A través del Orinoco se
moviliza hacia la Nueva
Granada , luego de realizar la proeza de atravesar el páramo
de Pisba el 5 de julio de 1819, triunfa en Gameza, Pantano de Vargas y Boyacá
el 7 de agosto. De nuevo dicta medidas para la obtención de recursos
financieros, ordena asignación de recursos para fundar un colegio de los niños
huérfanos, hijos de los mártires de la patria, tal fin dijo: “La educación e instrucción pública son el
principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la
libertad de los pueblos”.
El 16 de enero de 1820 en le entrega en San Juan de Payara al
general de brigada Antonio José de Sucre 80.000 pesos, para que se traslada
a la isla de San Thomas para compra 4.232 fusiles con sus respectivas
bayonetas, papel periódico, pólvora,
sables y telas, material necesario para la logística del ejército.
Encontrándose en Guanare rumbo a San Carlos en la ejecución de la concentración
previa a la batalla de Carabobo, le escribe el 24 de mayo a Fernando Peñalver: “Para el gobierno, nada será más útil ni
más satisfactorio, que corregir los abusos de la administración”.
Al llegar a Caracas el 29 de junio triunfante de
Carabobo, sin perder tiempo, designa una comisión de personas probas que
velarán por evitar fraudes y malversación de fondos y controlar las medidas
económicas tendentes a mejorar la situación económica a causa dela lucha
emancipadora, entre ellas la prohibición de circulación de la moneda de cobre española, confiscación de
bienes a los colaboradores de los realistas, igualmente se dictaron leyes sobre
las monedas, papel sellado, pesas y
medidas.
Realizada la liberación de Quito el 24 de mayo de
1822 mediante la batalla de Pichincha,
“Cima de la libertad”, obra magistral del general Sucre; el Libertador llega a
Lima el 16 de junio, procediendo a
dictar decretos en beneficio de mejorar
la situación financiera. Desde Pativilca-Perú le escribe el 15 de enero de 1823
al general porteño Bartolomé Salom: “La
impunidad de los delitos, hace que estos se cometan con más frecuencia; al fin
llega el caso, en que el castigo no basta para reprimirlos”.
Después del
triunfo en Ayacucho, “Cumbre de la gloria americana” el 9 de diciembre de
1824, el Libertador dicta nuevas
medidas en procura de reducir los gastos
y mejorar la economía de los pueblos
liberados; para el cuido de las vicuñas, decreta que el trasquilado se
realice únicamente los meses de abril, mayo, junio y julio, de modo de
protegerlas durante el período frío,
asignó un peso de bonificación por cada animal nacido, decreta el 5 de julio de
1825 la prohibición de la cacería de las
vicuñas. El 2 de agosto en Pucará-Perú, en relación al arriendo y venta de las
minas, indica: “Sobre el gobierno de la República gravita una
inmensa deuda, que debe procurar el gobierno por todos los medios en
extinguirla”.
Desde Chuquisaca-Bolivia, le escribe al general
Francisco de Paula Santander el 27 de diciembre b de 1825: “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio
conocido, no es ciudadano”. El 9 de
marzo de 1827 en Caracas, dicta las medidas para el buen funcionamiento de la
aduanas en Venezuela, exoneraba de pago de impuesto los siguientes rubros:
instrumentos de cirugía, agricultura, semillas, libros, imprentas, mapas e
impresos. Prohíbe exportar: caballos, yeguas, mulas, asnos,
ganado vacuno y metales en pasta; exoneraba de pago de exportación: café,
arroz, maíz y efectos manufacturados en Venezuela. Encontrándose en Bogotá le
informa al Contador General el 24 de
junio de 1828: “La bancarrota, es el
colmo de las calamidades que pueden sobrevenir en una nación”.
En su elocuente mensaje dirigido en el Congreso
Admirable en Bogotá el 20 de enero de 1830 dijo: “La deuda pública es el cáncer de Colombia”.
Bolívar y la Corrupción. La lucha contra el flagelo de la corrupción fue una de las más grandes
preocupaciones del “Padre de la
Patria ”, consideraba
que el único medio de erradicar este delito era mediante la elaboración y aplicación de severas leyes. El 11 de
septiembre de 1813, sitiando al castillo San Felipe de Puerto Cabello, firma un
Decreto de aplicación a los defraudadores de la renta del tabaco.
Artículo 1ro. Todo aquel que fuere
convenido de haber defraudado los
caudales de la Renta
Nacional del tabaco, será pasado por las armas y embargados sus bienes. El 12 de enero de 1824 en
Lima decreta: Artículo 1ro. Todo
funcionario público a quien se le conviniere en juicio sumario por haber
malversado o tomado para sí los fondos de diez pesos para arriba, queda sujeto
a la pena capital. Artículo 2do. Los jueces a quienes según la ley, compete
este juicio, que en su caso no procediesen conforme a este decreto, serán
condenados a la misma pena. Artículo 3ro. Todo individuo puede acusar a los
funcionarios públicos del delito que indica el Artículo 1ro.
Notamos que el Libertador se esmeraba en gobernar a
todos, para todos y por el bien de todos; Bolívar exterioriza en la Última Proclama
dictada en Santa Marta el 10 de diciembre de 1830: “colombianos, mis últimos
votos son por la felicidad de la patria”
Recordemos que: “el
lápiz con que se escribe la historia no tiene borrador”.
Bolívar y la religión católica
Eumenes Fuguet Borregales (*)
El Libertador en muchos de sus escritos, discursos y
conversaciones, exterioriza su acendrada formación cristiana y manifestación de
fe; nos ha legado aparte de la independencia, sus estimulantes mensajes de
esperanzas, de moral y del permanente culto al Dios Todopoderoso. Su nombre
lleva incluido el de “la Santísima Trinidad”,
devoción de la familia a la augusta Trinidad, a la cual “El Padre de
la patria” procuró conservar, exaltar y venerar. Santísima Trinidad es el nombre
del panteón familiar que se encuentra en la Catedral de Caracas, y de la
iglesia convertida en el Panteón Nacional, construida con importantes aportes
de la familia Bolívar. Entre tantas aseveraciones relacionadas con el tema,
seleccionamos algunas: en el discurso enviado al Congreso de Bolivia preparado
en Lima el 25 de mayo de 1826 expone: “La religión gobierna al hombre en la
casa, en el gabinete, dentro de sí mismo; sólo ella tiene derecho de examinar
su conciencia íntima”, igualmente: “Los padres de familia no pueden
descuidar el deber religioso hacia sus hijos”; de ese mensaje son sus sabias
palabras: “El destino del ejército es
guarnecer la frontera. ¡Dios nos preserve de que vuelva sus armas contra los
ciudadanos!”. El 19 de septiembre de 1812 desterrado en Curazao, le escribe
al español Francisco Iturbe, quien le consiguió el pasaporte para salir de
Venezuela: “Los beneficios que se hacen hoy, se reciben mañana, porque Dios
premia la virtud en este mundo mismo”. Ante la Asamblea Popular realizada en la
iglesia de Francisco en Caracas el 2 de enero de 1814 expresa: “La Providencia
y no mi heroísmo, ha operado los prodigios que admiráis”. En momentos difíciles
en Carúpano el 7 de septiembre de 1814, culmina su famoso Manifiesto: “Dios concede la victoria a
la constancia”. En la conocida Carta de Jamaica escrita el 6 de septiembre de
1815: “Siempre las almas generosas se interesan en la suerte de un pueblo que
se esmera por recobrar los derechos con que el creador del universo los han
dotado”. Movilizándose hacia Ocaña el 23 de enero de 1815: “Persuadamos a los
pueblos que el cielo nos ha dado la libertad para la conservación de la virtud
y la obtención de la patria de los justos”. El 17 de febrero de 1818 en un
discurso a los llaneros dijo: “Bendecid pues a la Providencia que os ha procurado
un gobierno, el más conforme a la dicha del género humano”. Le escribe al
general chileno Bernardo O Higgins desde Huaraz-Perú el 14 de junio de 1824:
“Dios guía los pasos de los hombres”. En Chancay-Perú, el 10 de noviembre de
1824, le escribe a monseñor Rafael Lasso de La Vega, Obispo de Mérida: “Casi
todo el Perú es nuestro; porque el cielo es prodigioso con los que combaten por
la justicia, y severo con los opresores”. Desde Potosí le escribe a su hermana
María Antonia el 27 de octubre de 1825: “protegeré la religión hasta que
muera”. El 6 de diciembre de 1830 llega a la hacienda-ingenio San Pedro
Alejandrino en Santa Marta, al día siguiente en la biblioteca de la casona le
dice al ilustre español Don Joaquín de Mier y Benítez el dueño de la residencia:
“Jesucristo, Don Quijote y yo, hemos sido los grandes majaderos de la
humanidad”. El 10 de diciembre de 1830, al dictar su Última Proclama y Testamento
indica: “En el nombre de Dios Todopoderoso. Amen…Yo…firmemente creo y confieso
el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero y en todos los
demás misterios que cree, predica y enseña nuestra santa madre iglesia
católica, apostólica y romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto
vivir hasta la muerte como católico y fiel cristiano”. En un momento de lucidez
antes de fallecer le diría a sus leales amigos que lo acompañaban: “Me siento morir, mi plazo se cumple. Dios
me llama; tengo que prepararme a darle cuenta, y una cuenta terrible ha sido la
agitación de mi vida; y quiero exhalar mi último suspiro en los brazos de mis
antiguos compañeros, rodeado de sacerdotes cristianos de mi país y con el
crucifijo en las manos”. Bolívar tiene un templo en el corazón de los
hombres de buena voluntad.
Historia y Tradición
(*) Gral. de Bgda.
eumenes7@gmail.com
lunes, 10 de octubre de 2011
EL MANGO EN VENEZUELA
Por Carlos Alarico Gómez*
" La historia es una ciencia y, por tanto,debe ser tratada como tal"C.A.G
Gabriel García Márquez publicó en 1989 el libro El General en su Laberinto y, como
era de esperarse, la obra del merecidamente celebrado Premio Nobel de
Literatura (1982) se agotó apenas llegó a los anaqueles. Como siempre, el
hombre de Aracataca había trabajado con mucho ahínco para lograr éxito y, si
bien se trataba de una novela histórica, tuvo el cuidado de consultar la poca
documentación existente sobre los últimos meses de la vida del Libertador para sustentar
sus aseveraciones. No obstante, desechó la seguridad que le proporcionaba la
experiencia de haber conocido a fondo el personaje Simón Bolívar a través de
sus lecturas, prefiriendo, en cambio, buscar historiadores
venezolanos que lo ayudaran a cotejar datos que no estaban en la documentación
consultada. Le preocupaba, en particular, la aseveración que había formulado en
las páginas de ese libro en el sentido de que Simón Bolívar comió mango al
lado de su amada Josefina Machado, mientras vivió con ella en Angostura entre
los años 1817-1819.
Uno de los asesores seleccionados por el Gabo para
verificar esa data fue el historiador venezolano Vinicio Romero, casado con una
dama guayanesa, región donde vivió varios años. El consejo que le dio fue de no
usar esa información porque tenía la convicción de que el mango no llegó a
Venezuela sino mucho después de la Batalla de Carabobo. Romero basó
su aseveración en lo previamente argumentado por Lisandro Alvarado
(1921), Henry Pittier (1926) y Arturo Uslar Pietri (1967), a lo que hay que
añadir que éste investigador había dedicado todo su esfuerzo intelectual
al estudio de la figura del Libertador y, por esa razón, el escritor colombiano
no vaciló en eliminar ese dato de su obra.
No obstante, tan pronto salió a la luz pública el libro
en referencia y se pudo conocer el hecho narrado, el investigador Pablo Ojer se
puso las manos en la cabeza y expresó con honda preocupación que Romero no
tenía razón, ya que él tenía pruebas irrefutables de la manera cómo se
introdujo el mango en Venezuela durante la época provincial. La afirmación la
hizo ante un grupo de familiares y amigos que lo acompañábamos en su casa de
Santa Inés, en Caracas, quienes oímos con gran interés las precisas y bien
documentadas explicaciones que nos proporcionaba el profesor
Ojer y, por lo tanto, no nos sorprendió en lo absoluto la lectura de
un artículo suyo que publicó algún tiempo después en el Diario de Caracas (04-05-1991) titulado
“Sancinenea, introductor del mango en Guayana”, en el cual presentaba las
pruebas de que le asistía la razón.
Fermín de Sancinenea
En
efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin
preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la
mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que
le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29
de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy
Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra
Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...".
Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había
sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de
Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de
Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al
Nuevo Mundo.
En el documento se explica el modo cómo Sancinenea
le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes
se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor
fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de
la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había
sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa
época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de
Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses.
Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a
Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.
Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese
captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se
adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a
la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800
durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en
que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de
gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los
que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de
Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de
poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas
del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.
Otro dato importante en torno a este hecho es que
Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos
IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana,
que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura.
La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo
de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran
interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido
personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación
que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó
su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así
como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que
desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que
logró obtener durante su larga e intensa vida.
Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su
pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán
General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia,
le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la
jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud
fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a
Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia,
después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las
que se destaca la introducción del mango en Venezuela.
Visión retrospectiva: ¿Cómo
entró el mango en Venezuela?
Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la
población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó
hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios
años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le
otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de
la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de
ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de
transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.
Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el
mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más
tarde. La explicación de la manera cómo logró encontrar
e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la
carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada
por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España,
mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea
narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y
que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los
Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.
Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago
en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien
condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó
rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del
mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en
abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto
aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de
saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del
inmenso Orinoco.
Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa
Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta
de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el
que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un
artículo que publicó en El Universal del
26 de mayo de 1985.
El mango en la historia de la
medicina
La historia del mango es de antiquísima data. Se
cultivaba ya en tiempos prehistóricos, según se puede inferir de antiguos
documentos existentes en la India, donde se mencionan las propiedades de
esa sabrosísima fruta. La información se encuentra en muchísimas
publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del
sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de
leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen
detalladas narraciones sobre las bondades del mango en asuntos
relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto
sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país
desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.
I.
En Venezuela, al mango también se le ha hecho acreedor de
reconocimiento, debido a sus características intrínsecas y por haber
contribuido al sustento de los agricultores que se dedicaron a su cultivo.
En el estado Cojedes, por ejemplo, el gobierno regional llegó a
conceder la “Condecoración del Mango”, dada la admiración que le
tienen sus moradores a esta fruta, debido a sus múltiples acciones
beneficiosas para la salud, cuyas bondades han sido comprobadas y
reconocidas mundialmente por el gremio médico, por los nutricionistas y por el
ciudadano común. Sus aplicaciones son numerosas, pero las más reconocidas son
las de proporcionar antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma
preventiva contra el cáncer del colon, además de suministrar vitaminas C y B5,
lo que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de
problemas en la epidermis.
No obstante, su ingestión excesiva produce efectos
laxantes, sobre todo en los meses de abril y mayo que es cuando ocurre la sobre
abundancia de la fruta y, obviamente, eso produce un consumo desbordado en la
población. Y la razón es que el mango tiene un alto contenido de fibra, por
cuyo motivo se debe tener la precaución de no ingerir más de 300 gramos
al día. En esa cantidad es una excelente ayuda para el estreñimiento,
debido a que facilita la digestión, según se ha podido comprobar, pero es fácil
caer en excesos dado el rico sabor de la fruta.
Sus beneficios para la salud son de tal magnitud que está
totalmente comprobada su positiva influencia en la reducción de las
tasas de colesterol y como coadyuvante en el control de la glicemia, lo que
resulta altamente gratificante para el ser humano. También es recomendada su
ingestión para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un
alto contenido de potasio y, como si eso no bastara, posee además un efecto
saciante que favorece a las personas que sufren de diabetes o de exceso de
peso. A todo esto se debe agregar que hay muchas personas que le atribuyen
efectos afrodisíacos y si bien esto no ha sido del todo comprobado, vale la
pena averiguar. Como se puede observar, hay múltiples razones para estar
agradecidos del mango y al entenderlo así se puede comprender por qué los
hindúes lo veneran con tanta devoción, atribuyéndole parte de su
felicidad. También ayuda a entender a los cojedeños, a los guayaneses y a
otros connacionales que celebran la fiesta del mango con alegría
contagiosa, costumbre que se ha ido extendiendo en Venezuela.
Las cualidades del
mango
El mango es una fruta de pulpa carnosa, baja en calorías,
de sabor dulce y grata al paladar, que está lista para ser consumida cuando su
concha se torna amarilla o rosada, según la variedad. En Venezuela se prefiere
la especie llamada “Bocado”, que resulta deliciosa por su sabor y contextura,
pero también se puede conseguir el mango “Manila” en el oriente del país, tal
como asevera el célebre historiador Germán Carrera Damas quien es un fiel y
constante consumidor de la deliciosa fruta. Carrera estima que esta variedad de
mango entró en América a través de Acapulco, México, después de cruzar el
Océano Pacífico desde Luzón.
Tal posibilidad es altamente factible y de hecho hay autores que han señalado que viajeros
españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila a fines del siglo XV,
lo que explicaría su llegada a México en una época en que España comenzaba a
tomar posesión del continente recientemente descubierto por Colón. Si bien el
mango “Manila” es apreciado en la región nor-oriental del país, una variedad
que también compite en la aceptación de los consumidores es el mango “Melocotón”,
de gran tamaño, que posee sabor y olor muy similar al melocotón en almíbar,
característica que le ha hecho ganar ese calificativo.
Entre las variedades más populares de la “Mangifera
indica lennis”, como se llama científicamente a la popular fruta,
están: los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto,
favorecidos ampliamente por el comercio, entre los que se destaca la variedad
conocida como la manga; y el bocao, que es el preferido por la
mayoría, dado el delicioso sabor de su pulpa y al hecho de que se puede comer
sin la incomodidad del mango de hilacha, que si bien muy sabroso, tiene la
desventaja de incrustarse entre los dientes, lo que obliga al consumidor a
ayudarse con los dedos para sacarse de la boca el indeseado visitante, lo que
no es apreciado por las damas, que encuentran decididamente vulgar ese
indeseable hábito.
El
árbol del mango
Puede alcanzar hasta unos treinta metros de altura,
aunque los agricultores prefieren a los que tienen un promedio de diez metros,
lo que consiguen mediante la técnica de aplicación de injertos. De ese modo
incrementan la producción en el menor tiempo posible, aumentando la
productividad, además de facilitar la recolección del producto durante la
cosecha. De esa práctica agrícola surgió el dicho de que "los
mangos están bajitos", refiriéndose sin duda a que cuando las matas están
bien cargadas el trabajo de los campesinos se facilita, haciendo
menos ardua su labor. También permite que los niños puedan acercarse
a las matas de mango y atrapar las frutas con más facilidad, muchas veces
sin el consentimiento de sus dueños. Es común ver en los alrededores de los
mangales, en tiempo de cosecha, niños corriendo con el producto de su rapiña
entre las manos, mientras los productores les gritan improperios. Pero todo
ello, bueno es decirlo, forma parte de la tradición del pueblo venezolano y
nunca se ha sabido de un niño que haya sido encarcelado o herido como
consecuencia de haberse adueñado de un par de buenas mangas del
solar vecino.
El mango en la política
En el siglo XIX se
hizo muy popular el dicho “Los mangos están bajitos” y se usó mucho en la
política, pues servía para expresar que las cosas estaban listas para ser
llevadas a cabo o que ya el asunto en ciernes había sido descubierto. Tal
creencia popular pudo ser comprobada en 1913 por el general Francisco Linares
Alcántara, pero el aprendizaje le costó la enemistad de Juan Vicente Gómez y el
exilio. El problema se originó debido a la ruptura política entre los generales
Román Delgado-Chalbaud y Gómez, que habían sido muy buenos amigos, compadres y
socios en varias empresas, pero que en ese año se enfrentaron por rivalidades y
malentendidos, lo que llevó al primero a implementar un proyecto para derrocar
a su compadre Gómez.
Linares Alcántara, que había sido separado de sus
responsabilidades de gobierno, se involucró en la conspiración, a pesar de ser
muy allegado a Gómez, hasta el punto de que tenía amores con Regina, la
hermana del dictador, a la que había prometido matrimonio. Cuando Gómez se enteró
del intento que se fraguaba en su contra procedió a designar al
coronel Agustín Tirado Medina para que detuviera a Delgado-Chalbaud.
Tirado aceptó el encargo, pero sabía muy bien que la misión encomendada era
peligrosa y, por tal razón, averiguó los hábitos del militar en desgracia y
pudo saber que acostumbraba salir muy temprano en su coche tipo Victoria,
que era guiado por dos hermosos purasangres color castaño y, con esa
información, tomó la decisión de esperarlo frente a su casa desde las primeras
horas de la madrugada.
Su estrategia dio resultado. Poco antes de las seis de la
mañana del 17 de mayo de 1913, Tirado escuchó que el coche del general
Delgado-Chalbaud se aproximaba y con todos sus sentidos en alerta se aprestó a cumplir sus instrucciones y se
colocó frente al portón, pues sabía muy bien que el conductor tenía que
aminorar la velocidad en ese lugar para poder salir de la casa
y tomar la calle. No hizo falta ninguna violencia. De hecho,
Delgado-Chalbaud lo conocía muy bien y, tan pronto lo vio, ordenó frenar el
coche para conocer el motivo de la presencia de Tirado, lo que éste aprovechó
para saludarlo militarmente y al acercársele le colocó un revólver en el
pecho para luego conducirlo preso a La Rotunda.
Linares Alcántara se enteró del suceso a través de
Regina, hermana del Presidente, quien le dijo: Es mejor que salgas del país por un tiempo, Panchito, mientras las
cosas se arreglan. Linares le hizo caso a su novia, pero dudó mientras
preparaba su salida: ¿Será verdad que su futuro cuñado lo quiere detener?
Y ante la incertidumbre, decidió llamar por teléfono al Presidente
y al responderle se produce el siguiente diálogo:
-Ala, Alcántara, ¿qué noticias me tiene?
A lo que Linares Alcántara contesta:
-Nada, mi general, quería saber si todo estaba bien. ¿Cómo
van las cosas?
Y Gómez le expresa:
-Pues, nada, amigo Alcántara. Es
que como los mangos están bajitos, estoy meniando la mata pa’ que se caigan.
Tan pronto escuchó esas palabras no
lo dudó más y como conocía muy bien a Gómez sabía que su vida estaba en
peligro. Por tanto, esa misma noche cabalgó a toda marcha hacia Puerto
Cabello, donde tenía una chalupa esperando para conducirlo a Curazao.
Es posible que el dictador deseara dejarlo escapar por petición de
Regina, pero Linares prefirió no quedarse a
esperar la decisión. La desgracia fue grande para los protagonistas de
aquel suceso. Delgado Chalbaud pagó 14 años de cárcel y al salir en libertad
comandó la invasión del Falke y allí
murió en un enfrentamiento contra el general Emilio Fernández. Regina murió
soltera, recordando a su dulce Panchito y el matrimonio que no pudo ser.
Y Linares tuvo que esperar la muerte de Gómez para regresar del exilio. Es
decir, tuvo que aguardar a que los mangos estuvieran bajitos, lo que
equivalía a decir: a que Gómez muriera.
A su regreso a Venezuela, tuvo la oportunidad de observar "la
meneada de mata” que efectuó López Contreras, para que “los mangos
cayeran". Es decir, meneó la mata de mango, pues ya estaban maduros y
había que propiciar su caída, lo que significa en el lenguaje político
venezolano que el Presidente tenía que propiciar los cambios que la nación
requería o el tumbado habría sido él.
Años más tarde, el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa criticó la
alianza de Jóvito Villalba -jefe del partido URD, de ideología liberal-, con
Herrera Campins -candidato socialcristiano a la Presidencia de la República- y
expresó que eso era como una ensalada de mango con morrocoy, incorporando un
nuevo dicho al ya amplio vocabulario relacionado con la fruta, modernizando la
expresión tradicional de que “eso es más raro que un plato de mango con arroz”
o también que “eso es un arroz con mango”. Quería expresar el recordado maestro
Prieto que era una alianza imposible y en ello tuvo mucha razón, pues ésta no
se prolongó más allá de unos meses, mientras duró la “luna de miel” de
1979.
El mango y el amor
No obstante, el léxico del mango va más allá de las peligrosas sutilezas
políticas. De hecho, la exquisita dulzura de la fruta, su aroma, su textura y las
redondeces de su forma encuentran un campo fértil para que los enamorados de
todas las épocas lo relacionen con el amor y con la belleza femenina. Es
frecuente escuchar a un joven perspicaz manifestarle a una linda dama que pasa
por su lado: “Eres más dulce que mango de hilacha”, aunque otros prefieren
palabras más crudas, tales como "mi vida, estás como un mango". Como
se ve, la deliciosa fruta también se usa para expresar la admiración que un
hombre siente por la mujer que le agrada.
La economía
En Ciudad Guayana –la región por la
que entró el mango- se ha comenzado el proceso de industrialización de la
concha y de la semilla de esa fruta, la cual tiene una variadísima aplicación
en el campo nutricional y de salud. Particular crecimiento se ha notado
últimamente en el procesamiento de los jugos de mango, a veces combinados con
naranja, zanahoria u otros frutos. Y, como siempre, ha continuado creciendo la
comercialización de conservas y jaleas de mango, de gran aceptación en el
mercado venezolano.
Sin embargo, lo que ha permitido la gran expansión del
mango en el territorio nacional fue el desarrollo de la técnica de injertos, la
cual surgió debido a que una buena parte de la producción se perdía por la
carencia de criterios de producción y mercadeo, ya que su abundancia en la
época de cosecha y su lejanía con los grandes centros de consumo hacían que se
perdiera una buena parte de la cosecha. El mango injertado hace posible que el
árbol pueda cultivarse en un ambiente no apropiado, pero dotado de un sistema
de riego controlado, lo que permite programar varias cosechas y ofrecer el
producto durante casi todo el año.
El injerto es el método de propagación preferido por los
productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos pueden
ser de de aproximación o de corona. En los viveros se acostumbra usar maceteros
con plantitas de mango a las que se pegan yemas o púas de la variedad
seleccionada. Los expertos sugieren que las yemas para injertar sean tomadas de
las puntas de las ramas jóvenes, lo que revela una cierta discriminación con
las de mayor edad, pero insisten en que el gajo para injertar y el patrón sean
iguales o similares en tamaño y madurez y, en ese sentido, recomiendan la
escogencia de las mejores ramitas, así como la selección de madera bien madura.
Cuando se injerta deben amarrarse ambas partes con rafia (palmeras de fibra
resistente y flexible), cinta plástica o ristra de platanera humedecida.
Después de cuatro semanas se examina la yema y, lógicamente, el agricultor debe
tener sumo cuidado mientras el injerto pega y la planta comienza a
desarrollarse, porque ese es su objetivo. Si trabaja con cuidado y dedicación,
logrará que la planta crezca sana y robusta, lo que premiará su paciencia y le
aportará además una merecida ganancia como consecuencia de su esfuerzo.
Cualquiera que sea la técnica utilizada para la
propagación, siempre debe considerarse el tipo de suelo y las necesidades
hídricas para poder programar la cantidad de hectáreas a sembrar, la producción
por fechas y el mercado. En este último aspecto se deben evaluar los canales de
distribución y de comercialización, con el fin de garantizar el éxito del
inversionista. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los
conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada),
pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).
Venezuela figura de segunda entre los productores de la
América del Sur, superada únicamente por Brasil. El líder de la producción
mundial es Asia, como es de suponer, seguida de África, Norteamérica,
Suramérica, Oceanía y Europa (Fuente: FAO). Si se toma en cuenta el actual
poderío económico de Europa, se puede
visualizar un mercado bien interesante para los productores venezolanos. Hoy
día su uso se ha extendido a la buena
mesa, abarcando los restorantes de categoría cinco estrellas, donde los más
reconocidos chefs hacen sus mejores esfuerzos para complacer paladares
exigentes.
El mango en la buena cocina y
en el bar
Scannone, el reconocido gourmet venezolano, ha incluido
en su libro Mi cocina (2006) la salsa
de chutney de mango, pavo relleno con mango, lairenes y duraznos, el dulce de
mango en almíbar y la jalea de mangos verdes con azúcar o papelón. Helena Todd
(1999), por su parte, recomienda la jalea de mango en su libro Las recetas caraqueñas. La fruta ya ha
llegado incluso al bar y forma parte de la variada selección de cócteles que se
ofrece a catadores exigentes en las barras más sofisticadas del país. Como
podrá apreciar el lector, el mango ha trascendido las barreras culturales en
todo el orbe y no hay un rincón del planeta, en los cinco continentes, donde no
se haya saboreado esta riquísima fruta.
Bibliografía:
García Márquez, Gabriel. El General en su Laberinto. Bogotá: Edit. Oveja Negra. 1989.
GUÍA AGRÍCOLA. Ediciones MAC. Caracas.1968.
Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Caracas:
Monte Ávila Editores (Tomo IV). 1991, 2da. ed.
Méndez Salcedo, Ildefonso. La Capitanía General de Venezuela. Caracas. Edic. ULA-UCAB. (2002.
Ojer, Pablo/ Sanoja, Mario/ Ramírez, Tulio. Barrancas del Orinoco. Caracas. Ediciones ME. 1990.
Ojer, Pablo. Sancinenea, introductor del mango en Venezuela. El Diario de
Caracas. 1991.
Scannone, Armando. Mi cocina. Caracas: Editorial Arte. 2006.
Serpa Arcas, Diego. El mango en la ruta de Humboldt. Caracas: El Universal. 1985.
Todd, Helena. Las recetas caraqueñas. Caracas: Editorial L. L. El Nacional.1999.
EL MANGO EN VENEZUELA
Por Carlos Alarico Gómez
Gabriel García Márquez publicó en 1989 el libro El General en su Laberinto y, como
era de esperarse, la obra del merecidamente celebrado Premio Nobel de
Literatura (1982) se agotó apenas llegó a los anaqueles. Como siempre, el
hombre de Aracataca había trabajado con mucho ahínco para lograr éxito y, si
bien se trataba de una novela histórica, tuvo el cuidado de consultar la poca
documentación existente sobre los últimos meses de la vida del Libertador para sustentar
sus aseveraciones. No obstante, desechó la seguridad que le proporcionaba la
experiencia de haber conocido a fondo el personaje Simón Bolívar a través de
sus lecturas, prefiriendo, en cambio, buscar historiadores
venezolanos que lo ayudaran a cotejar datos que no estaban en la documentación
consultada. Le preocupaba, en particular, la aseveración que había formulado en
las páginas de ese libro en el sentido de que Simón Bolívar comió mango al
lado de su amada Josefina Machado, mientras vivió con ella en Angostura entre
los años 1817-1819.
Uno de los asesores seleccionados por el Gabo para
verificar esa data fue el historiador venezolano Vinicio Romero, casado con una
dama guayanesa, región donde vivió varios años. El consejo que le dio fue de no
usar esa información porque tenía la convicción de que el mango no llegó a
Venezuela sino mucho después de la Batalla de Carabobo. Romero basó
su aseveración en lo previamente argumentado por Lisandro Alvarado
(1921), Henry Pittier (1926) y Arturo Uslar Pietri (1967), a lo que hay que
añadir que éste investigador había dedicado todo su esfuerzo intelectual
al estudio de la figura del Libertador y, por esa razón, el escritor colombiano
no vaciló en eliminar ese dato de su obra.
No obstante, tan pronto salió a la luz pública el libro
en referencia y se pudo conocer el hecho narrado, el investigador Pablo Ojer se
puso las manos en la cabeza y expresó con honda preocupación que Romero no
tenía razón, ya que él tenía pruebas irrefutables de la manera cómo se
introdujo el mango en Venezuela durante la época provincial. La afirmación la
hizo ante un grupo de familiares y amigos que lo acompañábamos en su casa de
Santa Inés, en Caracas, quienes oímos con gran interés las precisas y bien
documentadas explicaciones que nos proporcionaba el profesor
Ojer y, por lo tanto, no nos sorprendió en lo absoluto la lectura de
un artículo suyo que publicó algún tiempo después en el Diario de Caracas (04-05-1991) titulado
“Sancinenea, introductor del mango en Guayana”, en el cual presentaba las
pruebas de que le asistía la razón.
Fermín de Sancinenea
En
efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin
preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la
mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que
le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29
de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy
Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra
Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...".
Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había
sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de
Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de
Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al
Nuevo Mundo.
En el documento se explica el modo cómo Sancinenea
le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes
se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor
fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de
la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había
sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa
época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de
Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses.
Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a
Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.
Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese
captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se
adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a
la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800
durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en
que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de
gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los
que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de
Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de
poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas
del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.
Otro dato importante en torno a este hecho es que
Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos
IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana,
que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura.
La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo
de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran
interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido
personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación
que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó
su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así
como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que
desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que
logró obtener durante su larga e intensa vida.
Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su
pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán
General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia,
le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la
jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud
fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a
Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia,
después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las
que se destaca la introducción del mango en Venezuela.
Visión retrospectiva: ¿Cómo
entró el mango en Venezuela?
Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la
población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó
hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios
años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le
otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de
la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de
ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de
transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.
Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el
mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más
tarde. La explicación de la manera cómo logró encontrar
e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la
carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada
por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España,
mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea
narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y
que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los
Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.
Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago
en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien
condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó
rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del
mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en
abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto
aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de
saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del
inmenso Orinoco.
Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa
Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta
de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el
que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un
artículo que publicó en El Universal del
26 de mayo de 1985.
El mango en la historia de la
medicina
La historia del mango es de antiquísima data. Se
cultivaba ya en tiempos prehistóricos, según se puede inferir de antiguos
documentos existentes en la India, donde se mencionan las propiedades de
esa sabrosísima fruta. La información se encuentra en muchísimas
publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del
sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de
leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen
detalladas narraciones sobre las bondades del mango en asuntos
relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto
sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país
desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.
I.
En Venezuela, al mango también se le ha hecho acreedor de
reconocimiento, debido a sus características intrínsecas y por haber
contribuido al sustento de los agricultores que se dedicaron a su cultivo.
En el estado Cojedes, por ejemplo, el gobierno regional llegó a
conceder la “Condecoración del Mango”, dada la admiración que le
tienen sus moradores a esta fruta, debido a sus múltiples acciones
beneficiosas para la salud, cuyas bondades han sido comprobadas y
reconocidas mundialmente por el gremio médico, por los nutricionistas y por el
ciudadano común. Sus aplicaciones son numerosas, pero las más reconocidas son
las de proporcionar antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma
preventiva contra el cáncer del colon, además de suministrar vitaminas C y B5,
lo que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de
problemas en la epidermis.
No obstante, su ingestión excesiva produce efectos
laxantes, sobre todo en los meses de abril y mayo que es cuando ocurre la sobre
abundancia de la fruta y, obviamente, eso produce un consumo desbordado en la
población. Y la razón es que el mango tiene un alto contenido de fibra, por
cuyo motivo se debe tener la precaución de no ingerir más de 300 gramos
al día. En esa cantidad es una excelente ayuda para el estreñimiento,
debido a que facilita la digestión, según se ha podido comprobar, pero es fácil
caer en excesos dado el rico sabor de la fruta.
Sus beneficios para la salud son de tal magnitud que está
totalmente comprobada su positiva influencia en la reducción de las
tasas de colesterol y como coadyuvante en el control de la glicemia, lo que
resulta altamente gratificante para el ser humano. También es recomendada su
ingestión para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un
alto contenido de potasio y, como si eso no bastara, posee además un efecto
saciante que favorece a las personas que sufren de diabetes o de exceso de
peso. A todo esto se debe agregar que hay muchas personas que le atribuyen
efectos afrodisíacos y si bien esto no ha sido del todo comprobado, vale la
pena averiguar. Como se puede observar, hay múltiples razones para estar
agradecidos del mango y al entenderlo así se puede comprender por qué los
hindúes lo veneran con tanta devoción, atribuyéndole parte de su
felicidad. También ayuda a entender a los cojedeños, a los guayaneses y a
otros connacionales que celebran la fiesta del mango con alegría
contagiosa, costumbre que se ha ido extendiendo en Venezuela.
Las cualidades del
mango
El mango es una fruta de pulpa carnosa, baja en calorías,
de sabor dulce y grata al paladar, que está lista para ser consumida cuando su
concha se torna amarilla o rosada, según la variedad. En Venezuela se prefiere
la especie llamada “Bocado”, que resulta deliciosa por su sabor y contextura,
pero también se puede conseguir el mango “Manila” en el oriente del país, tal
como asevera el célebre historiador Germán Carrera Damas quien es un fiel y
constante consumidor de la deliciosa fruta. Carrera estima que esta variedad de
mango entró en América a través de Acapulco, México, después de cruzar el
Océano Pacífico desde Luzón.
Tal posibilidad es altamente factible y de hecho hay autores que han señalado que viajeros
españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila a fines del siglo XV,
lo que explicaría su llegada a México en una época en que España comenzaba a
tomar posesión del continente recientemente descubierto por Colón. Si bien el
mango “Manila” es apreciado en la región nor-oriental del país, una variedad
que también compite en la aceptación de los consumidores es el mango “Melocotón”,
de gran tamaño, que posee sabor y olor muy similar al melocotón en almíbar,
característica que le ha hecho ganar ese calificativo.
Entre las variedades más populares de la “Mangifera
indica lennis”, como se llama científicamente a la popular fruta,
están: los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto,
favorecidos ampliamente por el comercio, entre los que se destaca la variedad
conocida como la manga; y el bocao, que es el preferido por la
mayoría, dado el delicioso sabor de su pulpa y al hecho de que se puede comer
sin la incomodidad del mango de hilacha, que si bien muy sabroso, tiene la
desventaja de incrustarse entre los dientes, lo que obliga al consumidor a
ayudarse con los dedos para sacarse de la boca el indeseado visitante, lo que
no es apreciado por las damas, que encuentran decididamente vulgar ese
indeseable hábito.
El
árbol del mango
Puede alcanzar hasta unos treinta metros de altura,
aunque los agricultores prefieren a los que tienen un promedio de diez metros,
lo que consiguen mediante la técnica de aplicación de injertos. De ese modo
incrementan la producción en el menor tiempo posible, aumentando la
productividad, además de facilitar la recolección del producto durante la
cosecha. De esa práctica agrícola surgió el dicho de que "los
mangos están bajitos", refiriéndose sin duda a que cuando las matas están
bien cargadas el trabajo de los campesinos se facilita, haciendo
menos ardua su labor. También permite que los niños puedan acercarse
a las matas de mango y atrapar las frutas con más facilidad, muchas veces
sin el consentimiento de sus dueños. Es común ver en los alrededores de los
mangales, en tiempo de cosecha, niños corriendo con el producto de su rapiña
entre las manos, mientras los productores les gritan improperios. Pero todo
ello, bueno es decirlo, forma parte de la tradición del pueblo venezolano y
nunca se ha sabido de un niño que haya sido encarcelado o herido como
consecuencia de haberse adueñado de un par de buenas mangas del
solar vecino.
El mango en la política
En el siglo XIX se
hizo muy popular el dicho “Los mangos están bajitos” y se usó mucho en la
política, pues servía para expresar que las cosas estaban listas para ser
llevadas a cabo o que ya el asunto en ciernes había sido descubierto. Tal
creencia popular pudo ser comprobada en 1913 por el general Francisco Linares
Alcántara, pero el aprendizaje le costó la enemistad de Juan Vicente Gómez y el
exilio. El problema se originó debido a la ruptura política entre los generales
Román Delgado-Chalbaud y Gómez, que habían sido muy buenos amigos, compadres y
socios en varias empresas, pero que en ese año se enfrentaron por rivalidades y
malentendidos, lo que llevó al primero a implementar un proyecto para derrocar
a su compadre Gómez.
Linares Alcántara, que había sido separado de sus
responsabilidades de gobierno, se involucró en la conspiración, a pesar de ser
muy allegado a Gómez, hasta el punto de que tenía amores con Regina, la
hermana del dictador, a la que había prometido matrimonio. Cuando Gómez se enteró
del intento que se fraguaba en su contra procedió a designar al
coronel Agustín Tirado Medina para que detuviera a Delgado-Chalbaud.
Tirado aceptó el encargo, pero sabía muy bien que la misión encomendada era
peligrosa y, por tal razón, averiguó los hábitos del militar en desgracia y
pudo saber que acostumbraba salir muy temprano en su coche tipo Victoria,
que era guiado por dos hermosos purasangres color castaño y, con esa
información, tomó la decisión de esperarlo frente a su casa desde las primeras
horas de la madrugada.
Su estrategia dio resultado. Poco antes de las seis de la
mañana del 17 de mayo de 1913, Tirado escuchó que el coche del general
Delgado-Chalbaud se aproximaba y con todos sus sentidos en alerta se aprestó a cumplir sus instrucciones y se
colocó frente al portón, pues sabía muy bien que el conductor tenía que
aminorar la velocidad en ese lugar para poder salir de la casa
y tomar la calle. No hizo falta ninguna violencia. De hecho,
Delgado-Chalbaud lo conocía muy bien y, tan pronto lo vio, ordenó frenar el
coche para conocer el motivo de la presencia de Tirado, lo que éste aprovechó
para saludarlo militarmente y al acercársele le colocó un revólver en el
pecho para luego conducirlo preso a La Rotunda.
Linares Alcántara se enteró del suceso a través de
Regina, hermana del Presidente, quien le dijo: Es mejor que salgas del país por un tiempo, Panchito, mientras las
cosas se arreglan. Linares le hizo caso a su novia, pero dudó mientras
preparaba su salida: ¿Será verdad que su futuro cuñado lo quiere detener?
Y ante la incertidumbre, decidió llamar por teléfono al Presidente
y al responderle se produce el siguiente diálogo:
-Ala, Alcántara, ¿qué noticias me tiene?
A lo que Linares Alcántara contesta:
-Nada, mi general, quería saber si todo estaba bien. ¿Cómo
van las cosas?
Y Gómez le expresa:
-Pues, nada, amigo Alcántara. Es
que como los mangos están bajitos, estoy meniando la mata pa’ que se caigan.
Tan pronto escuchó esas palabras no
lo dudó más y como conocía muy bien a Gómez sabía que su vida estaba en
peligro. Por tanto, esa misma noche cabalgó a toda marcha hacia Puerto
Cabello, donde tenía una chalupa esperando para conducirlo a Curazao.
Es posible que el dictador deseara dejarlo escapar por petición de
Regina, pero Linares prefirió no quedarse a
esperar la decisión. La desgracia fue grande para los protagonistas de
aquel suceso. Delgado Chalbaud pagó 14 años de cárcel y al salir en libertad
comandó la invasión del Falke y allí
murió en un enfrentamiento contra el general Emilio Fernández. Regina murió
soltera, recordando a su dulce Panchito y el matrimonio que no pudo ser.
Y Linares tuvo que esperar la muerte de Gómez para regresar del exilio. Es
decir, tuvo que aguardar a que los mangos estuvieran bajitos, lo que
equivalía a decir: a que Gómez muriera.
A su regreso a Venezuela, tuvo la oportunidad de observar "la
meneada de mata” que efectuó López Contreras, para que “los mangos
cayeran". Es decir, meneó la mata de mango, pues ya estaban maduros y
había que propiciar su caída, lo que significa en el lenguaje político
venezolano que el Presidente tenía que propiciar los cambios que la nación
requería o el tumbado habría sido él.
Años más tarde, el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa criticó la
alianza de Jóvito Villalba -jefe del partido URD, de ideología liberal-, con
Herrera Campins -candidato socialcristiano a la Presidencia de la República- y
expresó que eso era como una ensalada de mango con morrocoy, incorporando un
nuevo dicho al ya amplio vocabulario relacionado con la fruta, modernizando la
expresión tradicional de que “eso es más raro que un plato de mango con arroz”
o también que “eso es un arroz con mango”. Quería expresar el recordado maestro
Prieto que era una alianza imposible y en ello tuvo mucha razón, pues ésta no
se prolongó más allá de unos meses, mientras duró la “luna de miel” de
1979.
El mango y el amor
No obstante, el léxico del mango va más allá de las peligrosas sutilezas
políticas. De hecho, la exquisita dulzura de la fruta, su aroma, su textura y las
redondeces de su forma encuentran un campo fértil para que los enamorados de
todas las épocas lo relacionen con el amor y con la belleza femenina. Es
frecuente escuchar a un joven perspicaz manifestarle a una linda dama que pasa
por su lado: “Eres más dulce que mango de hilacha”, aunque otros prefieren
palabras más crudas, tales como "mi vida, estás como un mango". Como
se ve, la deliciosa fruta también se usa para expresar la admiración que un
hombre siente por la mujer que le agrada.
La economía
En Ciudad Guayana –la región por la
que entró el mango- se ha comenzado el proceso de industrialización de la
concha y de la semilla de esa fruta, la cual tiene una variadísima aplicación
en el campo nutricional y de salud. Particular crecimiento se ha notado
últimamente en el procesamiento de los jugos de mango, a veces combinados con
naranja, zanahoria u otros frutos. Y, como siempre, ha continuado creciendo la
comercialización de conservas y jaleas de mango, de gran aceptación en el
mercado venezolano.
Sin embargo, lo que ha permitido la gran expansión del
mango en el territorio nacional fue el desarrollo de la técnica de injertos, la
cual surgió debido a que una buena parte de la producción se perdía por la
carencia de criterios de producción y mercadeo, ya que su abundancia en la
época de cosecha y su lejanía con los grandes centros de consumo hacían que se
perdiera una buena parte de la cosecha. El mango injertado hace posible que el
árbol pueda cultivarse en un ambiente no apropiado, pero dotado de un sistema
de riego controlado, lo que permite programar varias cosechas y ofrecer el
producto durante casi todo el año.
El injerto es el método de propagación preferido por los
productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos pueden
ser de de aproximación o de corona. En los viveros se acostumbra usar maceteros
con plantitas de mango a las que se pegan yemas o púas de la variedad
seleccionada. Los expertos sugieren que las yemas para injertar sean tomadas de
las puntas de las ramas jóvenes, lo que revela una cierta discriminación con
las de mayor edad, pero insisten en que el gajo para injertar y el patrón sean
iguales o similares en tamaño y madurez y, en ese sentido, recomiendan la
escogencia de las mejores ramitas, así como la selección de madera bien madura.
Cuando se injerta deben amarrarse ambas partes con rafia (palmeras de fibra
resistente y flexible), cinta plástica o ristra de platanera humedecida.
Después de cuatro semanas se examina la yema y, lógicamente, el agricultor debe
tener sumo cuidado mientras el injerto pega y la planta comienza a
desarrollarse, porque ese es su objetivo. Si trabaja con cuidado y dedicación,
logrará que la planta crezca sana y robusta, lo que premiará su paciencia y le
aportará además una merecida ganancia como consecuencia de su esfuerzo.
Cualquiera que sea la técnica utilizada para la
propagación, siempre debe considerarse el tipo de suelo y las necesidades
hídricas para poder programar la cantidad de hectáreas a sembrar, la producción
por fechas y el mercado. En este último aspecto se deben evaluar los canales de
distribución y de comercialización, con el fin de garantizar el éxito del
inversionista. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los
conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada),
pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).
Venezuela figura de segunda entre los productores de la
América del Sur, superada únicamente por Brasil. El líder de la producción
mundial es Asia, como es de suponer, seguida de África, Norteamérica,
Suramérica, Oceanía y Europa (Fuente: FAO). Si se toma en cuenta el actual
poderío económico de Europa, se puede
visualizar un mercado bien interesante para los productores venezolanos. Hoy
día su uso se ha extendido a la buena
mesa, abarcando los restorantes de categoría cinco estrellas, donde los más
reconocidos chefs hacen sus mejores esfuerzos para complacer paladares
exigentes.
El mango en la buena cocina y
en el bar
Scannone, el reconocido gourmet venezolano, ha incluido
en su libro Mi cocina (2006) la salsa
de chutney de mango, pavo relleno con mango, lairenes y duraznos, el dulce de
mango en almíbar y la jalea de mangos verdes con azúcar o papelón. Helena Todd
(1999), por su parte, recomienda la jalea de mango en su libro Las recetas caraqueñas. La fruta ya ha
llegado incluso al bar y forma parte de la variada selección de cócteles que se
ofrece a catadores exigentes en las barras más sofisticadas del país. Como
podrá apreciar el lector, el mango ha trascendido las barreras culturales en
todo el orbe y no hay un rincón del planeta, en los cinco continentes, donde no
se haya saboreado esta riquísima fruta.
Bibliografía:
García Márquez, Gabriel. El General en su Laberinto. Bogotá: Edit. Oveja Negra. 1989.
GUÍA AGRÍCOLA. Ediciones MAC. Caracas.1968.
Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Caracas:
Monte Ávila Editores (Tomo IV). 1991, 2da. ed.
Méndez Salcedo, Ildefonso. La Capitanía General de Venezuela. Caracas. Edic. ULA-UCAB. (2002.
Ojer, Pablo/ Sanoja, Mario/ Ramírez, Tulio. Barrancas del Orinoco. Caracas. Ediciones ME. 1990.
Ojer, Pablo. Sancinenea, introductor del mango en Venezuela. El Diario de
Caracas. 1991.
Scannone, Armando. Mi cocina. Caracas: Editorial Arte. 2006.
Serpa Arcas, Diego. El mango en la ruta de Humboldt. Caracas: El Universal. 1985.
Todd, Helena. Las recetas caraqueñas. Caracas: Editorial L. L. El Nacional.1999.
EL MANGO EN VENEZUELA
Por Carlos Alarico Gómez
Gabriel García Márquez publicó en 1989 el libro El General en su Laberinto y, como
era de esperarse, la obra del merecidamente celebrado Premio Nobel de
Literatura (1982) se agotó apenas llegó a los anaqueles. Como siempre, el
hombre de Aracataca había trabajado con mucho ahínco para lograr éxito y, si
bien se trataba de una novela histórica, tuvo el cuidado de consultar la poca
documentación existente sobre los últimos meses de la vida del Libertador para sustentar
sus aseveraciones. No obstante, desechó la seguridad que le proporcionaba la
experiencia de haber conocido a fondo el personaje Simón Bolívar a través de
sus lecturas, prefiriendo, en cambio, buscar historiadores
venezolanos que lo ayudaran a cotejar datos que no estaban en la documentación
consultada. Le preocupaba, en particular, la aseveración que había formulado en
las páginas de ese libro en el sentido de que Simón Bolívar comió mango al
lado de su amada Josefina Machado, mientras vivió con ella en Angostura entre
los años 1817-1819.
Uno de los asesores seleccionados por el Gabo para
verificar esa data fue el historiador venezolano Vinicio Romero, casado con una
dama guayanesa, región donde vivió varios años. El consejo que le dio fue de no
usar esa información porque tenía la convicción de que el mango no llegó a
Venezuela sino mucho después de la Batalla de Carabobo. Romero basó
su aseveración en lo previamente argumentado por Lisandro Alvarado
(1921), Henry Pittier (1926) y Arturo Uslar Pietri (1967), a lo que hay que
añadir que éste investigador había dedicado todo su esfuerzo intelectual
al estudio de la figura del Libertador y, por esa razón, el escritor colombiano
no vaciló en eliminar ese dato de su obra.
No obstante, tan pronto salió a la luz pública el libro
en referencia y se pudo conocer el hecho narrado, el investigador Pablo Ojer se
puso las manos en la cabeza y expresó con honda preocupación que Romero no
tenía razón, ya que él tenía pruebas irrefutables de la manera cómo se
introdujo el mango en Venezuela durante la época provincial. La afirmación la
hizo ante un grupo de familiares y amigos que lo acompañábamos en su casa de
Santa Inés, en Caracas, quienes oímos con gran interés las precisas y bien
documentadas explicaciones que nos proporcionaba el profesor
Ojer y, por lo tanto, no nos sorprendió en lo absoluto la lectura de
un artículo suyo que publicó algún tiempo después en el Diario de Caracas (04-05-1991) titulado
“Sancinenea, introductor del mango en Guayana”, en el cual presentaba las
pruebas de que le asistía la razón.
Fermín de Sancinenea
En
efecto, la sabrosísima fruta, que tanto disfrutamos cuando niños sin
preocuparnos por saber su procedencia, entró en nuestro territorio de la
mano del navegante Fermín de Sancinenea en el ya lejano año de 1789, suceso que
le informó con detalles al ministro Antonio Valdés en carta que le envió el 29
de abril de ese año, en la que le decía que logró sembrar en Angostura (hoy
Ciudad Bolívar), con permiso del gobernador de la provincia, "... las plantas y semillas de que Vuestra
Excelencia quedará impuesto por el adjunto documento que acompaño...".
Y en el referido anexo, Sancinenea especificaba que había
sembrado canela, nuez moscada, el clavo, la pimienta de
Castilla y el mango, precisando que esta última se produce en la isla de
Ceilán (Sehilán en el original), en la India, de donde fueron conducidas al
Nuevo Mundo.
En el documento se explica el modo cómo Sancinenea
le repartió la semilla a varios hacendados y vecinos de Guayana, entre quienes
se hallaba su amigo Félix Farreras, a quien le informó cuál era la mejor
fecha y el método más adecuado para sembrarla, lo que debía seguirse al pie de
la letra si se quería obtener frutos jugosos y hermosos. La técnica le había
sido confiada por los hindúes de Cayena a los que compró las semillas. En esa
época, los nacionales de ese país emigraban en gran cantidad a la isla de
Trinidad y a la región guayanesa que ocupaban los franceses y holandeses.
Faltaba todavía algún tiempo para que Francia le cediera parte de su colonia a
Inglaterra (1815) y se constituyera la Guayana Británica.
Sancinenea tuvo suerte en lograr que su mensaje fuese
captado a plenitud, lo que permitió la rápida reproducción de la planta, que se
adaptó estupendamente a la geografía de la Guayana venezolana y, más tarde, a
la del resto del país, tal como pudo comprobar Alejandro de Humboldt en 1800
durante su visita a la ciudad de Angostura (Viaje a las Regiones Equinocciales, IV, p. 396), ocasión en
que fue atendido por Farreras, quien había llegado a alcanzar una posición de
gran importancia en esa región. Su relevancia era tal, que fue uno de los
que extendió certificado de reconocimiento al gobernador Manuel de
Centurión Guerrero en 1771, dando fe sobre sus realizaciones en materia de
poblamiento y administración, documento en el que también aparecen las firmas
del vicario Andrés Callejón y del comandante Nicolás Martínez, entre otras.
Otro dato importante en torno a este hecho es que
Sancinenea remitió al conde de Campoalange, consejero de Estado de Carlos
IV, los certificados que avalaban la introducción del mango en Guayana,
que le fueron proporcionados por el gobernador y por el Cabildo de Angostura.
La correspondencia la redactó en una carta fechada en Aranjuez el 27 de mayo
de 1795, mientras se encontraba en España, en la que aportaba datos de gran
interés que le abrieron las puertas del Palacio Real, siendo atendido
personalmente por Campoalange, quien después de constatar la documentación
que le fue consignada, procedió a felicitarlo y de inmediato tramitó
su designación como Capitán de Puerto en la ciudad de Puerto Cabello, así
como su ascenso al grado de Capitán de Navío, cargo que le fue concedido y que
desempeñó a cabalidad, como había sido su conducta en todas las posiciones que
logró obtener durante su larga e intensa vida.
Años después, cuando se sintió envejecer, solicitó su
pase a retiro a don Manuel de Guevara y Vasconcelos, Gobernador y Capitán
General de la Provincia de Venezuela, quien accedió a ello y, en consecuencia,
le escribió a Carlos IV pidiéndole que le concediera la
jubilación requerida en carta fechada el l7 de diciembre de 1803. La solicitud
fue aceptada por el monarca, lo que le permitió a
Sancinenea regresar a España en el atardecer de su existencia,
después de haber tenido una vida plena de hallazgos y realizaciones, entre las
que se destaca la introducción del mango en Venezuela.
Visión retrospectiva: ¿Cómo
entró el mango en Venezuela?
Fermín de Sancinenea era un marino nacido en la
población de Fuenterrabía, provincia de Guipúzcoa, quien muy joven se embarcó
hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana y, después de varios
años de servicio, logró en 1757 que el gobernador de La Española le
otorgara el título de Capitán de Mar y Tierra del paquebote Nuestra Señora de
la Concepción, con lo que mejoró notablemente su posición, ya que a partir de
ese momento tendría bajo su responsabilidad el comando de un buque encargado de
transportar pasajeros y correspondencia entre España y los puertos américanos.
Fue justamente esa actividad la que le permitió llevar el
mango a la población de Angostura, en Guayana, treinta y dos años más
tarde. La explicación de la manera cómo logró encontrar
e introducir la mencionada fruta en nuestro país se encuentra en la
carta-informe que envió al gobernador de la Provincia, la cual fue encontrada
por Ojer en 1954 en el Archivo de Simancas, ubicado en Valladolid, España,
mientras efectuaba estudios de post-grado en ese país. En el documento, Sancinenea
narra las peripecias del viaje que empezó el 19 de enero en Angostura y
que continuó por el caño de Imataca, después de un breve descanso en los
Castillos de Guayana, cercanos a San Félix.
Su viaje lo prosiguió navegando hacia la isla de Tobago
en la que encontró al conde de Dilón, gobernador de Martinica, a quien
condujo a esa isla francesa, permaneciendo allí una corta temporada. Luego tomó
rumbo a Cayena, capital de la Guayana Francesa, donde adquirió la semilla del
mango, además de las otras ya mencionadas, las cuales llevó a Angostura en
abril de ese mismo año, tres meses antes de que Bolívar cumpliera su sexto
aniversario. Veintiocho años después, el Libertador tendría la oportunidad de
saborear la deliciosa fruta al lado de su amada Josefina, en las riberas del
inmenso Orinoco.
Sobre la vida de Sancinenea trabajó también Diego Serpa
Arcas, quien se topó con la figura del guipuzcoano mientras investigaba la ruta
de Humboldt, habiendo llegado a la conclusión de que fue ese hombre de mar el
que introdujo el mango en Venezuela y de su labor dejó constancia en un
artículo que publicó en El Universal del
26 de mayo de 1985.
El mango en la historia de la
medicina
La historia del mango es de antiquísima data. Se
cultivaba ya en tiempos prehistóricos, según se puede inferir de antiguos
documentos existentes en la India, donde se mencionan las propiedades de
esa sabrosísima fruta. La información se encuentra en muchísimas
publicaciones, tal como se puede comprobar en la lectura de las Sagradas Escrituras traducidas del
sánscrito, la antigua lengua de los brahmanes, así como en multitud de
leyendas recogidas en libros folclóricos de la India en los que aparecen
detalladas narraciones sobre las bondades del mango en asuntos
relacionados con la salud, hasta el punto de haber sido calificado de fruto
sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país
desde tiempos ancestrales, que se estiman en unos dos mil años antes de Cristo.
I.
En Venezuela, al mango también se le ha hecho acreedor de
reconocimiento, debido a sus características intrínsecas y por haber
contribuido al sustento de los agricultores que se dedicaron a su cultivo.
En el estado Cojedes, por ejemplo, el gobierno regional llegó a
conceder la “Condecoración del Mango”, dada la admiración que le
tienen sus moradores a esta fruta, debido a sus múltiples acciones
beneficiosas para la salud, cuyas bondades han sido comprobadas y
reconocidas mundialmente por el gremio médico, por los nutricionistas y por el
ciudadano común. Sus aplicaciones son numerosas, pero las más reconocidas son
las de proporcionar antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma
preventiva contra el cáncer del colon, además de suministrar vitaminas C y B5,
lo que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de
problemas en la epidermis.
No obstante, su ingestión excesiva produce efectos
laxantes, sobre todo en los meses de abril y mayo que es cuando ocurre la sobre
abundancia de la fruta y, obviamente, eso produce un consumo desbordado en la
población. Y la razón es que el mango tiene un alto contenido de fibra, por
cuyo motivo se debe tener la precaución de no ingerir más de 300 gramos
al día. En esa cantidad es una excelente ayuda para el estreñimiento,
debido a que facilita la digestión, según se ha podido comprobar, pero es fácil
caer en excesos dado el rico sabor de la fruta.
Sus beneficios para la salud son de tal magnitud que está
totalmente comprobada su positiva influencia en la reducción de las
tasas de colesterol y como coadyuvante en el control de la glicemia, lo que
resulta altamente gratificante para el ser humano. También es recomendada su
ingestión para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un
alto contenido de potasio y, como si eso no bastara, posee además un efecto
saciante que favorece a las personas que sufren de diabetes o de exceso de
peso. A todo esto se debe agregar que hay muchas personas que le atribuyen
efectos afrodisíacos y si bien esto no ha sido del todo comprobado, vale la
pena averiguar. Como se puede observar, hay múltiples razones para estar
agradecidos del mango y al entenderlo así se puede comprender por qué los
hindúes lo veneran con tanta devoción, atribuyéndole parte de su
felicidad. También ayuda a entender a los cojedeños, a los guayaneses y a
otros connacionales que celebran la fiesta del mango con alegría
contagiosa, costumbre que se ha ido extendiendo en Venezuela.
Las cualidades del
mango
El mango es una fruta de pulpa carnosa, baja en calorías,
de sabor dulce y grata al paladar, que está lista para ser consumida cuando su
concha se torna amarilla o rosada, según la variedad. En Venezuela se prefiere
la especie llamada “Bocado”, que resulta deliciosa por su sabor y contextura,
pero también se puede conseguir el mango “Manila” en el oriente del país, tal
como asevera el célebre historiador Germán Carrera Damas quien es un fiel y
constante consumidor de la deliciosa fruta. Carrera estima que esta variedad de
mango entró en América a través de Acapulco, México, después de cruzar el
Océano Pacífico desde Luzón.
Tal posibilidad es altamente factible y de hecho hay autores que han señalado que viajeros
españoles llevaron la fruta desde la India hasta Manila a fines del siglo XV,
lo que explicaría su llegada a México en una época en que España comenzaba a
tomar posesión del continente recientemente descubierto por Colón. Si bien el
mango “Manila” es apreciado en la región nor-oriental del país, una variedad
que también compite en la aceptación de los consumidores es el mango “Melocotón”,
de gran tamaño, que posee sabor y olor muy similar al melocotón en almíbar,
característica que le ha hecho ganar ese calificativo.
Entre las variedades más populares de la “Mangifera
indica lennis”, como se llama científicamente a la popular fruta,
están: los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto,
favorecidos ampliamente por el comercio, entre los que se destaca la variedad
conocida como la manga; y el bocao, que es el preferido por la
mayoría, dado el delicioso sabor de su pulpa y al hecho de que se puede comer
sin la incomodidad del mango de hilacha, que si bien muy sabroso, tiene la
desventaja de incrustarse entre los dientes, lo que obliga al consumidor a
ayudarse con los dedos para sacarse de la boca el indeseado visitante, lo que
no es apreciado por las damas, que encuentran decididamente vulgar ese
indeseable hábito.
El
árbol del mango
Puede alcanzar hasta unos treinta metros de altura,
aunque los agricultores prefieren a los que tienen un promedio de diez metros,
lo que consiguen mediante la técnica de aplicación de injertos. De ese modo
incrementan la producción en el menor tiempo posible, aumentando la
productividad, además de facilitar la recolección del producto durante la
cosecha. De esa práctica agrícola surgió el dicho de que "los
mangos están bajitos", refiriéndose sin duda a que cuando las matas están
bien cargadas el trabajo de los campesinos se facilita, haciendo
menos ardua su labor. También permite que los niños puedan acercarse
a las matas de mango y atrapar las frutas con más facilidad, muchas veces
sin el consentimiento de sus dueños. Es común ver en los alrededores de los
mangales, en tiempo de cosecha, niños corriendo con el producto de su rapiña
entre las manos, mientras los productores les gritan improperios. Pero todo
ello, bueno es decirlo, forma parte de la tradición del pueblo venezolano y
nunca se ha sabido de un niño que haya sido encarcelado o herido como
consecuencia de haberse adueñado de un par de buenas mangas del
solar vecino.
El mango en la política
En el siglo XIX se
hizo muy popular el dicho “Los mangos están bajitos” y se usó mucho en la
política, pues servía para expresar que las cosas estaban listas para ser
llevadas a cabo o que ya el asunto en ciernes había sido descubierto. Tal
creencia popular pudo ser comprobada en 1913 por el general Francisco Linares
Alcántara, pero el aprendizaje le costó la enemistad de Juan Vicente Gómez y el
exilio. El problema se originó debido a la ruptura política entre los generales
Román Delgado-Chalbaud y Gómez, que habían sido muy buenos amigos, compadres y
socios en varias empresas, pero que en ese año se enfrentaron por rivalidades y
malentendidos, lo que llevó al primero a implementar un proyecto para derrocar
a su compadre Gómez.
Linares Alcántara, que había sido separado de sus
responsabilidades de gobierno, se involucró en la conspiración, a pesar de ser
muy allegado a Gómez, hasta el punto de que tenía amores con Regina, la
hermana del dictador, a la que había prometido matrimonio. Cuando Gómez se enteró
del intento que se fraguaba en su contra procedió a designar al
coronel Agustín Tirado Medina para que detuviera a Delgado-Chalbaud.
Tirado aceptó el encargo, pero sabía muy bien que la misión encomendada era
peligrosa y, por tal razón, averiguó los hábitos del militar en desgracia y
pudo saber que acostumbraba salir muy temprano en su coche tipo Victoria,
que era guiado por dos hermosos purasangres color castaño y, con esa
información, tomó la decisión de esperarlo frente a su casa desde las primeras
horas de la madrugada.
Su estrategia dio resultado. Poco antes de las seis de la
mañana del 17 de mayo de 1913, Tirado escuchó que el coche del general
Delgado-Chalbaud se aproximaba y con todos sus sentidos en alerta se aprestó a cumplir sus instrucciones y se
colocó frente al portón, pues sabía muy bien que el conductor tenía que
aminorar la velocidad en ese lugar para poder salir de la casa
y tomar la calle. No hizo falta ninguna violencia. De hecho,
Delgado-Chalbaud lo conocía muy bien y, tan pronto lo vio, ordenó frenar el
coche para conocer el motivo de la presencia de Tirado, lo que éste aprovechó
para saludarlo militarmente y al acercársele le colocó un revólver en el
pecho para luego conducirlo preso a La Rotunda.
Linares Alcántara se enteró del suceso a través de
Regina, hermana del Presidente, quien le dijo: Es mejor que salgas del país por un tiempo, Panchito, mientras las
cosas se arreglan. Linares le hizo caso a su novia, pero dudó mientras
preparaba su salida: ¿Será verdad que su futuro cuñado lo quiere detener?
Y ante la incertidumbre, decidió llamar por teléfono al Presidente
y al responderle se produce el siguiente diálogo:
-Ala, Alcántara, ¿qué noticias me tiene?
A lo que Linares Alcántara contesta:
-Nada, mi general, quería saber si todo estaba bien. ¿Cómo
van las cosas?
Y Gómez le expresa:
-Pues, nada, amigo Alcántara. Es
que como los mangos están bajitos, estoy meniando la mata pa’ que se caigan.
Tan pronto escuchó esas palabras no
lo dudó más y como conocía muy bien a Gómez sabía que su vida estaba en
peligro. Por tanto, esa misma noche cabalgó a toda marcha hacia Puerto
Cabello, donde tenía una chalupa esperando para conducirlo a Curazao.
Es posible que el dictador deseara dejarlo escapar por petición de
Regina, pero Linares prefirió no quedarse a
esperar la decisión. La desgracia fue grande para los protagonistas de
aquel suceso. Delgado Chalbaud pagó 14 años de cárcel y al salir en libertad
comandó la invasión del Falke y allí
murió en un enfrentamiento contra el general Emilio Fernández. Regina murió
soltera, recordando a su dulce Panchito y el matrimonio que no pudo ser.
Y Linares tuvo que esperar la muerte de Gómez para regresar del exilio. Es
decir, tuvo que aguardar a que los mangos estuvieran bajitos, lo que
equivalía a decir: a que Gómez muriera.
A su regreso a Venezuela, tuvo la oportunidad de observar "la
meneada de mata” que efectuó López Contreras, para que “los mangos
cayeran". Es decir, meneó la mata de mango, pues ya estaban maduros y
había que propiciar su caída, lo que significa en el lenguaje político
venezolano que el Presidente tenía que propiciar los cambios que la nación
requería o el tumbado habría sido él.
Años más tarde, el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa criticó la
alianza de Jóvito Villalba -jefe del partido URD, de ideología liberal-, con
Herrera Campins -candidato socialcristiano a la Presidencia de la República- y
expresó que eso era como una ensalada de mango con morrocoy, incorporando un
nuevo dicho al ya amplio vocabulario relacionado con la fruta, modernizando la
expresión tradicional de que “eso es más raro que un plato de mango con arroz”
o también que “eso es un arroz con mango”. Quería expresar el recordado maestro
Prieto que era una alianza imposible y en ello tuvo mucha razón, pues ésta no
se prolongó más allá de unos meses, mientras duró la “luna de miel” de
1979.
El mango y el amor
No obstante, el léxico del mango va más allá de las peligrosas sutilezas
políticas. De hecho, la exquisita dulzura de la fruta, su aroma, su textura y las
redondeces de su forma encuentran un campo fértil para que los enamorados de
todas las épocas lo relacionen con el amor y con la belleza femenina. Es
frecuente escuchar a un joven perspicaz manifestarle a una linda dama que pasa
por su lado: “Eres más dulce que mango de hilacha”, aunque otros prefieren
palabras más crudas, tales como "mi vida, estás como un mango". Como
se ve, la deliciosa fruta también se usa para expresar la admiración que un
hombre siente por la mujer que le agrada.
La economía
En Ciudad Guayana –la región por la
que entró el mango- se ha comenzado el proceso de industrialización de la
concha y de la semilla de esa fruta, la cual tiene una variadísima aplicación
en el campo nutricional y de salud. Particular crecimiento se ha notado
últimamente en el procesamiento de los jugos de mango, a veces combinados con
naranja, zanahoria u otros frutos. Y, como siempre, ha continuado creciendo la
comercialización de conservas y jaleas de mango, de gran aceptación en el
mercado venezolano.
Sin embargo, lo que ha permitido la gran expansión del
mango en el territorio nacional fue el desarrollo de la técnica de injertos, la
cual surgió debido a que una buena parte de la producción se perdía por la
carencia de criterios de producción y mercadeo, ya que su abundancia en la
época de cosecha y su lejanía con los grandes centros de consumo hacían que se
perdiera una buena parte de la cosecha. El mango injertado hace posible que el
árbol pueda cultivarse en un ambiente no apropiado, pero dotado de un sistema
de riego controlado, lo que permite programar varias cosechas y ofrecer el
producto durante casi todo el año.
El injerto es el método de propagación preferido por los
productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos pueden
ser de de aproximación o de corona. En los viveros se acostumbra usar maceteros
con plantitas de mango a las que se pegan yemas o púas de la variedad
seleccionada. Los expertos sugieren que las yemas para injertar sean tomadas de
las puntas de las ramas jóvenes, lo que revela una cierta discriminación con
las de mayor edad, pero insisten en que el gajo para injertar y el patrón sean
iguales o similares en tamaño y madurez y, en ese sentido, recomiendan la
escogencia de las mejores ramitas, así como la selección de madera bien madura.
Cuando se injerta deben amarrarse ambas partes con rafia (palmeras de fibra
resistente y flexible), cinta plástica o ristra de platanera humedecida.
Después de cuatro semanas se examina la yema y, lógicamente, el agricultor debe
tener sumo cuidado mientras el injerto pega y la planta comienza a
desarrollarse, porque ese es su objetivo. Si trabaja con cuidado y dedicación,
logrará que la planta crezca sana y robusta, lo que premiará su paciencia y le
aportará además una merecida ganancia como consecuencia de su esfuerzo.
Cualquiera que sea la técnica utilizada para la
propagación, siempre debe considerarse el tipo de suelo y las necesidades
hídricas para poder programar la cantidad de hectáreas a sembrar, la producción
por fechas y el mercado. En este último aspecto se deben evaluar los canales de
distribución y de comercialización, con el fin de garantizar el éxito del
inversionista. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los
conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada),
pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).
Venezuela figura de segunda entre los productores de la
América del Sur, superada únicamente por Brasil. El líder de la producción
mundial es Asia, como es de suponer, seguida de África, Norteamérica,
Suramérica, Oceanía y Europa (Fuente: FAO). Si se toma en cuenta el actual
poderío económico de Europa, se puede
visualizar un mercado bien interesante para los productores venezolanos. Hoy
día su uso se ha extendido a la buena
mesa, abarcando los restorantes de categoría cinco estrellas, donde los más
reconocidos chefs hacen sus mejores esfuerzos para complacer paladares
exigentes.
El mango en la buena cocina y
en el bar
Scannone, el reconocido gourmet venezolano, ha incluido
en su libro Mi cocina (2006) la salsa
de chutney de mango, pavo relleno con mango, lairenes y duraznos, el dulce de
mango en almíbar y la jalea de mangos verdes con azúcar o papelón. Helena Todd
(1999), por su parte, recomienda la jalea de mango en su libro Las recetas caraqueñas. La fruta ya ha
llegado incluso al bar y forma parte de la variada selección de cócteles que se
ofrece a catadores exigentes en las barras más sofisticadas del país. Como
podrá apreciar el lector, el mango ha trascendido las barreras culturales en
todo el orbe y no hay un rincón del planeta, en los cinco continentes, donde no
se haya saboreado esta riquísima fruta.
Bibliografía:
García Márquez, Gabriel. El General en su Laberinto. Bogotá: Edit. Oveja Negra. 1989.
GUÍA AGRÍCOLA. Ediciones MAC. Caracas.1968.
Humboldt, Alejandro de. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Caracas:
Monte Ávila Editores (Tomo IV). 1991, 2da. ed.
Méndez Salcedo, Ildefonso. La Capitanía General de Venezuela. Caracas. Edic. ULA-UCAB. (2002.
Ojer, Pablo/ Sanoja, Mario/ Ramírez, Tulio. Barrancas del Orinoco. Caracas. Ediciones ME. 1990.
Ojer, Pablo. Sancinenea, introductor del mango en Venezuela. El Diario de
Caracas. 1991.
Scannone, Armando. Mi cocina. Caracas: Editorial Arte. 2006.
Serpa Arcas, Diego. El mango en la ruta de Humboldt. Caracas: El Universal. 1985.
Todd, Helena. Las recetas caraqueñas. Caracas: Editorial L. L. El Nacional.1999.
* Artículo publicado en el libro Nuestra cultura gastronómica: origen,influencias y mestizajes. Fundación Venezuela Positiva. Caracas,Venezuela 2008.