Eumenes Fuguet Borregales (*)
De los pintores venezolanos del siglo XX, sobresale Tito Salas, cuyo verdadero nombre es Británico Antonio Salas Díaz; nacido en Antímano el 8 de mayo de 1887; hijo de José Antonio Salas, de ascendencia italiana, dibujante, fotógrafo y próspero comerciante dedicado a la producción de la cerveza, negocio recién iniciado en nuestro país, y Doña Dolores Díaz de Salas. A los siete años Tito pintaba paisajes; a los ocho lo hacía sobre lienzos bajo la atenta dirección de su padre; adolescente estudia en la Academia de Bellas Artes. A los trece años pinta su primera obra “la batalla de Tocuyito”, a los catorce años obtiene el premio que otorga la referida academia. El presidente Cipriano Castro triunfador de la Batalla de Tocuyito el 13 de septiembre de 1889, lo beca en 1905 en Francia en la famosa Academia parisina “Julián”, bajo la tutela de Jean Paul Laurens, profesor también de Michelena y Cristóbal Rojas; ese año pinta “un paisaje” (Museo de Bellas Artes de Caracas). Igualmente asistía a la escuela de La Grande Chaumière de Lucien Simon, Courtois y Prinet. Con los conocimientos y estilo, pinta un cuadro, enviado al Salón Oficial de París. Logra una medalla de oro por su composición “La San Genaro”; primer hispano en recibir esta importante mención; es importante mencionar que el Director de Bellas Artes de Paris le ofreció la cantidad de dos mil francos por la obra “Una procesión en España”. En Francia pintó al famoso astrónomo francés Camilo Flammarion (1842-1925). En Italia le viene la inspiración de esmerarse en la pintura épica. En 1906 pinto “paisajes”, para el Museo de Bellas Artes de Caracas. Continúa a España en 1907 y 1908; en 1908, obtiene la medalla de oro de la Exposición de Bruselas. Retorna a Venezuela en 1911; trajo consigo el tríptico sobre Simón Bolívar que se encuentra actualmente en el Palacio Federal; incluye: “Juramento de Monte Sacro”, “Paso de los Andes” y Muerte del Libertador”; su maestro Jean Paul Laurens diría que: “esa gran obra está ejecutada con valentía y fogosidad poco comunes que os hacen mucho honor”. El historiador Vicente Lecuna, encargado de asesorar los trabajos de restauración de la Casa Natal, le encomienda la labor de decorar los muros de la histórica vivienda, Salas elabora: La “emigración a Oriente” pintado en 1913, El Matrimonio de Bolívar y María Teresa (1921), “Toma de las flecheras (1921), “Abordaje al Intrépido (expedición de los Cayos)” (1927), “batalla de Araure” (1928), “Mi delirio sobre el Chimborazo” (1929), “19 de abril de 1810” (1929), “el terremoto de 1812” (1829), “generales Sucre, Páez, Ribas y Urdaneta” (1929), “muerte de la esposa de Bolívar (1929), “Apoteosis del Libertador (1930), “bautizo del niño Simón” (1930) “Confirmación de Bolívar” (1930) y “Una lección al niño Bolívar de Andrés Bello” pintado en 1930. Una vez culminados, recibe el encargo de pintar los murales del Panteón Nacional, los cuales termina en 1942: “la Santísima Trinidad” (1933), “Bolívar y Humboldt en Paris”, “entrada triunfal de Bolívar a Caracas después de Carabobo” pintada en 1935, “fundación de Caracas” (1939), “escudo de Caracas” (1942), “escudo de la familia Bolívar” (1942), “escudo de Venezuela” (1942), “Apoteosis del Libertador” (1942), “libertad de los esclavos (1950) “mi delirio sobre el Chimborazo” e inspiración del istmo de Panamá” (1950). Para el Palacio de Miraflores “El Ecuestre del Libertador” en 1936. No se debe olvidar que este extraordinario pintor, destaca entre los artista que contribuyeron a desarrollar la tradición del arte moderno en Venezuela a partir de 1900• Retirado en su casa colonial de Petare, conocida como la casona “El Toboso”, continuó a particulares. En 1970 pintó para el Concejo Municipal de Caracas “Catequización” y para la residencia presidencial La Casona, la obra “Los Causahabientes”, representando a los presidentes de la República de Venezuela durante el siglo XIX. Tito Salas falleció en Caracas el 18 de marzo de 1974, dejando un valioso legado para las generaciones presentes y futuras.
Gral. de Bgda. eumenes7@gmail.com
Historia y Tradición
miércoles, 27 de julio de 2011
domingo, 24 de julio de 2011
Pedro Camejo, "El Negro Primero"
Eumenes Fuguet Borregales (*)
.
Fiel, noble y digno soldado representante de la raza negra, caracterizado por su humildad, valor y patriotismo; nació en un hato propiedad del rico hacendado español Vicente Alonso, en la población apureña de San Juan de Payara, posiblemente el año 1790. Era descendiente de esclavos llegados de la isla de Guadalupe; su patrón lo alistó en las filas realistas a las órdenes del cruel José Yánez. Camejo se destacó como excelente lancero y diestro con la cabalgadura, igualmente perteneció al ejército del terrible asturiano José Tomás Boves y su "legión infernal", cuyos integrantes, bajo los efectos del alcohol, violaban, robaban, asesinaban y realizaban todo tipo de actos vandálicos. Después de la derrota sufrida por los realistas el 5 de diciembre de 1813 en Araure, Camejo desertó y se escondió en Apure, donde se unió, en 1816, a la caballería del comandante republicano Francisco Aramendi del ejército del "Centauro de los Llanos". El 8 de octubre de 1816, después de la batalla del Yagual, el "Negro" se le presentó a Páez; a partir de ese momento se inició una estrecha relación de lealtad y subordinación incondicional. Pedro Camejo y el sacerdote Trinidad Travieso intercedieron ante Páez para que no fusilara al joven teniente de 16 años, el neogranadino José María Córdoba, futuro general más joven de la independencia americana y héroe de Ayacucho, juzgado por un Consejo de Guerra por deserción. El arrojo mostrado por Camejo en los combates librados a las órdenes del ejército de Páez, le permitió el cognomento de "El Primero", ya que era quien iniciaba los combates utilizando la lanza con destreza o antecedía a caballo el avance del grueso de las tropas. Su forma sencilla, ingenua, maliciosa y espontánea de expresarse le granjeó el aprecio de sus compañeros de lucha. Cuando el Libertador conoció a Páez en el hato Cañafístola, cerca de San Juan de Payara, el 30 de enero de 1818, al serle presentado el "Negro", le preguntó por qué había luchado a favor de los realistas, Camejo contestó en forma llana: "Señor, por codicia", ya que los soldados semidesnudos y sin pesetas, regresaban con uniforme y dinero producto de sus fechorías. "Páez me enseñó lo que es la patria". A Bolívar lo denominaba "Mi tío". "El Negro Primero" es uno de los 150 héroes de la magistral acción de las "Queseras del Medio", ejecutada el 2 de abril de 1819, hazaña presenciada por Bolívar, quien los condecoró con la Orden de Los Libertadores. Pedro Camejo casose con Juana Solórzano, una hermosa zamba llanera. Con el grado de teniente participó como integrante del Estado Mayor del Comando de la Primera División de Páez, el 24 de junio de 1821 en la Batalla de Carabobo, denominada por Camejo como "la cisiva". El destino le tenía previsto morir entre los "primeros" -como su apodo-, al recibir los disparos iniciales de las fuerzas realistas. La historia relata el episodio donde gravemente herido se le presenta a su taita Páez, éste le recrimina su inacción. El "Negro Primero" suelta la lanza, rompe con ambas manos su dormán, exclamando balbuciente: "Mi general... vengo a decirle adiós... porque estoy muerto", cayendo sin vida jinete y caballo en la gloriosa sabana. Páez, lleno de tristeza, le dirige una mirada llena de amargura a su fiel amigo y se lanza con furia en persecución de las fuerzas enemigas. El Libertador, al conocer la infausta noticia, comentó que fue una desgracia la muerte de este valeroso oficial. En la inmortal sabana se encuentra un monolito donde cayó muerto este prócer apureño; en la parte posterior de un torreón del Arco de Carabobo, se encuentra un relieve donde aparecen Páez y su leal lugarteniente. En la Avenida de los Héroes, antes del Arco de Carabobo, se encuentran bustos de los paladines de la gran batalla, donde figura nuestro biografiado. Sus restos mortales se encuentran en la iglesia de Tocuyito, al lado de otros compañeros muertos por la Independencia. La ubicación exacta se dificulta por cuanto, al cambiarle al piso la losa por granito, no se previó identificar la localización exacta. Su viuda cobró montepío a partir de 1847. En su memoria, se denominó Pedro Camejo a un municipio en el estado Apure, capital San Juan de Payara; la planta eléctrica de Los Guayos, como también lo llevan la Escuela de Equitación del Ejército, urbanizaciones, barrios, calles, avenidas, instituciones educativas e instalaciones públicas y privadas. Su personalidad ha trascendido hacia los ritos paganos incorporándolo a la "Corte Negra".
Pedro Camejo, modesto y sencillo, le ha dado a su raza un grandioso brillo.
* General de brigada (Ej.)
Historia y Tradición
.
Fiel, noble y digno soldado representante de la raza negra, caracterizado por su humildad, valor y patriotismo; nació en un hato propiedad del rico hacendado español Vicente Alonso, en la población apureña de San Juan de Payara, posiblemente el año 1790. Era descendiente de esclavos llegados de la isla de Guadalupe; su patrón lo alistó en las filas realistas a las órdenes del cruel José Yánez. Camejo se destacó como excelente lancero y diestro con la cabalgadura, igualmente perteneció al ejército del terrible asturiano José Tomás Boves y su "legión infernal", cuyos integrantes, bajo los efectos del alcohol, violaban, robaban, asesinaban y realizaban todo tipo de actos vandálicos. Después de la derrota sufrida por los realistas el 5 de diciembre de 1813 en Araure, Camejo desertó y se escondió en Apure, donde se unió, en 1816, a la caballería del comandante republicano Francisco Aramendi del ejército del "Centauro de los Llanos". El 8 de octubre de 1816, después de la batalla del Yagual, el "Negro" se le presentó a Páez; a partir de ese momento se inició una estrecha relación de lealtad y subordinación incondicional. Pedro Camejo y el sacerdote Trinidad Travieso intercedieron ante Páez para que no fusilara al joven teniente de 16 años, el neogranadino José María Córdoba, futuro general más joven de la independencia americana y héroe de Ayacucho, juzgado por un Consejo de Guerra por deserción. El arrojo mostrado por Camejo en los combates librados a las órdenes del ejército de Páez, le permitió el cognomento de "El Primero", ya que era quien iniciaba los combates utilizando la lanza con destreza o antecedía a caballo el avance del grueso de las tropas. Su forma sencilla, ingenua, maliciosa y espontánea de expresarse le granjeó el aprecio de sus compañeros de lucha. Cuando el Libertador conoció a Páez en el hato Cañafístola, cerca de San Juan de Payara, el 30 de enero de 1818, al serle presentado el "Negro", le preguntó por qué había luchado a favor de los realistas, Camejo contestó en forma llana: "Señor, por codicia", ya que los soldados semidesnudos y sin pesetas, regresaban con uniforme y dinero producto de sus fechorías. "Páez me enseñó lo que es la patria". A Bolívar lo denominaba "Mi tío". "El Negro Primero" es uno de los 150 héroes de la magistral acción de las "Queseras del Medio", ejecutada el 2 de abril de 1819, hazaña presenciada por Bolívar, quien los condecoró con la Orden de Los Libertadores. Pedro Camejo casose con Juana Solórzano, una hermosa zamba llanera. Con el grado de teniente participó como integrante del Estado Mayor del Comando de la Primera División de Páez, el 24 de junio de 1821 en la Batalla de Carabobo, denominada por Camejo como "la cisiva". El destino le tenía previsto morir entre los "primeros" -como su apodo-, al recibir los disparos iniciales de las fuerzas realistas. La historia relata el episodio donde gravemente herido se le presenta a su taita Páez, éste le recrimina su inacción. El "Negro Primero" suelta la lanza, rompe con ambas manos su dormán, exclamando balbuciente: "Mi general... vengo a decirle adiós... porque estoy muerto", cayendo sin vida jinete y caballo en la gloriosa sabana. Páez, lleno de tristeza, le dirige una mirada llena de amargura a su fiel amigo y se lanza con furia en persecución de las fuerzas enemigas. El Libertador, al conocer la infausta noticia, comentó que fue una desgracia la muerte de este valeroso oficial. En la inmortal sabana se encuentra un monolito donde cayó muerto este prócer apureño; en la parte posterior de un torreón del Arco de Carabobo, se encuentra un relieve donde aparecen Páez y su leal lugarteniente. En la Avenida de los Héroes, antes del Arco de Carabobo, se encuentran bustos de los paladines de la gran batalla, donde figura nuestro biografiado. Sus restos mortales se encuentran en la iglesia de Tocuyito, al lado de otros compañeros muertos por la Independencia. La ubicación exacta se dificulta por cuanto, al cambiarle al piso la losa por granito, no se previó identificar la localización exacta. Su viuda cobró montepío a partir de 1847. En su memoria, se denominó Pedro Camejo a un municipio en el estado Apure, capital San Juan de Payara; la planta eléctrica de Los Guayos, como también lo llevan la Escuela de Equitación del Ejército, urbanizaciones, barrios, calles, avenidas, instituciones educativas e instalaciones públicas y privadas. Su personalidad ha trascendido hacia los ritos paganos incorporándolo a la "Corte Negra".
Pedro Camejo, modesto y sencillo, le ha dado a su raza un grandioso brillo.
* General de brigada (Ej.)
Historia y Tradición
lunes, 18 de julio de 2011
"Carta de Rómulo Betancourt a A. J. Blanco Monasterio, del 5 de agosto de 1949"
Gerónimo Alberto Yerena Cabrera*
"... Y la verdad es que nosotros no podemos pensar, en estos momentos precisos, en organizar una acción violenta que venga de los cuarteles a la calle, porque la inmensa mayoría de los oficiales afectos a las ideas democráticas han sido dados de baja, o no tienen mando de tropas, o están en la cárcel o el destierro, o traicionados por el tirano. Si no es posible organizar una acción de este tipo,(…), no nos queda como posible sino la acción popular de masas, constante, valiente, perseverante. Esa acción debe ser conducida hacia una encrucijada en que ya no sea tolerable por el país la existencia de un régimen de usurpación, y la cólera popular se exprese en forma tan avasallante que ya no puedan detenerla las bayonetas...".
Rómulo Betancourt
* La información sobre los datos de la publicación de la carta me fue suministrada gentilmente por el historiador Germán Carreras Damas.
"Carta de Rómulo Betancourt a A. J. Blanco Monasterio, del 5 de agosto de 1949". Rómulo Betancourt, Antología política. Volumen V, p. 142. Fundación Rómulo Betancourt.
Atentamente, G.C.D.
"... Y la verdad es que nosotros no podemos pensar, en estos momentos precisos, en organizar una acción violenta que venga de los cuarteles a la calle, porque la inmensa mayoría de los oficiales afectos a las ideas democráticas han sido dados de baja, o no tienen mando de tropas, o están en la cárcel o el destierro, o traicionados por el tirano. Si no es posible organizar una acción de este tipo,(…), no nos queda como posible sino la acción popular de masas, constante, valiente, perseverante. Esa acción debe ser conducida hacia una encrucijada en que ya no sea tolerable por el país la existencia de un régimen de usurpación, y la cólera popular se exprese en forma tan avasallante que ya no puedan detenerla las bayonetas...".
Rómulo Betancourt
* La información sobre los datos de la publicación de la carta me fue suministrada gentilmente por el historiador Germán Carreras Damas.
"Carta de Rómulo Betancourt a A. J. Blanco Monasterio, del 5 de agosto de 1949". Rómulo Betancourt, Antología política. Volumen V, p. 142. Fundación Rómulo Betancourt.
Atentamente, G.C.D.
viernes, 15 de julio de 2011
FABULA DE LA AVISPA AHOGADA
Aquiles Nazoa
La avispa aquel día, desde la mañana,
como de costumbre, bravísima andaba.
El día era hermoso, la brisa liviana,
cubierta la tierra, de flores estaba
y mil pajaritos los aires cruzaban.
Pero a nuestra avispa -nuestra avispa brava-
nada le atraía, no veía nada
por ir como iba, comida de rabia.
"Adiós", le dijeron unas rosas blancas
y ella ni siquiera se volvió a mirarlas
por ir abstraída, torva, ensimismada,
con la furia sorda que la devoraba.
"Buen día" le dijo, la abeja, su hermana
y ella que de furia, casi reventaba,
por toda respuesta, le echó una roncada
que a la pobre abeja, dejó anonadada.
Ciega como iba, la avispa de rabia,
repentinamente, como en una trampa,
se encontró metida, dentro de una casa.
Echando mil pestes, al verse encerrada,
en vez de ponerse, serena y con calma
a buscar por dónde, salir de la estancia,
¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava!
Se puso en los vidrios, a dar cabezadas,
sin ver en su furia, que a corta distancia
ventanas y puertas, abiertas estaban;
y como en la ira, que la dominaba
casi no veía, por dónde volaba,
en una embestida, que dió de la rabia
cayó nuestra avispa, en un vaso de agua.
¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta
donde hasta un mosquito, nadando se salva!
Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava,
más brava se puso, al verse mojada,
y en vez de ocuparse, la muy insensata,
de ganar la orilla, batiendo las alas
se puso a echar pestes y a tirar picadas
y a lanzar conjuros y a emitir mentadas.
Y así, poco a poco, fue quedando exhausta
hasta que furiosa, pero emparamada,
terminó la avispa por morir ahogada.
Tal como la avispa, que cuenta esta fábula,
el mundo está lleno de personas bravas,
que infunden respeto, por su mala cara,
que se hacen famosas, debido a sus rabias
y al final se ahogan, en un vaso de agua.
La avispa aquel día, desde la mañana,
como de costumbre, bravísima andaba.
El día era hermoso, la brisa liviana,
cubierta la tierra, de flores estaba
y mil pajaritos los aires cruzaban.
Pero a nuestra avispa -nuestra avispa brava-
nada le atraía, no veía nada
por ir como iba, comida de rabia.
"Adiós", le dijeron unas rosas blancas
y ella ni siquiera se volvió a mirarlas
por ir abstraída, torva, ensimismada,
con la furia sorda que la devoraba.
"Buen día" le dijo, la abeja, su hermana
y ella que de furia, casi reventaba,
por toda respuesta, le echó una roncada
que a la pobre abeja, dejó anonadada.
Ciega como iba, la avispa de rabia,
repentinamente, como en una trampa,
se encontró metida, dentro de una casa.
Echando mil pestes, al verse encerrada,
en vez de ponerse, serena y con calma
a buscar por dónde, salir de la estancia,
¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava!
Se puso en los vidrios, a dar cabezadas,
sin ver en su furia, que a corta distancia
ventanas y puertas, abiertas estaban;
y como en la ira, que la dominaba
casi no veía, por dónde volaba,
en una embestida, que dió de la rabia
cayó nuestra avispa, en un vaso de agua.
¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta
donde hasta un mosquito, nadando se salva!
Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava,
más brava se puso, al verse mojada,
y en vez de ocuparse, la muy insensata,
de ganar la orilla, batiendo las alas
se puso a echar pestes y a tirar picadas
y a lanzar conjuros y a emitir mentadas.
Y así, poco a poco, fue quedando exhausta
hasta que furiosa, pero emparamada,
terminó la avispa por morir ahogada.
Tal como la avispa, que cuenta esta fábula,
el mundo está lleno de personas bravas,
que infunden respeto, por su mala cara,
que se hacen famosas, debido a sus rabias
y al final se ahogan, en un vaso de agua.
miércoles, 13 de julio de 2011
¿ CÓMO SE DESCUBRIÓ EL LIBRO CON EL ACTA DE INDEPENDENCIA?
Oldman Botello
El grueso libro conteniendo el acta de Independencia de Venezuela, que se exhibe en la Asamblea Nacional, fue un hallazgo milagroso. Un día, octubre de 1907, el señor Ricardo Smith se hallaba de visita en la casa de la familia Navas Spínola en Valencia, cuando observó sobre un mueble un grueso libro que tomó y revisó. Sorprendido, pidió el libro prestado a la familia y se lo llevó al historiador Francisco González Guinán que casualmente escribía una Historia de Venezuela. González Guinán, al calibrar el texto, confirmó que era una copia original del libro de actas con la firma de los diputados constituyentes. En nombre de la Patria y de la Academia Nacional de la Historia, organismo al cual pertenecía, procedió a apoderarse del volumen a lo que debió acceder la señora Navas Spínola, quien informó, no obstante, que ese libro no pertenecía a su marido muerto, sino a la familia La Hoz Zavaleta de Valencia a la que debía entregarlo. Pero no se aceptó y el libro pasó a Caracas. Llegó a las manos del general Cipriano Castro y de la Academia de la Historia que lo aceptó como auténtico.
Debemos hacer notar que a la familia La Hoz Zavaleta pertenecía doña Aracelis La Hoz, esposa del coronel Agustín Codazzi. El general Cipriano Castro decretó la construcción de un Museo Nacional donde debía reposar el libro en un arca especial y que debía inaugurarse en julio de 1911. Pero el destino quiso otra cosa. Ascendió el general Gómez al poder en 1908 y el centenario de la Independencia se conmemoró bajo su Gobierno que hizo colocar un cofre o arca de bronce en el antiguo Congreso Nacional, hoy Asamblea Nacional y cuya llave es uno de los símbolos del poder del Presidente de la República, que recibe cuando toma posesión del cargo. El decreto del general Gómez establecía que el arca se abriría a la pública contemplación todos los 5 de julio y se cerraría a las 6 de la tarde. Este año, por razones especiales, permanecerá abierto hasta el próximo 15 de julio. El libro original se perdió en las peripecias de la guerra, posiblemente desde 1812 o 1813 y tal vez repose en algún archivo español o fue pasto de las llamas.
oldmanbotello@hotmail.com
El grueso libro conteniendo el acta de Independencia de Venezuela, que se exhibe en la Asamblea Nacional, fue un hallazgo milagroso. Un día, octubre de 1907, el señor Ricardo Smith se hallaba de visita en la casa de la familia Navas Spínola en Valencia, cuando observó sobre un mueble un grueso libro que tomó y revisó. Sorprendido, pidió el libro prestado a la familia y se lo llevó al historiador Francisco González Guinán que casualmente escribía una Historia de Venezuela. González Guinán, al calibrar el texto, confirmó que era una copia original del libro de actas con la firma de los diputados constituyentes. En nombre de la Patria y de la Academia Nacional de la Historia, organismo al cual pertenecía, procedió a apoderarse del volumen a lo que debió acceder la señora Navas Spínola, quien informó, no obstante, que ese libro no pertenecía a su marido muerto, sino a la familia La Hoz Zavaleta de Valencia a la que debía entregarlo. Pero no se aceptó y el libro pasó a Caracas. Llegó a las manos del general Cipriano Castro y de la Academia de la Historia que lo aceptó como auténtico.
Debemos hacer notar que a la familia La Hoz Zavaleta pertenecía doña Aracelis La Hoz, esposa del coronel Agustín Codazzi. El general Cipriano Castro decretó la construcción de un Museo Nacional donde debía reposar el libro en un arca especial y que debía inaugurarse en julio de 1911. Pero el destino quiso otra cosa. Ascendió el general Gómez al poder en 1908 y el centenario de la Independencia se conmemoró bajo su Gobierno que hizo colocar un cofre o arca de bronce en el antiguo Congreso Nacional, hoy Asamblea Nacional y cuya llave es uno de los símbolos del poder del Presidente de la República, que recibe cuando toma posesión del cargo. El decreto del general Gómez establecía que el arca se abriría a la pública contemplación todos los 5 de julio y se cerraría a las 6 de la tarde. Este año, por razones especiales, permanecerá abierto hasta el próximo 15 de julio. El libro original se perdió en las peripecias de la guerra, posiblemente desde 1812 o 1813 y tal vez repose en algún archivo español o fue pasto de las llamas.
oldmanbotello@hotmail.com
sábado, 9 de julio de 2011
Hace 50 años cuando se inauguró la Televisora Nacional se averió el transmisor.
OSCAR YANES
"Hace cincuenta años, el 22 de noviembre de 1951, se inauguró oficialmente la Televisora Nacional"
Mi amor ya viene la TV
"La gente está emocionada con ese gran notición porque La Billo's Caracas se verá en televisión", cantaba Manolo Monterrey y la popular guaracha de Gonzalo Molina, expresaba una inquietud nacional, especialmente cuando anunciaba: "tendré que comprar mi radio, mi radio-televisor". Las esposas le decían al marido cuando regresaba del trabajo: "Mi amor ya viene la televisión. Los aparatos los están vendiendo botados, ¿cuándo compramos uno?".
La futura suegra del humilde muchacho que iba a visitar a la novia, los lunes, miércoles y viernes de siete a nueve, lo recibía con una maléfica sonrisa: "Luis, felicite a su novia. Mi marido me le va a regalar un televisor para que cuando usted venga disfrute con ella de las delicias de un hogar. Lo primero que debe hacer un hombre es complacer a su mujer... Mi hija está contentísima y para que sepa, y no le diga nada, recibió al padre diciéndole: 'Luis hubiera hecho lo mismo".
Hace cincuenta años, el 22 de noviembre, se inauguró oficialmente la Televisora Nacional, pero la ceremonia que se hizo en el estudio con la presencia de Pérez Jiménez, Llovera Páez, Pedro Estrada, Laureano Vallenilla Lanz y Oscar Mazzei no salió al aire. Pocos segundos después de anunciar Magín Pastor Suárez el acto, el transmisor (que era provisional y había sido prestado por la RCA) se averió. La emisora salió al aire en pruebas el 22 de noviembre a las tres de la mañana y estuvo transmitiendo dibujos y documentales, que había conseguido Rafael Zapata Monroy con embajadas, hasta las 7 pm, cuando ocurrió el desperfecto.
Ese día el doctor Eduardo Arriaga Barreto, director de Telecomunicaciones, explicó a los periodistas que la Televisora Nacional "cuenta con un moderno transmisor RCA de 10 kilovatios de potencia para la transmisión de imágenes que, en combinación con una antena especial de alta ganancia irradiará una potencia efectiva de 40 kilovatios. Será la más potente de Suramérica. También cuenta con un transmisor de sonido de cinco kilovatios, y con equipos de estudio y transmisión remota para televisar toda clase de actos: un encuentro deportivo o una manifestación pública desde cualquier sitio de la ciudad".
"A fin de ofrecer un funcionamiento inmejorable la estación dispone además, de cuatro cámaras televisoras con tres lentes cada uno de 50, 90 y 135 milímetros, sin tomar en cuenta la cinematográfica".
El Gobierno informó que el costo total de la primera estación televisora que se instala en Venezuela, alcanza, incluyendo el edificio, a dos millones cuatrocientos catorce, quinientos sesenta y ocho mil bolívares con setenta y cinco céntimos, discriminados así: Equipos de radio, materiales e instalación: Bs. 1.539.568,75. Edificio y vía de acceso: 775.000,00. Instalación de aire acondicionado, fuerza eléctrica, equipo de intercomunicación, etcétera, Bs. 100.000,00.
Laureano Vallenilla le confesó esa noche a Juan Bernardo Arismendi: "Ya el coronel Pérez Jiménez dictó la consigna: Ni un paso atrás. Estas elecciones las ganamos como sea, con TV o sin TV".
Así son las cosas
EL UNIVERSAL
ayanes@cantv.net
"Hace cincuenta años, el 22 de noviembre de 1951, se inauguró oficialmente la Televisora Nacional"
Mi amor ya viene la TV
"La gente está emocionada con ese gran notición porque La Billo's Caracas se verá en televisión", cantaba Manolo Monterrey y la popular guaracha de Gonzalo Molina, expresaba una inquietud nacional, especialmente cuando anunciaba: "tendré que comprar mi radio, mi radio-televisor". Las esposas le decían al marido cuando regresaba del trabajo: "Mi amor ya viene la televisión. Los aparatos los están vendiendo botados, ¿cuándo compramos uno?".
La futura suegra del humilde muchacho que iba a visitar a la novia, los lunes, miércoles y viernes de siete a nueve, lo recibía con una maléfica sonrisa: "Luis, felicite a su novia. Mi marido me le va a regalar un televisor para que cuando usted venga disfrute con ella de las delicias de un hogar. Lo primero que debe hacer un hombre es complacer a su mujer... Mi hija está contentísima y para que sepa, y no le diga nada, recibió al padre diciéndole: 'Luis hubiera hecho lo mismo".
Hace cincuenta años, el 22 de noviembre, se inauguró oficialmente la Televisora Nacional, pero la ceremonia que se hizo en el estudio con la presencia de Pérez Jiménez, Llovera Páez, Pedro Estrada, Laureano Vallenilla Lanz y Oscar Mazzei no salió al aire. Pocos segundos después de anunciar Magín Pastor Suárez el acto, el transmisor (que era provisional y había sido prestado por la RCA) se averió. La emisora salió al aire en pruebas el 22 de noviembre a las tres de la mañana y estuvo transmitiendo dibujos y documentales, que había conseguido Rafael Zapata Monroy con embajadas, hasta las 7 pm, cuando ocurrió el desperfecto.
Ese día el doctor Eduardo Arriaga Barreto, director de Telecomunicaciones, explicó a los periodistas que la Televisora Nacional "cuenta con un moderno transmisor RCA de 10 kilovatios de potencia para la transmisión de imágenes que, en combinación con una antena especial de alta ganancia irradiará una potencia efectiva de 40 kilovatios. Será la más potente de Suramérica. También cuenta con un transmisor de sonido de cinco kilovatios, y con equipos de estudio y transmisión remota para televisar toda clase de actos: un encuentro deportivo o una manifestación pública desde cualquier sitio de la ciudad".
"A fin de ofrecer un funcionamiento inmejorable la estación dispone además, de cuatro cámaras televisoras con tres lentes cada uno de 50, 90 y 135 milímetros, sin tomar en cuenta la cinematográfica".
El Gobierno informó que el costo total de la primera estación televisora que se instala en Venezuela, alcanza, incluyendo el edificio, a dos millones cuatrocientos catorce, quinientos sesenta y ocho mil bolívares con setenta y cinco céntimos, discriminados así: Equipos de radio, materiales e instalación: Bs. 1.539.568,75. Edificio y vía de acceso: 775.000,00. Instalación de aire acondicionado, fuerza eléctrica, equipo de intercomunicación, etcétera, Bs. 100.000,00.
Laureano Vallenilla le confesó esa noche a Juan Bernardo Arismendi: "Ya el coronel Pérez Jiménez dictó la consigna: Ni un paso atrás. Estas elecciones las ganamos como sea, con TV o sin TV".
Así son las cosas
EL UNIVERSAL
ayanes@cantv.net
martes, 5 de julio de 2011
Capilla Sta. Rosa de Lima, lugar de la Independencia.
Eumenes Fuguet Borregales (*)
El primer congreso de Venezuela se instaló el 2 de marzo de 1811 en la Casa del Conde de San Javier hoy esquina del Conde. Desde el 27 de junio de ese año, sesionaron en la Capilla Santa Rosa de Lima; Los legisladores no discutían lo relativo a la independencia, ante la insistencia de la Sociedad Patriótica con el discurso del joven Simón Bolívar el 3 de julio; se encomendó una comisión presidida por el abogado valenciano Miguel Peña, para llevar al Congreso un documento, que solicitaba discutir la emancipación. Aceptada la petición y luego de varias intervenciones entre ellas la de Miranda y Fernando Peñalver, el Presidente del Congreso, el Diputado por Nutrias, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, al considerar el día 5, agotado el tema, pide a los diputados votar sobre el inédito acontecimiento; actividad que concluye a las dos y treinta de la tarde. Se aprueba la moción por mayoría, procediendo a las tres de la tarde declarar de hecho y derecho la independencia de Venezuela. Ese glorioso día empezamos a tener el gentilicio de venezolano, antes éramos españoles americanos. Es la capilla de Santa Rosa de Lima, Monumento Histórico Nacional por Resolución Nro. 26.320, ubicada entre las esquina de Monjas a San Francisco al lado del Palacio Arzobispal, parroquia Catedral; vetusta instalación bajo responsabilidad de la Alcaldía del municipio Libertador. Capilla denominada Santa Rosa de Lima en memoria de la Terciaria Domínica, santa patrona del Perú, del Nuevo Mundo y Filipinas, nacida en Lima en 1586, falleció en la misma ciudad en 1617, es canonizada el 12 de abril de 1671. El Colegio Seminario de Santa Rosa de Lima fue fundado por Real Cédula del rey Carlos II el 28 de mayo de 1672 y establecido en 1673 por el obispo de Venezuela Fray Antonio González Acuña. Por Real Cédula del rey Felipe V del 8 de mayo de 1727, el Colegio Seminario fue designado Real y Pontificia Universidad de Caracas, siendo su primer rector Don Francisco Martínez Porras. En ese lugar histórico, el Presidente José María Vargas (1786-1854), realizó una ceremonia especial en homenaje al Libertador el 18 de febrero de 1827; el 24 de junio de ese año, el “Padre de la Patria” firma el Decreto sobre la Instrucción Pública, y cambia la denominación de Real y Pontificia, por el de Universidad Central de Venezuela, asignándole cátedras y planes para su mejor funcionamiento; designa al ilustre doctor Vargas como Primer Rector; la máxima Casa de Estudios, utilizó dichas instalaciones hasta el año 1856, cuando se muda hacia el actual Palacio de las Academias frente a la Asamblea Nacional. En la capilla Santa Rosa de Lima tomaron juramento como presidentes de la República: Dr. Vargas, Gral. Carlos Soublette y Gral. Páez. El Presidente Antonio Guzmán Blanco (1829-1899), elimina el Seminario en 1872, para alojar en 1881 a la Alta Corte Federal y los tribunales de Justicia. En enero de 1904 el Presidente Cipriano Castro (1858-1924), lo destina como salón de sesiones del Ayuntamiento capitalino en mayo de 1906. La capilla ha sido objeto de importantes remodelaciones conservando el diseño original. El visitante podrá recordar el trascendental episodio sucedido el memorable 5 de julio, reflejado en el cuadro que allí se encuentra del eximio pintor Juan Lovera testigo presencial del magno acontecimiento; igualmente del mismo pintor es el lienzo de la sesión del 19 de abril de 1810 realizada en el cabildo caraqueño. En la capilla se encuentran: una campana antigua, un retablo colonial hojillado en oro; mobiliario que perteneció al Seminario y a la Universidad de Caracas; el Arca de bronce que contiene el Acta del 19 de abril redactada por el Dr. Juan Germán Roscio, pinturas de: Cristóbal Mendoza, José Ángel Álamo, Francisco Salias, José Félix Sosa, Presbítero José Cortés de Madariaga, Juan Rodríguez Domínguez, Martín Tovar Ponte, Marqués del Toro, Lino de Clemente, Arzobispo Narciso Coll; cuadros de: Nuestra Señora de la Luz, Nuestra Señora de Caracas y Virgen del Rosario; obras de grandes pintores de la talla de Pedro Zerpa, Lucio Rivas, Carlos Rivero Sanabria, Carlos Otero, Antonio José Carranza, Juan Lovera y Juan Pedro López, abuelo de Andrés Bello.
Gral. de Bgda
eumenes7@gmail.com
Historia y Tradición
El primer congreso de Venezuela se instaló el 2 de marzo de 1811 en la Casa del Conde de San Javier hoy esquina del Conde. Desde el 27 de junio de ese año, sesionaron en la Capilla Santa Rosa de Lima; Los legisladores no discutían lo relativo a la independencia, ante la insistencia de la Sociedad Patriótica con el discurso del joven Simón Bolívar el 3 de julio; se encomendó una comisión presidida por el abogado valenciano Miguel Peña, para llevar al Congreso un documento, que solicitaba discutir la emancipación. Aceptada la petición y luego de varias intervenciones entre ellas la de Miranda y Fernando Peñalver, el Presidente del Congreso, el Diputado por Nutrias, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, al considerar el día 5, agotado el tema, pide a los diputados votar sobre el inédito acontecimiento; actividad que concluye a las dos y treinta de la tarde. Se aprueba la moción por mayoría, procediendo a las tres de la tarde declarar de hecho y derecho la independencia de Venezuela. Ese glorioso día empezamos a tener el gentilicio de venezolano, antes éramos españoles americanos. Es la capilla de Santa Rosa de Lima, Monumento Histórico Nacional por Resolución Nro. 26.320, ubicada entre las esquina de Monjas a San Francisco al lado del Palacio Arzobispal, parroquia Catedral; vetusta instalación bajo responsabilidad de la Alcaldía del municipio Libertador. Capilla denominada Santa Rosa de Lima en memoria de la Terciaria Domínica, santa patrona del Perú, del Nuevo Mundo y Filipinas, nacida en Lima en 1586, falleció en la misma ciudad en 1617, es canonizada el 12 de abril de 1671. El Colegio Seminario de Santa Rosa de Lima fue fundado por Real Cédula del rey Carlos II el 28 de mayo de 1672 y establecido en 1673 por el obispo de Venezuela Fray Antonio González Acuña. Por Real Cédula del rey Felipe V del 8 de mayo de 1727, el Colegio Seminario fue designado Real y Pontificia Universidad de Caracas, siendo su primer rector Don Francisco Martínez Porras. En ese lugar histórico, el Presidente José María Vargas (1786-1854), realizó una ceremonia especial en homenaje al Libertador el 18 de febrero de 1827; el 24 de junio de ese año, el “Padre de la Patria” firma el Decreto sobre la Instrucción Pública, y cambia la denominación de Real y Pontificia, por el de Universidad Central de Venezuela, asignándole cátedras y planes para su mejor funcionamiento; designa al ilustre doctor Vargas como Primer Rector; la máxima Casa de Estudios, utilizó dichas instalaciones hasta el año 1856, cuando se muda hacia el actual Palacio de las Academias frente a la Asamblea Nacional. En la capilla Santa Rosa de Lima tomaron juramento como presidentes de la República: Dr. Vargas, Gral. Carlos Soublette y Gral. Páez. El Presidente Antonio Guzmán Blanco (1829-1899), elimina el Seminario en 1872, para alojar en 1881 a la Alta Corte Federal y los tribunales de Justicia. En enero de 1904 el Presidente Cipriano Castro (1858-1924), lo destina como salón de sesiones del Ayuntamiento capitalino en mayo de 1906. La capilla ha sido objeto de importantes remodelaciones conservando el diseño original. El visitante podrá recordar el trascendental episodio sucedido el memorable 5 de julio, reflejado en el cuadro que allí se encuentra del eximio pintor Juan Lovera testigo presencial del magno acontecimiento; igualmente del mismo pintor es el lienzo de la sesión del 19 de abril de 1810 realizada en el cabildo caraqueño. En la capilla se encuentran: una campana antigua, un retablo colonial hojillado en oro; mobiliario que perteneció al Seminario y a la Universidad de Caracas; el Arca de bronce que contiene el Acta del 19 de abril redactada por el Dr. Juan Germán Roscio, pinturas de: Cristóbal Mendoza, José Ángel Álamo, Francisco Salias, José Félix Sosa, Presbítero José Cortés de Madariaga, Juan Rodríguez Domínguez, Martín Tovar Ponte, Marqués del Toro, Lino de Clemente, Arzobispo Narciso Coll; cuadros de: Nuestra Señora de la Luz, Nuestra Señora de Caracas y Virgen del Rosario; obras de grandes pintores de la talla de Pedro Zerpa, Lucio Rivas, Carlos Rivero Sanabria, Carlos Otero, Antonio José Carranza, Juan Lovera y Juan Pedro López, abuelo de Andrés Bello.
Gral. de Bgda
eumenes7@gmail.com
Historia y Tradición
viernes, 1 de julio de 2011
.El corazón de Bolívar
ASÍ SON LAS COSAS / OSCAR YANES
En aquel incendio las llamas se tragaron para siempre el corazón de Simón Bolívar
Hace muchos años entrevisté en Caracas al historiador colombiano Ciro Vegas Aguilera, autor de un libro que en aquel entonces fue noticia, pues recuerda que el corazón de Bolívar desapareció para siempre.
Vega Aguilera relata con gran fidelidad que Colombia pidió a Venezuela, cuando los restos del héroe, ya plenamente identificados y concluido el acto de exhumación, y se iba de nuevo a cerrar la urna, la reliquia histórica, por cuanto Bolívar era el padre de Colombia; entonces los presidentes de las comisiones quedaron en cruzar entre sí respectivas cartas que legalizaran la petición y entrega de una pequeña urna de plomo donde se encontraban cenizas del corazón y demás entrañas del Libertador y la cual fue depositada de nuevo el sepulcro mientras se resolvía lo pertinente y recibían instrucciones de la presidencia de la Nueva Granada.
La Delegación no consultó a Caracas, pues consideró correcta la posición colombiana y de mutuo acuerdo se le entregó "como debe hacerse entre hermanos" el corazón del padre inmortal, ya convertido en cenizas veneradas, guardado en la Catedral samaria en su segundo sepulcro frente al altar mayor, en un pequeño cofre de plomo, tal y como quedó" certificado por el cronista el día de la exhumación y traslado de su restos mortales a la ciudad que lo vio nacer". Estoy copiando textualmente lo que escribió Ciro Vegas Aguilera en su obra El Corazón del Libertador.
"En este mismo día concluida la fúnebre solemnidad de la exhumación, la comisión colombiana dirigió a la venezolana una nota solicitando que la pequeña urna que contenía el corazón y demás entrañas del Libertador, se dejara en la bóveda en donde estaba, para que la Nueva Granada conservara algo de los restos venerables. Los diputados de Venezuela, a pesar de no estar autorizados por su gobierno para otorgar esta concesión, no dudaron cargar con la responsabilidad de cederla desde luego como lo hicieron".
En la costa neogranadina empez la revuelta entre liberales y conservadores por haberse prohibido una procesión nocturna. La Catedral de Santa Marta fue incendiada, en 1860, cuando allí se dio el grito de guerra para cambiar el sistema de gobierno central por el sistema federal. En ese incendio las llamas se tragaron para siempre el corazón de Bolívar, que en fina caja era guardado en la catedral "en su segundo sepulcro frente al altar mayor, en un pequeño cofre de plomo. Tal y como quedó certificado por el cronista el día de la exhumación y traslado de sus restos mortales a la ciudad que lo vio nacer". Estoy citando textualmente lo que escribió el historiador colombiano Ciro Vega Aguilera, en El corazón del Libertador, un libro que debe ser leído por las revelaciones sensacionales que contiene.
"El día 13 de diciembre de 1860, en horas de la noche, ocupantes de la iglesia salieron combatiendo al amparo de las sombras mientras las llamas consumían como holocausto supremo en el altar del Creador, las cenizas del Corazón del Padre de la Patria".
Así son las cosas
EL UNIVERSAL
viernes 1 de julio de 2011.
ayanes@cantv.net
En aquel incendio las llamas se tragaron para siempre el corazón de Simón Bolívar
Hace muchos años entrevisté en Caracas al historiador colombiano Ciro Vegas Aguilera, autor de un libro que en aquel entonces fue noticia, pues recuerda que el corazón de Bolívar desapareció para siempre.
Vega Aguilera relata con gran fidelidad que Colombia pidió a Venezuela, cuando los restos del héroe, ya plenamente identificados y concluido el acto de exhumación, y se iba de nuevo a cerrar la urna, la reliquia histórica, por cuanto Bolívar era el padre de Colombia; entonces los presidentes de las comisiones quedaron en cruzar entre sí respectivas cartas que legalizaran la petición y entrega de una pequeña urna de plomo donde se encontraban cenizas del corazón y demás entrañas del Libertador y la cual fue depositada de nuevo el sepulcro mientras se resolvía lo pertinente y recibían instrucciones de la presidencia de la Nueva Granada.
La Delegación no consultó a Caracas, pues consideró correcta la posición colombiana y de mutuo acuerdo se le entregó "como debe hacerse entre hermanos" el corazón del padre inmortal, ya convertido en cenizas veneradas, guardado en la Catedral samaria en su segundo sepulcro frente al altar mayor, en un pequeño cofre de plomo, tal y como quedó" certificado por el cronista el día de la exhumación y traslado de su restos mortales a la ciudad que lo vio nacer". Estoy copiando textualmente lo que escribió Ciro Vegas Aguilera en su obra El Corazón del Libertador.
"En este mismo día concluida la fúnebre solemnidad de la exhumación, la comisión colombiana dirigió a la venezolana una nota solicitando que la pequeña urna que contenía el corazón y demás entrañas del Libertador, se dejara en la bóveda en donde estaba, para que la Nueva Granada conservara algo de los restos venerables. Los diputados de Venezuela, a pesar de no estar autorizados por su gobierno para otorgar esta concesión, no dudaron cargar con la responsabilidad de cederla desde luego como lo hicieron".
En la costa neogranadina empez la revuelta entre liberales y conservadores por haberse prohibido una procesión nocturna. La Catedral de Santa Marta fue incendiada, en 1860, cuando allí se dio el grito de guerra para cambiar el sistema de gobierno central por el sistema federal. En ese incendio las llamas se tragaron para siempre el corazón de Bolívar, que en fina caja era guardado en la catedral "en su segundo sepulcro frente al altar mayor, en un pequeño cofre de plomo. Tal y como quedó certificado por el cronista el día de la exhumación y traslado de sus restos mortales a la ciudad que lo vio nacer". Estoy citando textualmente lo que escribió el historiador colombiano Ciro Vega Aguilera, en El corazón del Libertador, un libro que debe ser leído por las revelaciones sensacionales que contiene.
"El día 13 de diciembre de 1860, en horas de la noche, ocupantes de la iglesia salieron combatiendo al amparo de las sombras mientras las llamas consumían como holocausto supremo en el altar del Creador, las cenizas del Corazón del Padre de la Patria".
Así son las cosas
EL UNIVERSAL
viernes 1 de julio de 2011.
ayanes@cantv.net